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Orientaciones sobre la psicología del deporte

 

*Dr. en Educación Física

Master en Psicología el Deporte

**Dra. en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Universidad de Cádiz

(España)

Damian Ossorio Lozano*

damian.ossorio@uca.es

María Teresa Fernández Sánchez**

mariateresa.fernandez@uca.es

 

 

 

 

Resumen

          La psicología de la actividad física y del deporte se encarga de estudiar los aspectos psicológicos durante la actividad física, sea esta orientada al rendimiento o no. La relevancia que se le atribuye tiene en la actualidad a la Psicología del Deporte, se debe al papel que desempeña como instrumento muy eficaz en la obtención del éxito deportivo.

          Palabras clave: Psicología. Actividad física. Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 163, Diciembre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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¿Qué es la psicología del deporte?

    Ningún deportista participa en ninguna especialidad, ya sea de manera individual o en grupo, al margen de sus emociones, sentimientos, problemas familiares y sus preocupaciones. Estos y otros factores psicológicos son indispensables y sumamente importantes, si pretendemos obtener un rendimiento deportivo óptimo.

    La importancia de estos elementos subjetivos es tal que en gran medida pueden marcar la diferencia entre éxito y fracaso. Y no olvidemos que en el deporte de alta competición, el "éxito" sólo es del primer clasificado.

    La relevancia que se le atribuye tiene en la actualidad a la Psicología del deporte, se debe al papel que desempeña como instrumento muy eficaz en la obtención del éxito deportivo.

    El desarrollo de la personalidad del deportista se hace necesario e imprescindible, así como los ingredientes constitutivos del perfil de cada persona para hacer frente a la práctica deportiva de manera individual y conforme a su carácter

    Por lo tanto, "las demandas de rendimiento de cada especialidad deportiva, requieren que el deportista funcione, psicológicamente, de una determinada manera, para poder decidir y actuar con la mayor eficacia posible y tener, de esta forma una opción más favorable de conseguir el éxito en la competición" (Buceta, 1998).

    El objeto de estudio e intervención en el propio deporte, no se limita a maximizar las variables que intervienen en el rendimiento deportivo, como el desarrollo del pensamiento y la conducta humana, sino que pretende hacer de esta disciplina fuente de análisis y estudio de las posibles patologías que ocasiona la competición.

    Williams y Straub, afirman que "la psicología del deporte se ocupa, por un lado, de los factores psicológicos que determinan el ejercicio y la práctica deportiva; y, por otro, de los efectos psicológicos que se derivan de tal participación" (Williams y Straub, en Williams, 1991).

    Según la Asociación de Psicólogos Americanos (APA), "la Psicología del Deporte y de la Actividad Física es el estudio científico de los factores psicológicos que están asociados con la participación y el rendimiento en el deporte, el ejercicio y otros tipos de actividad física". La APA, destaca que la psicología del deporte y la labor de los profesionales, se sitúa en torno a dos grandes objetivos. En primer lugar, ayudar a los deportistas a conocer y optimizar los principios psicológicos que favorezcan la mejorar de su rendimiento. En segundo lugar, y no por ello menos importante, comprender cómo la práctica deportiva afecta al desarrollo psicológico de los sujetos participantes, a su salud y bienestar a lo largo de su ciclo vital. Dosil (2002), coincide en estas afirmaciones cuando define "la psicología del deporte y el ejercicio físico como el estudio científico de las personas y su conducta en el contexto del deporte y la actividad física".

    Actualmente los estudios de psicología del deporte y ejercicio físico giran en torno a dos objetivos fundamentales: en primer lugar, profundizar en el conocimiento de cómo los factores psicológicos afectan al rendimiento físico; y en segundo lugar, descifrar en qué medida la participación en el deporte y la actividad física influye al desarrollo, la salud y el bienestar personal.

    También se ocupa de otros aspectos como: los factores psicológicos individuales, grupales e institucionales que regulan la práctica de deportiva y las consecuencias estructurales psico-sociales de tales prácticas.

    Como objeto de estudio, el psicólogo del deporte, en función de la disciplina deportiva en la que se encuentre inmerso, deberá atender a las demandas relacionadas con factores vinculados a la personalidad del deportista y su relación y afinidad con el entorno y armonía con el grupo; las motivaciones, aptitudes, concentración, mantenimiento y optimización de recursos, así como todas aquellas posibilidades que nos ofrece el marco de la psicología del deporte.

