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Las normas morales de grupo en el desarrollo 

del clima sociopsicológico en el fútbol escolar

 

Universidad de las ciencias de la Cultura Física y el Deporte

“Manuel Fajardo”, Facultad de Holguín

(Cuba)

Lic. Prof. Yasser Russell Suárez

Msc. Prof. Joel de la Paz Ávila

Msc. Eidy Reyes Rodríguez

jpaz@ucp.ss.rimed.cu

 

 

 

 

Resumen

          El entrenamiento deportivo es un proceso complejo, que exige la confluencia de otras ciencias en pos de lograr una preparación integral de los atletas. La psicología del deporte asume para sí la preparación del deportista, a partir de las exigencias de la actividad deportiva, de las características de la personalidad de los atletas, y de las interrelaciones que ocurren entre ellos en su accionar diario y durante las competencias. El componente educativo es uno de los de mayor importancia, pues el entrenador, a través de herramientas psicopedagógicas afines, crea, desarrolla y transforma en los deportistas importantes cualidades que intervienen en su desempeño atlético. El presente artículo deriva de una investigación acerca del papel que juegan las normas morales de grupo, como contenido esencial del componente socioeducativo en la preparación de los atletas de fútbol de la categoría 13-15 años de la EIDE de Holguín, y en él se exponen los principales resultados obtenidos al aplicar diferentes métodos, técnicas y procedimientos de investigación en aras de conocer la realidad del proceso pedagógico que se lleva a cabo por parte de los entrenadores que tienen a su cargo la preparación de estos deportistas.

          Palabras clave: Clima sociopsicológico. Normas morales. Fútbol escolar.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 16 - Nº 156 - Mayo de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La tendencia de la práctica deportiva contemporánea orienta como principal necesidad a una preparación integral de los deportistas, donde se refleja con claridad un conjunto de factores que logran incidir en el rendimiento deportivo, cuestiones esenciales a tener en cuenta. La sociedad contemporánea demanda una serie de exigencias a la práctica deportiva que no pueden estar ajenas de su interpretación y tratamiento.

    Puntualizando en este sentido, diagnósticos e investigaciones realizados en el conocimiento del proceso de dinámica grupal en los deportes de equipo, con especial énfasis en el fútbol base o categoría escolar, se ha podido apreciar marcadas limitaciones en el tratamiento de los factores sociopsicológicos durante el logro de los objetivos individuales y grupales, que como es lógico incide directamente en el resultado deportivo. Desde este análisis es válido destacar como debe desarrollarse en el seno de lo equipos deportivos un ambiente favorecedor de las buenas relaciones interpersonales, de cooperación y ayuda mutua así como de compañerismo y solidaridad y respeto tanto entre los propios atletas como hacia el cuerpo de dirección; criterios que no han gozado de un adecuado tratamiento y una objetiva orientación desde el propio proceso de preparación de los futbolistas escolares. Con el propio desarrollo futbolístico y el pujante avance en los sistemas de juego en todos los sentidos se aprecia una lucha entre contricantes por obtener el resultado competitivo, cuestión que trae aparejado el surgimiento y desarrollo de flagelos antideportivos como es la violencia, la agresión física y de palabras que se convierten en manifestaciones recurrentes en los partidos observados. Al respecto los estudios de Viciana Ramírez y Zabala Díaz (2004) que describen la incesante preocupación por la violencia, especialmente en el fútbol, consideran que se debe proclamar en el deporte por una filosofía educativa, que promueva los comportamientos de los practicantes desde las edades tempranas; enfatizando en el papel educativo del entrenador, aspecto que no ha gozado de una objetiva sistematización durante los entrenamientos.

    Al respecto uno de los criterios sociopsicológicos vitales para el funcionamiento y desarrollo del los equipos deportivos desde las edades tempranas a potenciar lo es sin dudas el clima sociopsicológico, y con ello el desarrollo de las normas morales de grupo, lo que incide de forma directa en el desarrollo de un ambiente de cooperación entre los jugadores y en el rendimiento individual y grupal.

