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Participación de niños y niñas con TGD y TEA en 

un programa educativo de actividades acuáticas

 

Diplomado en Educación Física

por la Universidad de Murcia

(España)

José Rubén Martínez Egea

jrubenegea@hotmail.com

José Ángel Ruiz España

josecho__6@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          Este artículo pretende aportar información sobre los alumnos que presentan Trastornos generalizados del desarrollo y trastornos del espectro autista en el ámbito de la Educación Física. A lo largo del artículo intentaremos desarrollar las características de este alumnado así como definir cuáles son sus necesidades educativas una vez realizado el proceso de identificación de las mismas desde el punto de vista del desarrollo motriz.

          Palabras clave: Trastorno generalizado del desarrollo. Trastorno del espectro autista. Actividades acuáticas. Educación física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 151, Diciembre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    Está ampliamente demostrado, que la participación en actividades recreativas y de ocio que llenen el tiempo libre de las personas, indudablemente contribuye, a una integración comunitaria exitosa y a la buena salud mental, no sólo del autista, sino también de los responsables de su cuidado. Además, se ha comprobado que estas actividades pueden ser de gran utilidad para eliminar problemas de comportamiento y comunicativos normalmente asociados al autismo.

    Las actividades recreativas y de tiempo libre deben estar integradas en las de la comunidad, es decir, deben ser lo más normalizadas posible en compañía de personas sin discapacidad, ya que así, esas actividades incluirán modelos adecuados de comportamiento que servirán de contraste y de meta para ir mejorando progresivamente las posibilidades de los autistas. Además contribuirán a mejorar la calidad de vida de estas personas y de quienes viven con ellas.

    Todo lo dicho nos ha de servir para justificar nuestra actividad de ocio y tiempo libre con estos niños en el medio acuático, ya que los beneficios que pueden obtener les permitirán la mejor integración en el medio social al cual pertenecen, así como un mejor desarrollo de sus capacidades, tanto físicas como psíquicas.

2.     Aproximación a la problemática del autismo

    Diversos autores (A. Gesell, H. Wallon, P. Vayer, J. Piaget) han demostrado que las primeras experiencias motrices del niño son indispensables para la adquisi­ción, entre otras, de las nociones de espacio y tiempo, bases del desarrollo de la in­teligencia.

    Ciertamente, se cree que la motricidad no es un aspecto afectado, en principio, directa y necesariamente por el autismo, aunque sí indirectamente por sus conse­cuencias. Sin embargo, muchos autistas muestran alguna patología neu­rológica asociada y, por ello, representan un caso aparte, ya que su perfil psicomotor queda seriamente dañado.

    Sabemos que el movimiento colabora en la adquisición de un esquema corporal más completo, de una adecuada organización espacio-temporal y de un mayor cono­cimiento del mundo exterior, además de ser una forma eficaz de contactar con la reali­dad desde la infancia. Pero, tampoco debemos olvidar el efecto catártico, o de válvula de escape de todas las energías acu­muladas, que el ejercicio físi­co provoca en quienes lo practican.

    En materia de Educación física, nuestra primera misión será ajustar los objetivos que se desean alcanzar con el nivel y las características del niño con que nos encontra­mos. Para evaluar la capacidad física y el perfil psicomotor de un alumno nuevo en el centro se ha diseñado lo que denominamos línea base del área motora, punto de partida para la posterior programación. Con esta batería de pruebas pretendemos medir diversos aspectos de la motricidad y de la condición física, puntuando cada tarea desde el cero (cuando el individuo no es capaz de realizar la actividad y ofrece resistencia a su ejecución), al nivel 3 (cuando ya es capaz de realizarla sin ayuda). En dicho caso, consideramos que la actividad ha llegado a criterio. Nuestro sistema de evaluación de las actividades de aprendizaje se basa en el nivel de ayuda que les proporcionamos en la ejecución.

