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‘Teoría: una mala palabra’. La teoría de la

teoría que se traduce en malas prácticas

 

Profesor de Educación Física

Instituto de Nivel Terciario “Miguel Neme”. Las Breñas, Chaco

(Argentina)

Gustavo Oscar Carnevale

gustavocarnevalechaco@yahoo.com.ar

 

 

 

 

Resumen

          En el campo de la educación física las palabras adquieren significados según los discursos reinantes dentro del mismo y con más intensidad si estas palabras son pronunciadas por los propios actores del campo. Sin intentar una totalización, se reconoce que hay términos que son percibidos o interpretados de maneras más o menos regular por los profesores de educación física. Más allá de esto, es indudable que hay términos que no pueden estar (y no están) ausentes en los discursos de la educación física, estos son: técnica, teoría y práctica. Desde el formato de artículo de opinión, este trabajo busca plasmar una posición, respaldada por la bibliografía consultada y en base a observaciones empíricas, con la finalidad de reflexionar sobre los términos que mencionamos como indudablemente presentes en el campo de la educación física.

          Palabras clave: Técnica. Teoría. Práctica. Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 171, Agosto de 2012. http://www.efdeportes.com

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    Roberto Fontanarrosa comienza diciendo en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en noviembre de 2004 en Rosario. Al referirse a “las malas palabras”:

    “No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito para plantear preguntas y eso voy hacer.

    La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas,….”

    Hago mención a ésta exposición primero porque me parece una genialidad y segundo porque puede ayudar a explicar lo que me interesa compartir.

 

Roberto Fontanarrosa, Las Malas Palabras I

    Las palabras cobran sentido por el uso que a ellas se les da, dentro de los discursos que constituyen un campo especifico y a través de la significación que los actores de ese campo le atribuyen. En este caso me refiero al campo de la educación física y al término “teoría” utilizado y significado por los profesores de educación física.

    Esta palabra es utilizada en el campo de la educación física con diferente suerte, tanto para quien la menciona, para quien la escucha, dependiendo también del discurso del cual forme parte. Voy a detenerme en la significación para quienes la escuchan, y en cómo se cristaliza esa significación a través de distintas reacciones. Significación que todo profesor de educación física puede reconocer como propia o puesta de manifiesto en alguno de sus colegas. Parecería tratarse de una de esas “malas palabras” dentro de un campo, al que se cree erróneamente, como eminentemente práctico, es así entonces que las reacciones que se exteriorizan cuando un profesor de educación física escucha a un colega hablar de “teoría” va desde pensar que es sólo un paso momentáneo hacia lo más importante (que vendrá luego con la práctica), pasando por dejar de escuchar a quien habla (por no tratarse, la teoría, de algo que interese en la educación física), puede ser también que genere un descredito del interlocutor (sentenciando: es un teórico, no se puede esperar otra cosa) llegando hasta una de las más extremas, y no por esto la menos reiterada, donde se escucha decir: ¿Cuándo vamos a dejar de hablar boludeces? “Los profesores de educación física somos prácticos no teóricos”, “por seguir hablando de teoría, nunca hacemos lo que “debemos hacer” que es mejorar las clases prácticas”. Si soy el único que presencié estas reacciones lo invito cordialmente a abandonar esta lectura, pues se trataría de un caso fortuito y particular que sólo yo presencié.

    Si aún sigue ahí no puedo evitar decir lo siguiente antes de explayarme en la fundamentación. Señores profesores: esas “boludeces” son la única razón que justifica nuestra existencia dentro del sistema educativo”. Es la teoría entendida como parte de la práctica lo que justifica nuestra presencia, de no ser así seriamos totalmente prescindibles. Si sólo se tratase de hacer hacer, bastaría con distribuir en las escuelas una serie de manuales del tipo “hágalo usted mismo” con las técnicas y ejercicios gímnicos adecuados y su respectiva dosificación, otro con las técnicas y reglamentos de los distintos deportes, completando con un manual ilustrado con cientos de juegos y de actividades posibles de realizar en la naturaleza y sus respectivas explicaciones.

 

Roberto Fontanarrosa, Las Malas Palabras II

    Si no fuese imprescindible el profesor pensando, decidiendo, enseñando y ayudando a decidir a sus alumnos de acuerdo a las diferentes situaciones de juego las diferentes técnicas tácticas y estrategias posibles de aplicar, si no fuese necesario el profesor enseñando a dosificar las actividades gímnicas enseñando los cuidados que sobre el cuerpo deben existir en dichas prácticas, si no fuese necesario el profesor guiando la clase de juegos para que los alumnos puedan aprender a jugar, y si no fuese necesario que los profesores estén continuamente evaluando, pensando, adecuando y repensando estas cuestiones…. ¿prácticas o teóricas? ¿Dónde termina la teoría y comienza la práctica, o viceversa? ¿Cuál es el punto donde una, se separa de la otra? Si nada de eso fuese importante, más de un gobierno estaría encantado en volcar una mínima parte del costo económico que representa el área educación física, son sus profesores incluidos, a la impresión de manuales para repartir a cada alumno del sistema educativo. Eso sí, no quiero ser muy pesimista ni alarmista, quizás algunos podamos trabajar en las editoriales dibujando monitos para que se entiendan los movimientos técnicos que se receta hacer en los manuales.

