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Plan para el tratamiento de la hipertensión arterial por medio de

ejercicios físicos y la educación para la salud en los habitantes del

CDR 6 del distrito Cándido González de la provincia de Camagüey

 

ISCF Manuel Fajardo

Facultad de Camagüey

(Cuba)

Lic. Glennys Sánchez Sanchén

cienciaydeporte@fcf.camaguey.cu

 

 

 

 

Resumen

          La hipertensión arterial es una de las enfermedades más comunes en el ámbito mundial y regional, es el principal factor de riesgo en el desarrollo de enfermedad coronaria, accidentes cerebro – vasculares y enfermedad renal progresiva, por esta razón se considera como una de las principales causas de morbilidad en el mundo. Debido a que se ha demostrado que la disminución de la presión arterial reduce en forma significativa la incidencia de los trastornos anteriormente mencionados, reduciendo así la mortalidad total en el paciente hipertenso, se hacen esfuerzos para suministrar una terapia efectiva. Este trabajo aborda la importancia que tiene la educación física como vía para la rehabilitación de personas hipertensas, pues contribuye al tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles, uno de los problemas más preocupantes en el CDR 6 del distrito Cándido Gonzales de la provincia de Canagüey .Debido a las facilidades tecnológicas, y a la no utilización de la educación física, inconscientemente, estas personas han desarrollado padecimientos asociados con el sedentarismo y la obesidad que devienen, posteriormente, en la hipertensión; sin embargo no existe un programa de ejercicios físicos en este CDR para estas enfermedades, es por eso que se ha diseñado una estrategia de trabajo dirigida a la solución de la situación problémica. Nuestra acción investigativa se encamina a dar cumplimiento a las tareas programadas vinculadas al objetivo planteado; se utilizaron métodos teóricos y empíricos de la investigación científica que permitieron arribar a conclusiones y recomendaciones precisas, acerca de la importancia y el valor que tiene el ejercicio físico para mejorar la salud y elevar la calidad de vida de estos habitantes . La validación teórica del sistema de indicadores tomados se ha basado en abundante bibliografía, en consultas especializadas y en el programa cubano actual de enfermedades crónicas no trasmisibles.

          Palabras clave: Hipertensión arterial. Ejercicio físico. Rehabilitación. Tratamiento. Calidad de vida.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 16 - Nº 156 - Mayo de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La hipertensión arterial constituye una patología multifocal y poliforma que representa un problema de salud, ya que, en la actualidad entre el 18 y 30% de la población a nivel mundial la padecen, representa el principal factor de riesgo en las enfermedades coronaria, cerebro vasculares y ateroscleróticas (1).

    La hipertensión arterial es considerada el principal problema de salud en muchos países del mundo, enfermedad frecuente en la población adulta de nuestro país, con una prevalencia del 28 al 32 %, en la población mayor de 15 años. Se considera un factor de riesgo modificable, de enfermedades graves como cardiopatía isquémica, accidente vascular encefálico e insuficiencia cardíaca y renal. (2, 3)

    El objetivo de este trabajo es diseñar una estrategia de trabajo, dirigido al logro de la normalización de la tención arterial en los habitantes de del CDR 6 del distrito Cándido González de la provincia de Camagüey, por medio de la práctica del ejercicio físico.

    Sobre la base de lo anteriormente expuesto y tomando en cuenta las evidencias aportadas por los ensayos clínicos, se puede recomendar que la presión arterial tanto sistólica como diastólica debe ser reducida por debajo de 140/90 mmHg o valores aún más bajos en todos los pacientes hipertensos y reducirla por debajo de 130/80 mmHg en los pacientes hipertensos diabéticos. Muchos de los factores de riesgo son modificables y las evidencias indican que una gran proporción de enfermedades cardiovasculares son prevenibles total o parcialmente.