    Teniendo en cuenta los criterios básicos para confeccionar una programación, plantearemos tareas concretas que tengan como objeto mejorar los tres aspectos fundamentales del movimiento, es decir, la percepción, la toma de decisión y la eje­cución. Dado que, en principio, no podemos incidir de forma eficaz sobre la toma de decisión, comenzaremos por estimular los mecanismos sensoperceptivos con el fin de facilitar respuestas motrices esperando que el progreso en ambos aspectos nos abra nuevas vías de intervención.

3.     Características del autista que inciden en el trabajo mo­tor

    La psicosis infantil puede definirse como un trastorno de personalidad, dependiente de un desorden en la organización del "yo" y de la realidad con el mundo circundante (Ajuriaguerra). El autismo, es pues, un trastorno profundo del desarrollo que se caracteriza por los siguientes rasgos (basado en los 14 rasgos que señala Clancy, 1967):

  1. No se relacionan con otros niños u otras personas. Permanecen inmersos en su mundo, sin mezclarse apenas con el exterior, se muestran retraídos y aislados persistentemente. Presentan alteraciones en la percepción de sí mismos y del entorno.

  2. Actúan como sordos sin serlo, incluso ruidos estridentes pasan desapercibidos para ellos, y otros más suaves o casi inaudibles les provocan reacciones descontroladas.

  3. Fuerte resistencia a cualquier aprendizaje y a los cambios. Tienden a dejar los objetos tal y como los encontraron (en su "orden riguroso"). Ejemplo: Jaime y su manía obsesiva de colocar los tacos de madera en el gimnasio.

  4. Pérdida aparente del sentido del peligro y miedo a cosas inofensivas.

  5. Muy rutinarios y ritualistas en sus actividades. Necesidad de seguir un horario estricto. Problemas ante su cambio, por ejemplo, en vacaciones.

  6. Prefieren señalar sus necesidades por gestos.

  7. Risas y lloros sin razón aparente. Cambios continuos de estado de ánimo.

  8. Deseo obsesivo de persistir una acción. Fijaciones. Incluso a comportamientos autodestructivos.

  9. No contacto visual. No miran a los ojos, ni tan siquiera, a veces, a la cara.

  10. Apego a objetos particulares (pelusas, llaves, pañuelo, etc.).

  11. Presencia de estereotipias (balanceos, batir de alas, tecleos, rascar, ruidos, mirarse los dedos, etc.).

  12. Alteración de la comunicación: mala comprensión de órdenes (por sencillas que sean), lenguaje receptivo y expresivo muy somero, ecolalias, inversión pronominal.

  13. Comportamiento excitado en público (crisis, cólera, gritos, fugas, auto agresiones, pataleos,..) Conductas sociales embarazosas. Ejemplo: Miriam en el autobús.

  14. Especial desarrollo de los sentidos del tacto y del olfato. Alteración en la percepción de los estímulos sensitivos.

  15. Carencia de función simbólica. No poseen una imagen mental de las cosas, lo que dificulta el aprendizaje. Por tanto, no son capaces de imaginar, ni de memorizar fuera de contexto.

    Por último, tendríamos que apuntar la influencia negativa que pueden causar sobre la estática del individuo el mantenimiento reiterado de estereotipias, las fija­ciones posturales incorrectas, la falta de movilidad espontánea o la hiperactividad descontrolada. Todo ello, actúa como abono sobre el campo de las alteraciones físicas secundarias: restricciones o aumentos patológicos en el recorrido articular, aparición de alteraciones en la columna o en partes blandas, e incluso en el rendi­miento cardiorrespiratorio. No obstante, en contra de lo que pudiera parecer a prime­ra vista, las perspectivas de trabajo no son tan sombrías, sino bastante amplias y pueden obtenerse resultados francamente sorprendentes a nivel tanto terapéutico como preventivo. Para ello, creemos que el mejor camino sería proporcionar una oferta extensa y variada de actividad física bien planificada y correctamente dirigida que supla su déficit en experiencias motrices y facilite un desarrollo adecuado.

4.     Objetivos de las actividades acuáticas y la Educación Física especial

    La Educación física especial, siendo una parcela de la Educación física y de la Educación especial, participando de los objetivos generales de la educación tiene como objetivos fundamentales:

  • Desarrollar las potencialidades psicofísicas de las personas con deficiencia:

  • Mejorar la condición física (cualidades físicas básicas y motrices: fuerza, resistencia, flexibilidad, velocidad, agilidad, coordinación...)