    En conclusión, la psicología de la actividad física y del deporte se encarga de estudiar los aspectos psicológicos durante la actividad física, sea esta orientada al rendimiento o no, y "es necesario comprender que la posible aportación de la psicología (...) abarca un campo amplio y relevante que contempla el funcionamiento psicológico como un elemento esencial en el ámbito del rendimiento deportivo, al igual que los son el funcionamiento físico, técnico-táctico/estratégico, en la medida que determinan las características específicas de cada deporte" (Buceta, 1998).

Orientaciones y propuestas de la psicología del deporte

    La intervención psicológica con los deportista, aún hoy en día no es aceptada de manera rotunda por gran parte de las instituciones deportivas. Existe un cierto rechazo por parte de algunos colectivos que ven en la psicología aplicada al deporte un agente manipulador del que es fácil prescindir.

    Actualmente los avances de la medicina y, en general de todas las ciencias, ha propiciado una mejoría en las expectativas del deportista. Esta mejoría se hace aún más evidente cuando la psicología hace su aparición como elemento protector y preventivo.

    En la actualidad "el estudio del área de los psicólogos del deporte contemporáneos, puede adoptar un enfoque conductual, cognitivo, psicofisiológico o cognitivo-conductual" (Dosil, 2002). Este mismo autor, en relación a la actividad física y el deporte, propone dos grandes modelos: el conductismo y el cognitivismo (Dosil, 2004).

Modelo diferencial

    El modelo diferencial se basa en la estadística para realizar un diagnóstico de la conducta humana, es una de las herramientas clásicas de la psicología clínica. el procedimiento consiste, primero, en determinar si la conducta observada está dentro de lo que se considera "normal", o si se cataloga como indeseada, inesperada, etc. A continuación, hay que realizar un pronóstico para averiguar, si es posible reconducir la conducta a niveles normales.

    El término conducta "normal" se establece mediante la observación sistemática de número de veces que aparece de manera objetiva la conducta, es decir, su frecuencia en la realidad.

    En realidad este modelo no es utilizado en el ámbito del deporte, ya que la "conducta" del deportista se considera fuera de lo "normal".

Modelo conductual

    Relacionado con el mundo del deporte, se centraría en el estudio de los estímulos que recibe un deportista en su práctica cotidiana. Los que tienen una orientación conductual consideran que los determinantes principales de la conducta de un deportista o practicante de ejercicio físico proceden del entorno. Lo considera un ente pasivo, otorgándole una importancia relativa a los pensamientos y a la personalidad o las percepciones: en lugar de ello, el centro de atención está en la forma en que los factores del ambiente, especialmente el refuerzo y el castigo, influyen en la conducta (Dosil, 2002:17).

    En los años 70 el conductismo concibe al hombre como un organismo que reacciona y se adapta a los estímulos del medio, a partir de esta fecha descubrió la influencia de la personalidad y de los "mecanismos intrapsíquicos" sobre el rendimiento del deportista. Los malos resultados lo atribuyeron hasta ahora a los malos hábitos. No obstante, se produjo un nuevo núcleo de atención, al suprimir las disfunciones en la conducta y así explotar todo el potencial el individuo. Esta afirmación supuso un cambio más radical, es decir, desde el organismo a las circunstancias del entorno.

    Dossil (2002), define las características del modelo conductista en el ámbito deportivo de la siguiente forma:

  • Evaluación de la conducta observada.

  • Se crean técnicas de observación que al cumplirlas tienen la fiabilidad científica.

  • Se define la eficiencia y según el estímulo de respuesta se sacan conclusiones.

  • Se plantea la enseñanza por modelos.

  • Se construye un modelo pedagógico para aprender más rápidamente y que permita una estabilidad en los resultados: progresiones, refuerzos positivos y adversos y transferencias.

  • El sujeto se somete al proceso de aprender esas técnicas.

  • El hombre se adapta al "modelo" construido según las necesidades del deporte y su especialidad (adaptar las potencialidades).

  • Conduce a modelos preestablecidos a los que hay que adaptarse:

  • Es muy válido para los deportes donde el entorno es muy estable y los elementos que lo componen tienen poca interacción.

