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Principales problemas de competición y 

preparación psicológica de la pelota mano

 

*Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad

del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)

**Servicios de Asesoramiento Nutricional y Deportivo

Entrenamientos en Hipoxia Intermitente

Centro Deportivo K2. Vitoria-Gasteiz

Aritz Urdampilleta* **

David Palomo*

aritz.urdampilleta@ehu.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          La pelota mano es un juego en la que se compite por parejas o a individuales. Es un juego que gana el primero que llega a los 22 tantos, y después de cada tanto se dan descansos en la que hay tiempo para recuperarse. No obstante, la recuperación no es sólo fisiológica, sino que hay otros aspectos como pueden ser los psicológicos. Después de perder un tanto muy duro, es posible que baje la activación (arousal) del pelotari y en consecuencia no salga preparado al siguiente tanto. De la misma manera, una demasiada activación, puede que la tensión muscular sea demasiado elevada y un gasto metabólico muy grande. Otra de las características importante en la pelota mano es que los pelotaris sufren muchas lesiones de manos durante una temperada o en un mismo partido, es por todo ello que la preparación psicológica en un juego como la pelota mano sea crucial.

          Palabras clave: Pelota mano. Preparación psicológica.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 168 - Mayo de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Si analizamos un partido de pelota con la intención de definir las bases del juego para tenerlo en cuenta a la hora de la orientación del entrenamiento nos encontraremos con que el juego puede ser un cúmulo de situaciones repetitivas (los golpeos) que nos llevan en su globalidad a la culminación de un tanto y el total de tantos nos llevan al desarrollo de un partido (Bringas, 1997; Gallaga, 2002). La pelota mano es un deporte profesionalizado en el País Vasco-Navarro, así como en la Rioja deporte que tiene una arraigo cultural muy fuerte (Gonzalez-Abrisketa, 2004).

    Los partidos de pelota pueden ser individuales, esto es uno contra uno en todo en frontón y en el 4 y 1/2; y de parejas, dos contra dos. Todos ellos se desarrollan con el mismo tanteador y el primer equipo que consigue llegar al número estipulado por el reglamento, 22 tantos, es el ganador (FVP, 2006). El tiempo que tienen para comenzar un nuevo tanto, no viene estipulado en el reglamento. Normalmente los pelotaris se toman su tiempo y dejan probar la pelota al oponente en caso de que sea una nueva. Eso sí, a cada equipo o jugador se le otorgan 5 descansos de 2 minutos cada uno, que podrá utilizarlo cuando el saque esté en su poder (FEP, 201).

Figura 1. Espacio (frontón) donde se juega a pelota mano

    La pelota, una vez efectuado el saque, deberá ser golpeada alternativamente por cada equipo o jugador en el caso de los individuales, cumpliendo que la pelota pegue primero en la zona de juego del frontis y posteriormente bote en la zona de juego de la cancha. Si la pelota pega en alguna pared, excepto el rebote, antes del frontis, siempre que sea de la zona de juego, es considerada buena. De igual forma que si pega en las zonas de juego de las paredes antes o después del primer bote, incluido el rebote. Las zonas de juego de las paredes están delimitadas por unas líneas (FVP, 2006).

    La duración media de un partido de pelota a mano por parejas suele ser de unos 67’ y el tiempo real de juego de unos 8-10 minutos. El número de pelotazos por pelotari suele ser de 187 (los zagueros son los que dan más pelotazos) (Usabiaga, 2003). Los desplazamientos suelen ser de 4-8 metros, a máxima velocidad, en un frontón de 36 x 10 metros (Urdampilleta, 2012). Se producen grandes cambios desde el punto de vista de la intensidad y el ciclo de juego.

    Hacemos referencia a la técnica cuando nos referimos a la ejecución de un determinado golpeo (sotamano, costadillo, revés, rebote…). Táctica sería cuando el jugador presenta una intencionalidad concreta con el golpeo o conseguir el tanto o defenderlo en una ocasión difícil. La acción de la jugada debe estar determinada por una situación concreta de los adversarios, de la trayectoria y velocidad de la pelota y que presente una solución determinada. La estrategia, se plantea como las diferentes directrices o formas de juego que son determinadas con anterioridad (Bringas, 2002; Gospe-Egaña, 1999).