  • Aprender las habilidades motrices:

    1. Habituales (caminar, sentarse, tirar, empujar, correr, saltar.)

    2. Básicas (desplazamientos, giros, lanzamientos, recepciones)

    3. Específicas (tienden al el gesto deportivo)

  • Desarrollar las habilidades sensoperceptivas (percepción de uno mismo y del entorno).

5.     Planteamiento general del trabajo motor con autistas. Técnicas de en­señanza

5.1.     Planteamiento del trabajo motor con los niños más profundos

    El trabajo con los niños más profundos se concreta en sesiones individuales de fisioterapia con el objetivo prioritario de que alcancen el mayor nivel posible de autonomía básica. Así mismo, los objetivos son:

  1. La corrección de alteraciones estáticas que puedan existir (entre las que desta­can como más frecuentes las de la columna vertebral: cifosis, escoliosis, lordosis...).

  2. El aprendizaje de las habilidades motrices básicas (correr, saltar, lanzar, recibir, girar, etc.)

  3. La utilización y familiarización con los elementos materiales deportivos (balones, cuerdas, aros, etc.) especialmente en su faceta lúdica como alternativa, por ejemplo a su inactividad o a las constantes estereotipias.

    Las técnicas que deberán utilizarse son la estimulación pro­pioceptiva (con elementos como balancines, colchonetas, rodillos...) como alternati­va terapéutica a la falta de interacción consigo y con el entorno que poseen estos ni­ños y a los problemas de comunicación; el moldeamiento del ejercicio (al principio pasivo y después progresivamente activo) directamente sobre el niño, buscando siempre el aprendizaje y la integración de patrones motores desde la propia experiencia. Estas técnicas no necesitan para su aplicación del lenguaje ni de la capacidad de imitación, lo que es importante con los niños autistas más profundos ya que, prácticamente, carecen de ambas.

    Las pautas metodológicas para el aprendizaje de una habilidad son:

  1. Los marcos físicos se convierten en estímulos discriminativos, por tanto, siempre debe haber la misma disposición y orientación del material y elementos del gimnasio en una misma tarea.

  2. La habilidad se presentará en pasos simples, muy pequeños. Los niños autis­tas suelen sentirse trastornados por el fracaso que supone la incomprensión de todo lo que les rodea.

  3. Implicar al niño en la actividad dándole, en principio, toda la ayuda física que requiera para después hacerla desaparecer paulatinamente.

  4. Simplificar las órdenes al máximo y repetirlas siempre de la misma forma.

  5. Uso de continuas instigaciones y utilización de refuerzos positivos y negati­vos; si fuera necesario también del castigo.

    Respecto a las estrategias de control y al aprendizaje conductual sugerimos el principio de condicionamiento operante, más radical cuanto más afectado sea el individuo. Según esta corriente, los niños tienden a repetir conductas que les reportan una recompen­sa y a abandonar las no recompensadas (reforzadas). No obstante, en el ámbito del movimiento procuraremos evitar los refuerzos alimenticios ya que pueden ocasionar problemas de diversa natura­leza como niños obesos sobrealimentados, actividad física en plena digestión, atraganta­mientos, etc. y los sustituiremos por refuerzos afectivos, experiencias sensoperceptivas gratas o, simplemente, la satisfacción que les proporciona el propio movimiento.

5.2.     Planteamiento motor con los niños menos profundos

    Las clases por parejas pueden introducir a estos niños en una disciplina de tra­bajo a la que no están habituados, por ejemplo, a esperar sus turnos sentados mientras el otro realiza un ejercicio. Así mismo, se quiere fomentar cierta autonomía de tra­bajo sin que sean necesarias tantas instigaciones o refuerzos continuos por parte del terapeuta, es decir, que el niño adquiera mayor independencia. También se pretende favorecer la creación de lazos simples de relación con su compañero a través del ejer­cicio, a la vez que se adquieren habilidades motrices y perceptivas y/o se trabajan las cualidades físicas.

