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Cuidados básicos del pie para la práctica del baloncesto

 

*Servicio de Podología del U.B. La Palma

Diplomado en Podología por la Universidad Complutense de Madrid

**Instituto de Ciencias del Deporte

Universidad Camilo José Cela

Dr. Rendimiento deportivo

Javier Salinero Martín*

Juan José Salinero Martín**

jjsalinero@ucjc.edu

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Más de la mitad de las lesiones y consultas médicas en el baloncesto tienen causa directa o indirecta en problemas de los pies. Con el fin de prevenir dichos problemas antes de que se produzcan, hay una serie de consejos básicos fáciles de seguir y recordar por todos que pueden contribuir a prevenirlos.

          Palabras clave: Baloncesto. Prevención. Cuidados básicos. Podólogo. Miembros inferiores y pie.

 

Abstract

          Over half of the injuries and medical consultations in basketball are caused directly or indirectly by foot problems. In trying to avoid such problems before they occur, here is a series of basic pieces of advice, easy to follow and be remembered by all that can help prevent them.

          Keywords: Basketball. Prevention. Basic care. Podologist. Lower limb and foot.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 165, Febrero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La medicina deportiva es la rama de la medicina que se ocupa de los deportistas en sus 3 niveles: preventivo, asistencial y rehabilitador, además de realizar investigación y docencia sobre ese tema. Dentro de la medicina deportiva el papel del Podólogo es fundamental, tanto a nivel preventivo como asistencial dentro de su marco competente (1).

    En función del aspecto físico, existen 3 tipos de deportes:

  1. De no contacto (natación, atletismo, …)

  2. De contacto (fútbol, baloncesto, …)

  3. De colisión (boxeo, rugby, …)

    Por tanto el baloncesto es un deporte de contacto, considerado además de alto riesgo lesional.

    El enfoque epidemiológico contribuye a entender mejor la incidencia y causas de las lesiones, permitiéndonos planificar programas de prevención (2).

    Así, en diversos estudios realizados en la NBA y la ACB se ha cifrado un promedio de entre 0’94 y 1’30 lesiones por jugador y año, correspondiendo el 60% de dichas lesiones a los miembros inferiores. Además, como en casi todos los deportes hoy en día cuando se practica a nivel profesional, se juega cada vez con mayor fuerza física, lo que aumenta considerablemente ese riesgo lesional (3). Cabe destacar que el baloncesto es de los pocos deportes en que el riesgo y la incidencia lesional son prácticamente iguales en las mujeres y en los hombres. (4)

    Los factores determinantes en la lesión deportiva se dividen en 2 tipos:

  1. Intrínsecos: sexo, edad, talla, peso, nivel de competición y capacidad técnica del jugador.

  2. Extrínsecos: terreno de juego, calzado, equipación y condiciones atmosféricas (3).

    Sobre éstos factores extrínsecos son sobre los que podremos actuar a nivel preventivo en el campo de la Podología Deportiva. Es fundamental tener muy en cuenta que la actividad preventiva no ha de limitarse al momento de la competición, sino que ha de prestarse atención a los hábitos en la vida extradeportiva del jugador y, sobre todo, durante los entrenamientos. No en vano se ha comprobado que entre los deportes de equipo a nivel profesional, el baloncesto es el único en el que se producen más lesiones entrenando que durante el juego (5).

    El pie tiene una gran importancia funcional como elemento final del soporte de carga y consumidor de energía de una cadena de articulaciones. Esto se hace más importante en un deporte como el baloncesto, dado la actividad de multisalto que se exige, con el agravante de la gran altura y peso de la mayoría de sus jugadores (6-8).

Plantillas ortopédico-deportivas

    Toda persona que practique un deporte de forma regular debe realizarse un estudio de su pisada y de su biomecánica de marcha, para valorar posibles desviaciones que puedan desembocar en una lesión. De esa manera, en caso de detectarse alguna anomalía, se instaura el tratamiento ortopédico en forma de soportes plantares, que cumplen varias funciones:

  1. mejorar la distribución de la energía mediante la amortiguación de impactos en la zona del talón y del metatarso.

  2. establecer y regenerar el equilibrio del pie bajo carga.

  3. descargar los puntos de presión (6).

    De esta manera las plantillas ortopédico-deportivas contribuyen a prevenir lesiones. Así, una plantilla que corrija una desviación en supinación y pie cavo de un jugador ayudará a prevenir un esguince por inversión (9). Y una plantilla que ayude a descargar una zona con sobrecarga evitará que se produzca una fractura por estrés (10).

Elección del calzado

    Una mala elección del calzado repercute sobre toda la musculatura del pie, y al estar el pie descompensado se produce una incidencia directa sobre el tobillo, la rodilla, la cadera y la columna, descompensándose todo el aparato locomotor y aumentando considerablemente el riesgo de lesión. Si tenemos en cuenta el gran número de saltos que realiza un jugador de baloncesto nos podremos hacer una idea de la importancia de una buena elección del calzado.

