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Aplicaciones del Método Pilates en la actividad física y deporte

 

*Doctoranda en Actividad Física, Salud y Deporte

Licenciada en CC Actividad Física y del Deporte, Universidad de Vigo

Master Trainer Hypopresive Method

**Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad de Vigo

Licenciado en Publicidad y Relaciones públicas

Tamara Rial Rebullido*

rialtamara@gmail.com

Camilo Villanueva Lameiro**

villanueva320@yahoo.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          En la última década el Método Pilates se ha popularizado a nivel mundial como método de Entrenamiento saludable y de reeducación Postural estando presente en numerosos centros deportivos y de terapias. En el siguiente artículo se realiza una introducción al método y revisión de las evidencias científicas según las aplicaciones que pueda tener en la práctica físico-deportiva y beneficios corporales como la flexibilidad, dolor lumbar, composición corporal y estabilidad lumbo-pélvica.

          Palabras clave: Pilates. Musculatura abdominal. Dolor lumbar.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 164, Enero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El Método Pilates (MP) es un sistema de entrenamiento físico creado por Joseph Pilates a principios del siglo XX (1880-1967) que combina su filosofía personal con movimientos basados en gimnasia, artes marciales, yoga y danza (Levine et al., 2007). Con el MP se realiza un trabajo postural en el que se combinan ejercicios de fuerza y de flexibilidad. Su aplicación la podemos encontrar desde el ámbito del rendimiento deportivo al de la rehabilitación (Pastor y Laín, 2008).

    Para su creador, el “equilibrio entre el cuerpo y la mente es la base para obtener una perfecta forma física y mental” (Pilates, 1934). El sistema completo que desarrolló se llama “Contrología”, es decir el arte del control de movimiento. Es un trabajo que comienza en el suelo desde el MAT (colchoneta), sin ningún tipo de aparato y posteriormente se enriquece con ejercicios hechos desde una serie de máquinas con muelles y poleas y diversos aparatos que completan el sistema (Rodríguez, 2007). El objetivo es conseguir un adecuado equilibrio muscular a través de sus seis principios fundamentales: respiración, control, fluidez, centro, concentración y precisión.

    Pilates en la actualidad se ha convertido en un híbrido. Como cualquier sistema de educación física, es vulnerable a la interpretación y variación que reflejan la experiencia de cada practicante (Úngaro, 2002). El método utiliza una combinación aproximada de activación de la musculatura espinal local y la vía del control motor. Los músculos son activados y los alumnos aprenden a conseguir una co-contracción de la musculatura estabilizadora en una posición espinal neutral (Hides, Richardson y Jull, 1996; Maher et al. 2005; Richardson Richardson, Jull, Hodges y Hides, 2000).

    Pilates es inicialmente ejecutado de forma lenta, de una manera aislada y con una específica forma de conducir el movimiento a través de la palabra, y bajo un umbral tónico de contracción de la musculatura estabilizadora como se enseña en los libros terapéuticos (Richardson et al. 2000). A continuación, los ejercicios son progresados en una superficie estable para integrar una carga incrementada, a través del movimiento de piernas o brazos para gradualmente desafiar el control (Sahrmann, 2002). El aumento de desafío para la musculatura estabilizadora también implica a estabilizadores globales como el oblicuo interno, las fibras del glúteo medio, etc. Para controlar la carga extra y asegurar la columna. El MP ha ganado atención en la última década como una modalidad para mejorar flexibilidad, fuerza y control mental. Pero las bases científicas del método aún no están asentadas (Bernardo, 2006).

Evidencias del MP

    Tras una revisión bibliográfica acerca de las evidencias encontradas en los principales buscadores como Medline, Pubmed y Google Scholar. Las palabras clave han sido Pilates Method y Método Pilates. Podemos llegar a varias conclusiones interesantes con respecto a las mejoras tanto fisiológicas como psicológicas empleando correctamente este método de entrenamiento sobre todo en el ámbito de la corrección lumbar (Aurora et al., 2009; Valerie et al., 2006; García y Pastor, 2008; Donozelli et al., 2006; Fonseca et al., 2009) y la fuerza del complejo lumbo-pélvico (Inelia et al 2004; Emery et al., 2009; Endelman y Critchley, 2008). En cuanto al resto de beneficios del método se debe ser cauto con señalar esta efectividad en los parámetros más recurridos como el de flexibilidad, estabilidad lumbo-pélvica y actividad muscular puesto que como señala Bernardo (2007) muy pocos estudios han sido publicados con evaluaciones y test rigurosos y empíricos en cualquier tipo de población. El mismo autor señala en una revisión bibliográfica del método de artículos publicados entre 1990 y 2006 que de entre 227 artículos encontrados sólo 10 de ellos eran estudios experimentales y sólo tres de ellos con población adulta sana.