    Las normas morales de grupo se definen por autores como Puní y Dzhamgarov (1979) como exigencias que determinan la conducta de los deportistas en el grupo; aprobadas por todo sus miembros. Es importante definir que en el fútbol es importante desde las edades escolares potenciar las mismas para lograr una armonía en el seno del grupo, una atmósfera emocional positiva en función de los objetivos de las unidades de entrenamientos y para el cumplimiento de los objetivos tácticos ofensivos y defensivos.

Fundamentación del problema

    La mayoría de los psicólogos del deporte concuerdan que el clima sociopsicológico se logra afectar por las relaciones interpersonales y las normas morales de grupo; factores psicosociales que son considerados como básicos en el logro de la eficiencia grupal. En este sentido es válido apuntar que dicho proceso presenta un matiz social y psicológico que permite regular el ambiente en de la dinámica relacional del equipo deportivo; aspecto que no ha sido sistematizado desde una concepción científicamente – metodológica acorde a las expectativas y necesidades del deporte.

    Acerca de las normas morales de grupo, Puni y Dzhamgarov (1979) determinaron como el conjunto de normas de cada equipo caracteriza sus orientaciones valorativas, las particularidades de las reacciones emocionales y el nivel de educación moral de sus miembros. Consideran los mencionados autores que las mismas reglamentan la conducta y los sentimientos de los deportistas expresando su actitud, ante todo hacia la tarea fundamental que es el entrenamiento, hacia los compañeros, los adversarios, el entrenador y los admiradores, a si mismo.

    En el fútbol es de suma importancia el tratamiento de las normas morales de grupo con vista favorecer una atmósfera emocional adecuada que permita que el equipo avance como un todo y logre los objetivos tanto en los entrenamientos como en las competiciones. Gallego (2002) demuestra como los peores rivales en el equipo son el desamor, el odio, la corrupción, la intolerancia y la falta de solidaridad, argumenta la necesidad de desarrollar en las nuevas generaciones el juego limpio y el juego colectivo como razones básicas indispensables que el mismo exige y genera y que en ocasiones, los entrenadores tienen el peso esencial en que estas cosas ocurran.

    En las condiciones actuales se aprecian en las trasmisiones de numerosos partidos de fútbol como tendencia problemas éticos y estéticos en el nivel de juego, donde se violan las normas más elementales del juego limpio y se manifiestan actos de indisciplinas que limitan el objetivo del fútbol como actividad deportiva. Desde esta perspectiva, D’Amico (1982) asevera que es penoso que chicos en plena etapa de su formación como jugadores cometan actos reñidos con el espíritu del juego limpio y la lealtad deportiva, haciendo gestos indecorosos o protestando las decisiones de los árbitros.

    Por tanto los profesores deportivos deben potenciar, con metodologías de acción educativas, un trabajo sistemático e integrador en la educación del equipo deportivo y con ello de sus miembros para favorecer las interrelaciones personales y de trabajo, orientaciones valorativas adecuadas y un ambiente que favorezca el compromiso colectivo, una conciencia y filosofía de grupo, con base en objetivos y necesidades comunes; criterios que son factibles desarrollar mediante las acciones cooperadas de juego en este deporte que consoliden y permitan un trabajo de equipo, para elevar el rendimiento. Es en el seno de los equipos de fútbol donde los atletas adquieren solidaridad para desarrollar las acciones de juego con el constante entrenamiento táctico desarrollado, espíritu colectivista, se crea un ambiente de bienestar emocional, de rivalidad sana, de juego limpio, potenciando componentes como lo estético y la ética deportiva con el cumplimiento del reglamento interno desarrollado por el propio entrenador con el equipo y las reglas deportivas características del fútbol.

