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Propuesta metodológica para la utilización de la periodización de 

la fuerza en función de incrementar la resistencia de la potencia

en el voleibol en la categoría juvenil

 

*Doctorando (Vietnam)
 ** Facultad de Cultura Física, Matanzas

(Cuba)

Lic. Daí Luong Cao*

dai.luong@umcc.cu

Dr.C. Luis Cortegaza Fernández**

luis.cortegaza@umcc.cu

 

 

 

 

Resumen

          A partir los criterios de diferentes autores sobre la dosificación de la fuerza, se elabora una propuesta metodológica, para la utilización de la Periodización de la Fuerza en función de incrementar la resistencia de la potencia en el voleibol en atletas de la categoría juvenil. La pertinencia de dicha propuesta se valida en un preexperimento con 9 atletas juveniles cubanos, que se aplica durante un macrociclo anual de trabajo. Dicha validación se complementa con la consulta del criterio de expertos, a partir de la técnica Delphy. En este experimento se propone por los autores un nuevo esquema de periodización de la fuerza para logar del incremento de la potencia, a partir de un adecuado interconexión y distribución de las cargas de fuerza, simultaneando con un adecuado ordenamiento de los ejercicios con métodos anisométricos, isométricos, pliométricos, concéntricos y excéntricos, a partir de la utilización de diferentes medios como son: las pesas, ligas o tensores, balones medicinales, vallas y medios de la naturaleza, entre otros. Al concluir el experimento se constata lo acertado de la propuesta planteada, dado los resultados obtenidos y la aceptación de los deportistas y los expertos consultados de dicha propuesta.

          Palabras clave: Periodización de la fuerza. Hipertrofia. Fuerza máxima. Conversión en potencia. Resistencia a la fuerza explosiva. Resistencia muscular especial. Voleibol.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 150, Noviembre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Hoy nadie pone en duda el papel del denominado modelo de programación de la fuerza denominado “periodización de la fuerza” que ha sido muy popularizado por Tudor Bompa (2000), ampliado y profundizado en importantes centros de investigación europeos, norteamericanos y australianos por destacados investigadores como Newton (1994), Kraemer (1994), Cometti (1997) y Bosco (2000), entre otros, que retomaron toda la teoría del entrenamiento soviética y alemana oriental, que tantos logros ofreció a estos países hasta la desaparición del campo socialista, creada y validada en la práctica por Matveev (1983) y otros importantes investigadores de dichos países.

    Para Cappa (2001) se entiende por periodización "la división del tiempo de entrenamiento en fases que poseen diferentes características y que logran el objetivo de incrementar el rendimiento deportivo en general o para un determinado momento”.

    Mientras que Bompa (2000) valora que “la periodización de la fuerza es el medio de estructurar el entrenamiento de la fuerza y maximizar su eficacia para satisfacer las necesidades de cada deporte específico”.

    Para elaborar un plan de preparación de fuerza con el objetivo de mejorar la potencia en el los jugadores de voleibol, los entrenadores tienen que estructurar el proceso de forma tal, que cada fase, sirva de base a la fase posterior, partiendo del principio de la especificidad y garantizando una adecuada adaptación a las cargas de trabajo. En ese orden de ideas, se puede plantear que el carácter específico se garantizará en la medida que cada ejercicio seleccionado cumpla con dos requisitos básicos): a) movilizar los sustratos energéticos de los ejercicios de competición y b) que realicen el mismo tipo de contracción del ejercicio competitivo. (Verjoshansky, 2000)

    Así mismo, se puede señalar, que el objetivo del entrenamiento de fuerza en la actualidad no es incrementar la fuerza en sí, sino incrementar la potencia muscular y la resistencia muscular general y especial, lo que es compartido por Bompa (2000) y otros autores.

Fases que integra la periodización de la fuerza (Bompa, 2000)

  • Primera fase: Adaptación anatómica

  • Segunda fase: Hipertrofia

  • Tercera fase: Fuerza máxima

  • Cuarta fase: Conversión en potencia

  • Quinta fase Conversión en resistencia muscular

  • Sexta fase: Mantenimiento

  • Séptima fase: Transición

    Como parte del preexperimento que sirve de base a este trabajo, los autores proponen modificaciones a la propuesta de Bompa (2000) y Mirallas (2002) ajustándola a las características y necesidades del desarrollo de la potencia y la resistencia a la potencia que constituye la base del rendimiento efectivo del voleibol actual.

