Lecturas: Educación Física y Deportes
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Ejecución musical instrumental,
¿o entrenamiento deportivo?
Gloria Cecilia Vallejo Rendón (Colombia)
gvallejo@quimbaya.udea.edu.co

Licenciada en Educación Musical. Magister en Lingüística
Profesora, Instituto de Educación Física. Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia

Resumen
El ensayo expone las bases que sustentan la ejecución del piano y del violín, y la actividad deportiva, estableciendo una relación estrecha entre la ejecución de estos instrumentos y la práctica de un deporte. Tanto instrumentistas como deportistas pueden encontrar puntos de fusión a fin de relacionar ambas disciplinas, teniendo en cuenta que los principios fundamentales que las asiste son tan similares, que es posible formular sus conceptos básicos en forma equivalente. La práctica y ejecución de estos instrumentos, siempre y cuando se realice en forma diaria y constante constituye una actividad física comparable a la que realiza un deportista. En ese sentido, la práctica del piano es verdaderamente un deporte y un ejercicio físico fuerte y violento; desarrolla músculos en los brazos y en las piernas del mismo modo que lo hacen la natación, el tennis o el baseball. Términos como velocidad de reacción, velocidad de fuerza, resistencia aeróbica, movilidad, concentración y coordinación, no son exclusivos del trabajo deportivo. A la ejecución motriz que supone la realización de la inmensa mayoría de los deportes y de la ejecución de un instrumento musical como el piano y el violín, hay que sumarle el rendimiento, la actividad cerebral y el éxito o el fracaso que obligatoriamente se deriva de estas acciones.
Palabras clave: Ejecución musical instrumental. Entrenamiento deportivo. Técnica instrumental. Práctica. Violín. Piano.

Summary
INSTRUMENTAL MUSICAL PERFORMING OR SPORT TRAINING?
Essay sets out the holding basis of piano and violin playing, including the sport activities, establishing a narrow relationship between the execution of those instruments and the sports practicing. Both performers and sportsmen could find common points in order to relate both disciplines, bearing in mind that the basic principles that assist them are so similar. It is possible to formulate their fundamental concepts in a equivalent way. Practice and playing of those instruments, provided the practice carries out daily and frequently, constitutes a physical activity comparable to that made by a sportsman. On regarding this subject, piano practicing is actually a sport and also, a tough, violent and strong exercise; it develops the arm and leg muscles just as swimming, lawn tennis, o even baseball. Terms as reaction speed, strong speed, aerobic resistance, mobility, are not exclusively from sport work. Both motor execution, that means the performing of most of sports, and the musical instrument playing like piano and violin, we need to add performance, brain activity, and success or failure that are derived from this actions.
Key words: Musical performing. Instrumental music. Sport training. Instrumental technique. Practicing. Violin. Piano.


Introducción
Este ensayo tiene por objeto exponer con la mayor claridad posible las bases que sustentan la ejecución del piano y del violín, y la actividad deportiva. El "hacer" música y deporte no es tarea fácil y máxime cuando no podemos pretender haberla realizado mejor que los demás. Sin embargo, la inmensa mayoría de quienes las hacen no las realizan como actividades simultáneas sino por el contrario, únicas e independientes. Así pues, esto constituye una limitante en el momento en que se quiere abordarlas como equivalentes, donde es posible encontrar similitudes y acciones casi idénticas.

Para el instrumentista, el realizar, ejecutar o hacer música, representa una actividad perfectamente natural a la que le son inherentes una serie de particularidades, situaciones y momentos tan propios de su disciplina, que resulta apenas comprensible que los crea exclusivos de su propia naturaleza. Nos imaginamos que así debe ser concebido por quienes no son instrumentistas y que se requiere de una serie de explicaciones para su entendimiento. Esto hace que dicho instrumentista conciba que no hay punto de fusión que permita relacionar su disciplina con otras.

