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El deporte en el Diccionario de americanismos

 

Director de idiomaydeporte.com

(España)

Jesús Castañón Rodríguez

info@idiomaydeporte.com

 

 

 

 

Resumen

          La Asociación de Academias de la Lengua Española publicó en 2010 Diccionario de americanismos, una obra que describe el uso del idioma en América y recoge 120.000 acepciones. En ella, el deporte ocupa el 1’41% del caudal léxico con 1.698 términos y 9 siglas, que atienden a cuatro centros de atención: expresiones de carácter general y específicas de 47 disciplinas, nombres populares de aficiones y equipos destacados, expresiones deportivas que se han asentado en la lengua común como metáforas para designar otras realidades y siglas relacionadas con instituciones y varias disciplinas deportivas.

          Palabras clave: Diccionario. Americanismos. Deporte.

 

Abstract

          The Asociación de Academias de la Lengua Española published in 2010 Diccionario de americanismos, a work that describes the use of Spanish language in America and collects 120,000 meanings. In it, the sport takes up the 1.41% of the lexicon with 1,698 terms and 9 acronyms, which cater to four centers of interest: expressions of a general nature and specific about 47 disciplines, names popular of the fans and teams, expressions sports that have settled in the general language as metaphors to describe other realities and acronyms related to institutions and several sporting disciplines.

          Keywords: Dictionary. Americanisms. Sport.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 154, Marzo de 2011. http://www.efdeportes.com/

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    Este fin de semana, ha sido fácil encontrar en las secciones deportivas de los medios de comunicación de América términos como “wilson” y “jamonero”, ver cómo un “chato” entraba con un “choto” en un “establo” y sentir la alegría de gente que “pasa el Niágara en bicicleta” emocionándose con “pepas”, “pepinos” y zapallos”…

    Si el lector no ha entendido nada, ya no le “agarrarán fuera de base” o despistado pues este asunto es unbombito al pícher”, fácil de resolver. Si consulta el Diccionario de americanismos, sabrá que está haciendo referencia a la pelota de béisbol, al swing que hace un bateador al primer lanzamiento, al entrenador que va con el espárrin camino del gimnasio de boxeo, a las personas que tienen dificultades económicas y se emocionan con los goles…

Términos deportivos

    Esta obra descriptiva recoge 120.000 acepciones, con la distribución geográfica de su uso, de voces autóctonas, voces españolas con un nuevo sentido o que han mantenido el que ya no se usa en el español peninsular con la marca. Y en ella, el deporte comprende un 1’41% del caudal léxico gracias a 1.698 términos y 9 siglas, que se pueden organizar en cuatro centros de atención.

    El primero comprende 349 expresiones deportivas de carácter general, 7 acepciones sobre apuestas deportivas y 20 de otras actividades. Permite reconocer las pistas cubiertas como “a cielo cerrado”, los recogepelotas como “juntabolas” y “repolleros” y el balón como “chimbimba” o “chimbomba”.

    Y también abarca 1.249 voces específicas relacionadas con elementos, indumentaria y lances del juego de 47 disciplinas deportivas diferentes. En atletismo, el “lanzamiento de bala” se corresponde con el de peso y el salto “en alto” o “en largo” con el de altura y el de longitud. En el baloncesto, la “gaviota” vuela camino del aro por ser un tiro que se encesta por casualidad. El “beisbolero” o “pelotero” cuenta con “arepas” en sus carreras fallidas y busca un “bastacazo”, “jonrón”, “tablazo” o “vuelacercas” que le proporcione gloria.

    El aficionado al “pedalismo”, se sube a la “baica” con un “bicicletero” para ir en bicicleta con un culote ajustado. Y el simpatizante del fútbol hace un marcaje individual o “pegapega” a la terminología de fútbol para no “estar en milpa” o fuera de juego. Registra que la eliminatoria a un solo partido es “al chau”, que el portero también es un “cuidapalos”, “guardapalos”, “golero”, “golquíper”, “guardapiolas” o marquero” que guarda una “jaula”, “cabaña” o “pórtico”. Ve que el efecto de rotación del balón o rosca también se llama “arroz” y “chaflán”, el regate se transforma en “cachaña”, “floreo”, “gambeta” y “papita”, el tiro suave en “calcetinazo” y “descache” y el lanzamiento fuerte en “balazo”, “cañazo”, “chumbazo”, “fierrazo”, “leñazo”, “manguerazo”, “riendazo”, “riflazo” y “taponazo”. Y comprende que no se trata de un partido informal o “banquitas”, “cascarita”, “chamusca”, “cotejo”, “mascón”, “masconeada”, “pachanga”, “partidacho”, “picadito”, “picado”, “pichanga” y “potra” por lo que debe de atar bien los cordones de sus “cachos”, “chusos”, “chimpunes”, “chuteadores”, “machuchos”, “pupos” o “taquillas” para que el encuentro no termine en un simple empate, “zapatería” o “zapatiza”.

