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La formación: una posibilidad de SER
que trasciende las paredes de la escuela

 

Lic. Educación Básica con Énfasis en Educación Física, Recreación y Deporte

Estudiante Maestría en Educación con énfasis en Didáctica

de la Educación Física, Universidad de Caldas

Docente Catedrático Universidad del Quindío. Integrante Grupo

de Mundos Simbólicos: Estudios en Motricidad y Educación

Diego Armando Jaramillo Ocampo

dajo2810@hotmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          El presente documento tiene por intención asumir una postura crítica, reflexiva y propositiva sobre los procesos formativos desarrollados en el mundo de la vida cotidiana y los escenarios institucionalizados en los cuales se inserta el sujeto, lo cual no sólo condiciona el aula de clase como único y exclusivo lugar de formación, sino que, integra y complementa las vivencia-imaginaciones del sujeto en su día a día, tanto en el contexto escolar, como en el entramado extraescolar a partir de un deseo intencional de superación y realización, lo cual se articula desde la relación yo-otro-mundo.

          Palabras clave: Formación. Escuela. Familia.

 

          Este documento fue presentado en el IV Encuentro de Experiencias Significativas en Educación Física y Deportes. Celebrado en la Universidad del Quindío (Armenia, Colombia) entre los días 20-22 de Octubre de 2010.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 155, Abril de 2011. http://www.efdeportes.com/

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“El hombre no es por naturaleza lo que debe ser, por eso necesita de la formación.

Gadamer, 1993

La familia: primer camino de formación

    Reconocer que la formación es una posibilidad inmanente que tiene el sujeto de potenciar todo su bagaje que es dado y al mismo tiempo se construye, es ampliar el marco de referencia de lo que se es como ser humano, es asumir el contexto y con ello la familia, los amigos, los juegos, la calle, como alternativas y escenarios complementarios en la formación de las personas, a decir de Orrego (2009, p. 37)

    “Formación es, entonces, todo aquello que permite a cada sujeto ser único e irrepetible, construir una identidad propia, proyectarse en relación a su contexto; es el proceso de construcción personal de cada sujeto, donde se incluyen todo el cúmulo de experiencias significativas de aprendizaje, que se van adquiriendo durante el transcurso de la vida, teniendo en cuenta lo que obtiene de diferentes instancias sociales como su familia, sus amigos, la escuela, los medios masivos de comunicación y todo aquellos influencias que le permiten construir su forma única de ver, comprender e interpretar el mundo que le rodea”

    Desde esta perspectiva se entiende la formación como un proceso de construcción personal de todo sujeto, pero este proceso se genera en los intersticios de la vida cotidiana, en la familia, en la calle, en la escuela, en el recreo, en todos los escenarios en los que se mueve el sujeto, en los que se inserta y los cuales también construye en la relación con los otros y con lo otro.

    Uno de estos escenarios es la familia, que como primer escenario de formación ha sido considerada por diversas culturas en distintas épocas históricas como el principal lugar de formación del hombre en la sociedad, como el refugio donde germina lo que acontecerá después en la vida adulta de las personas; la familia, con tradiciones manifestados en los valores, las creencias y las costumbres, va perfilando lo que se debe ser como buen ciudadano o una “buena persona”, un individuo que le aporte y le sea “útil” a la sociedad.

    Aunque en ocasiones es difícil recordar los primeros años de vida, las primeras palabras, los aprendizajes corporales, los primeros amigos y hasta los conocimientos conceptuales, culturales y matemáticos (pensándolo bien creo que muchos se han quedado en los cuadernos o se los ha llevado el viento), lo que sí es claro, siempre se recuerda y nunca se olvida es la presencia y el acompañamiento de los primeros maestros, los padres, los cuales de forma intuitiva y natural orientan, instruyen y ayudan a formar desde sus posibilidades, experiencias y conocimientos especialmente en los relacionado con atributos personales y sociales, lo cual, posteriormente la escuela perfilará en lo técnico y si se quiere en el saber hacer desde la perspectiva más instrumental.