    En el paso siguiente, aconsejamos formar grupos de trabajo reducidos con un máximo de 6 alumnos/as, persiguiendo aspectos favorables en los niveles cognitivo, social, motriz y afectivo. El objetivo último será una aproximación a la "normalidad" en las clases de Educación física, en la medida en que sea posible. Las técnicas de enseñanza que nos parecen más eficaces, se fundamentan en métodos directivos apoyados en de­mostraciones, generalmente muy provechosas para aquellos alumnos incapaces de entender órdenes pero con gran capacidad de imitación. Proponemos, además, ejercicios globales, con ayuda totalmente kinestésica e incluso, en determinados casos, serán necesarios montajes o aparatos especiales (muchas veces fruto de la creatividad del terapeuta) para provocar en el alumno la respuesta deseada.

    No podemos olvidar en nuestro programa de Educación física con autistas la actividad de natación. Suele tener buena aceptación por dichas personas, además de realizarse en un medio tan atractivo y relajante como es el agua.

6.     Aspectos en que incide el programa motor con autistas

    Tras algunos años con este planteamiento en el colegio, se han detectado los siguientes aspectos positivos derivados del mismo:

  1. Se han incrementado las posibilidades de acción y de entretenimiento, especialmente, durante los tiempos (recreos y momentos en que no se puede dedicar atención individualizada a cada niño) disminuyendo el número de estereotipias. Para ello proponemos conductas alternativas, que en principio, requieren la presencia de un terapeuta para su mantenimiento. Ejemplo: botar la pelota, chutar a portería, lanzar a canasta, montar en bicicleta, pasar la pelota...

  2. A nivel familiar, el que los alumnos consigan cierto nivel de autonomía en las habilidades de la vida diaria (caminar, vestirse, comer solo y si comportamientos disruptivos, el aseo personal, etc.) puede ser un factor determinante para no ceder en el empeño de realizar actividades con sus hijos (paseos, salir de excursión o de veraneo, etc.). Que el autista no sea una "carga" ni un sin fin de problemas permite una mayor aceptación del hándicap por parte de los más cercanos a él.

  3. Además de aumentarse los recursos de movimiento y de dominio corporal, se incrementaron la capacidad para gesticular e imitación, así como la atención.

  4. Las clases de Educación física favorecieron las relaciones sociales entre los alumnos del propio centro y con los de otros centros, especialmente en el caso de los psicóticos (campeonatos deportivos).

  5. El ejercicio físico sistemático y continuo aporta, como sabemos, aspectos beneficiosos para la salud, de carácter físico y psicológico.

  6. En algunas ocasiones, el ejercicio físico sirvió para controlar conductas negativas y para reducir estereotipas. Ejemplo: correr con halteras para eliminar las "imantaciones" o frotes de las manos. Otra estrategia para frenar estereotipias puede ser el utilizar balones gigantes de propiocepción.

7.     El medio acuático

    El agua es un elemento esencial para la vida, el ser humano esta relacionado íntimamente con él desde el periodo prenatal. El recién nacido es capaz de dominar el medio acuático antes de alcanzar en su desarrollo psicomotor la bipedestación, este hecho es resumido por la célebre frase "nadar antes de andar" (Fouace, J. 1985).

    Por lo tanto, podemos afirmar que el medio acuático es una realidad social cada vez más demandada, y como profesionales del ámbito de la Educación física tenemos la responsabilidad de ofrecerlo desde el centro escolar y añadir el tan necesario enfoque educativo "es el que tiene por objetivo complementar la formación integral del alumno utilizando el agua como un medio más de la Educación Física en el entorno escolar" (Gosálvez y Joven, 1997).

     Habitualmente en edad escolar la relación con el medio acuático se basa exclusivamente en la enseñanza de los estilos de natación, llevándonos al error de creer que el medio acuático es el deporte de la natación. Pero nada esta mas lejos de la realidad, de igual manera que la utilización del medio terrestre en la Educación física, no significa que tengamos que practicar atletismo (aunque si saber correr, saltar, lanzar...), utilizar el medio acuático no representa practicar la natación como deporte de competición (aunque sí saber nadar).