    Desde esta perspectiva el estudio de las normas morales de grupo, como exigencia importante en el funcionamiento del equipo deportivo en el fútbol, es un componente psicosocial que influye de forma decisiva en el desarrollo de un clima favorable y en el rendimiento individual y grupal. El comportamiento ético deportivo de los jugadores desde las edades tempranas resulta un tema de interés en la práctica actual del fútbol, temas como la violencia, las manifestaciones racistas, etc; que inciden negativamente en el desarrollo de la dinámica grupal de los equipos.

    Una de las aristas propia de la ética deportiva están orientados a los estudios sobre el papel del entrenador en categorías escolares para la educación social y moral de la conducta deportiva, evidenciados por Smoll y Smith (1987, 1991); Lorenzo (1997); Cruz (1994, 1997, 2001). En base a la incidencia de los estilos de dirección en el rendimiento y en el accionar del equipo se destacan Chelladurai y Haggerty (1978); Tutko y Richards (1984); Martens y otros (1977); Sánchez (1994); Ibáñez (1996); Ibáñez y Feu (2000) clasificando los modelos de entrenadores de acuerdo a los estilos de dirección y conducción de los entrenamientos y competición, personalidad y actitud de los mismos.

    Otros trabajos en torno a este fenómeno, confirmando el hecho de la violencia, los comportamientos agresivos y antisociales en el fútbol. En el ámbito del comportamiento moral y social del joven futbolista aparecen las aportaciones de Cruz, Boixádos, Valiente y Capdevila (1995); Stephens, Bredemeier y Shields (1997); Ommundsen, Roberts, Lemyre y Treasure (2003) en la mediación de los medios de comunicación que afectan las conductas sociales y culturales; en relación a la violencia encontramos a O’Donell (2002); Berstein y Blain (2002); Cere (2002); Bodin (2002); Hare (2002); Johansson (2003) y Pearton (2003) en cuanto a la violencia en las familias provocadas por el fútbol como espectáculo.

    Dentro de las acciones desarrolladas en el fútbol para potenciar el fairplay, en el Manual para el Entrenador elaborado por la Comisión Australiana de Deporte, se propone el Modelo de comportamiento del jugador en el campo, basado en valores esenciales como: la honestidad, integridad, el respeto del entrenador, entre otros.

    Es evidente que el análisis del accionar de los equipos deportivos engloba un grupo de factores que influyen de diferentes aristas en su desarrollo y afecta de manera puntual a cada uno de los miembros que lo componen; aspectos sociales, familiares, culturales, entre otros; que no deben dejarse al margen de un consecuente tratamiento en el equipo debido a su nivel de afectación en el seno del equipo deportivo en todo su accionar, en la creación de un clima favorable para el proceso instructivo y educativo y en el logro de elevados rendimientos deportivos. El equipo de fútbol es un sistema abierto de interacciones constantes y de profundas transformaciones a nivel cualitativo y cuantitativo donde se educan jugadores y entrenadores en función de las tareas y objetivos a cumplimentar, que como exigencia presenta el trabajo grupal que desarrolla valores sociales, psicológicos y contribuye a la educación del jugador miembro de una colectividad.

    Uno de los importantes criterios psicosociales que afectan la dinámica grupal y el accionar del equipo de fútbol de forma puntual lo es la compatibilidad psicológica entre los jugadores que componen el equipo, en este sentido el destacado psicólogo Russell ha desarrollado valiosos estudios en este deporte, demostrando que las acciones tácticas entre los jugadores que participan no sobrepasa a lo máximo de 4 miembros, debido a que la efectividad y precisión de la acción así lo exige; criterios que indican la necesidad de trabajar la comunicación, las relaciones interpersonales y la existencia de un clima psicosocial adecuado para que las mismas puedan desarrollarse con calidad.