Para el deportista quizá no pueda ser viable concebir que su modo de asumir la actividad deportiva tenga un pariente cercano del que nunca se ha preocupado por saber si existe.

Pese a esto, nos parece que bien vale la pena correr el riesgo e intentar relacionar estas dos disciplinas desde las diversas particularidades que revisten ambas actuaciones.

Nos queda sobre el tapete un problema. ¿Cómo puede el instrumentista franquear el muro que existe entre él y el deportista o viceversa?. ¿Qué puede decir uno en términos equivalentes del otro?. En la medida de lo posible, ambos querrán saber cuáles son esas cosas que si bien es cierto un día los separaba, y hoy por hoy los puede ir acercando. Este ensayo pues, intenta dar respuesta a estas interrogantes.

Ningún instrumentista como tampoco ningún deportista se daría por satisfecho si para este propósito sólo se limitara a preparar al lector para relacionar sólo lo básico de una actividad en términos de la otra. Es por ello que trataremos de explicar y ampliar cada una de las cuestiones que subyacen en detalle a una y otra actividad.


Síntesis
Si realizamos un largo recorrido histórico en la literatura especializada en la ejecución del piano y violín y en la actividad deportiva, al menos la consultada en nuestro medio para el presente artículo, fácilmente encontramos que no hay ningún texto como tampoco ningún artículo – conocido por nosotros - que haga referencia directa a la unión de estas mismas.

Los principios fundamentales de estas dos disciplinas pueden ser tan similares, que es posible formular sus conceptos básicos en forma equivalente.

Nuestro interés parte de la necesidad de establecer una relación estrecha entre la ejecución del violín y del piano con la práctica de un deporte. Es por ello que debemos tener en cuenta que la práctica y ejecución de estos instrumentos, siempre y cuando se realice en forma diaria y constante constituye una actividad física comparable a la que realiza un deportista. Ambos demandan una condición física que les permita la realización de determinadas prestaciones. Dicha condición denota: Fuerza: máxima, de rapidez y resistencia de fuerza; Rapidez: velocidad de reacción, máxima acíclica y cíclica; Resistencia: aeróbica y anaeróbica, y Movilidad: dinámica y estática. (Grosser, Starischka, Zimmermann, 1988: 9)

De esta manera podemos ver cómo ¡La práctica del piano es verdaderamente un deporte y un ejercicio físico fuerte y violento!. Desarrolla músculos en los brazos y en las piernas del mismo modo que lo hacen la natación, el tennis o el baseball. (Foldes, 1992:14)

Sabemos que el tenis, si nos atenemos a la teoría especializada en entrenamiento deportivo, es un deporte que requiere velocidad de reacción, velocidad de fuerza, resistencia aeróbica y anaeróbica, y movilidad así como de la concentración, coordinación. Por estudios realizados se puede afirmar que por ser el tenis.... un deporte de rapidez y agilidad, se hace necesaria la resistencia muscular en el individuo, pues un partido profesional puede elongarse bastante (hasta una hora y más) y el jugador siempre debe tener la suficiente rapidez para responder los ataques del contrario. (Verjoshanski , 1990: 20)

En un deporte como la gimnasia, la resistencia no da compás de espera. Puesto que "todo gimnasta debe tener resistencia", ésta se desarrolla básicamente mediante el fomento de la resistencia general, es decir, de la facultad de realizar prolongadamente ejercicios de carácter cíclico... mediante el fomento de la resistencia especial, es decir, de la capacidad de ejecutar durante largo tiempo ejercicios sobre aparatos, ejercicios a manos libres, etc. (Ukran, 1980: 33)

La resistencia, especialmente la aeróbica, también la podemos ver en un deporte como el triatlón. Al efectuar una competencia donde es necesario hacer una distancia de 750 mts. en natación, 20km. de ciclismo y 5km de atletismo, quizá el cansancio empezará hacia el segundo o el tercer kilómetro del atletismo. Pero si esos cinco kilómetros constituyen la primera mitad de la prueba olímpica de este deporte en la que es necesario, en su parte final, recorrer diez y no cinco kilómetros en atletismo, entonces con toda seguridad el cansancio no se manifestará antes del octavo kilómetro.

