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La osteoporosis en la vejez

 

*Estudiante de tercer año de Medicina

**Universidad de Ciencias Médicas “Dr. Salvador Allende”

La Habana

(Cuba)

Linet Rojas Barrios*

Dra. Liliam Barrios Herrero**

Dr. Miguel Ángel López Ferradaz**

vddsa@infomed.sld.cu

 

 

 

 

Resumen

          Se realiza una revisión bibliográfica con el objetivo de caracterizar la osteoporosis en la ancianidad, partiendo de que precisamente esta etapa representa un factor de relevancia en la aparición de esta enfermedad, provocando en los pacientes fracturas óseas patológicas que pueden incidir negativamente en su calidad de vida. En la búsqueda en diferentes sitios pudimos constatar entre otros elementos que la osteoporosis llamada “la enfermedad silenciosa”, se caracteriza porque debilita los huesos a tal punto que éstos se quiebran fácilmente, más a menudo los huesos en las caderas, la espina dorsal, y las muñecas; que es más frecuente en mujeres que en hombres y que es tratable si realizamos un adecuado diagnóstico, siendo el tratamiento más efectivo el preventivo en función fundamentalmente de evitar la disminución de la masa ósea, lo cual se acompaña de una diete balanceada y la realización de ejercicios. Evitar las caídas se incluye dentro de las acciones de prevención, además de aspectos importantes que pueden afectar la calidad de vida de los ancianos como es el caso del hábito de fumar y la ingestión de bebidas alcohólicas.

          Palabras clave: Osteoporosis. Ancianidad.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 160, Septiembre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Los huesos de nuestro cuerpo se regeneran en forma constante ya sea para reparar áreas de fracturas de huesos muy pequeñas que ocurren a diario, como para sustituir zonas de hueso viejo o caduco, lo que indica que el hueso es un tejido en continua actividad de cambio.

    Estos procesos formativos y destructivos radican en los osteoblastos y osteoclastos respectivamente. A los estímulos mecánicos de estiramiento y presión repetidos una y otra vez reaccionan los osteoblastos produciendo sustancia ósea. En las regiones en que estos estímulos faltan se producirán, por el contrario, procesos destructivos.

    La pérdida de tejido óseo está producida por un trastorno del remodelado óseo, que es un programa fisiológico preventivo y continuo de mantenimiento del esqueleto adulto tras alcanzar su tamaño y peso máximo.

    Dentro de las enfermedades que afectan a los huesos se describe a la osteoporosis, nos preocupamos por ella porque constituye un problema de gran magnitud a nivel mundial, es la enfermedad más prevalente del sistema óseo y dado el envejecimiento demográfico que padecemos es un problema en progresión.

    Diversos autores la denominan la epidemia del siglo XXI, enfermedad no benigna, silenciosa en su desarrollo, pero contundente en sus consecuencias clínicas las fracturas osteoporóticas, que deterioran la calidad de vida de los pacientes. (1)

    La osteoporosis es “el ladrón silencioso” que progresa sin síntomas ni dolor hasta que ocurre una fractura, generalmente en la cadera, la columna o la muñeca. Cada año ocurren más de un millón y medio de fracturas que pueden causar la incapacidad permanente, la perdida de la independencia o la muerte.

    Los datos estadísticos sobre la frecuencia de la osteoporosis que aparecen en la literatura médica son incompletos, pero dejan entrever la magnitud del "fenómeno osteoporosis" a nivel mundial. En los Estados Unidos de Norteamérica se informan anualmente cerca de 300 000 casos de fracturas osteoporóticas de cadera, 200 000 de antebrazo y más de 25 % de mujeres blancas mayores de 65 años tienen fracturas vertebrales. (2)

    Otros países como Francia, Italia, Gran Bretaña y España también informan de grandes gastos presupuestarios anualmente por fracturas osteoporóticas.

