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El desarrollo motor en la infancia

 

*Maestra de Educación Infantil, Habilitación PT, Licenciada en Psicopedagogía

**Maestra de Educación Física y Licenciada en Psicopedagogía

Facultad de formación del Profesorado, Las Palmas de Gran Canaria

Colegio concertado Mª Auxiliadora. Las Palmas de Gran Canaria

(España)

Vanessa Cidoncha Falcón*

vanessacidoncha@hotmail.com

Erika Diaz Rivero**

erikasport@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El desarrollo de las habilidades motores avanza de forma gradual en el mismo orden y aproximadamente a la misma edad. El ámbito en el que se desenvuelve el niño tiene un gran papel en su desarrollo, de modo que un ambiente enriquecedor a menudo reduce el tiempo de aprendizaje

          Palabras clave: Desarrollo. Aprendizaje. Locomoción. Habilidades y capacidades motrices.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 166, Marzo de 2012. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción teórica

a.     El desarrollo motor en la infancia

    El desarrollo motor puede dividirse en dos categorías generales. La primera incluye la locomoción y el desarrollo postural que concierne al control del tronco del cuerpo y la coordinación de brazos y pies, para moverse. La segunda categoría es la presión, habilidad para usar las manos como instrumentos para cosas tales como comer, construir y explorar. La adquisición de estas capacidades motoras proporciona a los bebés infinitamente más opciones para actuar sobre su mundo.

    Algunos hitos del desarrollo motor (en edades seleccionadas) son:

b.     Principios y secuencia en el desarrollo motor

    La actividad no se desarrolla en una secuencia casual, bien al contrario, la progresión obedece a dos principios generales. El primero indica que tiende a realizarse en una dirección próximo distal, es decir, las partes más próximas al centro el cuerpo quedan bajo control antes que las que están más lejos. La adquisición de la habilidad de usar brazos, manos y dedos proporciona un buen ejemplo. Aunque la mayoría de los movimientos de sus brazos parecen fortuitos, dirige algunos de ellos hacia los objetos. La progresión en las habilidades locomotrices en la infancia refleja una creciente temporización, equilibrio y coordinación.

    El segundo principio es que el control sobre todo el cuerpo se desarrolla en una dirección céfalo caudal, o de cabeza a pies.

c.     Maduración y experiencia en la aparición de la capacidad motriz

    Como la habilidad motriz surge en una secuencia bastante predecible y en tiempos predecibles, podríamos suponer que estas habilidades están genéticamente programadas. Y una vez más, el entorno puede desempeñar un papel, animando al niño a desarrollar una capacidad en un momento concreto.

    En el desarrollo motor aunque la práctica es importante, los bebés de todas las culturas conocidas alcanzan los hitos principales dentro de un margen de edad que abarca sólo unos pocos meses. Todos los bebés normales caminan, y todos los bebés normales cogen los objetos casi de la misma manera. Cómo nos movemos y cómo manipulamos los objetos refleja en parte el cómo está hecho nuestro cuerpo, nuestra dotación genética, pues, establece las etapas y nos prepara para diversos logros (estos logros se realizan por medio de interacciones con un mundo real de acontecimientos y objetos).

d.     Implicaciones psicológicas del desarrollo motor

    Por medio del desarrollo motor el bebé controla su cuerpo, que, a su vez, utiliza como una herramienta. Una vez que es capaz de coger los objetos que las personas ponen en su mano, el bebé se convierte en suficientemente coordinado y es finalmente dueño de su propia experiencia. La hazaña de este dominio a veces parece un fin en sí mismo. El bebé que no camina y que ha pasado meses viendo a las personas moverse de acá para allá sobre sus pies, sonríe con júbilo después de dar sus primeros pasos, como dijera “. Yo también puedo hacerlo”. Aunque aprender a moverse, no es sólo un logro motor para los bebés; también les ayuda a organizar su mundo (Bushnell y Boudreau, 1993) y a la apreciación del significado de distancia y altura. (Cuando los bebés pueden controlar su proximidad respecto a quienes lo cuidan, utilizan sus habilidades motrices para la exploración).

e.     El desarrollo motor más allá de la infancia

    Hacia su segundo cumpleaños, la mayoría de los niños han superado su batalla contra la gravedad y el equilibrio, y son capaces de moverse y de manejar objetos bastante eficazmente. Aparecen tres conjuntos de capacidades de movimiento fundamentales:

  • Los movimientos locomotores: incluyen caminar, correr, saltar, brincar, dar pequeños saltos y subir.

  • Los movimientos de manipulación: incluyen coger, dar patadas, lanzar, golpear y regatear.

