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Luis Salazar: crónica sobre un gigante

 

Ex docente Facultad de Cultura Física, Matanzas

(Cuba)

MSc. Jesús Lantigua Hernández

valnet2012@yahoo.es

 

 

 

 

Resumen

          Luis Salazar, quien vive actualmente en La Florida, es un hombre privado del andar de sus piernas, producto del fatídico accidente que puso fin a su vida deportiva como corredor de caballos. No obstante, este personaje es motivo de admiración y respeto entre sus congéneres, dado su proverbial buen carácter y sobre todo, por ser un promotor entusiasta de diferentes eventos deportivos.

          Palabras clave: Luis Salazar. Carreras de caballos. Discapacidad.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 168 - Mayo de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Desarrollo

    La memoria nos permite retener experiencias pasadas que por su naturaleza suelen obedecer a distintos estados emocionales. Los recuerdos son imágenes vividas que se almacenan en la memoria y que al ser invocados permiten que alguien o algo sea traído al presente.

    A Luis Salazar, los recuerdos, casi siempre, le regresan a la etapa juvenil en que, gracias a su pequeña estatura y la adquisición de habilidades inherentes a este tipo de deporte, logró ceñirse importantes lauros en riesgosas competiciones de la hípica. Ante sus ojos, brillantes por la emoción, vuelven a aparecer las pistas de los hipódromos de su natal Perú o Estados Unidos, donde las carreras de caballos se convirtieron, para él, en una práctica frecuente.

    Cargado de rememoraciones el rostro termina por ensombrecerse. Se aferra, el pequeño gigante, a las reducidas muletas y con voz entrecortada describe el infausto momento que cambiara su vida toda, convirtiéndole en un minusválido. Evoca como, en disputada carrera, la impericia de uno de los competidores le llega a involucrar en un terrible accidente; suceso que concluyera con la fractura ósea de su espina dorsal y la muerte de los dos equinos.

    La fatalidad puede cambiar en segundos la vida de un deportista. Vendrían, después, días muy dolorosos en lo físico y en lo espiritual, secuela que no han podido barrer los años transcurridos.

    Pero, en este hombre, tan tristes recuerdos son desplazados casi de inmediato, sucedidos por la sonrisa afectuosa que regala a sus tan numerosos amigos y que suele acompañar de bromas de muy buen gusto. Habla sobre deportes con gran apasionamiento, pues es ferviente admirador de múltiples disciplinas y de quienes las practican. Informa, periódicamente, de los resultados competitivos, ya que se actualiza de continuo, asistiendo a muchos de esos espectáculos. Establece comparaciones entre equipos y jugadores distintos.

    Entre sus ídolos locales figuran los baloncestistas del Miami Heat, liderados por los astros Dwyane Wade, Chris Bosh y LeBron James. Pero también admira a boxeadores de la talla del filipino Manny Pacquiao o el cubano Yuriorkis Gamboa. No menos atractivos les resultan los peloteros que integran las llamadas Grandes Ligas. Parece informado de la calidad del béisbol en Cuba y comenta el desempeño de los que juegan, en la actualidad, como profesionales.

    Entre las cosas que disfruta con éxtasis, dice, están los espectáculos de la cantautora colombiana Shakira, pues aprecia en ella, su increíble movilidad. Percibe la fusión de esa danza, con la práctica muscular que tanto admira.

    Es tal la dinámica que emana de este hombre sencillo y ardoroso, que resulta imposible soslayar su presencia. Desde su auto, el que conduce con arreglo a sus deficiencias físicas o al trasladarse apoyado en sus soportes, en ese interactuar cotidiano, se ha granjeado el aprecio de los que le conocen. Todos, a su alrededor, le ofrecen alguna palabra de simpatía y se dice que sus vecinos le consideran una personalidad relevante, digna de ser homenajeada.

    Sobre la pista del hipódromo peruano terminó una carrera deportiva. Sin embargo, el destino permitió prevaleciera el espíritu de este ser humano que pese a sus limitaciones físicas, es capaz de alimentar las buenas acciones, el amor y la amistad. De su mano vive el deporte, ponderado con reiteración, como vive el ejemplo de los gigantes que se yerguen sobre las vicisitudes. Hombres de su talla merecen el reconocimiento de nuestras sociedades.

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