    La práctica futbolística le exige a los atletas para lograr los objetivos tácticos ofensivos y defensivos, armonizar determinados criterios psicosociales para coordinar las acciones de juego, como una favorable comunicación, comunidad de intereses y necesidades. Se hace necesario el desarrollo de este criterio en función del accionar táctico a nivel defensivo y ofensivo sin la correcta interacción funcional de los miembros en relación de la tarea y las distintas combinaciones tácticas entre los defensas y los mediocampistas así como entre los delanteros y los mediocampistas o entre los mismos delanteros y entre los mediocampistas propiamente para poder interpretar las posibles acciones. De esta manera se ganan espacios en el terreno de juego y se proyectan las acciones tácticas mas ideales; como valora Rudik (1974) sólo cuando existe compatibilidad el jugador puede demostrar en la actividad conjunta todas sus cualidades individuales positivas, además considera como la amistad, la cohesión del equipo, están determinados por la compatibilidad en el aspecto de la personalidad, los principios morales, las relaciones interpersonales, también el nivel de entrenamiento, las particularidades de los procesos del pensamiento, pensamiento, atención y otros aspectos no menos importantes en su integración dan lugar a que los jugadores logren los objetivo orientados por los entrenadores.

    Es tarea de los profesores deportivos orientar acciones que logren interacciones eficaces y adecuadas de los roles de los miembros del equipo, en las orientaciones valorativas, relaciones interpersonales e intercambios que permitan que los jugadores se comprendan en diversas situaciones que se desarrollan en el equipo. Si estos aspectos no son trabajados con sistematicidad afectan directamente el funcionamiento del equipo como un todo y la atmósfera emocional reinante para desarrollar los aprendizajes desde la etapa escolar.

    En referencia a estudios realizados en factores sociopsicológicos en Cuba, y su repercusión en el rendimiento deportivo, están asociados a los nombres de: Russell (1997); Rodríguez (1983); Gutiérrez Véliz (1984); Sabas y del Pino (1994), Cañizares Hernández (1999), entre otros investigadores. Hacen referencia, a la escasa bibliografía acerca de intervenciones en factores sociopsicológicos en equipos deportivos, que ha limitado un adecuado tratamiento y orientación de dichos aspectos con vista al logro de la eficiencia grupal

    Noa Cuadro (2002) analiza cómo el fútbol es un deporte dentro de los juegos deportivos que se desarrolla en un entorno extremadamente variable en el que los participantes se ven obligados a adaptar su conducta de juego a aquellos factores que provocan la inestabilidad; compañeros, oponentes y balón; que durante el juego cada uno de ellos cambian constantemente de orientación. En sus estudios doctorales, orienta a cómo en el fútbol se debe inculcar al jugador a realizar las acciones con exactitud, precisión y una alta eficacia, en un elevado pensamiento operativo; inculcar en el atleta una conciencia de grupo, dado por la dinámica de juego que se transforma en todo momento. Por tanto, esto indica la necesidad de un consecuente tratamiento y regulación de los estados emocionales en los jugadores y en el equipo de forma general, en la unidad grupal, potenciación de las relaciones interpersonales, elementos de incalculable valor en la concepción y funcionamiento del equipo.

Selección de los sujetos

    La investigación se desarrolla con el equipo de fútbol 13 -15 años perteneciente a la categoría escolar de la EIDE de Holguín. Además se asume como muestra 2 entrenadores.

Tabla 1. Caracterización de la 6 de entrenadores

Sujetos

Nivel profesional

Años de experiencia

Ocupación

Categorías

D. B.

Licenciado

19

Director técnico

13 – 15

G. A.

Licenciado

10

Entrenador

13 - 15

    Para el desarrollo de la investigación se diseñaron varias etapas de la investigación.

    1ª etapa: Mayo – junio del 2010.

  • Consulta de bibliografías especializadas

  • Diseño y selección de los instrumentos científicos a aplicar.

  • Objetivo: Valorar los criterios que son determinantes para el estudio de las normas morales de grupo en el desarrollo del clima sociopsicológico en el Fútbol escolar.

    Entrevistas a Entrenadores, y aplicación de la técnica sociométrica, Análisis de Documentos (Programas de Preparación del deportista y Planes de Entrenamiento). Se elaboran y se aplican con posterioridad las observaciones a las unidades de entrenamientos

    2ª etapa: junio – julio del 2010. Organización de la Información obtenida y valoración de los resultados de los instrumentos así como determinación de los principales resultados del diagnostico desarrollado.