    Al tratarse de un deporte de oposición en el cual se pone un móvil de por medio y el contacto físico no está permitido tendremos que hacer hincapié en los cuatro aspectos básicos: físico, técnico-táctico y psicológico. Estas serían las bases del juego de la pelota. Nos interesa en especial la parte psicológica, que a la vez puede tener una relación muy estrecha con la estrategia de cada pelotari.

La preparación psicológica en la Pelota Mano

    Los pelotaris comparten el mismo espacio, es un juego sociomotor por lo que se permite cierto contacto físico. Todo esto se realiza en un tiempo determinado en régimen de velocidad importante. Con estas características podemos entender que se necesite: control del nivel de activación o arousal (que permita actuar inteligentemente en situaciones intensas), auto confianza y pensamientos negativos (asumir riesgos físicos y de responsabilidades y no pensar constantemente en los errores anteriores), y focalización de la atención, esto hacer que la preparación psicológica en la pelota mano sea crucial.

    Junto a estos rasgos psicológicos, podríamos decir que en el juego de la pelota a mano, no cabe ninguna duda que los manistas (los jugadores de pelota mano) sufren mucho por las lesiones que suelen tener en las manos, por lo que en la preparación psicológica del pelotari este factor lo tendremos muy en cuenta (Córdova, 2006).

    En este caso el control de la ansiedad (excesivo nivel de activación) sería muy apropiado, ya que en tendríamos que pretender reducir la ansiedad mediante la relajación. Este aspecto tendríamos que trabajarlo fuera de los partidos, ya que nos parece que jugar un partido con la mano es duro para el pelotari, en otros deportes no se juega estando lesionado (Solozabal, 1995).

Figura 2. En la pelota mano, la mano es la herramienta principal, la cual suelen dar muchos problemas-lesiones, por las cantidades 

levadas de impacto contra la mano que se dan a lo largo de los partidos (A la izquierda Aimar Olaizola golpeando a la pelota).

    Tal y como estamos viendo durante todo el análisis de las anteriores capacidades, en este caso también nos vemos obligados a especificar su requerimiento dependiendo del puesto, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces el delantero es el encargado de acabar los tantos y los zagueros para la defensa o trabajar el tanto para que posteriormente remate el delantero. Aun y todo, compartirán la mayoría de las características siendo diferente lo único en el grado de importancia de cada una.

1.     Principales problemas en la competición

    Como se comprenderá, no se pueden abordar aquí todas y cada una de las situaciones problemáticas que eventualmente se pueden presentar, pero si es posible comentar las más significativas y habituales. A nuestro entender son las siguientes:

Problemas en el control del nivel de activación

    Sin ninguna duda, el problema con el que se puede encontrar más frecuentemente el pelotari, al igual que le ocurre a cualquier otro deportista, viene representado por la dificultad para controlar su nivel de activación o arousal. Por el nivel de activación se entiende el grado en el que una persona se encuentra energizada y presta para realizar una actividad determinada. Ese nivel de alerta puede fluctuar según las circunstancias desde el extremo en el que una persona está profundamente relajada y tranquila, incluso dormida, hasta un punto de máxima excitación y estrés como el que se produce cuando se participa en un combate.

    Existe un acuerdo general, en que cada actividad e incluso cada momento de una actividad determinada requiere un nivel de activación concreto (Hacfort y Spielberger, 1989). Es obvio, por ejemplo, que a medida que se va acercando el momento del partido, el pelotari debe ir elevando progresivamente su nivel de activación, de cara a encontrarse más alerta y preparado para responder a las demandas que se le van a presentar. Estar más relajado de la cuenta al empezar el partido, solo provocará deterioros en sus tiempos de reacción, así como a la velocidad de sus movimientos y la fuerza de sus golpes, por poner algunos ejemplos.

    Por lo contrario todos conocemos las consecuencias de estar altamente activado de manera prematura: desgaste metabólico y nerviosismo innecesario, debido a que el jugador puede encontrarse con problemas para conciliar el sueño y descansar la noche anterior al partido, y porque el estado de tensión puede continuar al día siguiente hasta el inicio del partido. Cuando se da esta circunstancia, se habla de ansiedad precompetitiva, y no parece exagerado decir, que en estas circunstancias ese pelotari competirá en inferioridad de condiciones y que está medio derrotado antes de empezar siquiera el partido.