    Algunos de los atributos que se instruyen y se construyen en la familia, son los relacionados con valores como la solidaridad, el respeto, la confianza entre muchos otros, los cuales se han transferido en los diferentes escenarios donde se comparte en y con la familia, un ejemplo de ello son los paseos y las reuniones familiares, allí sí que se presentan “elementos formativos”, tal vez más orientados hacia la reproducción e inserción social, es decir, el interés se centra en lo que el otro pueda pensar y sentir de mi y no tanto lo que yo siento, pienso y hago respecto a lo que soy y lo que puedo ser; expresiones como “vístase elegante para que lo vean bien arreglado” o “juegue futbol en un equipo determinado” o “siéntese bien”, “no hable con la boca llena” entre otras, son determinaciones que muchas veces la familia es la que decide y no tanto el sujeto, es más, no se sabe plenamente si la motivación y la movilización es por iniciativa propia o por imposición de los adultos en situaciones de la infancia.

    En este sentido, las motivaciones y movilizaciones se hacen presentes en las imaginaciones y vivencias cotidianas, por ejemplo, en los juegos que practican las personas en especial los niños se evidencian estas perspectivas, al respecto Mead1 (1991, p.179) se refiere al juego y afirma que

    “el niño actúa como padre, maestro, predicador, charcutero, pirata, policía o indio. En este periodo como reconoció Froebel, el niño está adquiriendo los papeles de quienes pertenecen a su sociedad. Ocurre esto, porque el niño está continuamente excitando en sí mismo las respuestas a sus propios actos sociales”.

    Tal vez muchos de esos juegos fueron encarnaciones de lo que aconteció en otros escenarios educativos, los momentos de alegría, aprendizaje, representación, socialización entre muchos otros quedan en el eterno recuerdo de una memoria no solo mental sino corpórea. Las situaciones suceden de forma curiosa, porque algunas enseñanzas se aprenden por transmisión de los familiares mayores, así mismo, se enseña a los parientes menores tanto habilidades físicas como aspectos sociales y culturales. Por lo que se asume, comprende y enseña que el zorro combate por la libertad del pueblo mexicano, que superman lucha por la justicia y la paz del mundo; en pocas palabras, los juegos representan una realidad, mi realidad, tú realidad y nuestra realidad, no simplemente un momento ficticio de la vida, no es una pérdida de tiempo como creen los abuelos o como a veces especula la gente, es a través de éste, que se exterioriza lo más profundo del ser2, profundidad que es construida en la interacción con los otros y con el entorno natural y social.

    La vida en familia transcurre entonces entre lo reglado y lo soñado, entre lo determinado y lo posible, de esta manera el ser humano empieza un proceso de formación en un mundo que lo socializa desde su nacimiento, que lo trata de insertar y humanizar para ser diferente al resto de los animales, ya que como sostiene Zambrano (2005, p.68).

    ...la formación se expresa en la experiencia, la que se entiende como la historia del sujeto, en aquello que lo separa de las otras especies animales. Igualmente, la formación presupone una forma particular del fin del hombre, el cual consiste en superar, permanentemente, su condición animal. Tal superación es un acto espontáneo y permanente que tiene lugar a lo largo de la vida…

    En la familia empieza entonces ese proceso de humanización, de ir siendo cada vez más humano, ya que como lo afirma Savater3 (1997) “nacemos humanos pero eso no basta, tenemos también que llegar a serlo”. De esta manera, la familia se convierte en el primer eslabón por el que debe pasar todo ser humano en su travesía de formar-se, pero ello no termina allí, el Otro y lo otro permean la humanidad del sujeto en su devenir histórico y socio-cultural.