  • Los movimientos de estabilidad: implican el control del cuerpo relativo a la gravedad, incluye inclinarse, estirarse, girarse, balancearse, dar vueltas, regatear, sostenerse sobre la cabeza y caminar por una tabla.

    Estas capacidades fundamentales aparecen generalmente en todos los niños y son más pulidas en los adolescentes que desarrollan habilidades atléticas excepcionales. Dichas capacidades de movimiento se desarrollan a través de tres etapas. En la primera, el niño intente ejecutar el modelo de movimiento. El segundo, el niño dispone de un mayor control sobre los movimientos requeridos pero aún no todos encajan juntos en un modelo integrado. Y en la tercera, todos los componentes están bien integrados en un acto coordinado y determinado.

    El refinamiento de las capacidades motrices depende en gran medida del desarrollo de los músculos y los nervios que controlan, pero también son importantes otros factores, como puede ser las capacidades sensoriales y perceptivas: los niños adquieren muchas de sus capacidades motrices en el juego, lo que implica interacción social y física. Otro aspecto importante de las capacidades motrices es el tiempo de reacción (tiempo requerido para que el estímulo externo ponga en funcionamiento los nervios que llevan la información, para que el individuo tome una decisión, y para que el cerebro active los músculos a través de los nervios de salida).

Control de la cabeza

    Al nacer, la mayoría de los neonatos pueden voltear la cabeza de un lado a otro mientras están acostados sobre sus espaldas. Cuando están boca abajo, muchos pueden levantar la cabeza lo suficiente como para voltearla. Dentro de dos o tres primeros meses, cada vez pueden levantarla más; hacia el cuarto mes mantienen la cabeza erguida.

Control de las manos

    Los recién nacidos nacen con el reflejo de agarre. Si se golpea con suavidad la palma de la mano de un infante; el bebé la cierra de manera automática con fuerza.

Locomoción

    Después de tres meses, el infante promedio comienza a rodar a propósito.

    Los bebés se sientan, al levantarse por su propia cuenta desde una posición boca abajo o dejándose caer estando de pie. El bebé promedio puede sentarse si apoyo alrededor del quinto mes o sexto mes y puede sentarse sin ayuda dos meses después.

    Hacia el sexto mes, la mayoría de los bebés comienzan a desplazarse por su propia cuenta.

    Durante el segundo años los niños comienzan a subir escalones uno a la vez, pero como antes de esto pueden subir gateando y caerse. Primero ponen un pie y después el otro en el mismo escalón, antes de pasar a otro más arriba; después alternarán los pies. Más adelante aprenderán a bajar. En el segundo año, los caminadores correrán y saltarán; al tratar de mantenerse con ellos, los padres terminarán exhaustos. A la edad de tres años, la mayoría de los niños pueden mantener el equilibrio en un pie durante un instante y algunos comenzarán a saltar en un pie.

Influencias del ambiente en el desarrollo motor

    Todas las destrezas como: sentarse, pararse y caminar, se presentan bajo un patrón predeterminado y los niños deben alcanzar cierto nivel de madurez psicológica antes de poder hacerlo. Sin embargo, el ambiente también desempeña un papel importante.

    Esto sugeriría que la experiencia tiene una parte importante en el desarrollo motor.

Diferencias interculturales

    Los bebés de diferentes sociedades se desarrollan de acuerdo con diversos patrones.

    Los bebés africanos de piel negra tienden a ser más avanzados que sus similares de piel blanca en el desarrollo de destrezas de motricidad gruesa como pararse y caminar, mientras que los bebés asiáticos están preparados para presentar un desarrollo más lento en estas destrezas. Algunas de estas diferencias pueden estar relacionadas con el temperamento. Los bebés asiáticos tienden a ser más dóciles, lo que explica el porqué manifiestan una respuesta más relajada cuando se les pone un trozo de tela sobre la nariz y porqué también tienen menos probabilidad de interesarse en explorar desplazarse lejos de sus padres (Kaplan y Dove, 1987).

    Diferentes culturas animan a sus niños a desarrollarse a lo largo de líneas variadas.

Cómo puede el ambiente retrasar el desarrollo

    Cuando los niños están bien nutridos, reciben atención médica adecuada, disfrutan de libertad física y tienen la oportunidad de poner en práctica sus destrezas motrices, probablemente su desarrollo moto es normal. Un ambiente demasiado deficiente en alguna de estas áreas puede retardar el desarrollo motor de manera significativa.

    El ambiente tiene que ver con el desarrollo motor, y entre más deficiente sea, mayor puede ser su efecto.

¿Se puede acelerar el desarrollo motor?

    Aunque algunos experimentos clásicos a corto plazo demostraron la importancia de la maduración para el desarrollo motor, los estudios iraníes descritos antes y algunos interesantes experimentos recientes también señalan hacia el rol de la experiencia.