    Además, a lo largo del partido se van presentando situaciones en las que el nivel de activación sube o baja excesivamente. Veamos dos ejemplos: Es característico que cuando un jugador pierde un tanto se produzca inmediatamente un aumento de tensión, generalmente excesivo, que pone a prueba sus habilidades psicológicas para neutralizarlo antes de que el contrario inicie el saque del siguiente tanto. De lo contrario, es fácil que esa sobre tensión se traduzca en precipitaciones o falta de precisión en el resto.

    El caso contrario suele darse cuando un jugador va perdiendo su nivel de activación, de alerta (algunos lo llaman pérdida de concentración), a medida que va avanzando el partido. Eso suele ser típico cuando las diferencias en el tanteador empiezan a ser importantes, pero aún es más evidente en los tantos largos, con mucho peloteo y, especialmente, en partidos por parejas en los que el delantero va adoptando una actitud progresivamente más estática y pasiva, a medida que se van haciendo repetitivas los peloteos largos, y el juego se desarrolla entre zagueros, en la zona retrasada del frontón o trinquete. En tales circunstancias, cuando repentinamente le toca intervenir, nuestro delantero muchas veces se puede ver sorprendido, quedándose bloqueado o respondiendo con excesito retraso a la jugada inesperada del contrario.

    Otras veces, tras interrupciones o descansos más o menos prolongados entre tanto y tanto, el pelotari se va metiendo de nuevo en el partido, pero no lo hace desde el mismo momento de la reanudación, sino lenta y progresivamente. Como resultado, los primeros tantos después de los descansos los suele jugar sin estar totalmente centrado, con la consiguiente disminución en su rendimiento.

    Desde siempre se ha sabido que cuando un jugador experimenta ansiedad, a lo que es lo mismo, un excesivo nivel de activación, se producen importantes alteraciones a nivel fisiológico. Las más habituales, por ejemplo, son incrementos en la tensión muscular y en la tasa cardiaca y respiratoria, que deterioran el rendimiento del pelotari. Sin embargo, las investigaciones más recientes han puesto de manifiesto que es a nivel psicológico donde se presentan las más significativas consecuencias (Solozabal, 1995). En efecto, cuando el pelotari se encuentra ansioso, experimentará una reducción en su capacidad atencional (con el consiguiente aumento de errores por omisión), así como una gran fluctuación de la misma, lo que se traduce en abundantes distracciones y pérdidas de concentración. Además, se verá reducida su tolerancia a la frustración y al esfuerzo, apareciendo actitudes negativas y derrotistas. Por último, se debe añadir que en estos estados de excesiva activación tienden sobre valorarse los errores y a exagerarse las respuestas consiguientes: Inmovilidad, pasividad, rabietas...

    Las alteraciones fisiológicas y psicológicas que acabamos de citar, irremisiblemente conducen a los siguientes problemas de ejecución (Nideffer, 1991):

  1. Distorsiones en la coordinación y distribución del movimiento de la musculatura fina.

  2. Precipitación.

  3. Incapacidad para atender a las señales relevantes de la tarea.

  4. Fatiga prematura, por la tensión muscular.

Falta de control de la atención

    Más arriba hemos comentado el efecto que tienen excesivo nivel de activación o ansiedad sobre la capacidad de atención y concentración del pelotari. Ahora convendrá categorizar el resto de factores que, de manera más que probable, provocarán un deterioro atencional. Siguiendo a Rushall (1979), podríamos agruparlos de la manera siguiente:

  1. Rasgos no verbales: conductas inusuales de los contrarios, cambios repentinos en dietas, uniformes, acciones de entrenadores etc. En suma, aspectos que se introducen en el pensamiento del deportista, desplazando su atención de las cuestiones verdaderamente relevantes para su rendimiento.

  2. Cambios en las expectativas de resultado: puesto que más lógico es que el jugador haya ido estableciendo unas metas más o menos concretas a medida que se aproxima el partido, la alteración repentina de las mismas producirá distracciones innecesarias y reducciones en la certidumbre sobre su capacidad de alcanzar los objetivos prefijados. Esta incertidumbre dará lugar a la aparición de pensamientos de preocupación y duda, inevitablemente distractivos, además de generadores de ansiedad.

  3. Distracciones externas: como, por ejemplo, las reacciones del público (gritos, silbidos, abucheos...) y la presión de los medios de información.