Dolor Lumbar

    Varios artículos citan las mejoras que tiene sobre el dolor lumbar, en los cuales, el objetivo general es evaluar la influencia del dolor en pacientes aquejados de lumbalgia antes y después de una intervención con el MP. Rydeard Leger, y Smith (2006) con un mes de tratamiento en Pilates máquinas y un seguimiento a los 3, 6 y 12 meses con pacientes que sufren lumbalgia, concluye que el grupo que entrenó con Pilates mejoraron las puntuaciones de habilidad y mejora de lumbalgia.

    Como afirman los autores Gladwell, Head, Haggar y Beneke (2006) el primer estudio en evaluar un programa modificado de Pilates en individuos activos con dolor crónico y no específico lumbar (N=49), divididos en grupo Pilates (N= 25) y grupo control (N=24), implementando un programa de seis semanas. Se ha evaluado a través de cuestionarios de calidad de vida (Sf-12) de dolor lumbar (Owestry), pruebas de flexibilidad como el “sit and reach” y equilibrio (stroke stand test) concluyen evidencias en habilidades deportivas, flexibilidad y propiocepción.

    En este sentido Da Fonseca (2009) evaluó la influencia del dolor en pacientes con lumbalgia con un grupo experimental pequeño (N= 9) que realizaron 15 sesiones de MP con resultados alentadores. Por su parte Donozelli et al. (2006) refieren una mejora y apreciación subjetiva del dolor en lumbalgia crónica que tiene efectos paralelos a la percepción de calidad de vida.

    En otra línea de conclusión Gagnon y Horvath, (2005) en un estudio intergrupos (N=12) donde el primero seguía un protocolo Pilates y el otro un protocolo tradicional de rehabilitación de dolor lumbar no encontraron diferencias significativas entre los grupos.

    Graves et al. (2005) por su parte realizaron un estudio para probar la eficacia de la técnica Pilates en 22 pacientes con lumbalgia mecanopostural crónica. Midió el índice de discapacidad para dolor de espalda (cuestionario Owestry), flexibilidad de columna y miembros inferiores e índice de masa corporal, dividió a los pacientes en dos grupos: Grupo Pilates (n = 15) que recibió entrenamiento por 12 semanas, dos veces a la semana durante una hora y un grupo control (n = 7) el cual continuó con sus actividades diarias normales. Los datos finales indicaron que el grupo de Pilates mostró una mejoría significativa en el índice de discapacidad para el dolor de espalda, flexibilidad de columna lumbar y miembros inferiores. De manera similar a éste Galindo y Espinoza (2009) valoraron una población de pacientes con lumbalgia mecanopostural crónica con un número de 20 sesiones a diferencia de las 24 de Graves et al. (2005).

    La Touche, Escalante y Linares (2008) señalan en su revisión bibliográfica sobre referencias de MP para combatir el dolor lumbar que los resultados de los estudios más relevantes demuestran efectos positivos pues se mejora la función general y se reduce el dolor en pacientes aquejados. Sin embargo se requiere de futuras evidencias para aplicar en la prescripción de los ejercicios específicos en la línea rehabilitadora de lumbalgia no específica.

    Por lo tanto encontramos una gran concordancia a la hora de llegar a las conclusiones de dichos artículos, ya que, en todos, coinciden en que hay una clara disminución del dolor y mejora de la postura tras intervenir con éste método y también en pacientes con escoliosis (Blum, 2002).

Composición corporal

    En cuanto a la examinación de variables como la composición corporal, además del citado estudio de Graves et al. (2005) y Sekendiz et al. (2007) que no encontró diferencias apreciables en el IMC, hay estudios como el de Segal et al. (2004) en el cual tampoco encontraron diferencias en composición corporal tras un entrenamiento bimestral. En esta línea Schroeder et al. (2002) no encontraron diferencias significativas en la respuesta cardiorrespiratoria durante la ejecución de las sesiones con ejercicios en Pilates máquinas. La variabilidad de índices en la composición corporal así como la afectación a nivel cardiorrespiratoria a la luz de las investigaciones deja entrever que la técnica no resulta valiosa como programa con un objetivo claramente cardiovascular.