    En caso de obesidad se tiene que favorecer una educación para el control de peso. Disminuir el consumo de sodio a menos de 100 mmol/día (6 g de NaCl). Practicar en forma regular el ejercicio físico de tipo aeróbico de 30 a 40 minutos/día la mayor parte de la semana. Suspender el uso del tabaco. Reducir la ingesta de grasa poliinsaturada y de alimentos ricos en colesterol. Por cada kilogramo que se logre reducir de peso corporal se traducirá en una disminución de la presión arterial de 1.6 a 1.3 mm Hg en número considerable de pacientes. (4, 5)

Alcohol

    El alcohol puede producir una elevación aguda de la presión arterial mediada por activación simpática central cuando se consume en forma repetida y puede provocar una elevación persistente de la misma. Si se limita el consumo de alcohol, no se produce una elevación de la presión arterial y pueden mejorar el nivel de colesterol de HDL (lipoproteínas de alta densidad). (4, 5)

Actividad física

    El efecto antihipertensivo del ejercicio incluye una disminución de la estimulación simpática al potenciar el efecto de los barorreceptores, también se ha descrito que disminuye la rigidez de las arterias e incrementa la sensibilidad a la insulina. El hacer ejercicio aumenta las lipoproteínas de alta densidad (DHL) y reduce las de baja densidad (LDL), relaja los vasos sanguíneos y puede bajar la presión arterial. (4, 5)

Ingesta de sodio

    El mecanismo por el cual la restricción de sodio disminuye la presión arterial parece estar asociado a una reducción moderada en la cantidad de catecolaminas circulantes. El consumo de sodio por día recomendado en una dieta normal debe ser de 100 mmol/día, lo que equivale a dos gramos de sodio o seis gramos de sal de mesa. Los principales condimentos ricos en sodio son: Sal de ajo y cebolla, ablandadores de carne, consomé en polvo, polvo para hornear, salsa de soya, catsup, salsa inglesa, aderezos ya preparados, otros como alimentos embutidos, productos de salchichonería y enlatados. (4, 5)

Ingesta de potasio

    El mecanismo antihipertensivo propuesto en la ingesta de potasio, incluye un aumento en la natriuresis así como un efecto vasodilatador, al aumentar la actividad de la bomba Na+/K+ - ATPasa. Los suplementos orales de potasio sólo deben darse a los pacientes que cursan con hipocalemia secundaria al tratamiento con diuréticos. (4, 5)

Uso del tabaco

    El tabaco es un poderoso factor que acelera la aterosclerosis y el daño vascular producido por la hipertensión arterial. El tabaco incrementa los niveles de colesterol sérico, la obesidad y agrava la resistencia a la insulina. (5-6-7)

Consumo de cafeína

    La ingesta de cafeína en forma de café, té o refrescos de cola, pueden provocar elevaciones agudas de la presión arterial, es importante restringir su consumo. (5-6-7)

Cambios en la dieta

    Comer demasiada grasa, especialmente las grasas sobresaturadas eleva los niveles de colesterol en sangre, las grasas saturadas se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal como: carne, leche entera, quesos y mantequilla, limitar el consumo de margarina, aderezos, carnes rojas, de pollo y pescado a 6 onzas diarias y aumentar el consumo de fibra alimenticia ayuda a reducir el colesterol. (7-8)

Factores de riesgo no modificables

Historia familiar

    El riesgo es mayor si existen antecedentes familiares de enfermedades del corazón. Su riesgo es aún más alto si un pariente cercano murió joven por un ataque al corazón. (9-10)

Sexo

    El ser varón es un factor de riesgo para cardiopatía isquémica e hipertensión arterial. Entre los 35 y 40 años se tiene una mortalidad por esta enfermedad de cuatro a cinco veces más que en la mujer. En la mujer posmenopáusica existe mayor prevalencia de hipertensión arterial, así como un deterioro del perfil lipídico, con aumento del colesterol y las lipoproteínas de baja densidad.

Etnia

    Estudios longitudinales han demostrado que las personas de piel negra es la de mayor incidencia, pero actualmente por los cambios en el ritmo de vida y la no modificación de los factores de riesgo está aumentando la incidencia en las demás etnias.