    La osteoporosis es una enfermedad cuya frecuencia y severidad parecen incrementarse con la longevidad, con mayor riesgo de fracturas óseas patológicas. Predomina en la mujer (20/1) en la etapa posmenopáusica, pero esta proporción disminuye establemente después de los 70 años.

    La osteoporosis parece estar relacionada con algunos factores como son: las características raciales (es más frecuente en personas de origen caucasiano y asiático); la ubicación geográfica y el régimen climatológico (más frecuente en los países nórdicos y de clima frío), pero el factor que parece ejercer mayor influencia es la prolongación de la senectud (más frecuente y severa cuanto mayor es la longevidad). (2)

    El envejecimiento es un fenómeno complejo en el que cada individuo de un grupo poblacional cada órgano o tejido es un sistema orgánico y cada célula dentro de cada tejido, forman parte de un todo por lo que este grado de complejidad determina la necesidad de brindar respuestas a los problemas inherentes en esta etapa de la vida. Éste puede definirse como un deterioro funcional progresivo y generalizado que ocasiona una pérdida de la respuesta de adaptación a la agresión y un aumento del riesgo de enfermedades asociadas a la edad, de ahí la necesidad de crear mecanismos de adaptación que garanticen una longevidad satisfactoria.

    En los adultos mayores existen múltiples patologías que afectan su calidad de vida y el logro de una longevidad satisfactoria, entre ellas la osteoporosis por ser un factor predisponente en las fracturas y, por tanto, las consecuencias a que conllevan éstas en esta etapa de la vida.

    El factor clave del envejecimiento saludable es la capacidad de conservar una vida independiente durante el mayor tiempo posible. La puesta en marcha de programas eficaces para el envejecimiento saludable y de prevención de las discapacidades entre las personas mayores dará como resultado una utilización más eficiente de los servicios sanitarios y sociales y mejorará la calidad de vida de las personas mayores al permitirles ser independientes y productivas.

    Nuestro Sistema Nacional de Salud, basado fundamentalmente en la prevención y promoción de salud a través de la atención primaria de salud, posibilita el desarrollo de acciones educativas encaminadas al logro de una longevidad satisfactoria.

    Lo antes expuesto nos motivó a realizar una revisión sobre osteoporosis y su relación con el envejecimiento, dirigida a ampliar el horizonte de conocimientos de nuestros médicos generales básicos acerca del tema los cuales en su misión pueden realizar acciones preventivas en la comunidad para alcanzar una mejor calidad de vida. Perseguimos entonces como objetivo es caracterizar la osteoporosis en las personas de avanzada edad.

Desarrollo

    La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos a tal punto que éstos se quiebran fácilmente, más a menudo los huesos en las caderas, la espina dorsal, y las muñecas. La osteoporosis es llamada “la enfermedad silenciosa”, usted tal vez no se percate de ningún cambio hasta que se quiebra algún hueso, pero sus huesos se han estado debilitando a través de los años.

    Como su mismo nombre indica, es una enfermedad en la que el hueso se vuelve más poroso, con más aire en su interior, aumentando el número y el tamaño de las cavidades o celdillas que existen en su seno. De esta manera los huesos del esqueleto se hacen más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad.

    El hueso es tejido viviente. Para mantener los huesos fuertes, nuestro cuerpo está siempre desechando materia vieja y reemplazándola con nuevo tejido óseo. Cuando la gente entra en los cuarenta o los cincuenta años, el cuerpo deshecha más tejido óseo que el que reemplaza. Una revisión de los huesos por dentro muestra algo así como un panal de abejas. Cuando usted tiene osteoporosis, los espacios dentro del panal se hacen más grandes. Y el hueso que forma la estructura del panal se reduce. El caparazón de los huesos también se vuelve más delgado. Todos estos factores vuelven los huesos más débiles.

¿Qué cambios óseos acompañan a la osteoporosis?