  4. Factores ambientales ajenos a la tarea: competir con un contrario de gran reputación, jugar con un material que no se ajusta completamente a las preferencias del pelotari, interrupciones en su descanso previo al partido, en la preparación del mismo, en la fase de calentamiento de manos...

Pensamientos negativos

    Nuestros pensamientos influyen en nuestras acciones mucho más de lo que a veces suponemos. Baste con que pensemos en una situación que verdaderamente nos irrite, para que nos demos cuenta de cómo vamos enfadándonos. Así pues, lo que un pelotari hace con sus pensamientos influirá decisivamente en su comportamiento antes y durante el partido. Como indica Suinn (1986, Pág. 21), “tanto los competidores con éxito como los no exitosos están sometidos a pensamientos negativos: lo que distingue al ganador del perdedor es lo que hace con esos pensamientos”. En efecto, un jugador de los que denominamos “de mentalidad ganadora” toma en consideración lo que podría ir mal; por el contrario, el perdedor tiene miedo de prestar atención a esas circunstancias porque los pensamientos le provocan emociones negativas. Así pues, el objetivo sería conseguir “utilizar” los pensamientos negativos porque, si estos pensamientos son problemáticos el debido a que se alimentan a sí mismos: cuando el pelotari piensa que se está sintiendo cansado y se pregunta si se agarrotará, empieza a sentir tensión o incluso miedo, y por supuesto, empieza a rendir peor. De igual modo, cuando piensa que no se siente listo, que no está bien, que no va a tener un buen día, es seguro que no lo tendrá.

    Como vemos, en vez de dejar que los pensamientos negativos se alimenten así mismos, hay que usarlos para generar una solución, para desencadenar una acción positiva y correctiva. La manera más eficaz de conseguir esta destreza consiste en aprender primero las habilidades psicológicas correspondientes (técnicas de control de pensamientos, técnicas de visualización, etc.) y después, entrenarlas sistemáticamente. Al fin y al cabo, nada que o esté suficientemente entrenado de manera previa, podrá usarse y funcionar consistentemente en la competición. Por ello, vamos a presentar la estructura básica de un programa de preparación psicológica del pelotari. Lo que se pretende con ello es dejar claro que no se puede hablar de recetas puntuales que nos permitirán salir adelante en un momento de aprieto, sino, más bien, de un entrenamiento sistemático de las habilidades psicológicas que, al menos por lo que poco a poco vamos viendo, parecen ser fundamentales para afrontar con éxito distintas circunstancias de la competición.

2.     Planificación del entrenamiento psicológico

    La preparación psicológica además de ser sistemática, deberá ajustarse e integrarse, tanto a nivel de tiempo como de objetivos de trabajo, dentro de la preparación física y técnica programada por el entrenador.

    Pocos días antes de una competición importante, es imposible dar una receta que les solucione, la falta de confianza o motivación, el miedo a perder, la ansiedad que les bloquea.... Si estas cuestiones psicológicas se consideran importantes, porque no prepararse metódicamente y con tiempo. La respuesta debería de ser siempre la misma: cuando termine la temporada, se podrá empezar, si aún si desea, planificar la preparación psicológica de cara a la siguiente temporada.

    Para hacer una programación psicológica, tomaremos como referencia la periodización de nuestro deporte y así, dividiremos la temporada en 4 periodos:

  1. Periodo preparatorio general (PPG)

  2. Periodo preparatorio específico (PPE)

  3. Periodo pre-competitivo (PPC)

  4. Periodo competitivo (PC)

  5. Periodo transitorio (PT)

    A continuación presentamos un cuadro donde quedan reflejadas los objetivos generales deportivos y psicológicos de cada periodo, el desarrollo de como se llevarán a cabo, técnicas, las habilidades psicológicas y casos de intervenciones que creemos importantes para cada periodo:

Tabla 1. Planificación de la preparación psicológica en los pelotaris (elaboración propia)

    Decididos a empezar la preparación psicológica, el mejor momento para hacerlo es cuando se está fuera de la temporada, es decir en el periodo transitorio, o en pretemporada. En este caso, sin la presión de la competición, se es más permeable a ideas nuevas y se dispone de más tiempo para aprender las destrezas psicológicas.