Métodos, técnicas y procedimientos científicos

  •  A nivel teórico: Se aplican el análisis – síntesis, el histórico – lógico y revisión documental, que permitieron valorar las tendencias, criterios y enfoques teóricos acerca de las normas morales de grupo en el seno del equipo de fútbol escolar o de base.

  • A nivel empírico: Se aplica una entrevistas a entrenadores con el objetivo de valorar los factores que tienen incidencia en el desarrollo del las normas morales de grupo en el cumplimento del clima sociopsicológico en el seno del equipo y el nivel de conocimiento de los entrenadores en este sentido así como las acciones para regularlas. También se aplican observaciones a 10 sesiones y a una base de entrenamientos con el propósito de analizar las acciones socioeducativas desarrolladas por los entrenadores en las actividades de entrenamiento para desarrollar dicha temática.

Análisis de los resultados

Resultados de la entrevista

    En la entrevista aplicada a los entrenadores se recogen los siguientes resultados.

    Consideran que conocen las normas morales de grupo, relacionada con la influencia que presentan en la eficiencia del equipo deportivo, conciben que sean de gran valor por su repercusión en el rendimiento deportivo colectivo porque permite una favorable comunicación entre las atletas y contribuye a la creación de un clima de confianza y armonía. En este sentido, manifiestan la estrecha relación de otros indicadores psicosociales con las normas morales de grupo. Estos criterios reflejados en las dos preguntas anteriores dejan aclarado el conocimiento favorable en correspondencia con este aspecto psicosocial y la relación con otros criterios sociopsicológicos. El conocimiento presentado por los entrenadores es un paso de avance importante a la hora de concebir el trabajo con el equipo deportivo.

    Concretan cómo le ofrecen tratamiento a las normas morales de grupo en las distintas sesiones de entrenamiento. Para ello aprecian que se manejan y tratan las faltas de respeto realizando un análisis para solucionar el problema; también se trabaja con los jugadores del banco ayudando a darle ánimo a las que juegan. En este sentido, se puede valorar la existencia de limitaciones en la concepción metodológica y práctica para desarrollar un adecuado abordaje de las normas grupales en el seno del equipo deportivo. El abordaje de estas insuficiencias es lógico que trascienda al marco de la eficiencia técnico-táctica y del propio desarrollo del equipo deportivo. De no cumplir el rol funcional deportivo, con la existencia de actividades y acciones efectivas en el propio proceso, trae aparejado que se conviertan dichos criterios en normas a cumplir.

    Los criterios asumidos por ellos indican, en el tratamiento expresado, un carácter reduccionista y poco integrador en el logro de los objetivos trazados. Además, distinguir que aunque relacionan las normas morales de grupo con otros aspectos como el clima, la confianza y la armonía entre los jugadores, solo es apreciado en los conocimientos teóricos limitándose en el área práctica metodológica para darle solución a los problemas encontrados en la dinámica grupal.

    Al preguntar sobre los aspectos psicosociales que guardan relación con las normas grupales, los entrenadores declaran aquellos referidos a los aspectos sociales inherentes al grupo de atletas, como son: el ambiente en el hogar, las relaciones en el lugar donde viven y las relaciones con sus compañeros.

    Como es apreciado, los entrenadores no manifiestan el papel que deben ejercer en el control y regulación de la dinámica grupal, así como en el logro de los objetivos; además, no expresan los estilos de dirección que en su momento pueden entorpecer o favorecer la conducción y dirección de los deportistas en todo el proceso de preparación. Las cuestiones aportadas por los entrenadores condicionan las limitaciones que ellos presentan al caracterizar dicho aspecto psicosocial, que como es conocido guarda relación estrecha con las normas sociales, las cuales rigen las normas establecidas en el equipo deportivo.