    La masa ósea es la cantidad de hueso (proteínas y sales de calcio) que presenta una persona en su esqueleto en un momento de su vida. Depende de la edad, el sexo y la raza. El hueso no es, ni mucho menos, un órgano muerto, sin vida. En su interior se verifican a lo largo de toda la vida numerosos procesos metabólicos, con alternancia equilibrada de fases de destrucción y formación, reguladas por distintas hormonas, la actividad física, la dieta, los hábitos tóxicos y la vitamina D, entre otros.

    La osteoporosis es una enfermedad producida por la pérdida de minerales y proteínas que se da de manera gradual a partir de los 30 ó 35 años de edad, fecha en que el organismo ha acumulado el mayor volumen de masa ósea posible. Cerca de 100 millones de personas a escala mundial presentan osteoporosis, están en riesgo de padecerla o sufren de alguna otra enfermedad que produzca pérdida de sustancia ósea.

    Esta enfermedad es la responsable de más de 1 millón y medio de fracturas cada año. Un mayor consumo de recursos en salud y las tasas de mortalidad asociadas a fracturas ascienden. Afecta a 1 de cada 5 mujeres de más de 45 años y a 4 de cada 10 mujeres de más de 75 años. Entre el 30 y el 50 % de todas las mujeres posmenopáusicas están afectadas de osteoporosis. Se describe que 1 de cada 2 mujeres y 1 de cada 5 hombres sufrirán un hueso fracturado.

    Según criterios de la ONU en el año 2000 la población aumentó a 590 millones de personas, para el 2025 debe ser de 1100 millones, por lo que se calcula para ese año se producirán 6.26 millones de fracturas de cadera.
Según la OMS las personas que sufren de fractura de cadera por osteoporosis un 50 % no se recuperan, un 25 % deben tener atención especial y un 24 % fallecen. (3-4)

    En condiciones normales, una persona alcanza a los 30-35 años una cantidad máxima de masa ósea (“pico de masa ósea”), capital de cuya renta deberemos vivir el resto de nuestra existencia.

    Existe una pérdida natural de masa ósea, a partir del momento en que se adquiere el valor pico, que suele ser lenta y dura el resto de la vida. La mujer ha sido peor tratada por la naturaleza en lo que respecta al metabolismo óseo.

    En primer lugar, su pico de masa ósea, alcanzado durante la época de maduración esquelética suele ser inferior al del varón. Además, cuando llega la menopausia, es decir la fecha de la última regla, al cesar la producción de hormonas sexuales femeninas por el ovario, algunas mujeres (no todas) pueden sufrir una pérdida más acelerada y rápida de hueso, que puede llegar a producir la osteoporosis postmenopáusica.

    La otra forma frecuente de osteoporosis se produce en los ancianos. Ésta es la consecuencia del envejecimiento y de una alteración en el metabolismo de la vitamina D que puede aparecer a estas edades. Además de la osteoporosis de la menopausia y la del anciano, existen otras causas menos frecuentes de esta enfermedad que se presentan como consecuencia de algunos tóxicos (alcohol), medicamentos (cortisona y sus derivados), enfermedades endocrinas, enfermedades reumáticas inflamatorias, enfermedades de la sangre o del hígado.

¿Cómo se sospecha la existencia de la enfermedad?

    La osteoporosis es una enfermedad como ya hemos referido anteriormente, silenciosa. No da síntomas hasta que la pérdida de hueso es tan importante como para que aparezcan fracturas, y esto habitualmente ocurre muchos años después de que se haya perdido la regla en la mujer.

    Existen, pues, las siguientes posibles formas de comienzo y detección de la enfermedad:

  1. Descubrimiento de la enfermedad (sin que se hayan producido fracturas, pero con masa ósea descendida) en personas que reúnen múltiples factores de riesgo para padecerla. Entre éstos se encuentran, para la mujer postmenopáusica, la pérdida temprana de la menstruación (antes de los 46 años), la pérdida de la menstruación después de una cirugía ginecológica que suponga la extirpación de los dos ovarios, factores hereditarios, genéticos y la constitución corporal y el hábito de actividad física. En otras situaciones pueden existir señales de alarma que inclinen a la búsqueda de este padecimiento: uso abusivo de alcohol, recibir de forma mantenida determinadas dosis de cortisona o sus derivados, padecer determinadas enfermedades endocrinas, reumatológicas o inflamatorias.