  • Investigación clásica. Arnold Gesell en un famoso experimento concluyó que “la poderosa influencia de la maduración sobre los patrones de comportamiento de los infantes es clara”. Los niños parecen desempeñarse en ciertas actividades cuando están listos al nivel de maduración.

  • Investigación más reciente. Investigaciones más recientes indican que el entrenamiento a corto plazo de infantes en ciertas actividades motrices puede influir en el desarrollo temprano con lo cual se demuestra el impacto del ambiente.

Los efectos de largo alcance del desarrollo motor

    Los bebés cuando comienzan a desplazarse por sus propios medios, después de estar siempre en brazos de alguien o en un coche, se sienten como un conductor que se fija de las marcas en la carretera y es consciente de giros que nunca había observado como pasajero. Al llegar al sitio por su propia cuenta, se siente más familiarizado con la ruta de lo que estuvo al comienzo. El surgimiento de la “autolocomoción” es un punto de cambio en la segunda mitad del primer año de vida, que influye en todas las áreas del desarrollo: física, cognoscitiva y emocional.

Cómo influye el desarrollo motor en la percepción

    Si un niño no reconoce la cara de su madre antes de los cuatro meses de edad, no es porque tenga algún problema en su relación con su madre, sino porque la visión no es suficientemente buena antes de ese tiempo. Al igual que si un sujeto no puede gatear antes de los ocho meses, no es porque estuviera confinada sino porque sus músculos y su coordinación no están lo bastante bien desarrollados (Bushnell y Boudreau, 1993). Una vez que se alcanzan estos niveles físicos, entonces se convierten en un “hecho de base” (Bertenthal, Campos y Barrett, 1984). Es decir, aumenta la probabilidad de otros nuevos avances para el bebé.

Percepción háptica

    Sólo hasta que los bebés han logrado suficiente coordinación ojo-mano para alcanzar objetos, es cuando desarrollan la percepción háptica. Ésta es la capacidad para adquirir información acerca de objetos que manipulan en oposición a cuando los observan. Cuando los bebés pueden realizar varios movimientos de mano, pueden percibir deferentes propiedades de los objetos. Desde los tres meses de edad, los infantes pueden percibir temperatura, tamaño y, quizá, dureza. Entre los cuatro y diez meses, hacen movimientos repetitivos con los dedos y la mano, rascan, frotan, sacuden la mano, golpean, aprietan y toman objetos para después pasarlos de una mano a la otra. Ahora comienzan a percibir textura y peso. Hacia el final del primer año, cuando tienen suficiente fuerza como para sentarse sin apoyarse con una mano, pueden emplear ambas manos de manera compleja, lo cual les permite tomar conciencia de las formas. Así la capacidad para percibir estas características está limitada por el nivel de su desarrollo motor (Bushnell y Boudreau, 1993).

Percepción de la profundidad

    El desarrollo motor también influye en la percepción de la profundidad, la capacidad para percibir objetos y superficies en tres dimensiones. La profundidad se perciba mediante la imagen de un objeto sobre la retina. Las claves cinéticas dependen del cambio en esta imagen con movimiento, bien sea de la persona o de lo que ella esté mirando, y los demás deben saber cuál se está moviendo. Para determinarlo, un bebé debe sostener su cabeza por un momento. Así, un bebé necesita tener suficiente control sobre la cabeza para poder moverla y sostenerla. Esta capacidad queda bien establecida hacia el tercer mes. Las claves binoculares para la profundidad están presentes alrededor del quinto mes. Algunas veces entre el quinto y séptimo mes, los bebés responden a las claves monoculares estáticas, que se encuentran en la imagen sobre la retina de un solo ojo. Estas claves incluyen el tamaño relativo, y deferencias de textura y sombra. Para juzgar la profundidad con estas claves, los bebés tienen que saber sobre tamaño real y otras propiedades. Esta información puede obtenerse al manipular objetos y con la percepción háptica resultante (Bushnell y Boudreau, 1993).

El impacto de gatear

    Entre los siete y los nueve meses de edad, los bebés presentan grandes cambios: comienzan a entender conceptos como “cerca” y “lejos”, dependiendo de qué distancia están los objetos a su alrededor, les ayuda a trasladarse por su propia cuenta y también a aprender a juzgar distancia y percibir la profundidad.

    La capacidad para trasladarse de un sitio a otro también tiene implicaciones sociales. Por un lado, los bebés gateadores parecen estar en mejor capacidad de diferenciarse a sí mismos del resto del mundo.