    Sin desmerecer de ninguna manera a uno de los deportes más completos y saludables que existen, como es la natación, desde la Educación física debemos llegar mucho más allá. Tenemos que utilizar el medio acuático en toda su magnitud y aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece para el desarrollo integral de la persona.

7.1.     Beneficios del medio acuático

    El agua supone una potencialidad de ejercicio en tres dimensiones (Duffield, 1985). Efectivamente el medio acuático nos ofrece una serie de posibilidades que no nos ofrece el medio terrestre:

a.     En relación con la representación mental del esquema corporal, lateralidad y orientación espacio-temporal

    La presión que ejerce el agua sobre los segmentos corporales desarrolla mediante feedback interno (gracias a los analizadores propioceptivos) el esquema corporal.

    Los movimientos sobre cualquiera de los ejes (volteos y giros) adquieren mayor seguridad, gracias a la ingravidez y flotación, al no tener que descargar todo nuestro peso sobre el cuello, hombros o espalda.

    Las posiciones horizontales, tan comunes en el agua, así como el fenómeno de la ingravidez suponen una descarga extraordinaria de la columna vertebral. La ausencia de gravedad en este medio también nos facilitará el trabajo sobre la coordinación y el equilibrio con mayor seguridad, mejorando nuestros patrones motores.

b.     En relación a los beneficios fisiológicos (Morehouse, L. 1974; Mcardle W.D. y cols. 1990)

    Mejora la circulación sanguínea. Gracias a dos fenómenos principales: la acción térmica del agua sobre el cuerpo que produce una activación del sistema circulatorio y la presión del agua ejercida sobre el organismo que facilita el retorno venoso.

    Mejora de las funciones pulmonares: El aprendizaje y trabajo de la apnea ayuda a controlar los movimientos respiratorios y facilita el dominio pulmonar para evitar situaciones tan habituales en el deporte como: hiperventilaciones, taquipneas...

    Trabajo muscular: La resistencia ofrecida por el agua hace que cualquier movimiento necesite de grandes grupos musculares, proporcionando una tonificación adecuada y evitando sobrecargas de trabajo en zonas concretas que provocan distintas lesiones.

    Mejora de la movilidad articular: debido a la presión del agua y su ingravidez, todo movimiento en este medio tiene un mayor trabajo articular.

    Descarga de la columna vertebral: una de las mayores patologías de nuestro tiempo son las lesiones relacionadas con la columna, la postura horizontal y la ingravidez consiguen que no se realice concentración de carga en esta zona.

    Relajación: producida principalmente por la presión mencionada. Un buen dominio de la relajación segmentaria evitará posibles interferencias en una correcta acción motriz.

8.     Objetivos generales del programa

    Este programa de actividades acuáticas se plantea como objetivos generales:

  • 1º. Participar de los mismos programas de actividades físicas y deportivas que el resto de miembros de la comunidad.

  • 2º. Mejorar la adaptación social y comunicativa con familiares y educadores a través de un programa de actividades acuáticas.

  • 3º. Adquirir un dominio del medio acuático.

  • 4º. Disfrutar de las posibilidades recreativas que ofrece este entorno.

  • 5º. Mejorar su autonomía personal.

9.     Partes del programa acuático

    El programa de actividades se compone de tres áreas:

  1. Área de autonomía personal.

  2. Área de actividad acuática.

  3. Área social y comunicativa.

    En el área de Autonomía Personal trabajamos fundamentalmente:

  • El esquema corporal y la identidad propia y de los demás.

  • Conocer y reconocer los útiles de piscina (bañador, gorro, gafas, chanclas y toalla).

  • Preparar y deshacer el macuto o bolsa.

  • El vestido y desvestido.

  • La ducha de entrada a piscina y

  • La ducha de aseo personal utilizando el jabón.