  2. Presentar fracturas de repetición de huesos largos (fémur, húmero, radio en la muñeca) ante mínimos golpes o caídas, o de forma espontánea.

  3. Padecer fracturas vertebrales por ejercicios nimios (torcerse, agacharse, toser, estornudar) o incluso sin relación con ningún desencadenante.

  4. Sufrir, generalmente en edades avanzadas de la vida, un cambio claramente perceptible en nuestra conformación corporal, con pérdida de altura, aparición de una “joroba” en la espalda, abombamiento del abdomen. Esta situación se desencadena por la repetición de fracturas de las vértebras, con hundimiento progresivo de las mismas. A veces, puede que no existan síntomas agudos. Sin embargo, cuando se establece esta deformidad puede aparecer dolor espinal por la modificación que se produce en la conformación normal de la espalda

    Las fracturas que más frecuentemente desencadena la osteoporosis se localizan en las vértebras y en la cadera. Las fracturas de cadera suelen aparecer más tarde, en la vida de la mujer, que las vertebrales. Generalmente se producen alrededor de los 70 años. Cada año se producen en nuestro país 33.000 casos de fractura de cadera. Aunque se ha progresado mucho en la asistencia y el tratamiento de la fractura de cadera, hay que seguir considerando a este proceso como un acontecimiento grave de la vida.

¿Quiénes sufren con más frecuencia ésta enfermedad?

    Son en su mayoría mujeres. Las mujeres caucásicas o asiáticas son las más propensas a contraer osteoporosis. Otras mujeres que tienen un alto riesgo incluyen aquellas que:

  • Tengan historia familiar de esta enfermedad.

  • Hayan tenido quebraduras de huesos siendo adultas.

  • Hayan tenido una cirugía para remover los ovarios antes que los periodos menstruales cesaran.

  • Hayan tenido menopausia temprana.

  • No hayan obtenido suficiente calcio durante su vida.

  • Hayan pasado por un largo reposo en cama.

  • Hayan usado ciertos medicamentos por un largo tiempo.

  • Tengan un tamaño de cuerpo pequeño.

    La probabilidad de sufrir de osteoporosis se incrementa a medida que se envejece. En el período de la menopausia las mujeres pueden perder materia ósea aceleradamente por varios años. Después de este período, la pérdida disminuye, pero continúa. En los hombres, la pérdida de materia ósea es más lenta. Pero, a los 65 ó 70 años de edad, la pérdida de materia ósea en los hombres y las mujeres ocurre al mismo ritmo.

    La osteoporosis no es solamente una enfermedad de la mujer. No tantos hombres como mujeres la tienen, pero los hombres también necesitan estar pendientes de esta enfermedad. Esto puede ser porque los hombres desarrollan más tejido óseo que las mujeres y empiezan a perderlo más despacio conforme van envejeciendo.

    Los expertos saben más de esta enfermedad en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, muchas de las cosas que ponen en riesgo a los hombres son las mismas que ponen en riesgo a las mujeres:

  • Historia familiar

  • Insuficiencia de calcio o vitamina D

  • Muy poco ejercicio

  • Niveles bajos de testosterona

  • Mucho alcohol

  • Tomar ciertos medicamentos

  • Fumar

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

    Usted puede no haber notado ningún síntoma de la osteoporosis hasta que se haya fracturado un hueso por primera vez, haya desarrollado una pérdida de estatura o se le haya alterado la conformación normal de la espalda, con desarrollo de joroba. Si usted presenta estos fenómenos o reúne factores de riesgo para presentar la enfermedad es probable que su médico le realice una densitometría. Esta técnica permite medir la densidad ósea con una mínima exposición a radiaciones. Es más sensible, desde luego, para detectar las fases incipientes de la osteoporosis (aquellas silenciosas, en las que no aparecen síntomas) que la radiología simple de los huesos. Esta prueba además puede servir para predecir el riesgo de fractura en Salud ha favorecido el establecimiento de una clasificación de los valores de densitometría ósea según la intensidad de la pérdida de cada mujer, con respecto a su valor pico de masa ósea.