  • Predominan en ellos las motivaciones extrínsecas: premios, dinero, reconocimiento social, aunque se coarta la libertad motriz.

  • Los modelos se van modificando de manera utópica; cuando un individuo rompe el modelo y elabora uno personal que posteriormente es justificado científicamente y constituido como otro modelo.

    Según Seirul-lo (1993), el aprendizaje conductista consiste "en pasar de la actitud al hábito motriz. La clave es la repetición estereotipada de movimientos, un estereotipo en que parámetros motrices-espaciales-temporales se repiten exactamente igual y de esa repetición homogénea e inmutable pasamos de una actitud motriz al hábito motriz."

    Para Giraldez y Buceta (2005), "la enseñanza de la técnica y de la táctica se ha realizado bajo las pautas conductistas, tanto en los deportes individuales como en los de equipo. Aunque, según se ha demostrado, de modo incorrecto, pues las condiciones de competición de los deportes colectivos son diametralmente distintas a las de otros deportes."

Modelo cognitivo

    La psicología cognitiva aplicada al deporte tuvo sus comienzos en las investigaciones realizadas en el campo del Conductismo. Fundamentalmente los trabajos realizados por los psicólogos deportivos de los ex-países comunistas principalmente de la URSS, que habían desarrollado técnicas de optimización del rendimiento extraídas del proyecto espacial soviético.

    Los primeros estudios en la URSS se centraron en cómo las personas logran el conocimiento, y en los principios basados en la modificación de estructuras mentales, como medio para que los deportistas adquiriesen una percepción real de sí mismos y del mundo circundante para actuar de manera eficaz.

    Este tratamiento fue llamado entrenamiento de auto-regulación que en realidad era simplemente yoga. Dos décadas más tarde fue la base de las técnicas mentales aplicadas al deporte por rusos y germanos orientales gracias a la tarea de Kurt Tittel ex-director del Instituto del Deporte de Leipzing en Alemania Oriental.

    La base del cognitivismo, que pronto declaró la existencia de la "mente", surge de la influencia de las corrientes de la URSS, unidas al Conductismo norteamericano, e indirectamente influenciado por la gestal y las corrientes psicoanalíticas.

    El cognitivismo desechó los conceptos médicos de enfermedad, por conceptos de alteración de conducta, aprendizaje nocivo y modificación de conducta. Este enfoque brinda al individuo la posibilidad de un "entrenamiento" que sustituya la conducta indeseada por otra más provechosa que le permita adaptarse a su entorno.

    Concibe al ser humano como un sujeto activo, y responsable capaz de construir su propio conocimiento de manera organizada, en el que su mente se comporta como un procesador de información, respondiendo de dentro a fuera de manera organizada, actuando en consecuencia como si fuera un ordenador.

    La psicología cognitiva se convierte en el análisis científico de los procesos mentales abordados sobre la base de la analogía mente-ordenador. El cognitivismo afirma que imágenes y pensamientos son determinantes en el comportamiento humano.

    El cognitivismo afirma que una información puede perder parte de su contenido primario cuando el canal que la trasmite aporta interferencias por medio de vibraciones, "ruidos". Para esto el cognitivismo ha establecido un método experimental basado en tres técnicas:

  1. Introspección.

  2. Estudios experimentales.

  3. Construcción de modelos computacionales.

    Y en el caso del deporte habría que añadir la inclusión de la Teoría del Campo de Kurt Lewin y nociones de la Psicología del Medio Ambiente, para estudiar en situ a los deportistas que son influenciados por el entorno.

    La aplicación al deporte del cognitivismos se traduce en la práctica a través de las siguientes técnicas psicofisiológicas:

  1. Técnicas de toma de conciencia.

  2. Técnicas de control de arousal.

  3. Técnicas de relajación.

  4. Técnicas de energetización.

  5. Técnicas de Imaginación.

  6. Técnicas de atención.

  7. Técnicas de concentración.

  8. Técnicas de auto hipnosis.

  9. Técnicas de respiración.

  10. Técnicas de movilización.

  11. Técnicas de elongación.

  12. Técnicas de descarga.

  13. Técnicas lúdicas (constructor del divertimento deportivo).

  14. Técnicas psicofísicas de carga y descarga postural

  15. Ejercicios psicofísicos

    Dosil, propone algunas claves en la esfera de la actividad física y el deporte:

  • Aprendizaje significativo: Se refiere a la posibilidad de establecer vínculos sustantivos y no arbitrarios entre lo que hay que aprender (el nuevo contenido) y lo que ya se sabe, lo que se encuentra en la estructura cognitiva del sujeto que aprende (sus conocimientos previos), atribuyéndole significado al material objeto de aprendizaje (Coll y Solé, citados por Dosil, 2004)

    El aprendizaje de nuevas destrezas deportivas en los primeros niveles de iniciación, requiere de un cierto nivel de maduración y un cierto grado de dominio de otras habilidades básicas que faciliten el nuevo aprendizaje. La incorporación de las mismas de manera progresiva, supone el logro de nuevos aprendizajes y un paso hacia adelante en la conquista de un nivel más complejos de habilidad deportiva.

    Este planteamiento implica la consolidación de patrones de movimiento que faciliten la progresión y a la vez den paso a otros más complejos de manera natural, que impida obstáculos e interrupciones posteriores en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

  • Aprendizaje por descubrimiento: Se refiere a la actividad mental de reordenar y transformar la información que se facilita, de forma que el sujeto tiene la posibilidad de ir más allá de lo simplemente dado en un principio (Dosil, 2004)

    Consiste en aprovechar la práctica para que el deportista descubra, experimente y halle la solución a los problemas motores que pudiera encontrarse en una determinada actividad. Este postulado vincula entre sí a la enseñanza y a los procesos del aprendizaje.

    Se trata de que el deportista sea capaz de descubrir por sí mismo las posibles relaciones que puedan darse entre los principios que concurren en cualquier tarea motora. Ese largo proceso de exploración y descubrimiento, le capacitará para encontrar la respuesta y la solución de manera inductiva, es decir genera en el deportista una nueva fase en su proceso de formación.

    Beltran, citado por Dosil, indica que las ventajas fundamentales de este tipo de aprendizaje son:

  • Lo que se aprende se puede transferir fácilmente a otras situaciones nuevas.

  • Es intrínsecamente motivador.

  • Favorece la maduración del deportista.

  • Provoca una participación más activa y una mayor atención en lo que se tiene que hacer.

  • Valora más la tarea.

  • Favorece la retención de contenidos, etc.

    Aprendizaje autor regulado: Se refiere al proceso por el cual los deportistas regulan su propio aprendizaje, mediante pensamientos, sentimientos y acciones que son autogenerados y orientados hacia la consecución de metas propias. El modelo de aprendizaje se fundamenta en la motivación del sujeto para realizar el aprendizaje, así como en la planificación del mismo, por ello se puede afirmar que se fundamenta en los elementos que se describían en los dos anteriores. Las metas deben ser significativas, es decir, que susciten interés y que sean compatibles con lo que el sujeto percibe que puede realizar (Dosil, 2004).

    A diferencia del conductismo y sus orígenes estadounidenses, el enfoque netamente cognitivo tiene su cuna en la antigua URSS, donde los estudios se centran en cómo las personas adquieren y representan el conocimiento, y en los postulados de modificación de estructuras mentales disfuncionales, como medio para que los deportistas adquieran una percepción real de sí mismos y del mundo que les permita actuar de manera eficaz.

    Para Seiru-lo, las teorías cognitivas muestran su interés por lo que sucede dentro del individuo, "e/ individuo actúa dependiendo de lo que sucede en el entorno. A esto se añade el estructuralismo, que nos dice que la inteligencia humana es una estructura compuesta por una serie de factores, y la modificación de uno de ellos altera a los demás, haciendo que el efecto que esperábamos no sea tal efecto, sino otro. Por todo ello, para este autor, el aprendizaje cognitivo es superior al conductista en lo que se refiere al aprendizaje de los movimientos que componen la técnica en los deportes de equipo, por lo que es más válido para los mismos" (Seirul-lo, 1993).

    Seirul-lo propone las siguientes características para este modelo en el deporte:

  • El cognitivismo realza la importancia de cómo procesa la información el deportista; qué observa del oponente, del espacio; sus motivaciones; cómo se relaciona con el objeto, etc. Antepone la persona a la actividad deportiva, lo que da lugar a "esquemas motrices" aplicables a escenarios, contextos y situaciones variables.