La escuela: Una formación que humanice y permita SER

    Después de la socialización primaria planteada por algunos pedagogos y filósofos de la educación compartida en la familia, la escuela se convierte ahora en el segundo lugar, en la socialización secundaria donde asiste el sujeto en busca de una formación complementaria a la recibida en el hogar, de esta manera circula en el medio y en la persona el interés por “hacerse educado”, o como diría Jaramillo refiriéndose a lo que le decía su madre “hijo, estudie para que sea alguien en la vida”. 4

    Esta aseveración de madres, padres y sociedad en general de estudiar para ser alguien en la vida es común escucharla, así como es común el acuerdo social en torno a la aceptación de un lugar institucionalizado para tal fin, la escuela, asumida como un escenario legal, social y cultural creado por el hombre para transmitir conocimientos, cultura y de alguna manera ayudar en el desarrollo, formación y trans-formación del ser en el mundo de la vida cotidiana.5

    Transcurre pues la vida de las personas por la institución escolar que es también y no menos importante social; los conocimientos, los contenidos, la información y la cultura posibilitan el “hacerse educado”, pero no sólo esto, no es garantía de ser alguien en la vida como creen los adultos, ya que los valores se afianzan, se reafirman o se replantean en la vivencia y en el encuentro diario con los demás.

    Otro aspecto relevante y que complementa el paso del sujeto por la escuela es el reconocimiento del otro, reconocimiento que se basa en considerar al otro como otro que no soy yo (Levinas, en Orrego, 2009), en ese sentido, la escuela puede adicional a su misión como transmisora de la cultura, orientar y posibilitar los escenarios para que los sujetos se formen en la convivencia con los demás y con la naturaleza, en el empoderamiento de los ciudadanos para elegir conscientemente (sus acciones y proyecciones), además, en la liberación de ataduras, hegemonías y dispositivos que impiden la realización personal individual y colectivamente en busca de una sociedad más justa y equitativa, una sociedad humana que humanice en busca de mejores posibilidades de desarrollo y calidad de vida.

    Una sociedad que delega e institucionaliza sus saberes y propósitos en este caso a través de la escuela, puede incorporar las prácticas cotidianas, el sentido común, los entramados culturales y las realidades de las personas en sus procesos educativos. Así, la enseñanza de las ciencias naturales y sociales impartidas en el aula de clase y consideradas como únicas forma de hacer educado al individuo o como medio de llegar a hacer alguien en la vida se quedan y se reducen solamente al saber, a la razón o a la acción, pero el ser humano va mucho más allá de estas características y dimensiones que si bien lo integran y se articulan a la complejidad del sujeto, la formación se impregna de los sueños, de la imaginaciones, de los afectos, la espiritualidad e incluso de las utopías de cada persona dispuesta en el mundo con su particular manera de ser y de estar imbricada en el otro y con lo otro.

    Abordar una formación que se establezca en la institución escolar pero que considere los espacios que emergen en la cotidianidad, es acceder al reconocimiento del otro y la toma en serio6 de este. Buscarse a sí mismo, realizarse y disponerse a potencializar las cualidades, actitudes y aptitudes siempre en contacto y relación con los semejantes es la tarea de una formación que pretenda la humanización en sus procesos, la reflexión y transformación de ciudadanos y de sus realidades, del mundo, del conocimiento y de las subjetividades que no son pontificadas, sino que se hacen intersubjetivas en el mundo social.

    Comprender que la vida es atravesada por un sinnúmero de factores y de elementos que tienen cabida siempre en la presencia-ausencia de un otro, es permitir el ingreso de un mundo que no se limita al aula de clase como lugar exclusivo de formación, tal vez tradicionalmente se ha querido imponer como espacio excluyente donde las personas se hacen más humanos, se aprende, se socializa, se generan valores entre otros. Lo cierto es que la vida cotidiana también es partícipe y constructora de lo que se busca en la sociedad, en la escuela o en la familia, esa realización, esa búsqueda de la felicidad que se encuentra sólo en la relación con los demás, en los consensos y disensos con ellos, en la turbulencia de la vida diaria y de la actividad social (Shotter 2001, p.35), por ello, la formación es un asunto que no encuentra fronteras, las barreras se desvanecen y los límites se amplían; son permeados y reconstituidos por los sujetos en donde su ser racional es cruzado con su ser no racional, no pensante, pero viviente, sintiente, soñado e imaginado, en síntesis, un SER cargado de determinismos biológicos, psicológicos, pero articulado a las proyecciones y las vivencias cotidianas, el lenguaje común, las practicas corporales, culturales y sociales extracurriculares que contribuyen y de qué forma en la construcción y formación de todo ser humano.