    La densitometría no sólo nos informa de la pérdida de hueso en una persona. También puede documentar el comportamiento y la respuesta del esqueleto a un tratamiento contra la osteoporosis, a lo largo del tiempo. En el futuro quizá pueda medirse la densidad ósea por ultrasonidos. Las radiografías simples de los huesos sirven para detectar las fracturas pero son poco sensibles para medir la densidad ósea.

    En la osteoporosis primaria y en la senil no se suelen alterar notablemente los análisis de laboratorio. Los niveles de calcio (sangre y orina), fósforo y proteínas suelen ser normales. La fosfatasa alcalina es una sustancia de la sangre que sólo se eleva, en la osteoporosis, en los casos de fracturas en fase de reparación, es decir cuando se está formando el callo. Otros análisis más complicados podrían medir en sangre o en la orina el grado de actividad de la enfermedad y el balance que existe en el esqueleto de una persona entre la formación y la destrucción de hueso. En algunas situaciones, será necesario medir niveles de la vitamina D en sangre, las hormonas del tiroides o realizar análisis para investigar el funcionamiento del riñón o del hígado. El médico con entrenamiento especial y conocimiento experimentado del metabolismo óseo que puede colaborar con su médico de cabecera para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad es el reumatólogo. (5-6)

¿Qué conducta se sigue para el tratamiento?

    El tratamiento de la osteoporosis persigue como objetivo la reducción del número de fracturas debidas a esta enfermedad. Los medicamentos podemos dividirlos en tres tipos: hormonales, anabólicos y antirresortivos. (7)

    En los inicios de la menopausia se utilizan los estrógenos a modo de “sustitución hormonal”, para mantener de manera adecuada la remodelación ósea, además éste medicamento juega un papel importante en la absorción intestinal de calcio, en la síntesis de vitamina D en piel-hígado-riñón, por ello la administración de estrógeno para restituir estos mecanismos. Igual sucede en el hombre cuando disminuyen los andrógenos (testosterona) testiculares y suprarrenales, que provoca la enfermedad conocida como hipogonadismo.

    Otra hormona de marcada importancia es la calcitonina, que se produce en la glándula tiroides y regula el metabolismo mineral (calcio-fósforo) y la acción de la hormona paratiroidea, para el proceso de absorción y distribución del calcio

    La calcitonina incrementa la materia ósea en la espina dorsal y puede disminuir el dolor de alguna fractura existente allí. Se obtiene en dos formas, como inyección o roceador nasal. La inyección puede causar una reacción alérgica y tiene algunos efectos secundarios como náusea, diarrea, o color rojizo en la cara, las orejas, las manos o los pies. El único efecto secundario del roceador nasal en algunas personas es flujo nasal. La calcitonina es más beneficiosa para las mujeres que se encuentran 5 años pasada la menopausia. (8)

    La hormona paratifoidea es llamada también teriparatida. Se administra mediante una inyección de forma diaria y puede llegar hasta por 2 años a mujeres posmenopáusicas y a hombres que tengan un alto riesgo de fracturas en los huesos. Incrementa la densidad ósea en la espina dorsal y la cadera. Los efectos secundarios comunes son náusea, mareos y calambres en las piernas. (8)

    La vitamina D es una sustancia fundamental para el hueso. Sus necesidades diarias se consiguen fundamentalmente por la formación de la misma a partir de la irradiación solar actuando sobre la piel. Efectivamente, los únicos alimentos naturales ricos en vitamina D son los aceites de hígado de pescado y éstos no se toman habitualmente en nuestra dieta. En determinadas situaciones (latitudes muy septentrionales, días poco soleados del centro del invierno, personas mayores que salen poco a la calle o están encamadas en residencias) puede haber falta de esta vitamina y se debe suministrar en forma de medicamento, a dosis fisiológicas (400-800 UI/día).