Esquema de la periodización de la fuerza de un macrociclo de preparación modificado por Dai Luang y Luis Cortegaza (2010)

Fase de adaptación

    Es una fase de carácter profiláctico, donde se trabajan todos los grupos musculares, además de los ligamentos y tendones, desde una orientación genérica para preparar al deportista para las siguientes fases del proceso del entrenamiento (Tous, 1999). Para D. Báez (S/F) esta fase cumple con la responsabilidad de enseñar la ejecución correcta de los ejercicios a utilizar dentro del macrociclo de trabajo donde ocupan un lugar importante los ejercicios del levantamiento de pesas.

    Bompa (2000) y Mirallas (2002) valoran como los objetivos de esta fase son: conseguir un equilibrio entre la musculatura agonista y antagonista, fortalecer la musculatura estabilizadora y evitar descompensaciones laterales sobre todo en hombros y brazos (mediante ejercicios compensatorios).

    Los autores consideran que para al comenzar un programa de entrenamiento de la fuerza, luego de la fase de pérdida temporal de la forma deportiva o periodo transitorio, es indispensable comenzar un período dirigido a la adaptación del organismo del deportista. En ésta fase lo importante es preparar los músculos, ligamentos, tendones y articulaciones para las próximas fases del entrenamiento, que es donde las cargas se intensificaran y recibirán grandes volúmenes de cargas de fuerza.

    En esta fase de trabajará por consolidar la técnica de la ejecución de los ejercicios clásicos de fuerza con pesas como son: el arranque y envión. Además que el organismo se adapte a recibir cargas utilizando métodos variados, con regímenes de trabajo diferentes, como son: el isotónico, isométrico y los circuitos como método organizativo fundamental.

Objetivo de la fase adaptación

  • Adaptar el organismo del deportista para el trabajo en las fases posteriores.

  • Balancear la fuerza entre flexores y extensores.

  • Preparar la musculatura estabilizadora de pelvis y columna vertebral. (faja abdominal y musculatura dorsal)

  • Fortalecer los ligamentos, tendones y articulaciones.

  • Compensación de los músculos antagonistas o inespecíficos del deporte.

  • Adaptar sistema cardiovascular.

  • Prevenir lesiones.

Fase de Hipertrofia

    Según el criterio de T. Bompa (2000) la mejor forma de obtener un aumento del tamaño de los músculos motores primarios específicos es la fase de hipertrofia, que incrementa la masa muscular, lo que influye en el rendimiento del deportista. J. Mirallas (2002) valora como “contrariamente al entrenamiento tradicional de los deportes de origen oriental, la hipertrofia muscular debe contemplarse sin lugar a dudas en la planificación deportiva, si se quiere aumentar el rendimiento. No se pueden entrenar las distintas manifestaciones de fuerza sin antes haber consolidado una base suficiente como para que la cargas puedan ser asimiladas por el deportista sin riesgo de lesión”.

    Para D. Báez (2006) el objetivo de esta fase es buscar un incremento de la cantidad de las mitocondrias, mejoras en la coordinación intermuscular e intramuscular y se estimulan fundamentalmente las fibras de contracción rápidas de tipo A.

Objetivo de la fase de hipertrofia

  • Aumentar el volumen de las mitocondrias en las células.

  • Incrementar la masa muscular y la fuerza máxima.

  • Fortalecer los ligamentos, tendones y articulaciones.

  • Desarrollar de todos los músculos del cuerpo.

  • Desarrollar sistema del cardiovascular y la respiración.

  • Evitar de lesiones.

  • Elevar la capacidad de trabajo general del organismo.

    Los atletas de voleibol de la categoría juvenil, estudiados, tanto los atacadores auxiliares como los principales y pasadores, por lo general son atletas que poseen bajo porcentaje de masa muscular, lo que incide en que la potencia de sus saltos, desplazamientos y golpeos no sea el mas adecuado, por lo que los autores proponen dedicar más tiempo para el trabajo en esta fase mediante la utilización de los ejercicios clásicos y auxiliares con pesas, con ligas, dumbells y pelotas medicinales con los ejercicios de muchas repeticiones y poco pesos del implemento. Según Bompa (2000) el mejor método que se utiliza en esta fase son ejercicios con bajos pesos y muchas repeticiones, conjuntamente con la combinación de ejercicios con dumbells, balones medicinales, ligas, gomas. Se trabaja en esta etapa en la combinación de la variabilidad de los métodos, como son los concéntricos, isométricos y excéntricos.