    Asumir la formación como algo que supera la superficie, que escudriña en las profundidades, es entender que todo no gira en las lógicas racionales o meramente instrumentales, como sostiene Merleau Ponty7 (2000, p. 16) “el mundo no es lo que yo pienso, sino lo que yo vivo; estoy abierto al mundo”, apertura que permite ir más allá del conocimiento, de la información, de la invisibilización de las fuerzas que legitiman y reproducen relaciones de poder8; construir proyectos de vida a partir de la reflexión de la vida misma, de lo que se imbrica y se teje desde la vida cotidiana, es formarse desde lo critico, lo comprensivo y lo transformativo en las realidades, asumiéndolas como dinámicas, móviles y al sujeto como ser complejo, ya no mas educación del regaño, del control, de la legitimación de clases y jerarquías, de división, dualismos, absolutismos; por el contrario encarnar 9 otras posibilidades al menos desde lo ontológico, desde la perspectiva de sujeto educable, de hombre en búsqueda de su realización y como cultivo de sí mismo.

    Lograr SER con la formación es triunfar sobre el sólo hecho de informarse o de conocer, así “el sustento teórico deja ver que sólo el sujeto puede devenir cuando permite que las elaboraciones de saber penetren sus representaciones personales”,10 de esta manera, el sujeto no es un simple elemento u objeto dentro del proceso educativo o dentro del mundo de la vida, es algo más, un proyecto-vivencia, un ser en construcción y transformación.

    Toma fuerza en esta dirección el reconocimiento de la persona desde una perspectiva integradora, pedagógica, formativa y co-formadora, donde

    “la esencia del trabajo pedagógico consistirá, entonces, en pensar la doble contradicción: cómo articular los saberes y conocimiento en el individuo sin desconocer aquello que lo constituye, pero sin lo cual poco podríamos hacer por él”.11

    Entender que hacerse educado no consiste en ser el que más sabe, ni el más “culto” o el más intelectual, es un gran paso para ser y trascender la formación superando las posturas fragmentadas; vincular esos atributos a lo que hacen las personas en la familia, la escuela, la calle, en pocas palabras, acercar la vida cotidiana de las personas a sus espacios institucionales y sociales es complementar las distintas dimensiones y los diversos procesos que insertan al hombre en la comunidad.

    Las historias de vida y los procesos de formación siempre están cruzados por la compleja, mística y holística naturaleza humana, cargada siempre de corporalidad, emotividad, pensamiento, imaginación, creación, pensamiento y acción los cuales se imbrican en la relación con los otros y con el entorno. La educación puede permitir estar en permanente búsqueda de sí mismo, de su realización, y es a través de la formación en el mundo de la vida donde se complementan los saberes del aula, donde se articulan y surgen los alicientes para SER y transformarse, para ello se necesita la voluntad y el deseo de alcanzar la plenitud, el interés por ser felices en la vida sin depender sólo de la comodidad y las posibilidades económicas, confiar con el otro y reconocerlo, escucharlo, valorarlo.

Conclusión: Aperturas necesarias…

    Ahora, la escuela es el escenario donde puede ser posible, tanto el reconocimiento del sujeto, como es y cómo puede llegar a ser, o el lugar donde muchos sujetos se pierden, se ausentan de su participación en el mundo social, el lugar que no favorece el que ellos se encuentren, se realicen y cabe pues preguntarse ¿es la educación una posibilidad de formación?, ¿son los profesores verdaderos pedagogos que acompañan y orientan en esa búsqueda personal?

    Considerar derrotar u opacar el conocimiento no implica distanciarse de este, ni siquiera no asumirlo como elemento necesario de socialización, aprendizaje o formación como tal; implica e invita es a trascender la razón instrumental (Horkheimer) como legitimación de ciertas maneras de ser, actuar, sentir y vivir en lo cotidiano, hacia una emancipación, una realización en lo político, ético, estético, espiritual, orientado al desarrollo y despliegue de humanidad de cada sujeto en lo personal y en lo social.