    El tratamiento ideal de la osteoporosis debería permitir, cuando ésta ya ha aparecido, recuperar la cantidad de hueso que se ha perdido y volver a situar la masa ósea en sus valores normales. Desgraciadamente esto no se puede conseguir todavía en nuestros días. La mayoría de los medicamentos que se usan en esta enfermedad son sustancias que frenan la pérdida de hueso y, a veces, en los primeros años, pueden conseguir pequeños incrementos de su densidad. Son sustancias que llamamos antirreabsortivas y, entre ellas, se incluye el raloxifeno.

    Este medicamento se usa para prevenir o tratar la osteoporosis y no es una hormona real, pero tiene la capacidad de estimular zonas del cuerpo productoras de estrógeno, por lo que actúa como estos. Se. Previene el deterioro óseo y las quebraduras de la espina dorsal, pero puede causar calores menopáusicos o incrementar los coágulos sanguíneos en algunas mujeres. (7-8)

    Todos estos medicamentos han demostrado, en mayor o menor medida, la capacidad de prevenir las fracturas vertebrales y/o de cadera y otros huesos largos. Tan importante o más que la toma de medicamentos son las estrategias de intervención diseñadas con el fin de prevenir las caídas, causa habitual de las fracturas osteoporóticas, especialmente de las de cadera. Aquí se incluyen el ajuste de la medicación que reciba la persona y la eliminación de sus hábitos nocivos, un adecuado programa de ejercicio y las correctas instrucciones para el comportamiento.

    La educación en la tercera edad es algo más que una opción para ocupar el tiempo libre del anciano o prepararlo para esta nueva etapa de la vida; es también una vía de recalificación social que se convierte en una necesidad de toda la sociedad.

    Entre los conocimientos que debemos incorporar a este grupo poblacional está el saber qué elementos constituyen factores de riesgo en las fracturas, fundamentalmente las de cadera por su alta incidencia en nuestro medio, debido a su morbimortalidad y al grado de incapacidad que producen; pero para esto deben comprender la constitución de su cuerpo, qué factores en el proceso de envejecimiento propician o condicionan este tipo de lesión, para poder actuar de forma preventiva sobre los mismos a través de cambios en los hábitos alimentarios y la práctica sistemática de ejercicios físicos, como pilares fundamentales en este proceso. (8-9)

¿Cuáles son las medidas de prevención?

Prevención de la disminución de la masa ósea

    Hay muchas cosas que usted debe hacer a cualquier edad para prevenir tener los huesos débiles. Alimentarse con comidas que son ricas en calcio y vitamina D es importante. Al igual que incluir regularmente en su estilo de vida ejercicios con pesas. Éstas son las mejores maneras de mantener sus huesos fuertes y sanos.

Ejercicio

    La actividad física durante la niñez y la adolescencia está positivamente relacionada con la densidad ósea. El ejercicio tanto de resistencia (contracciones de grupos musculares específicos, pesas, cintas, etc.) así como de mantenimiento (andar, subir escaleras, ir en bicicleta, nadar, danza, aeróbicos, etc.

    Sin embargo, están contraindicados los ejercicios que incluyan flexiones, saltos o movimientos bruscos. Todo esto ayuda a aumentar la resistencia muscular, la tolerancia al ejercicio y la autoconfianza. Tanto uno como otro deben ser realizados de forma regular y constantes para ser efectivos. Por otra parte, el equilibrio que depende de la fuerza muscular, las percepciones sensoriales y el pensamiento central para generar respuestas motoras apropiadas es crucial en la movilidad.

    Pueden también realizarse ejercicios de equilibrio como son los de Taichi (incluyen movimientos de inclinarse, girarse y alzarse). Se debe recomendar a toda mujer un programa de actividad física que incluyan el caminar de 30 a 60 minutos 3-4 veces a la semana, para mantener la masa ósea y un buen tono muscular en las extremidades inferiores.