Distribución de los ejercicios con pesas en la fase de hipertrofia

Fase de fuerza máxima

    Bompa (2000) plantea que “el entrenamiento de la fuerza máxima mejora los vínculos con el SNC y estos favorece la coordinación y sincronización musculares.

    La elevada activación del SNC también provoca una adecuada inhibición de los músculos antagonistas. Esto significa que, cuando se aplica fuerza máxima, los músculos antagonistas se coordinan de tal modo que no se contraen para oponerse al movimiento… Uno de los objetivos principales del entrenamiento de fuerza máxima es aprender a eliminar la inhibición del SNC. La reducción de la inhibición del SNC, acompañada por un aumento de la fuerza, general el mayor aumento del potencial de fuerza.” (6, 127-128). Al respeto D. Báez (2006) considera que el objetivo de la fase de fuerza máxima es el incremento de la coordinación intermuscular e intramuscular, aumento del reclutamiento de todos los tipos de fibras reiteradamente de los pesos superiores, aunque se debe tener en cuenta, que el no utilizar reiteradamente los pesos superiores al 90 % para evitar lesiones, pues estos deportistas aunque están fisiológicamente capacitados para este trabajo, no tienen una formación correcta del hábito motor con estos pesos, lo que puede provocar movimientos inadecuados.

Objetivo de la fase de fuerza máxima

  1. Elevar al máximo los niveles de fuerza.

  2. Incrementar la coordinación intra e intermuscular.

  3. Fortalecer los ligamentos, tendones y articulaciones.

  4. Transferir la fuerza general en el movimiento específico del voleibol.

  5. Elevar el desarrollo del sistema cardiovascular y la respiración.

  6. Evitar de lesiones.

    El autor es del criterio que el objetivo del trabajo de fuerza máxima en la categoría juvenil no es solo trabajar el incremento de la coordinación intermuscular e intramuscular, sino también es fortalecer los grandes músculos y los pequeños músculos del tren superior, inferior y tronco, tendones, conjuntamente con el fortalecimiento de los ligamentos y las articulaciones para evitar lesiones (7 leyes básicas para el desarrollo de la fuerza).

    Los ejercicios fundamentales para esta fase son los ejercicios con pesas, el ritmo de ejecución del movimiento es medio y lento, lo que implica que se priorice el desarrollo de las fibras del tipo II (fibra lenta), es necesario después de trabajo con pesas, ejecutar ejercicios de velocidad, como son los tramos de 30 y 50 metros y lanzamientos de balones pequeños con el movimientos rápido, además de realizar ejercicios específicos del voleibol, con el objetivo de “transformar”, “ convertir” la capacidad en cualidad, incrementando la “fuerza útil”.

    Conjuntamente con el trabajo de pesas se continúa trabajando con ejercicios generales y especiales de fuerza como son los ejercicios isométricos, balas, dumbells, ligas, balones medicinales, saltos generales y especiales de baja y media intensidad.

Tabla de distribución de los ejercicios en la fase de fuerza máxima

Fase de conversión en potencia

    Bompa (2000) plantea que: “los deportistas pueden ser muy fuertes, poseer una masa muscular grande, pero aun así no ser capaces de desarrollar potencia por la incapacidad para contraer sus poderosos músculos en muy poco tiempo. Para vencer esta deficiencia, los deportistas deben someterse a un entrenamiento de la potencia que provocará una mejora del ritmo de producción de fuerza”. Por eso el objetivo de esta fase es transformar el aumento de la fuerza máxima en potencia, y “cuando los músculos implicados en el entrenamiento de la potencia son más específicos, la coordinación intramuscular se vuelve más eficaz y la técnica devine más precisa, uniforme y rápida” (6, 145-146).