    El entrenamiento psicológico puede requerir de 15´-30´ por sesión, de 3-5 días por semana. Al principio serán sesiones específicas, bien antes o después de la sesión de acondicionamiento físico o técnico, pero progresivamente se irán integrando en el programa de entrenamiento global. Esto permitirá llegar a especificar en qué momentos deben utilizarse determinadas técnicas psicológicas. Por ejemplo, sistemáticamente antes de cada saque, el pelotari podría identificar su nivel de activación o tensión y decidir sobre la conveniencia de realizar una relajación diferencial, o por el contrario, utilizar alguna técnica rápida de energización, visualización etc.

    La progresiva integración de las habilidades psicológicas en las sesiones de entrenamiento, debería continuar, con su utilización en competiciones simuladas y finalmente, dar paso a su inclusión dentro de la competición real. La reparación psicológica puede requerir, de 3 a 6 meses, la que dará lugar a una solidez en la preparación del pelotari a medio y largo plazo. Esta será la mejor garantía para conseguir consistencia en los resultados. Por el contrario, el objetivo último es tener una regularidad en el rendimiento deportivo, controlando positivamente los factores y procesos que determinan el estado psicológico con el que afronta el pelotari la competición.

    Muchas veces nos preguntamos ¿cómo puede ser que un pelotari haga un campeonato muy bueno y en la semifinal o final, decaiga su nivel de juego tanto? Estas situaciones son en la que la psicología del pelotari hay que controlar, pero para poder controlarlo en estas situaciones necesita anteriormente un entrenamiento de las destrezas psicológicas, para poder afrontar una situación concreta.

    Para terminar, y a título de ejemplo, se presenta a continuación una posible secuencia para el aprendizaje e integración de destreza psicológicas (Williams, 1991):

  1. Disposición para el programa de preparación (motivación)

  2. Toma de conciencia del propio estado de ejecución ideal

  3. Establecimiento de objetivos

  4. Autorregulación del nivel de activación

  5. Entrenamiento de visualización

  6. Entrenamiento en control de los pensamientos

  7. Entrenamiento en concentración

  8. Integración de habilidades psicológicas adquiridas en aplicaciones específicas:

    • Reacciones ante los errores.

    • Preparación para la competición: Rutinas de pre competición

    • Durante el partido: Rutinas de competición

    • Evaluación post-partido.

Referencias bibliográficas

  • Bringas M. (coord.) (1997). I Congreso de Actualización de la Enseñanza y Entrenamiento de la Pelota Vasca. Instituto Vasco de Educación Física (IVEF). Vitoria-Gasteiz. Bilbao. Editorial Berekintza, 1997.

  • Bringas M. (2002). Una aportación a la evolución de la pelota vasca en el ámbito de la estrategia, táctica y técnica. Mano individual en trinquete vs en frontón de pared izquierda. Tesis Doctoral: Vitoria-Gasteiz.Universidad del País Vasco.

  • Cordova A. Villa G. Aquiló A. Tur J.A. y Pons A. (2006). Hand strike-induced hemolysis and adaptations in iron metabolism in Basque ball players. Ann Nutr Metab 50(3):206-13.

  • Federación Española de Pelota (FEP). http://www.fepelota.com/index.php/la-pelota.html. 2011.

  • Federación Vasca de Pelota (FVP) (2006). Pelota. Reglamento de Juego. Votoria-Gasteiz. Gobierno Vasco.

  • Gallaga I. (2002). Pelota. Entrenamiento Físico y Técnico. Vitoria-Gasteiz: Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco.

  • González-Abrisketa O. (2004). Pelota Vasca: Un ritual, una estética. Tesis doctoral: Leída: Universidad del País Vasco.

  • Gorospe G. (1999). Observación y análisis en el tenis de individuales. Aportaciones del análisis secuencial y de las coordenadas polares. Tesis doctoral: Vitoria-Gasteiz: Universidad del País Vasco.

  • Solozábal J. Córdova A. y Plaza-Marina J. (1995). El mundo de la pelota mano. Características generales. Revista Española de Educación Física y Deportes 2(2):35-40.

  • Usabiaga O. (2003). Descripción y análisis de la pelota vasca: aplicación en mano por parejas. Tesis Doctoral: San Sebastian. Universidad del País Vasco (UPV-EHU).

  • Urdampilleta A. Palomo D. Martínez J.M. Alvarez J. y Julia S. (2012). Perfil fisiológico, mecánico y condicional de la pelota mano. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 164. http://www.efdeportes.com/efd164/perfil-fisiologico-y-condicional-de-la-pelota-mano.htm

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