    Existen distintos tipos de pies y de formas de apoyar y caminar, por lo que debemos elegir el calzado adecuado para nosotros. No se trata de elegir una marca u otra, es indiferente, ya que todas las marcas tienen diferentes modelos dentro de su catálogo, sino que de lo que se trata es de saber qué tipo de zapatilla nos conviene (altura de suela, tipo de cordaje, materiales, …) (11). Para ello es aconsejable consultar con el Podólogo.

    Una vez tengamos claro qué tipo de zapatilla nos conviene, es muy importante tener como mínimo 2 pares iguales o muy similares, y alternarlas un día cada par para que así tengan tiempo de recuperarse los sistemas de amortiguación y cumplan perfectamente con su función previniendo lesiones (12). Debemos evitar usar las zapatillas de entrenamiento y juego para caminar por la calle, ya que así mantendremos en perfecto estado el agarre de la suela y los sistemas de amortiguación por más tiempo.

    Está muy extendida la costumbre de tener sólo 2 pares de zapatillas: unas para entrenar y otras para jugar, pero es un error ya que las de entrenamiento se usan todos los días de seguido y al no darles tiempo de recuperarse los sistemas de amortiguación acaban fallando, provocando fatiga muscular y, en los peores casos, aumentando el riesgo de lesiones por sobrecarga.

    En caso de querer conservar la costumbre de tener unas zapatillas exclusivamente para los partidos, lo más recomendable será tener entonces 2 pares de zapatillas para entrenar y poder alternarlas. De todos modos, las zapatillas que tengamos pensado dedicar a los partidos deberemos usarlas un tiempo antes para entrenar, con el fin de adaptarlas a nosotros previamente.

En la tienda

    Siempre compraremos el calzado a última hora de la tarde, y a ser posible después de haber realizado actividad física (tras un entrenamiento o después de caminar un mínimo de 45 minutos). Esto es porque según avanza el día y sobre todo tras la actividad el pie tiende a expandirse, con lo que presenta su tamaño máximo en cuanto a longitud y anchura, y de esta manera tendremos la seguridad de que el calzado que elijamos en estas condiciones no nos apretará posteriormente durante la práctica deportiva.

    Una vez elegido el modelo que sepamos más conveniente para nosotros, nos probaremos varios números, ya que la numeración varía de una marca a otra, y siempre elegiremos aquel número de calzado en el cual nos sobre en la parte delantera de los dedos un espacio libre de aproximadamente 1 centímetro. Esto es muy importante en el baloncesto ya que al ser un deporte de multisalto si compramos el calzado ajustado tendremos problemas en los dedos y en las uñas. Además debemos probárnoslos en los 2 pies, ya que muchas veces puede haber variaciones de hasta un número entre un pie y otro, y en este caso compraremos el número en función del pie más grande, es decir, que nos sobre 1 centímetro en el más grande.

    Siempre nos probaremos las zapatillas con el mismo calcetín o media que usamos para jugar, ya que así nos evitaremos sorpresas en caso de que el calcetín que llevemos sea más fino que el de juego, provocando rozaduras y heridas en los entrenamientos o partidos.

    En caso de usar plantillas ortopédico-deportivas debemos probarnos siempre el calzado con ellas puestas, sacando previamente la plantilla estándar que trae de fábrica.

    Para saber cuándo debemos renovar unas zapatillas no debemos basarnos en su aspecto externo, sino en las horas y kilómetros de uso. Los sistemas de amortiguación actuales tienen una duración media de 1.000 kilómetros, aunque puede ser mayor o menor en función del peso del jugador, y en el baloncesto esta duración se puede acortar mucho por ser un deporte multisalto (13). Si tenemos en cuenta que en un partido se corren de media 4 kilómetros, y le sumamos las veces que saltamos, los partidillos y ejercicios de entrenamiento y los ejercicios de calentamiento, lo recomendable es:

  • En caso de tener unas zapatillas exclusivas para los partidos y otros dos pares para entrenamiento, deberemos renovarlas todas cada 2 temporadas como máximo.

  • Si se alternan las de juego y entrenamiento, se deberán renovar cada temporada.

Cuidado del calzado

    Tras el entrenamiento o partido debemos siempre rellenar las zapatillas con bolas de papel de periódico con el fin de absorber la humedad provocada por el sudor. De esta manera prevenimos infecciones por hongos en los pies, además de evitar que la piel y la suela del calzado cojan rigidez por las sales del sudor, aumentando la comodidad y duración de nuestras zapatillas.

    Para evitar que se deforme es importante lavar el calzado siempre a mano y con agua templada o fría, y no secarlo nunca en fuentes de calor (estufas, radiadores, secadoras o al sol directo). Además, si se dispone de hormas especiales para el calzado, las introduciremos siempre al llegar a casa.