    Mirallas (2002) considera que esta fase se sitúa al final de la etapa general y al inicio de la etapa específica. El objetivo fundamental es aprovechar los niveles logrados de fuerza máxima y convertirlos en fuerza explosiva, primero general y seguidamente específica (con métodos específicos de cada deporte). La conversión de fuerza máxima a potencia necesita no más de 4-5 microciclos, debido a que los métodos para desarrollar una y otra se basa en una sincronización adecuada de los diferentes grupos musculares implicados y en el reclutamiento de unidades motoras rápidas.

    Según Báez (2006) en esta fase el objetivo es el incremento de la potencia, a partir del incremento de la velocidad de movimientos con pesos medios (55 - 75 %), lo que garantiza un aumento de la velocidad de contracción de los músculos, logrando un estimular fundamentalmente las fibras de contracción rápida tipo II AB y B.

Objetivo de la fase de conversión en potencia

  1. Desarrollar la contracción muscular en mínimo del tiempo (200-300 milisegundos).

  2. Incrementar la coordinación de las acciones musculares.

  3. Acumular fuerza elástica.

  4. Transferir la fuerza adquirida en el movimiento específico del voleibol.

  5. Continuar incrementando el desarrollo del sistema cardiovascular y la respiración.

  6. Evitar las lesiones.

    Se valora después de consultada la bibliografía especializada, que esta fase dentro de la preparación de voleibolistas es muy importante, lo que corrobora Thomas Taít (2002) al señalar como “los jugadores de Voleibol necesitan fuerza explosiva (potencia) y resistencia muscular mucho más que la fuerza "pura" (aumento de la fuerza contráctil máxima).”

    Lo que permite a los autores considerar que el entrenamiento de la potencia es utilizado para incrementar la velocidad de movimiento y la velocidad de los músculos para generar fuerza; por lo tanto, en este tipo de entrenamiento es necesario hacer énfasis en la fuerza y la velocidad. Los ejercicios para el desarrollo de la potencia ayudan a mejorar la parte nerviosa y a incrementar la coordinación de las acciones musculares, para que el deportista se vuelva más rápido y preciso. Para darle cumplimiento a esta fase Daniel Baker, Robert Newton (2008) de la Edith Cowan University, Joondalup, Australia, elaboran las siguientes indicaciones metodológicas:

  • Incluir ejercicios de aceleración como ejercicios de potencia

  • Alterar la cinética de algunos de los ejercicios de fuerza para afectar más favorablemente la fuerza rápida o la producción de potencia

  • Utilizar entrenamientos o ejercicios de contrastes o complejos

  • Sistematizar los ejercicios de potencia y de las cargas máximas.

  • Utilizar pocas repeticiones cuando se maximiza la producción de potencia

  • Utilizar repeticiones agrupadas, descanso-pausa o series divididas para algunos ejercicios de fuerza o potencia

Distribución de los ejercicios en la fase de conversión a potencia

Fase de mantenimiento de la potencia o resistencia a la fuerza explosiva

    Bompa (2000) plantea que “todo programa de entrenamiento de la fuerza requiere una carga que equivalga en gran medida a la oposición que deba superarse durante la competición, con una tensión muscular relativamente baja y un número elevado de repeticiones que se acerque a la duración de la prueba. Esto prepara a los deportistas para resistir la fatiga específica del deporte en cuestión y utiliza estímulos simultáneos para la fuerza y la resistencia específicas. La adaptación a este tipo de entrenamiento será muy parecida a los requisitos fisiológicos de la competición. Afortunadamente, el sistema neuromuscular es capaz de adaptarse a cualquier tipo de entrenamiento, y se adaptará a cualquier elemento al que se vea expuesto.

    La mejor forma de aumentar la R-M es mediante un programa de entrenamiento de fuerza que haga hincapié en un número elevado de repeticiones. Los ejercicios seleccionados y el número de repeticiones tienen que producir la adaptación deseada a los requisitos fisiológicos del deporte o prueba. ” (6, 169-170).

    J. Mirallas (2002) considera que esta fase se realiza simultáneamente con la fase de fuerza explosiva y se realizan ejercicios generales de fuerza, manteniendo la explosividad en su ejecución durante todas las repeticiones y series. La cantidad de repeticiones por serie vendrá dada por el número de repeticiones realizadas sin disminuir la máxima rapidez de ejecución.