    Sobre las acciones metodológicas y psicopedagógicas planificadas en los programas de preparación del voleibolista escolar, los entrenadores indican que no se muestra ninguna, pero expresan que ellos desarrollan un plan de acción, el cual refleja acciones favorecedoras de la unidad grupal.

    De acuerdo a las respuestas emitidas en las anteriores preguntas diseñadas no puede existir un plan de acción de carácter integrador que favorezca a la unidad grupal si en realidad no existen acciones conducentes al mejoramiento de las deficiencias manifestadas en el cumplimiento de las normas morales de grupo. A esto debe sumarse que no mencionan orientaciones precisas para mejorar estos aspectos, no se concreta sobre qué bases, cómo la desarrollan; o sea, se denota con exactitud y profundidad limitaciones en el orden científico – metodológico para orientar un trabajo que favorezca el desarrollo psicosocial del equipo de fútbol objeto de la muestra. El no tener un sistema de acciones que integren los criterios de las relaciones interpersonales, la comunicación intragrupal, el clima sociopsicológico y la ética deportiva trae como consecuencia que el equipo no actúe como un todo y la inexistencia de un tratamiento adecuado a la preparación psicosocial de dicho equipo para perfeccionar su preparación integral.

Resultados de la técnica sociométrica

    Se aplicó una encuesta a los atletas con el objetivo de valorar el desarrollo de las normas morales de grupo en la eficiencia de los equipos escolares de voleibol. Para darle cumplimiento al mismo se realizaron ocho preguntas, en las cuales se recogen los siguientes resultados:

    A modo de conclusión, a consideración de la encuesta aplicada a los atletas, se aprecia que el desarrollo de las normas morales de grupo no es uniforme, aunque aparecen de forma preliminar criterios positivos en las relaciones comunicativas entre atletas y entre ellas y los entrenadores. De manera particular se presentan limitaciones en la incondicionalidad acerca del cumplimiento del rol funcional-deportivo.

    Se debe considerar que las respuestas encontradas en los entrenadores se corresponden con la actitud y emisiones reflejadas por los atletas; debido en gran medida al pobre tratamiento, tanto desde las clases teóricas como prácticas desarrolladas en este sentido. Las atletas a modo de análisis no han sido educadas hacia un trabajo colectivo sistemático, integral, donde prime la solidaridad, la convivencia grupal, el respeto y el apoyo mutuo, es importante resaltar que no se evidencia un consecuente tratamiento con propuestas de tareas, juegos y actividades que potencien en el área de entrenamiento la educación de la responsabilidad colectiva ante las acciones técnico-tácticas, constituyendo esta una exigencia básica para cumplimentar las acciones de juego ofensivas y defensivas.

    Aunque los atletas valoran de muy importante el papel de las relaciones interpersonales, estas quedan al margen de un consecuente tratamiento y cuidado por parte de los atletas a la hora de emitir criterios y críticas, así como en el propio perfeccionamiento y adquisición de las acciones tácticas ofensivas y defensivas.

    Es importante señalar que uno de los puntos débiles corroborados en las respuestas de los atletas está orientado al pobre protagonismo encontrado en ellos para involucrarse y participar en sus propios cambios, falta de apoyo y solidaridad en la solución de las tareas grupales.

Resultados de las observaciones

    La misma se aplica con el objetivo de diagnosticar el nivel de incidencia de las normas morales de grupo en todo el trabajo de funcionamiento, vida y desarrollo del equipo de voleibol en esta categoría escolar. Tiene su concreción en 10 observaciones a las sesiones de entrenamiento, teniendo en cuenta la proyección de una guía de observación estructurada, apreciándose los siguientes resultados:

    Dentro de los indicadores observados se encontró el conocimiento de la orientación motivacional de los miembros del equipo. Se detectó que la aceptación de las tareas y actividades en las observaciones llevadas es aceptable en la mayoría de los casos.