Lo mismo acontece con la ejecución pianística; de ahí que sea posible establecer una relación con la resistencia mental y muscular que debe desarrollar un pianista, pues esta debe ser considerada de vital importancia durante la ejecución en un concierto ya que muy a menudo puede ignorar su propia capacidad física y se declara vencido en momentos en que, con mayor confianza y con otra orientación de la voluntad, seguramente habría podido llevar a cabo un esfuerzo mucho mayor. (Casella, 1993: 159)

No debe sorprendernos que esto sea exclusivo del deportista y del pianista dado que un hecho idéntico acontece al ejecutar el violín pues este demanda al igual que sutileza, fuerza y resistencia. Somos consecuentes con Menuhin, (1987: 13) cuando afirma que el corazón debe estar en buenas condiciones, sin tensiones (o mínimas tensiones) a causa de ansiedad o esfuerzos. El problema de mantener la circulación por la continuación y alternancia de movimientos, esfuerzos, presiones y relajación; el problema de la educación de los reflejos correctos; el problema de regocijarse cada vez que uno sale a tocar, se convierte en algo de crucial importancia en la interpretación del violín.

En síntesis, todos ellos requieren - entre otras cualidades - del entrenamiento de la resistencia y de la fuerza, permitiendo que los músculos tengan una mejor y más rápida respuesta, ya que lograrán una velocidad de contracción mayor.

Cabe destacar que nuestro análisis está orientado fundamentalmente a pianistas, violinistas y deportistas de competencia, ya que de hecho, en la ejecución instrumental también se opera el término competencia.

Para los primeros, - sin ser exclusivo de ellos - existe un hecho que los distingue fundamentalmente de aquellos que pasan por aficionados y es precisamente el control de la ejecución. Este control es el encargado de hacer posible el desarrollo de la ejecución instrumental en términos de calidad, pues está claro para quien interpreta que además de ser cerebral, la técnica de nuestro instrumento impone también ciertas condiciones de "carácter". Quiero recalcar con esto, la enorme importancia que adquieren en la practica pianística los factores dominados "confianza", "calma", "paciencia". Sin confianza en los propios medios, no se puede alcanzar nunca un cierto grado de habilidad. Sin calma no se podría resolver ningún problema. (Casella, 1993: 98)

Para los segundos, sabemos que la actividad deportiva está constantemente bajo la presión de la cuantificación y es precisamente ésta la que nos induce a hablar en términos de medición con el fin de poder establecer quién llega en primer lugar o realiza el menor tiempo en una distancia determinada, o quien ejecuta mejor un gesto obteniendo la mejor marca. Es por todo lo anterior que podemos afirmar sin restricciones que ambas situaciones (éxito y fracaso) desencadenan en el deportista un estado de tensión y de excitación que hace vivir la competición como una realidad atractiva, peligrosa, apetecible, temible, etc. (Ferraro I Frago, 1995: 125)

A la ejecución motriz que supone la realización de la inmensa mayoría de los deportes y de la ejecución de un instrumento musical como el piano y el violín, (entendiendo estas últimas como la realización de tareas complejas) hay que sumarle el rendimiento, la actividad cerebral, el éxito o el fracaso que obligatoriamente se deriva de estas acciones. Esto implica tanto para el deportista como para el instrumentista, la variabilidad y vulnerabilidad de sus estructuras personales. Es precisamente allí donde se da el hecho de enfrentar la competencia y el concierto o la presentación en público con ansiedad, ya que el deseo es que todo salga satisfactoriamente para cada uno de nuestros actores.