  • El cognitivismo pretende transformar la organización de los acontecimientos, no le interesa plantear situaciones "modelos", ni comportamientos homogéneos o estereotipados, ni prototipos a imitar. A través de los estímulos del entorno pretende que el deportista elabore nuevos comportamientos fruto de la interpretación personal de los acontecimientos, y así provocar la mejora de la conducta externa.

  • El cognitivismo se centra en el proceso, para obtener una mayor competencia motriz. El aprendizaje se concibe como la capacidad de interpretación del conjunto de señales que recibe el sujeto del entorno y del talento que tenga para tomar la solución más acertada en cada caso. El deportista con esta nueva experiencia es capaz de interpretar, desde su propia realidad, una motricidad más racional y especial, acorde a sus propios intereses.

    Para Giráldez y Buceta (2005), este modelo lo que intenta es mejorar la capacidad para interpretar del jugador, teniendo en cuenta sus necesidades. Al mismo tiempo manifiestan que: La orientación de la carga de entrenamiento está supeditada a la estructura condicional, coordinación (No está claro) y cognitiva del proceso de entrenamiento: se debe pretender mejorar condicionalmente teniendo presentes las capacidades coordinativas y cognitivas (toma de decisión) que siempre están presentes en cualquier ejecución deportiva de alternativas múltiples

Modelo cognitivo-conductual

    El modelo cognitivo-conductual asume que la conducta se define por la mutua relación entre lo cognitivo y el entorno. Considera, no obstante, que el pensamiento es el núcleo central de la conducta.

    En la órbita de la educación física y el deporte, el valor de los dos enfoques es incuestionable sin ninguna distinción. Se mantiene la importancia del ambiente en cualquier actividad físico-deportiva, al igual que las primeras sensaciones que percibe el deportista. Esto unido a los conocimientos previos y a la experiencia que posee de otras vivencias deportivas, origina otras nuevas ideas o la conservación de las ya existentes, como resultado de la tarea de procesos tanto internos como externos.

    No obstante, desde sus comienzos la psicología del deporte se amparó en el rendimiento deportivo como objeto de estudio y mejora. Sus pretensiones siempre fueron la de encontrar un estado ideal de rendimiento, en donde las emociones, la confianza, la atención y el autocontrol de todos procesos internos fuesen las variables principales de ese estado ideal.

    El esplendor del enfoque cognitivo-conductual produjo un efecto muy desatacado en la Psicología del Deporte. Las aportaciones de Mahoney, (1974) y de Bandura (1977), sobre auto eficacia percibida y las ideas de Meichembaum (1977), en el ámbito de la modificación de conducta, e incluso las de Beck (1976), directamente orientadas al tratamiento de trastornos clínicos de naturaleza emocional, supuso un modelo a seguir y una línea de pensamiento adoptada por muchos especialistas e investigadores del ámbito no solo del mundo del deporte.

    El punto de vista cognitivo-conductual dominante en psicología del deporte, desde los setenta hasta la fecha, resalta el papel del autocontrol y de procesos internos como objetivo de sus intervenciones. Plantea la creencia de que esas vivencias internas como el nivel de activación, los pensamientos, las sensaciones, etc. producen unos efectos perjudiciales que repercuten sobre el rendimiento deportivo.

    A partir de los años ochenta la Psicología del Deporte rechaza tanto los avances de los setenta como las aportaciones posteriores e incluso los más recientes, que viniesen del campo de la Psicología Clínica. Es más, la mayoría de las técnicas psicológicas que se utilizan hoy en día en el campo del deporte tienen que ver con establecimiento de objetivos, la práctica en imaginación, el auto diálogo, etc.

    No obstante, desde hace unos años se viene cuestionando que tales experiencias internas influyan de forma invariable y negativa sobre el rendimiento (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999). En esta misma líneas, Clarck, Ball y Pape (1991), han demostrado que la eliminación o el control de pensamientos negativos puede tener un efecto paradójico o contradictorio, lo que pone en duda la práctica de técnicas como la detención del pensamiento o el auto diálogo.

    Wegner, Shortt, Blake y Page (1990), confirman la presencia de una activación posterior a la supresión o el control de pensamientos, que da lugar a un aumento de las respuestas emocionales y autonómicas. Este fenómeno se denomina "ironía del proceso de control mental" (Wegner y Zanakos, 1994), y es especialmente relevante para los deportistas, por la interferencia que, paradójicamente, tendría sobre el rendimiento.