    Se proyectan pocas actividades que involucren a todos los miembros, con excepción de las desarrolladas a favor del cumplimiento de las acciones técnico- tácticas. Sin embargo, en el desarrollo de las mismas aún se concretan marcadas afectaciones que implican y alcanzan el cumplimiento de dichas acciones. También destacar la pobre utilización del establecimiento de metas en función de potenciar los componentes de la preparación, específicamente el trabajo colectivo. Esto logra desarrollarse con mayor énfasis a la hora de los juegos, donde los miembros se comprometen e identifican con claridad, esforzándose por cumplir los objetivos trazados. Tan es así, que en el desarrollo de las actividades grupales se denotan limitaciones en la aprobación y aceptación entre los miembros del equipo; valorando cómo las orientaciones valorativas en estas edades se desarrollan sin un consecuente apoyo moral entre los jugadores; los juicios y valoraciones presentan en su base preferencias en las simpatías, antipatías, amistades y enemistades entre los compañeros de equipo.

    Se observan relaciones de hostilidad, irritabilidad y discusiones que logran alterar el clima psicosocial del equipo y hacen cambiar los gestos y el sentido de la orientación de la conducta en los atletas, en este sentido apuntar que se aprecian problemas encontrados en el desarrollo de las acciones técnico-tácticas, encontrándose relaciones de hostilidad e irritabilidad.

    Las observaciones detectan cómo la implicación del entrenador en función de la cooperación grupal se desarrolla sin bases científicas-metodológicas sólidas, muchas veces no se facilita un aprendizaje formativo desde una concepción integradora. Por tanto se evalúa de poco aceptable en la mayoría de los casos.

    De acuerdo a todos los argumentos valorados en las observaciones se infiere y valoran las evaluaciones de poco aceptable; el desarrollo de las relaciones interpersonales. Tanto las asumidas entre el entrenador–atleta como las manifestaciones de interrelaciones positivas, concibiéndose limitaciones en la comprensión mutua entre los atletas a la hora de desarrollar las actividades cooperativas, en el tono afectivo, la camaradería y la comunicación en sentido general.

    Las causas que provocan las afectaciones en el nivel de desarrollo grupal y las relaciones comunicativas entre los miembros están dirigidas a las discusiones reiteradas, hostilidad a la hora de asumir papeles protagónicos y sustanciales en el desempeño de actividades. En la relación entrenador – atletas en la mayoría de los casos se violan las normas morales, tanto en el respeto mutuo como de la comunicación franca y abierta; en las observaciones aplicadas se demuestra que dicha relación se basa en las imposiciones constantes, con poca utilización de los métodos evaluativos como: la persuasión, el debate y el consenso.

    Dentro de los indicadores que asumen una favorable evaluación, se encuentra la asistencia y puntualidad de los entrenadores y atletas a las sesiones de entrenamiento. La misma se asume como un criterio de norma moral – social en el equipo deportivo, permitiendo una disciplina grupal, así como un adecuado aprovechamiento del tiempo de trabajo.

    Como se valoró en los indicadores diseñados por la unidad grupal, la actitud entre los miembros y ante las críticas en los atletas, no goza de un favorable nivel de desarrollo; en su base se identifican orientaciones valorativas inadecuadas, indisciplina a nivel individual y grupal, relaciones de hostilidad, hostigamiento, entre otras.

    Estos criterios son corroborados en el momento que se observan dificultades en la actitud del entrenador con los jugadores y el respeto mutuo ante las opiniones y puntos de vista. Los mismos se encuentran limitados a la hora de establecer los compromisos y objetivos comunes, el tratamiento y desarrollo de intercambios positivos.

    A modo de conclusión se concreta en las observaciones el reflejo fiel de las limitaciones encontradas en la encuesta aplicada a los atletas y la entrevista a los entrenadores, detectando la falta de comunicación interpersonal y limitaciones en la propia dinámica grupal, en el accionar técnico-táctico. Como generalidad, se detecta la pobre implicación del entrenador en la función de la cooperación grupal, no existiendo un trabajo de facilitación que propicie al grupo deportivo proponer acciones que mejoren el decursar de su dinámica.