Calcetines

    Tanto en la vida deportiva como fuera de ella usaremos calcetines de fibras naturales (algodón, lana o lino), y de buena calidad. La razón es porque las fibras naturales previenen la hiperhidrosis (exceso de sudoración) y como consecuencia aumenta el riesgo de sufrir hongos. (14) Esto es mucho más importante a la hora de entrenar o jugar: de nada sirve tener unas zapatillas fantásticas si luego usamos un calcetín malo, ya que se producirán rozaduras y ampollas, además de deslizamiento del pie dentro del calzado con el consiguiente riesgo de lesiones. Lo ideal son calcetines de algodón pensados específicamente para la práctica del baloncesto, ya que disponen de refuerzos y zonas elásticas específicas para evitarnos problemas.

    En caso de tener predisposición a la aparición de ampollas es recomendable usar doble calcetín, uno más fino sobre la piel (de lino es el ideal) y encima de éste uno más grueso (de algodón o de lana).

Cuidado de los pies

  • Tanto en las duchas de los vestuarios como en los hoteles de concentración debemos usar chanclas, ya que prevenimos contagios de hongos y papilomas (verrugas de los pies) (15).

  • Tras la ducha debemos secarnos muy bien los pies, especialmente entre los dedos, ya que la humedad es la mejor aliada de los hongos.

  • Las uñas debemos cortarlas siempre rectas. Si nos cortamos los picos para redondeárnoslas corremos el riesgo de que se nos claven en la carne (uña encarnada).

  • En caso de observarnos callosidades o problemas de las uñas (uña clavada, hematoma bajo la uña,…) debemos acudir inmediatamente al médico del equipo para que nos derive al Podólogo para su tratamiento.

Conclusión

    La Podología Deportiva en el baloncesto, como rama de la Medicina Deportiva, además de su innegable papel dentro del campo terapéutico, ha de implicarse y adquirir un importante papel preventivo, integrándose de manera dinámica y efectiva en los equipos médicos de los clubes, ayudando a prevenir, tratar y, en la medida de lo posible, minimizar los riesgos lesionales de los jugadores. La instauración y seguimiento de programas de prevención dentro de los clubes redundará en una disminución de las lesiones, aumentándose de esta manera el aprovechamiento y rendimiento de los jugadores.

Bibliografía

  1. Ortega Sánchez-Pinilla R. Medicina del Ejercicio Físico y del Deporte para la Atención a la Salud. Ed. Ediciones Díaz de Santos S.A., 1992. Pág. 1.

  2. Sherry E., Wilson SF. Manual Oxford de Medicina Deportiva. Ed. Paidotribo, 2002. Pág. 43.

  3. Soriano A. Lesiones deportivas. Ed. Mapfre S.A., 1996. Págs. 65-71.

  4. Zarco Montejo P., Cordero Ampuero J. y colaboradores. El deporte y la actividad física en el aparato locomotor. Tomo II. Ed. Masson, 2003. Pág. 97.

  5. Bahr-Maehlum, Bolic. Lesiones deportivas. Diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Ed. Médica Panamericana, 2007. Págs. 41-53.

  6. Rodríguez Rodríguez LP., Gusi Fuertes N. Manual de prevención y rehabilitación de lesiones deportivas. Ed. Síntesis, 2002. Pág. 345.

  7. López-Silvarrey Varela F., Segovia Martínez JC. El deporte y la actividad física en el aparato locomotor. Tomo I. Ed. Médica Panamericana, 2002. Pág. 34.

  8. Mc Mahon PJ. Medicina del deporte. Diagnóstico y tratamiento. Ed. Mc Graw-Hill Interamericana, 2008. Pág. 113.

  9. Subotnick S. Lesiones en el deporte y el ejercicio físico. Ed. Librotec, 1994. Págs. 226-227.

  10. Frontera WR., Herring SA., Micheli LJ., Silver JK. Medicina deportiva y clínica. Tratamiento médico y rehabilitación. Ed. Elsevier, 2008. Págs. 470-480.

  11. Rojo García JM.. Medicina del deporte. Ed. Secretariado de publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1997. Pág.101.

  12. Bové T. El cuidador deportivo. Ed. Elsevier Science, 2003. Págs. 39-47.

  13. Guerrero Morilla R., Pérez Moreno BA. Prevención y tratamiento de lesiones en la práctica deportiva. Ed. Formación Alcalá, 2005. Págs. 18-19.

  14. Guillén Álvarez M. Podología Deportiva. Ed. Mc Graw-Hill Interamericana, 1991. Pág. 93.

  15. Porter DA., Schon LC. Baxter’s: The foot and ankle in sport. Ed. Mosby Elsevier, 2008. Pág: 258.

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