Nutrición

    Hay que garantizar los niveles adecuados de calcio y vitamina D en plasma.

    Se recomienda:

Necesidades diarias de calcio

  • Adolescentes----------- 1200 mg al día.

  • Adultos------------------- 800 mg al día.

  • Embarazo---------------- 1200 mg al día.

  • Menopausia------------- 1500 mg al día.

  • Personas mayores---- 1200-1600 mg al día.

    Los alimentos que más calcio contienen son la leche y sus derivados (especialmente el queso) yogur, natillas, helados, etc., así como frutos secos (almendras y avellanas) son las mejores fuentes de calcio y el ajonjolí. Otros alimentos, las sardinas con hueso y hortalizas de hojas verdes. Lo cierto es que alimentos ricos en calcio suelen consumirse de forma deficitaria en la dieta diaria. Cuando la dieta habitual no aporta el calcio necesario debe recurrirse a los suplementos

    En las mujeres menopáusicas, además de este suplemento de calcio, puede ser beneficioso el llamado tratamiento sustitutivo, el cual es muy eficaz para prevenir la pérdida postmenopáusica de hueso y también para prevenir las fracturas osteoporóticas, requiere de un estricto control y selección de pacientes.

    Vitamina D: Ayuda al cuerpo absorber el calcio. Se recomienda de 200 a 600 UI de vitamina D diaria.

  • Una taza de leche contiene 100 UI

  • Una multivitamina contiene 400 UI.

    Aunque la principal fuente de obtención de vitamina D es el sol.

    Por tanto, una exposición al sol de 30 min al día es normalmente suficiente para que se produzca en la piel la cantidad necesaria de vitamina D que permita la absorción intestinal de calcio. En caso de que no sea posible por enfermedad, invalidez con confinamiento domiciliario o por vivir en regiones geográficas con pocos días soleados, se deberá recurrir a alimentos ricos en esta vitamina. El aceite de hígado de pescado es el único alimento natural que contiene grandes cantidades de vitamina D, o a un suplemento diario de esta vitamina en forma de medicamento.

    Proteínas: Se requiere 1g por Kg de peso en ancianos sanos. En presencia de enfermedad incrementar.

    Tener en cuenta que cada 1g de proteína en exceso resulta de una pérdida adicional de 1.75 mg de calcio diario.

Estilo de vida

    Además de lo referente a la dieta y al ejercicio físico, hay diversos aspectos de la vida que deben modificarse para prevenir la osteoporosis, como dejar de fumar o beber alcohol en exceso y vigilar en la vida diaria las posturas que se adoptan tanto en reposo como durante el ejercicio.

Prevención de caídas: Constituye uno de los campos de intervención más relevante en la medicina preventiva y en la atención a pacientes ancianos.

Intervención

  • Recomendaciones posturales: levantarse de la cama en dos tiempos (primero sentarse y luego levantarse), elevar la cabeza de la cama durante un rato, utilizar puntos de apoyos.

  • Disminuir dosis, retirar o sustituir aquellos fármacos que puedan dar hipotensión.

  • Ejercicios en contra de resistencia (la resistencia se incrementará cuando el anciano sea capaz de hacer 10 movimientos repetitivos en toda la amplitud de la articulación afecta, 15 min dos veces al día), programa indicado y supervisado por grupo de rehabilitación.

  • Entrenamiento de la marcha (valorar programa de fisioterapia).

  • Aprendizaje y uso correcto de ayudas técnicas para la marcha (bastones, caminadores). Ejercicios de potenciación muscular (psoas, cuadriceps).

  • Ejercicios de paseos programados (interiores y exteriores) si es posible 15 min 2 veces al día.

  • Entrenamiento y aprendizaje de transferencias (implicar a la familia).

  • Modificaciones del entorno (sillas con apoyabrazos, asideros para cogerse en el aseo y habitación, evaluar la altura de la cama, barandillas, etc.

  • Revisar si todas las medicaciones son estrictamente necesarias. Ver dosis.