    Se puede apreciar cómo prevalecen los objetivos e intereses individuales por encima de los sociales y colectivos. Por ende, aunque los datos y criterios encontrados en la encuesta de los atletas en torno a la concepción de una favorable comunicación y relaciones interpersonales se detectan marcadas insuficiencias tanto fuera como dentro del terreno de juego.

    Otra de las razones evidentes en relación al incumplimiento de las normas morales de grupo, está presente en las insuficiencias metodológicas y psicopedagógicas en correspondencia a los métodos educativos y la implementación de acciones que provoquen mejorar la eficiencia grupal.

    Aunque en el equipo se muestra en ocasiones un tono amistoso, de alegría, entusiasmo y apoyo entre las jugadoras, no existe una clara orientación que potencie establemente las relaciones interpersonales y comunicativas, fuera y dentro del terreno de juego. Los problemas evidenciados a la hora de ejecutar las acciones técnico-tácticas en el desarrollo del sistema de juego se entorpece, dado en la falta de coordinación de criterios, puntos de vista, parcialización entre los atletas y pobre madurez psicosocial que se traduce en el pobre desarrollo de un clima adecuado. Esto indica y trae consigo bajo nivel motivacional, la fuerza y el empuje que le impregnan los atletas a la hora de dirigir la atención hacia los elementos de mayor significación.

    Las observaciones corroboran la falta de apoyo, de conocimientos metodológicos y la pobre intervención psicosocial desarrollada por los entrenadores a la hora de emprender acciones que mejoren la dinámica grupal, y por ende, hacer cumplir las normas morales de grupo. También puede precisar que no siempre se resalta el favorable cumplimiento de la responsabilidad funcional de las jugadoras que afecta el logro de las tareas y objetivos comunes, así como el proceso de diferenciación de roles y funciones de los miembros.

Conclusiones

  • Marcadas deficiencias científico-metodológicas de los entrenadores para ofrecer tratamiento a las normas morales de grupo, lo que limita la estabilidad, funcionamiento y el propio desarrollo de la dinámica grupal en el seno del equipo deportivo.

  • Se aprecia un carácter reduccionista en la relación de las normas grupales con otros criterios psicosociales a la hora de abordarlo desde el accionar del equipo deportivo, limitando el carácter integrador que presenta la planificación del trabajo del equipo como un todo.

  • El clima sociopsicológico, como elemento sustancial en el logro de elevados niveles de relaciones intragrupales, se ve afectado debido al pobre desarrollo de las relaciones interpersonales y comunicativas evidenciadas en el equipo investigado.

  • Los resultados de la técnica sociométrica aplicada consolidan el pobre tratamiento a las relaciones interpersonales orientadas por los entrenadores durante las actividades de entrenamiento.

  • Se aprecia pobre calidad del trabajo socioeducativo en el tratamiento y regulación de las normas morales de grupo y en el desarrollo del clima psicológico en el seno del equipo de fútbol.

Bibliografía

  • Bermúdez Morris, R. (2002) Dinámica de grupo en Educación: su facilitación. Ciudad de la Habana, Editorial Pueblo y Educación.

  • Buceta, J. (1998) Psicología del entrenamiento deportivo. Texto expresamente elaborado para los estudios de Master y Especialista Universitarios en Psicología de la Actividad Física y del Deporte de la UNED.

  • Cañizarez Hernández, M. (2004) Psicología y equipo deportivo. La Habana, Editorial Deportes, 155pp.

  • Colectivo de autores. (1994) Intervención psicológica en los Deportes de Equipo. Barcelona, Revista Apuntes.

  • González, M. y Russell, L. (1994) Algunas propiedades de los pequeños grupos y colectivos en la Educación Física y El Deporte. Departamento de Diseño, Desarrollo y Evaluación, México.

  • Russell González, L. (1999) Exigencias psicológicas en los diferentes grupos de deportes. Conferencia especializada en psicología del deporte, ISCF, Ciudad de la Habana.

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