Equilibrio postural

    El equilibrio postural ha sido objeto de estudio también por la parte del MP, con lo que se señalan como relevantes las aportaciones de Johnson, Larsen, Ozawa, Wilson y Kennedy (2007) que estudiaron en una población adulta sana y activa dividida en grupo experimental (n=17) y grupo control (n=17) los efectos en el equilibrio, refiriendo que el método refuerza el equilibrio dinámico de los participantes. Recientemente con una muestra mayor a la anterior (N= 57). (Siquieira, Cader, Torres, Oliveira y Dantas, 2010) verificaron a través de la balanza Tinetti las mejoras de equilibrio respecto al grupo control mediante una práctica bimestral de Pilates. Precedentes como el de Gladwell et al. (2006) mediante el test de equilibrio “strork stand test”, encuentran mejoras propioceptivas en apoyo unipodal.

Complejo lumbo-pélvico

    Por la parte de uno de los principios proclamados por la técnica como el “Powerhouse”, es decir, la estabilización del complejo lumbo-pélvico a través de la activación del músculo transverso, encontramos varios estudios que centran sus objetivos en indagar dicho principio. Por ello se cita entre otros, la mejora de la fuerza abdominal y la postura superior de la columna, así como la estabilización de la postural (Sekendik et al., 2006) puesto que con el MP se activan los abdominales transversos y oblicuos mejorando la citada fuerza del centro (Endelman y Critchley, 2008).

    Se resalta el diseño cuasiexperimental de Herrington y Davies (2005) donde compararon Pilates con un entrenamiento abdominal tradicional en mujeres adultas sanas (N= 36 mujeres media de 32 años de edad) y desentrenadas en su habilidad para mantener la columna en posición neutra y activar el músculo transverso abdominal. La muestra dividida en grupo Pilates (N=12) intervino durante sesiones de 45´ minutos a lo largo de seis meses. El grupo abdominales tradicionales (N=12) realizó clases de 15´durante los mismos seis meses y finalmente el grupo control (N=12) que no practicaba ninguno de los anteriores. Para medir la contracción del transverso y la estabilidad lumbo-pélvico utilizaron biofeedback de presión. El grupo Pilates resultó dónde mayor número de mujeres consiguieron pasar el test por ello se entrevé que el entrenamiento individual de Pilates es capaz de mantener una posición lumbo-pélvica óptima y conseguir activación del transverso.

    En un diseño parecido Sekendiz et al. (2007) marcaron el objetivo del estudio en examinar los efectos del MP en fuerza abdominal y lumbar, resistencia abdominal y flexibilidad del tronco en mujeres adultas sedentarias (21 mujeres grupo Pilates, 17 grupo control) completaron 15 sesiones, de tres veces por semana durante 5 semanas. El IMC y Composición corporal (pre-post test) también fueron evaluados como objetivos secundarios. Para evaluar la fuerza abdominal y lumbar, la flexo-extensión del tronco fue obtenida con un dinamómetro “Biodex isocinética”. La resistencia muscular con un test de flexión de tronco y la flexibilidad mediante el test “sit and reach”. Concluyen que el efecto del MP fue positivo excepto en composición corporal.

    Desde un punto de vista funcional Pastor y Laín (2005) valoran y comparan la capacidad de fuerza funcional en un diseño parejo a los anteriores con tres grupos: practicantes habituales de MP, practicantes de fitness, y sedentarios. La muestra completa comprendía 59 sujetos, 13,6% hombres (n=8), y 85,4% mujeres (n=51) con una media de edad de 42.72 ± 9.56 años. Todos los voluntarios completaron la batería de test llamada “Functional Strength Capacity Battery” y sólo se encontró diferencia significativa en el Grupo MP, el cual obtuvo un nivel más alto en la prueba de sentadillas y resistencia de espalda del test de fuerza funcional.