  • Evitar el uso de fármacos de eficacia dudosa o no demostrada.

  • Intentar disminuir la dosis si es posible, educación sobre el uso correcto de sedantes e hipnóticos.

  • Evitar el alcohol, interacciones con otros fármacos.

  • Consejos sobre medidas no farmacológicas del sueño (evitar dormir de día, ejercicio físico o actividad antes de ir a dormir, bebidas calientes, técnicas de relajación).

Medidas del entorno que contribuyen a disminuir el riesgo de caídas (10)

    Cuando sus huesos están débiles, una simple caída puede causarle una fractura en un hueso. Esto significa un viaje al hospital o tal vez una cirugía. Probablemente también significa que estará acostado en reposo por un largo tiempo, especialmente en el caso de una quebradura de la cadera. Entonces es muy importante prevenir las caídas. Algunas cosas que usted puede hacer son:

  1. Cables eléctricos sujetos.

  2. Pasamanos fijos

  3. El suelo debe permanecer libre, sin objetos, zapatos, juguetes, animales domésticos en la casa, etc.

  4. Usar calzado con suela de goma.

  5. Ambiente bien iluminado.

  6. Uso de alfombras de goma en la bañera, ducha, fijadas al piso.

  7. Barras en la bañera, duchas.

  8. Usar poca cera en el piso o el uso de algunas sustancias como la luz brillante, petróleo.

  9. Evitar escalones rotos.

  10. Utilizar andador cuando sea necesario.

  11. Tenga la seguridad que usted ve y oye bien. Use sus lentes o su audio receptor si lo necesita.

Conclusiones

  1. La osteoporosis es una enfermedad progresiva que frecuentemente aparece en edades avanzadas de la vida, sobre todo en mujeres y, las fracturas que provoca pueden causar la incapacidad permanente, la perdida de la independencia o la muerte.

  2. Para lograr una longevidad satisfactoria, es de gran importancia realizar acciones de prevención de la osteoporosis, ya que esta es una enfermedad silenciosa que se presenta con gran frecuencia en los adultos mayores. El desarrollo de estas acciones preventivas que incluyen una adecuada alimentación y la realización de ejercicios físicos, permitirá modificar modos y estilos de vida en la comunidad longeva.

Bibliografía

  1. Bermúdez, F. Osteoporosis. Idiopathic osteoporosis during pregnancy. Clin Rheumatol. 13: 1994, 299-304pp.

  2. IOF. Osteoporosis lo que usted necesita saber. Test de Riesgo. La Habana, IOF latinoamericana, 2007.

  3. Fajardo Lamas, H y Oviedo, G. Osteoporosis: epidemiología, diagnóstico y tratamiento. En: Rev Chil Nutr. 2001, 28 (supl 1):71-83pp.

  4. Hermoso de Mendoza, M. Osteoporosis postmenopáusica. An Sist Sanit Navar. 2003, 26(3).

  5. Reyes Llerena G. Osteoporosis: Implementar acciones para su prevención, diagnóstico y tratamiento en América Latina y Caribe. ¿Cómo se inserta la Sociedad Cubana de Reumatología en este empeño? En: Rev Cubana de Reumat.2006, (8):9-10pp.

  6. Chalem F, y Cols. Consenso para el diagnóstico y manejo de la osteoporosis. Repertorio de Medicina y Cirugía. 2002, 11(3).

  7. Ceballos Mesa, A. Ni caerse ni dejarse caer. Editorial de la Mujer. ISBN 978-959-7074-76-0.

  8. Balderrama Sánchez, R. Osteoporosis. Madrid, España: Osteop (Disponible online)

  9. Valdés Fernández, A. Evaluación y manejo de la osteoporosis. Madrid. España, Osteop, 2006 (Disponible online)

  10. Robles María, J. Prevención de la fractura de cadera en ancianos: medidas no farmacológicas. En: Rev Multidisciplinar de Gerontología. 2004, 14 (2): 81-89pp.

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