    El desglose de los términos por disciplinas deportivas presenta los siguientes datos:

    Además, si “hace swing” prestando atención a esta obra, el lector se sorprenderá con algunas curiosidades como que “solfear” es intentar darle al balón, que el jugador suplente es un “banquero” y que la “gimnasia bancaria” se realiza al gestionar trámites en una entidad financiera. Y también apreciará fenómenos de lenguas en contacto, gracias a voces como “cochear” para entrenar o “chíngar” para hacer referencia a la espinillera desde el inglés shin guard.

    Un segundo bloque recoge la vivencia social de los nombres populares de aficiones y equipos destacados de béisbol y fútbol. Y así, aparecen las denominaciones de dos equipos de béisbol de la República Dominicana (Águilas Cibaeñas, Tigres del Licey), de cinco selecciones nacionales de fútbol (Colombia, El Salvador, Honduras, Uruguay y Venezuela) y de 27 entidades balompédicas de nueves países: seis de Argentina (Boca Juniors, Club Atlético River Plate, Club Central Norte, Club Gimnasia y Esgrima, Club San Lorenzo de Almagro y Estudiantes de La Plata), cinco de Chile (Colo-Colo, Deportes Copieró, Santiago Wanders, Universidad Católica y Universidad de Chile), uno de Costa Rica (Deportivo Saprissa), dos de Ecuador (Deportivo de Quito y Liga Universitaria de Quito), uno de El Salvador (Alianza), uno de Guatemala (Aurora), cinco de Honduras (Motagua, Olimpia, Real España de San Pedro Sula, Vida de La Ceiba y Victoria), uno de Perú (Alianza Lima) y cinco de Uruguay (Club Atlético Peñarol, Club Deportivo Danubio, Club Deportivo Defensor, Club Montevideo Wanders y Club Nacional de Montevideo).

    El tercer apartado cuenta con 73 expresiones de la lengua común provenientes del lenguaje especial del deporte, que son consecuencia de la observación del neologismo establecida en la “Declaración de Valladolid” durante el II Congreso Internacional de la Lengua Española. Estas voces se aplican para referirse a distintos aspectos de la vida, la muerte, la condición sexual, la apariencia física o las cualidades morales de las personas, los apuros económicos, el ayuno, el reconocimiento de la autoridad, la realización de trámites bancarios… Es el caso de: “acomodarse al bate” a la hora de prepararse para una situación difícil, “agarrar viento en la camiseta” para el entusiasmo exagerado, “batear para quinientos” cuando se tiene una actuación sobresaliente, “gol de media cancha” y “jitazo” para referise a un éxito grande, “quedar poco público en el estadio” si ya hay poco pelo en la cabeza, “saltar garrocha” para designar al ayuno, “seguidor como perro de sulky” para describir a la persona fiel y “ser el dueño del bate, el guante y la pelota” para indicar quién manda.

    Y el cuarto centro de interés, en la “tierra derecha” o recta final del libro, corresponde al apéndice “Siglas hispanoamericanas de más uso” en el que hay nueve acrónimos de Argentina, Colombia y Cuba y Honduras, de los que cuatro siglas guardan relación con instituciones generales, tres con el fútbol, una con el automovilismo y una con la hípica.

Epílogo

    No es tiempo de “tampidas” ni “paralíticas” (zancadillas y entradas violentas) al idioma del deporte. Su comunidad de hablantes ha llegado a las instituciones lingüísticas. Ha visto reconocida su labor entre sonidos de “ocarina” de “silbante” o árbitro, su práctica de deportes en un “polifuncional” (polideportivo), sus sueños con días de gloria pateando una “tejeta” o pelota de trapo, la participación en la grada de sus “barras”, “porras” o “fanaticadas”…

    El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española ha logrado “si no un récord, un buen average”, un comportamiento digno de ser notado. Es una obra para “fanatinchas” y “maximarquistas” del lenguaje.

Referencia

  • Asociación de Academias de la Lengua Española (2010) Diccionario de americanismos. Publicaciones Académicas, Grupo Santillana, España.

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