    Formarse, reflexionarse y transformarse en la vida debe ser el triunfo de cada uno frente a la vida, a su propia vida y un pretexto para ayudar en la vida de los demás, construyendo sentido en las relaciones vividas, soñadas y practicadas como ser del mundo y con los otros, el aula, como lugar secundario de socialización puede abrir las oportunidades para que la formación se permee en lo cognitivo, en lo afectivo, en lo social, en lo corpóreo, en síntesis en el SER que se moviliza por realidades y escenarios dinámicos como lo es la vida misma.

Notas

  1. MEAD H G (1991). La génesis del self y el control social. En Reis No 55, Pág. 165-186.

  2. Profundidad que no está tan adentro del sujeto, o al menos, si lo está, emerge y se pone en escena al jugar y compartir con los otros, de esta manera, el sujeto constituye su sí mismo y aporta en la constitución del Otro a partir de esa relación turbulenta con los semejantes y con el mundo objetivo, subjetivo y social. Ver por ejemplo Shotter 2001, Schutz 2008, Habermas 1999.

  3. SAVATER Fernando, el valor de educar, 1997, editorial Ariel S.A. 5ª reimpresión.

  4. Ver JARAMILLO E, L G. Educación para la vida o para el conocimiento.

  5. El mundo de la vida según Schutz 2008, p.23 y 41 abarca la rica totalidad de la experiencia de sentido común vivida por el individuo en su existencia concreta, es un mundo de cultura, porque es un universo de significaciones para nosotros, una textura de sentido que debemos interpretar para orientarnos y conducirnos en él.

  6. Ver MURCIA, N; PORTELA, H; ORREGO JF. (2005). La clase de educación física: Voces que reclaman reconocimiento social. Editorial Kinesis, Armenia.

  7. PONTY, M. (1945), Fenomenología de la percepción, Editorial Península (Barcelona) quinta edición, julio de 2000.

  8. BOURDIEU P, PASSERON J. Eliminación y selección, capitulo 2, compilado por DÍAZ B A. El examen, textos para su historia y debate, 1 edición 1993. Universidad nacional autónoma de México. Pág. 133 y ss.

  9. La encarnación se propone en coherencia con lo planteado desde la fenomenología por PONTY 2000 y desde el construccionismo social por Shotter 2001, en donde se asume un cuerpo fenomenológico, viviente que capta el mundo y lo construye, lo proyecta y lo vivencia.

  10. ZAMBRANO L, A. (2005) Didáctica, pedagogía y saber: aportes desde las ciencias de la educación, -Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio. Pág. 115.

  11. Ibíd. p 115.

Bibliografía

  • BOURDIEU P., PASSERON J. Eliminación y selección, capitulo 2, compilado por DÍAZ B A. El examen, textos para su historia y debate, 1 edición 1993. Universidad nacional autónoma de México. Pág. 133 y ss.

  • JARAMILLO E.L.G. Educación para la vida o para el conocimiento. En http://www.escuelasenred.com.mx/resources/actuales/educaciónparalavidaoparaelconocimiento.pdf. Mayo 15 2010

  • MEAD H.G. (1991). La génesis del self y el control social. En Reis Nº 55, Pág. 165-186.

  • MURCIA, N.; PORTELA, H.; ORREGO JF. (2005). La clase de educación física: Voces que reclaman reconocimiento social. Editorial Kinesis, Armenia.

  • ORREGO JF. (2009). El sentido de la alteridad en la formación del licenciado en educación física de la Universidad de Caldas. Tesis Maestría

  • PONTY, M. (1945). Fenomenología de la percepción, Editorial Península (Barcelona) quinta edición, julio de 2000.

  • SAVATER Fernando (1997) El valor de educar. Editorial Ariel S.A, 5ª reimpresión.

  • SCHUTZ A, (2008). El problema de la realidad social. 2ª edición, 2ª reimpresión. Buenos Aires. Editores Amorrortu.

  • SHOTTER J, (2001). Realidades conversacionales, la construcción de la vida a través del lenguaje. Amorrortu editores, Buenos Aires. Pág. 19.

  • ZAMBRANO L A (2005). Didáctica, pedagogía y saber. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá, Colombia.

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