Las actividades físicas en el tratamiento de la hipertensión arterial

    Para el estudio de los diferentes tipos de actividades físicas existentes para el tratamiento de la hipertensión arterial se hizo una investigación de los diferentes conceptos de actividad física, ejercicio físico, donde tomaremos como referencia los siguientes según el manual de Educación Física y Deporte, Océano.

    Actividad física: Movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, del que resulta un gasto de energía que se añade al gasto del metabolismo basal. Se puede medir en kilocalorías, kilojulios, consumo de oxigeno o en múltiplos de metabolismo basal (MET); otro indicador significativo es la frecuencia cardiaca.

    Ejercicio físico: Cuando la actividad física es planificada, estructurada y repetitiva, y tiene como objetivo la mejora o el mantenimiento de uno o más componentes de la forma física. El deporte es una actividad física reglamentada y competitiva. Todas las actividades de condicionamiento físico y la mayoría de los deportes se consideran ejercicio físico.

    Los ejercicios físicos con fines terapéuticos se emplean desde la antigüedad. Los más antiguos grabados, en los cuales era el empleo del masaje, datan de los años 2.000 a.n.e, pertenecientes a la antigua China.

    En la antigua Grecia, la gimnasia terapéutica alcanzó un desarrollo, particularmente alto en el periodo en que la ciencia se liberaba de la religión, para dar paso al desarrollo de las ciencias naturales. El fundador de la medicina clínica Hipócrates (460-377 a.n.e) concedía gran importancia a la dieta, y la gimnasia terapéutica en caso de enfermedades de los pulmones, del corazón, del metabolismo y de la cirugía

    También en lugares como India y Roma adoptaron el método de la gimnasia terapéutica como intervención de algunas enfermedades.

    En la edad media la ciencia se encontraba en decadencia y se frenó considerablemente el desarrollo de la medicina, incluyendo la gimnasia terapéutica. En la época del renacimiento (siglos XV- XVII) se caracteriza por florecimiento de la ciencia. En 1890 aparecieron los trabajos de P.F. Lesgaft, en los que fundamentaba científicamente la utilización de los medios de la educación física con fines terapéuticos y profilácticos. Hoy en día el empleo de la educación física con fines terapéuticos es un proceso no solo terapéutico si no también pedagógico. Por eso, la base teórica de la cultura física terapéutica esta constituida por la ciencia medico-biológico y pedagógica. (11)

    Los ejercicios físicos es el medio de la cultura física que se emplea con más frecuencia, debido a la significación biológica que tiene el trabajo muscular en la vida del hombre, porque actúa favorablemente en las actividades motoras obligatoria; previene las complicaciones; intensifica las reacciones de defensa del organismo durante la enfermedad; contribuye al desarrollo de los mecanismos compensadores.

    Para ciertas enfermedades como en el caso de la hipertensión arterial, los ejercicios físicos tienen significado importante en la recuperación de la estructura y de las funciones. Sí la enfermedad se encuentra en una etapa crónica, la práctica de actividad física acelera la formación de los mecanismos compensadores, aumenta la capacidad de trabajo del organismo y previene las agudizaciones. (11)

    El empleo de la cultura física terapéutica se encuentra justificado por la influencia positiva de los ejercicios físicos en la reactividad vascular. La conexión refleja entre los vasos sanguíneos y la musculatura esquelética, e indudablemente se intensifica durante los movimientos. Es conocido que la actividad física sistemática y armónica favorece el mantenimiento o la disminución del peso corporal, con el consiguiente bienestar físico y psíquico del individuo. (12)

    Los estudios según el President’s Council on Physical Fitness and Sports, Washington, DC indican que el ejercicio regular ayuda a mantener las arterias elásticas, incluso en las personas mayores, lo cual mantiene un flujo de sangre adecuado, y la presión arterial baja. Las personas sedentarias tienen un 35% de riesgo de desarrollar hipertensión que los atletas. (13)

    También ha sido comprobado que el ejercicio de alta intensidad puede no bajar la presión arterial de forma eficaz como el ejercicio moderado. En un estudio realizado a cerca de la utilización del ejercicio moderado (caminar 40 minutos al día) se demostró al controlar la hipertensión que esta carga es tan eficazmente que más de la mitad de los pacientes que estaban siendo tratados con medicamentos para la hipertensión pudieron dejar o disminuir la cantidad de la ingesta. Las personas hipertensas deben evitar las bebidas con cafeína antes del ejercicio, ya que aumentan la frecuencia cardiaca, la carga de trabajo del corazón, y la presión arterial durante la actividad física.