    Esta parte del programa se inicia el día anterior, con la anticipación al niño-a que mañana por la tarde será el día de piscina. A continuación, se intenta que el niño-a busque, reconozca y coloque en la bolsa los útiles de piscina (bañador, zapatillas, gorros, gafas y toalla) y después de vuelta a casa volver a situarlos en su sitio.

    En el vestuario se trabaja el vestido y desvestido. En la piscina se trabaja la ducha de entrada y salida del agua y dependiendo del nivel de independencia en estas facetas, se les presta mayor o menor grado de ayuda por parte del monitor de apoyo. El objetivo final de esta parte del programa es que puedan alcanzar el mayor grado de autonomía en las tareas básicas de la vida, tales como el aseo personal y el vestido y desvestido.

    Una segunda área, como ya indicamos antes, es la de Actividad Acuática, que dividimos en tres etapas:

    La primera etapa la definiríamos como “movernos en el agua”:

    En esta fase del programa lo que se pretende es que los niños-as alcancen un control respiratorio elemental, unos desplazamientos básicos, así como flotaciones elementales que en caso de caída fortuita al agua les permita resolver la situación satisfactoriamente. Aquí trabajamos:

  • La familiarización

  • La respiración

  • La flotación.

  • Propulsión.

    Una segunda etapa dentro de esta misma área la definimos como Movernos con habilidad en el agua:

    Como Habilidades Acuáticas contemplamos:

  • Los desplazamientos.

  • Los saltos.

  • Los giros.

  • Los equilibrios.

  • Los lanzamientos, recepciones y golpeos.

  • La coordinación.

  • El ritmo.

    En esta parte del programa lo que se pretende es lograr el dominio de las distintas habilidades acuáticas. En algunas de estas habilidades se buscará lograr una mayor eficacia natatoria como por ejemplo la coordinación y en otras se buscará un componente más lúdico como por ejemplo los lanzamientos, recepciones y golpeos.

    La tercera etapa de la Actividad acuática consistiría en Aprender a nadar. Aquí incluimos la Iniciación en los Deportes acuáticos y los diferentes estilos:

  • Crol.

  • Espalda.

  • Braza

  • Mariposa.

    No obstante no se descarta poder llegar a iniciar de manera adaptada: waterpolo, saltos y natación sincronizada

    Una vez superadas las dos fases anteriores, movernos en el agua y movernos con habilidad en el agua, se inicia lo que se ha denominado aprender a nadar. Aquí se incluye como deporte acuático más importante y base de otros deportes acuáticos, la natación y se intenta iniciar y perfeccionar los distintos estilos. Buscando un componente de rendimiento deportivo, sin descartar la posibilidad de pasar a un programa de competición.

    En cuanto a la tercera área, definida como Social y Comunicativa, los aspectos sociales que trabajamos son:

  • El reconocimiento de sus iguales y adultos.

  • La identificación de sus familiares más cercanos.

  • Las relaciones con los demás a través del juego y las actividades acuáticas.

  • La participación en juegos.

  • El interés por estar con otras personas y participar en las actividades propuestas.

  • La actitud de ayuda y cooperación con los compañeros y adultos.

    En los aspectos comunicativos trabajamos:

  • Las necesidades de comunicación en el medio acuático (demandar ayuda y expresar necesidades).

  • El uso de diversas estrategias de comunicación verbal y no verbal, adecuadas a las posibilidades de cada niño y al medio acuático.

  • El uso de claves de descripción de actividades (carteles, pictogramas y tarjetas)

  • El uso de las normas que rigen el intercambio social tales como: prestar atención, esperar turno, seguir órdenes sencillas, saludos y despedidas...

    Los aspectos sociales y comunicativos están presentes en cada momento de la actividad, desde el mismo instante que se le comunica al niño-a que mañana es el día de piscina, como cuando llega a la piscina, en el agua..., continuamente se están trabajando los aspectos anteriormente señalados.

    El programa que hemos descrito intenta fundamentarse en los principios de la Educación física y en la individualidad, introduciendo continuamente modificaciones en función de las necesidades de cada niño-a con el fin de conseguir los objetivos planteados. Estos objetivos son a medio y largo plazo por lo tanto aún queda mucho camino por recorrer.

Bibliografía

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