    Barlow (2003) ha demostrado que este control de pensamientos negativos se basa en la consideración de éstos como contenidos cognitivos ansiógenos, o preocupaciones. La preocupación (worry), es un componente de todos los tipos de ansiedad (Barlow, 2002), pero actualmente ha quedado demostrado que puede ser un proceso funcional no patológico. Este proceso es el encargado de planificar el afrontamiento de eventos potencialmente negativos, reduciendo la sensación de incontrolabilidad e impredictibilidad.

    Barlow (2002) concluye que la estabilidad funcional del rendimiento requiere un tipo de atención meta cognitiva, orientada hacia estímulos externos, alternativas y contingencias implicadas en la tarea inmediata en que se ha de rendir, así como la valoración de metas dístales, como ya habían mostrado Sbrocco y Barlow (1996), indicando que en determinados momentos, la autorregulación óptima implica: mínima autoevaluación; mínima vigilancia atencional, tanto interna como externa; mínima exploración de amenazas y actividades cognitivas orientadas hacia el futuro. Esto es, mínima preocupación sobre las posibles consecuencias del rendimiento.

    Por tanto, las técnicas tradicionales dirigidas hacia el control de los procesos internos, como el auto diálogo, o la imaginación positiva o la regulación de la activación resultan contradictorias con la orientación meta cognitiva hacia estímulos externos de la tarea, como se ha demostrado hoy en día.

    Se está en desacuerdo con el acento y la importancia que se pone en la orientación hacia la tarea y no sobre el ego, puesto que el "entrenamiento mental" orienta su actuación hacia la auto percepción y autocontrol, es decir, hacia el ego.

    Este punto de vista podría ser el la causa de la ineficacia de muchas intervenciones, que actúan como interferencia sobre los automatismos y las habilidades deportivas asimiladas.

    Al mismo tiempo, en relación a la atención, se producen dos focos atencionales entre la focalización interna y externa, lo que provoca un menoscabo y un detrimento de las demandas atencionales que precisa la ejecución.

    Por otra parte, los esfuerzos para ejercer el control interno sobre las experiencias cognitivo-emocionales han puesto de manifiesto procesos de hipervigilancia, una actividad asociada con el rendimiento disfuncional, de acuerdo con las evidencias contemporáneas basadas en los modelos de auto-control (Barlow, 2002, Carver y Scheier, 1998, Gardner y Moore, 2006).

    Parece ser que todos estos avances han sido ignorados por la Psicología el Deporte, que sigue desterrando los nuevos caminos abiertos en este campo, y continúa instalada en el control de los procesos internos.

Modelo ecológico

    Los modelos ecosistémicos definen los procesos adaptativos e inadaptativos de las personas y los factores situacionales e individuales que intervienen en esos procesos.

    También llamado sistémico, tiene como máximo representante a U. Bronfenbrenner que desarrolla todo un tratado sobre la comprensión del desarrollo humano. Ese autor plantea su visión ecológica del desarrollo humano, siendo su objeto de estudio la progresiva acomodación mutua entre el ser humano activo, en desarrollo, y las propiedades cambiantes de los diferentes entornos inmediatos en los que habita la persona. Este proceso se ve afectado por las relaciones que se establecen entre estos entornos y los contextos más amplios en los que están incluidos estos.

    U. Bronfenbrenner, defiende el desarrollo como un cambio perdurable en el modo en el que la persona percibe el ambiente que le rodea (su ambiente ecológico) y en el modo en que se relaciona con él considera:

  • Las partes de un sistema social son independientes. El efecto producido por el cambio en un elemento afectaría a los demás de alguna manera.

  • En todo sistema social hay recursos, que pueden ser limitados o ilimitados, el cambio debe facilitar la redistribución o reciclaje de los primeros. Los ilimitados, en cambio, deben potenciar la creación o desarrollo de recursos.

  • El "cambio" puede ocasionar efectos esperados o deseados, así como efectos secundarios, dada la estructura interrelacional.

  • El proceso de cambio y la relación entre el psicólogo y el sistema social es a veces más importante que el contenido de la intervención misma.