    La actividad física se refiere a una variedad amplia de movimientos y no debe confundirse o asociarse únicamente con la práctica del deporte, es por ello que se debe recomendar al hipertenso practicar ejercicios (aeróbicos, natación, trotes, marcha, caminar, montar bicicletas o subir escaleras, etc.) de 30 a 45 minutos de 3 a 6 veces por semana.

    Está demostrado por diferentes investigadores que la actividad física reporta beneficios importantes para la salud de las personas que padecen de hipertensión arterial, entre estos se pueden mencionar los siguientes:

  • Mejora las condiciones físicas

  • Fortalece la estructura ósea y muscular

  • Mejora el sistema inmunológico

  • Retarda o evita enfermedades crónicas

  • Reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.

  • Incrementa la capacidad de trabajo

  • Disminuye la frecuencia cardíaca en reposo

  • Incrementa el volumen sistólico

  • Aumenta la captación de glucosa por el músculo disminuyendo la glicemia

  • Aumenta la sensibilidad de los eritrocitos a la insulina

  • Mejora la función articular

  • Mejora la actividad nerviosa

  • Favorece la circulación sanguínea y linfática

  • Aumenta la capacidad vital y la energía

  • Estabiliza la tensión arterial

  • Reduce el peso.

    Seguidamente se realizará un análisis donde se abordaran los diferentes tipos de actividades físicas que se realizan en la actualidad para darle tratamiento a la hipertensión arterial.

Desarrollo

Material y método

    Se realizó un estudio farmacoepidemiológico (FAREP) en el CDR 6 del distrito Cándido González de la provincia de Camagüey, la muestra se realizo de una forma intencional, se entrevistó un total de 43 pacientes, después de las entrevistas se realizaron encuestas, después de esto, a los que se les realizaron 2 determinaciones de la tensión arterial (T/A); se dejó transcurrir 5 minutos entre ambas tomas y se calculó la media. Se excluyeron 7 enfermos por no asistir más después de 3 visitas consecutivas.

Criterios de inclusión

  • Pertenecer al CDR 6 del distrito Cándido González

  • Padecer de hipertensión arterial

  • Estar dispuesto a formar parte del grupo que cumplirá con la estrategia planificada.

  • Que al momento de realizar las clases no presenten alteraciones en las cifras tensionales.

Estudio de los pacientes. Procedimiento de la investigación

    Se realizo una investigación a cada paciente, la cual recoge la siguiente información:

    Se logro conocer que la mayoría de las personas con esta enfermedad fueron del sexo femenino y están en un rango de edad de 37 a 50 años de edad, ninguna de ellas practica la cultura física terapéutica, ni realizan actividad física consciente, pero el 100% está de acuerdo en realizar la estrategia que ayudara a normalizar su tensión arterial, donde esta se llevara a cavo en una sección de clases de 40-45 minutos, tres veces por semana.

    El tratamiento no farmacológico o higienodietético correcto fue:

  1. Poca ingestión de sal (cocción de los alimentos con poca sal).

  2. Realizar ejercicios físicos sistemáticamente (ejercicios aeróbicos, o caminar durante 30 minutos al día).

    Se consideró al paciente cumplidor del tratamiento al que realiza los ejercicios físicos según las normas establecidas, con la supervisión de un especialista.

    Se realizaron comparaciones entre los grupos controlados, parcialmente controlados y no controlados. Los resultados fueron analizados con el estadígrafo chi-cuadrado y el nivel de significación aceptado fue p < 0,05.