    Cabe una mención especial al único artículo de Galindo y Espinoza, (2009) que utiliza en el diseño conjuntamente el MP y GAH al igual que el presente, pero con el objetivo de valorar la fuerza muscular y flexibilidad de columna lumbar en un grupo con lumbalgia mecanopostural. La muestra de 30 pacientes entre 20 y 45 años de edad se dividen en tres grupos: MP, GAH y programa tradicional. El análisis de las variables dependientes se hizo a través de estudio electrofisiológico de activación de la musculatura paravertebral y abdominal. Se observó una mejoría en la flexibilidad de todos los grupos, con mayor significancia en grupo Pilates e Hipopresivo. La fuerza muscular no mostró cambios y el tiempo de activación electromiográfico mejoró en ambos grupos (Pilates e Hipopresivo). Las autoras citan textualmente la siguiente conclusión con respecto a los métodos: “(...) una aplicación como una opción permanente se considera conveniente como tratamiento para los pacientes con lumbalgia mecanopostural crónica (...)”

Flexibilidad

    Segal et al. (2004) además de evaluar la composición corporal antes mencionada evaluó la flexibilidad en una población adulta sana. 31 mujeres y 1 hombre realizaron sesiones de MP, una vez por semana durante seis meses. Se realizaron retests a los 2, 4 y 6 meses mediante la prueba de flexión de tronco, “sit and reach” la misma que emplea Bertolla et al. (2006) con un grupo de futbolistas obteniendo ambos resultados positivos y que Sekendif et al. (2007) en un grupo de mujeres adultas sanas y población con lumbalgia en Gladwell et al. (2006). Se aprecia finalmente que la prueba “sit and reach” ha sido el método para medir la flexibilidad más extendida en la valoración.

    Como podemos observar, éste método es recomendado por profesionales de la salud cómo mejora, o prevención del dolor lumbar, flexibilidad, activación del centro y equilibrio.

Pilates en poblaciones deportistas

    Se debe destacar que las evidencias de mejoras posturales del MP se han comprobado tanto en el ámbito rehabilitador con pacientes aquejados de lumbalgias o sintomáticos, como con población adulta sana pero también en la preparación/recuperación física de deportistas de élite o en rendimiento deportivo. Por lo tanto es importante resaltar, que el MP no sólo se puede emplear en salas de fitness, centros de fisioterapia, sino que también, en la preparación física de diferentes deportes, tanto individuales o colectivos como a continuación se ejemplifica.

    Sewright, Martens, Axtell, y Rinehardt (2004) comentan que el entrenamiento de Pilates Mat se ha convertido en una herramienta muy popular para los deportistas de élite. Puesto que se focaliza en la musculatura del core y se supone ayuda a los atletas a mejorar las habilidades deportivas por el énfasis en el transverso, oblicuo interno y recto del abdomen.

    Varios estudios de casos control han demostrado beneficios particulares utilizando MP con gimnastas de alto rendimiento (Hutchinson, Tremain, Christiansen y Beitzel, 1998), bailarinas de ballet (Khan et al. 1995). Otro ejemplo de utilización del método Pilates en deportes con implemento como el Tenis para readaptar las dismetrías lo encontramos en Hornery (2005) que dice textualmente:

    “Los factores intrínsecos y extrínsecos afectan a la generación de velocidad del golpe en el tenis de alto niveles. Intrínsecamente podemos considerar la fuerza y la potencia muscular y los rangos de movimiento muscular y de las articulaciones como clave para generar velocidad de la cabeza de la raqueta. Estas características coinciden con la filosofía de entrenamiento de Pilates”.

    Un ejemplo de la implementación de un programa Pilates en deporte grupal se ejemplifica en el colectivo futbolístico (Bertolla et al. 2006). Se demuestra cómo una intervención de Pilates durante un cierto período de tiempo, puede llegar a mejorar y evitar lesiones en la parte posterior del muslo y la flexibilidad en general del tren inferior. Por su parte, Sewright et al., (2004) también para el ámbito de los tenistas profesionales americanos explica que un entrenamiento basado en MP al cabo de seis meses ha mejorado la velocidad y la resistencia muscular pero sin una correlación estadísticamente significativa entre ambas variables.

    Deportes de resistencia como el Ciclismo ha incorporado el MP a su programa de preparación física en casos como el de Santana, Fernández y Merino (2010) que estudió los efectos de la aplicación de un entrenamiento basado en el MP sobre la fuerza flexibilidad, agilidad y equilibrio en un ciclista profesional de “Mountain Bike”. Se concluyen mejoras de la fuerza en todas sus manifestaciones (máxima, explosiva, resistencia) de la agilidad y flexibilidad tras un protocolo corto de un mes durante 3 días a la semana.

Bibliografía

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