  • Imprescindible para el concepto de "cambio", lo constituyen los cambios cualitativos que se originan dentro de las relaciones de los miembros de un sistema social. No se produce modificación del sistema o entorno que rodea a un sujeto, sino que se modifica su situación, su rol, etc., y se mantiene su estructura general. Así, el aprendizaje de un individuo viene dado por la capacidad de cambio y de interrelación con su entorno. Este modelo teórico potencia el aprendizaje, la participación, el cambio, la adaptación, la independencia, etc.

  • Todo sistema tiene una estructura de funcionamiento natural y cualquier cambio brusco puede provocar reacciones contrarias o resistentes al cambio.

    Bronfenbrenner (1979) señala que hemos de entender a la persona no sólo como un ente sobre el que repercute el ambiente, sino como una entidad en desarrollo y dinámica, que va implicándose progresivamente en el ambiente y por ello influyendo también e incluso reestructurando el medio en el que vive. Y afirma que: la interacción entre ambos es bidireccional, caracterizada por su reciprocidad; el ambiente ecológico es un conjunto de estructuras seriadas y estructuradas en diferentes niveles, en donde cada uno de esos niveles contiene al otro.

    Bronfenbrenner denomina a esos niveles el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el macrosistema. El microsistema constituye el nivel más inmediato en el que se desarrolla el individuo (usualmente la familia); el mesosistema comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo participa activamente; al exosistema lo integran contextos más amplios que no incluyen a la persona como sujeto activo; finalmente, al macrosistema lo configuran la cultura y la subcultura en la que se desenvuelve la persona y todos los individuos de su sociedad. Bronfenbrenner (1987) argumenta que la capacidad de formación de un sistema depende de la existencia de las interconexiones sociales entre ese sistema y otros. Todos los niveles del modelo ecológico propuesto dependen unos de otros y, por lo tanto, se requiere de una participación conjunta de los diferentes contextos y de una comunicación entre ellos.

    Bronfenbrenner y Ceci (1994) han modificado su teoría original y plantean una nueva concepción del desarrollo humano en su teoría bio-ecológica. Dentro de esta teoría, el desarrollo es concebido como un fenómeno de continuidad y cambio de las características bio-psicológicas de los seres humanos, tanto de los grupos como de los individuos. El elemento crítico de este modelo es la experiencia que incluye no sólo las propiedades objetivas sino también las que son subjetivamente experimentadas por las personas que viven en ese ambiente.

    Bronfenbrenner y Ceci (1994) argumentan que, en el transcurso de la vida, el desarrollo toma lugar a través de procesos cada vez más complejos en un activo organismo bio-psicológico. Por lo tanto el desarrollo es un proceso que deriva de las características de las personas (incluyendo las genéticas) y del ambiente, tanto el inmediato como el remoto y dentro de una continuidad de cambios que ocurren en éste a través del tiempo. El modelo teórico es referido como un modelo Proceso-Persona-Contexto-Tiempo (PPCT).

    El modelo ecológico supone una herramienta conceptual que permite integrar conocimientos, examinarlos con una perspectiva particular, elaborar nuevas hipótesis y brindar un encuadre teórico a partir del cual se puedan elaborar estrategias de intervención en la comunidad (Carón, 1992).

    Carón (1992) integra bajo la perspectiva ecosistémica los postulados de Dohrenwend (1974, 1978) que anteriormente había acuñado el modelo conceptual de inadaptación apoyado en el concepto de "Tensión psicológica", frente a acontecimientos vitales estresantes. Además, consideró "el crecimiento psicológico como un posible resultado del proceso de reacción frente al estrés".

    La explicación que Carón (1992) da sobre los factores que pueden hacer variar los procesos de adaptación de las personas se basan en los criterios siguientes:

  • Las influencias y predisposiciones biológicas de los sujetos.

  • La oportuna calidad y aprovechamiento de los microsistemas. Y la estabilidad de los mismos.

  • Las competencias y habilidades de los roles requeridos en los microsistemas.

  • Las competencias cognoscitivas y de la autoestima.

    La perspectiva ecosistémica nos permite conocer las interacciones entre los microsistemas de las personas y, por tanto, dónde y cómo surgen las redes de apoyo social, corno funcionan y qué papel podemos jugar los profesionales en y con ellas (Garbarino, 1985).


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