    La teoría no son los libros más vendidos, los libros escritos por autores renombrados, los libros más difundidos, ni las palabras de los profesores con mayor experiencia, ni la opinión de los intelectuales, ni las posiciones tomadas por ciertos especialistas, ni la manera de pensar de ciertas autoridades, ni el relato más exacto de lo que le pasa a los colegas, ni siquiera las evidencias que la ciencia propone como verdad, sino que es todo eso junto, transformado en una caja de herramientas, de donde se puede tomar la más adecuada para cada situación particular, siempre y cuando haya un profesor de educación física que pueda darle utilidad, por ejemplo en el dictado de una clase. De lo contrario solo son hojas escritas, palabras pronunciadas, historias contadas y proposiciones científicas.

    Deleuze, entiende las teorías como una caja de herramientas […] Es preciso que sirva, que funcione. Y no para sí misma. Si no hay gente para servirse de ella, empezando por el mismo teórico que entonces deja de ser teórico […]. No se vuelve a una teoría, se hacen otras, hay otras por hacer […] La teoría no se totaliza, se multiplica y multiplica. Es el poder el que por naturaleza efectúa totalizaciones y […] la teoría está por naturaleza en contra del poder” (en Foucault, 2000, p. 10). Deleuze a su vez dice: “la práctica es un conjunto de relevos desde un punto teórico a otro”.

    Al hacer referencia a la práctica, entonces, podría decirse que es una forma particular de hacer, pensar y decir algo, concepto mucho más amplio que el de “técnica” con el cual suele confundírselo. Cuando hablamos de técnicas, hablamos de determinados patrones estandarizados, regularizados, organizados (en educación física de acciones corporales) que buscan la mayor eficiencia, ya sea de un movimiento o un ejercicio, por lo tanto pueden prescindir del razonamiento crítico y del pensar, pueden ser ejecutadas y automatizadas sin necesidad de sentido.

    Sin embargo la práctica (no la técnica) y la teoría por separadas no tienen razón de ser. Entonces ¿por qué considerar la teoría como una “mala palabra”?, no creo que sea casualidad que cuando se pretende restarle valor a ésta (a la teoría), no se use la pablara “tontería”, sino su sinónimo que ya he mencionado. Y acá retomo el pensamiento de Fontanarrosa: “Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física” yo agregaría, porque “es esa palabra” (con las connotaciones que en el léxico coloquial de argentina tiene) la que se quiere decir y no algún eufemismo elegante que la remplace. ¿Porque las defensas tan vehementes de la educación física como “eminentemente practica” y el profesor de educación física como “un práctico”? ciñéndose solo a la idea naturalizada y errónea, de práctica como sinónimo de técnica de movimiento. Entender la teoría y la práctica por separadas, solo nos llevo a los profesores de educación física a tomar partida por uno de los dos “extremos así planteados” tan firmemente que además de tomar partido, y debido a las lógicas del campo nos vemos arrastrados a descalificar la posición contraria. Considero que esto ha dañado las prácticas de la educación física (prácticas en el sentido planteado Foucault y Deleuze), ya que pensarlas por separado (la teoría y la práctica) no es más que “una teoría y un práctica”. Esta teoría de la teoría que atraviesa las prácticas del profesor, lo transforma en un mero repetidor de técnicas y metodologías, que quizás sea mucho más económico y efectivo si se transmitieran a través de manuales técnicos bien realizados.

    Pero lo más preocupante, (de esta teoría de la teoría), es que deja al profesor sin la posibilidad de pensar, de reflexionar, lo hace esclavo involuntario de lo que “alguien pueda decir” que seguro cuando lo diga no escuchará, porque lo que cree necesitar son soluciones “prácticas”, lo sumerge en la inmediatez de las ejecución técnica sin dejarlo ver que son “las practicas” (hacer, pensar y decir) “sus propias practicas” reinventadas y re significadas en un proceso critico y responsable (por tanto prácticas teóricas) las que podrán generar sentido en sus alumnos.

Bibliografía

  • Crisorio, R. (2007) La teoría de la educación física ¿fundamento de saber o instrumento de poder? en Educación cuerpo y ciudad, el cuerpo en las interacciones e instituciones sociales. Fonámbulos Editores, Medellín 2007.

  • Crisorio, R. (2007) La teoría de las prácticas. Seminario Internacional de Epistemología y Enseñanza de la Educación Física, Universidad Pedagógica Nacional, Facultad de Educación Física, Especialización en Pedagogía y Didáctica de la Educación Física, Bogotá, Colombia, 2007.

  • Fontanarrosa, R. Ponencia: “Las malas palabras” en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en noviembre de 2004 en Rosario, provincia de Santa Fe.

  • Foucault, M. (2000) Un diálogo sobre el poder en Un diálogo sobre el poder (pp. 719). Madrid, Alianza Materiales. Publicado inicialmente en la revista L’Arc (49), 1972.

  • Ron, O. (2003) El campo de la educación física en La Educación física en Argentina y Brasil, Identidad, desafíos y perspectivas. Ediciones Al margen, La Plata, 2003.

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