Está claro que tanto para uno como para el otro, es imperativa la necesidad de hablar de acondicionamiento físico, llámese este entrenamiento, preparación, técnica o práctica. De esta forma, la programación y la organización del entrenamiento y del estudio instrumental, requieren del deportista y del instrumentista un conocimiento completo y profundo de la naturaleza y del proceso a seguir, del contenido, al igual que las leyes que determinan la estructura y la modificación de su orientación en el aumento de la maestría del deportista y del instrumentista.

Para el pianista, la técnica implica la capacidad de – entre otros aspectos – usar el pedal para dar conexión a las notas y color a su ejecución; tocar escalas, pasajes, terceras, octavas; memorizar una pieza musical; considerar las indicaciones con respecto a la intensidad; juzgar las posibilidades y limitaciones del instrumento a fin de conseguir el máximo efecto de sonoridad.

Para el deportista, el entrenamiento se constituye en una actividad motora específica, sistemática, dirigida a la formación y a la educación completa del atleta en este campo: adquisición de múltiples y variados conocimientos especiales de habilidad motora y de capacidad deportiva; aumento de la capacidad condicional de rendimiento del organismo; y control de la técnica deportiva y de la forma de comportarse en competición (táctica). (Verjoshanski, 1990:11)

Haciendo eco de esta noción de control de la técnica deportiva, es bien interesante anotar que todas estas modalidades bien sea como se las denominen – dependiendo si es práctica musical o entrenamiento deportivo -, implica pensar en términos de logro, donde alcanzar un rendimiento máximo empieza con el descubrimiento, la completa aceptación y el desarrollo de técnicas para ejercitar la fuerza de voluntad conscientemente. ... La voluntad puede representarse como tenacidad, resolución o terquedad en la búsqueda de una meta personal. La comprensión del carácter de la voluntad y de la exploración de sus potenciales es un componente vital para la consecución del rendimiento máximo. (Garfield, 1987: 37)

En un deporte como la gimnasia, donde se hace imperativa la formación y el perfeccionamiento de las actividades motoras, se hace necesario la preparación física a fin de desarrollar la fuerza, la agilidad, las facultades de coordinación, aumentar la resistencia de los esfuerzos dinámicos y estáticos, así como la capacidad de trabajo de los sistemas cardiovascular, respiratorio y otros organismos. (Garfield, 1987: 30)

En tanto no es posible separar el estudio de la técnica de la música, porque éste es consecuencia de aquél, y viceversa1 (Casella, 1993: 154).

Es innegable que para el pianista existe la técnica de la mecánica pura que le permite desarrollar la fuerza, la velocidad y la flexibilidad muscular de los dedos, la muñeca y el brazo. Con respecto a ésta última, Pareja expresa: (1995: 10)

No se da la acción de la flexibilidad alrededor de un punto rígido, sino de estructuras móviles, como son las articulaciones diartrósicas (que permiten movimiento articular). De igual forma, se trabaja el desarrollo de movimientos reflejos unidos a la coordinación de todos ellos. Todo esto implica el desarrollo del don de orientación en el teclado y la captación de las distancias, hecho que permite realizar con maestría el dominio del ataque. (Paralelo a la técnica de la mecánica pura, existen otras tales como la sonoridad y la interpretación.)2

Para el gimnasta – al igual que para el pianista - la adquisición de la agilidad guarda íntima relación con el perfeccionamiento de una serie de hábitos en los que se destaca el don o sentido de orientación, hecho que le permite orientarse en el espacio y en el tiempo en las diferentes posiciones que pueda adoptar en los aparatos; diferenciar el grado de los esfuerzos musculares; realizar movimientos ciñéndose rigurosamente al ritmo y velocidad establecidos; relajar los músculos en determinadas fases de los movimientos y conservar el equilibrio estático y dinámico en superficies de apoyo de dimensiones reducidas. A la vez que el gimnasta perfecciona los mencionados hábitos, mejora su agilidad. (Ukran, 1980(?): 36)


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revista digital · Año 4 · Nº 16 | Buenos Aires, octubre 1999