    Como puede verse, el desarrollo motor puede tener efectos de largo alcance para ayudar a los bebés e hijos en la etapa de los primeros pasos nunca se están quietos, pero incluso estas activas personitas tienen que dormir, algunos más que otros.

Rasgos evolutivos

    A los 2 años puede considerársele un preescolar. Está saliendo de la infancia. Conserva aún cierto tambaleo residual en la marcha y pasa más de la mitad de las 24 horas del día durmiendo. Pero está comenzando a usar palabras para comunicarse y es capaz de satisfacer, al menos durante períodos limitados, las exigencias del ambiente de la escuela nursery. Manifiesta poseer un sentido rudimentario de la existencia de otras personas, rasgo que se hace bien definida a los 3 años.

    El niño de 2 años está todavía perfeccionando los aspectos fundamentales de locomoción y control postural. Se deleita corriendo, a causa de que es una nueva habilidad formativa. Es un corredor; prefiere la novedad de correr a la marcha. Habitualmente corre sin caer, pero le llevará todo un año más aprender a disminuir la velocidad, detenerse súbitamente y dar bien la vuelta en los ángulos muy agudos. Posee, con todo, suficiente inhibición y responsabilidad social como para permanecer sentado toda la duración del examen. Requiere tiempo adquirir el equilibrio motor y la conformidad social que caracterizan al niño de 3 años.

    La coordinación manual fina continúa progresando velozmente. Las habilidades motoras finas de los niños preescolares incluyen un mayor grado de coordinación de músculos pequeños y entre ojo y mano. Al tener bajo control los músculos pequeños, los niños ganan un sentido de competencia e independencia porque pueden hacer muchas cosas, como comer o vestirse por sí mismos, para comer, ya que un niño de 2 años puede sostener un vaso con una mano y puede ponerse ropas sencillas.

    En diferencia con las habilidades motoras gruesas, los preescolares de entre 2 y 5 años hacen progresos importantes en el desarrollo motor. Con huesos y músculos más fuertes, mayor capacidad pulmonar y mejor coordinación neuromuscular entre brazos, piernas, sentidos y el sistema nervioso central, muestran una mayor habilidad y dominio del cuerpo en la realización de proezas físicas que antes lea habría resultado imposible.

    El dominio de las relaciones espaciales depende de la organización de aquellas neuronas que rigen el complicado sistema muscular que actúa en ojos, manos y dedos. El niño tiene dominio de la dimensión vertical y horizontal, comprobado en la realización de distintas pruebas, sin embargo, aún no tiene dominio de la dimensión oblicua, aún lejos de su alcance. A los 2 años se halla todavía muy limitado en el espacio.

    El problema evolutivo del niño de 2 años es concebir un espacio dotado de formas, pero suficientemente libre del contenido masivo como para ser utilizado, ágilmente, por el pensamiento adaptativo.

    El período de los 2-3 años es, por ello, eminentemente un período de transición durante el cual se desprende de la jerga, nombra objetos y dibujos, usa los pronombres y atiende a órdenes sencillas. Tiene más capacidad para quitar, arrebatar, patear, que para “dar-y-tomar”, y esto por razones de inmadurez evolutiva. Su forma de abrazar es tan desmesurada como la forma que tiene de abrazar es tan desmesurada como la forma que tiene de empujar. No sabe cómo pedir ayuda, se halla en el umbral del logro de tales disociaciones sociales.

    El detalle de los modos de conducta personal-social está determinado por el ambiente; pero las fuerzas impulsoras, formativas, son de origen constitucional. Por ello, hasta los acontecimientos cotidianos del comportamiento hogareño sirven como indicadores de la madurez evolutiva del niño.

2.     objetivos e instrumentos

    Existen una serie de pruebas o escalas para determinar el desarrollo motor de un niño. Para ello se llevan acabo pruebas de habilidades motoras finas y gruesas según la dificultad del sujeto.

    Entre ellas podemos destacar algunas de las habilidades motoras que podrían ser evaluadas para determinar dicho desarrollo. Dichas pruebas están divididas en habilidades motoras gruesas y finas:

Nota: cada prueba con su correspondiente puntuación hasta un tope de puntos posibles en cada habilidad.

Bibliografía

  • PAPALIA, DIANE E; WENDKOS OLDS, SALLY (1996): Psicología del Desarrollo. Pág. 177-187. Ed. McGraw Hill. Colombia.

  • VASTA, ROSSE; HAITH, MARSHALL M; MILLER, SCOTT A. (1996): Psicología infantil. Pág. 197-205. Ed. Ariel. España.

  • STASSEN BERGER, KATHLEEN; THOMSPON, ROSSE A. (1995): Psicología del Desarrollo: infancia y adolescencia. Pág. 186-194. Ed. Paramérica. Madrid.

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