Resultados

    En nuestro estudio, el 23.25 % de los encuestados tenía cifras inferiores a 130 -139 mm de Hg la sistólica y de 85-89 mm de Hg la diastólica, llamados pre hipertensos, el 51.81 % eran hipertensos del Grado 1 (es decir que sus cifras tensionales están entre 140-159 mm de Hg, en la sistólica y de 90 a 99 en la diastólica) y el 20.93 % Hipertensos del Grado 2 (es decir que sus cifras tensionales están entre 160 - 179 mm de Hg, en la sistólica y de 100 - 109 en la diastólica).

    La frecuencia de los factores de riesgo y las enfermedades asociadas fue similar en pacientes controlados y no controlados con respecto al hábito de fumar, de ingerir la cafeína, y bebidas alcohólicas.

    En general predomina el tratamiento farmacológico, lo que fue estadísticamente significativo para el grupo. Se observó un ligero predominio (sin significación estadística) de los hipertensos cumplidores del tratamiento farmacológico, pero hay un 0 % de los pacientes que no practican ejercicio físico, debido a esto, el plan y la estrategia tomada de forma conjunta con el personal calificado para esto, con el fin de rebajar las cifras tensionales de estos pacientes.

    Después de realizado el plan, al 93 % de los pacientes tratados, le bajó el nivel de tensión arterial. Debido a las charlas educativas impartidas, comprendieron la necesidad de llevar una vida sana en lo que respecta a la alimentación y hábitos dañinos, que puedes acabar con su salud.

Conclusiones

    La hipertensión arterial es el resultado de un proceso multifactorial que la persona al conocerlo puede modificarlo o corregirlo en forma positiva, y estas acciones se van asociando significativamente para prevenir que la enfermedad se intensifique. Ello implica que la rehabilitación mediante el ejercicio físico y la modificación de los estilos de vida del paciente siga siendo un desafío para el personal médico y de deporte de esta comunidad, que mediante el trabajo organizado, y el predicar con el ejemplo sea el medio para la construcción de hábitos sanos para una vida saludable.

Bibliografía

  1. Aldamam, M. y Lampor, B. Lebelling of hypertensive; a review of the data. J Clin Epidemiol 1990, 43, 195 – 200pp.

  2. Montejo A, y Cols. Prevalencia e incidencia de la hipertensión arterial en dos consultorios del médico de la familia. Rev Cubana Med Gen Integr, 1986, 13-7pp.

  3. Baksaas, I. Patterns in drug utilization. National and international aspects: antihypertensive drugs. Acta Med Scand Suppl, 1984,59-66pp.

  4. González, C. Clínica de la hipertensión. México, Ediciones Médicas Actualizadas, 1997, 119-162pp.

  5. Stbripping, A. Abriendo paso para un corazón sano. The barriers to a healthy heart. Estados Unidos, Grundy Lane, 1997, 1-15pp.

  6. Calvo, V. La atención del paciente con hipertensión arterial. México, Biblioteca Médica Mexicana. ALFIL, 1999, 15-53pp.

  7. Artigao, R. Control de factores de riesgo en los programas de rehabilitación cardiaca. España, Revista Española de Cardiología, 1995; 13-32pp.

  8. Dueñas, J. Cuidados en enfermería en la hipertensión arterial. 1-5pp. (Disponible online)

  9. Harold, E. Tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular en la atención del primer nivel. Instituto Cardiovascular Avanzado. Centro Médico Regional Audubon. Louisville EUA. Mundo Médico, 1994, 142-158pp.

  10. Balaguer, V. Estrategias en el control de los factores de riesgo coronario en la prevención primaria y secundaria. Departamento de Cardiología. Hospital Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. Revista Española de Cardiología, 1998, 30-35pp.

  11. Popov, S. La cultura física terapéutica. Ciudad de La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1998.

  12. Valdés, H. Personalidad. Actividad Física y Deporte. Colombia, Ediciones Kinesis, 1996.

  13. Roca, R. Tema de Medicina Interna. Tomo I 4°edición. Ciudad de la Habana, Editorial ciencia médica, 1996.

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