    Gettman & Pollock (1981) y Vicente Ortiz Cervera (1999) plantean que “es acostumbrar al músculo a trabajar y esforzarse ante altos niveles de lactato en el torrente sanguíneo generado en la glucólisis anaeróbica láctica y al mismo acostumbrar al músculo cardiaco a este tipo de esfuerzo, mejorando sobre todo la pared cardiaca y el ventrículo izquierdo. Al mismo tiempo se trata de retardar al máximo la fatiga muscular especifica” (21, 77-78).

Objetivo de la fase de mantenimiento de la potencia

  1. Mantener el incremento la coordinación de las acciones musculares.

  2. Mantener el desarrollo de la contracción muscular en un mínimo de tiempo (200-300 milisegundos).

  3. Transferir la potencia adquirida a movimientos específicos del voleibol, que se mantengan con similar efectividad durante un tiempo prolongado.

  4. Ejecutar ejercicios especiales y específicos del remate logrando estabilidad en la saltabilidad y velocidad en los remates durante 40 a 50 acciones.

  5. Mantener el desarrollo del sistema cardiovascular y la respiración.

  6. Evitar de lesiones.

    Para esto se recomienda trabajar de forma combinada los ejercicios de fuerza explosiva y fuerza máxima, en forma de tonificación de la musculatura, sin provocar un elevado cansancio.

    Se recomienda que las unidades de entrenamiento no se excedan de más de 25 a 30 minutos y que alternen un día de la semana la fuerza máxima y el otro día de la semana el acento fundamental de fuerza sea la fuerza explosiva.

    Aquí se debe trabajar en gran medida ejercicios de conversión de fuerza general con los de fuerza especifica, buscando ganancia de “fuerza útil”, por lo que se recomienda incrementar los ejercicios de golpeo de balones de diferentes pesos, trabajo en el rematador, y ejercicios especiales del voleibol como son las diferentes variantes de “seguidillas” con balones de voleibol y balones de tenis de campo, utilizando el método de influencia variable.

Distribución de las cargas en la fase de mantenimiento de la potencia o resistencia a la fuerza explosiva

Conversión de la potencia en resistencia muscular especial

    La fase de conversión en resistencia muscular especial es muy importante en el voleibol que es un deporte donde un partido puede durar de 50 minutos hasta 3 horas, como plantean los autores Ivoilov (1987), Polglaze (1992), Dimitrievich (1993), Bosco (1996), Lellis (1997), Ureña et al (2000), Esper (2001), Marza (2005); además de un juego de largo duración, los atletas se ven sometidos a gran cantidad de saltos que oscilan entre de 100 a 250 saltos, según investigaciones Drauschke (1998), Cabrera López (2003) y Pereira Berriel, Fontoura, Foppa (2004).

Objetivo de la fase de mantenimiento de la potencia

  1. Incrementar la resistencia muscular especial y específica, a partir del nivel de la potencia general y especial adquirida en la fase anterior.

  2. Disminuir el tiempo de contacto y de ejecución de la contracción muscular de las extremidades superiores e inferiores en un tiempo menor de 200-300 milisegundos, a partir de .la utilización de métodos pliométricos de alta intensidad, Maxex y Crossfit.

  3. Continuar transfiriendo la potencia adquirida a movimientos específicos del voleibol, que se mantengan con similar efectividad durante un tiempo prolongado.

  4. Incrementar la ejecución de ejercicios para el remate con el método de influencia variable con balones de mayor y menor peso que el balón oficial.

  5. Desarrollar del sistema cardiovascular y la respiración mediante los ejercicios con el tiempo de duración real del voleibol.

  6. Incrementar la utilización de ejercicios para el manguito rotador como vía de evitar lesiones.

  7. Desarrollar la coordinación de las acciones musculares en los movimientos específicos.

  8. A partir de esfuerzos de influencia local, incrementar las vías de expulsión del lactato y de oxigenación con ejercicios de resistencia muscular local (Verjoshanski, 2000).

    Tomando como referencia lo planteado por Mirallas (2002), a la hora de aplicar esta metodología, se deben plantear cargas de fuerza muy similares a las acciones de competencias, con el objetivo de que los deportistas sean capaces de adaptarse a cualquier tipo de entrenamiento y resistir la fatiga, por lo que se debe resaltar que los ejercicios están encaminados al desarrollo de la capacidad física con el movimiento de la técnica del voleibol, ejemplo el métodos Maxex, métodos variable y el trabajo de seguidillas.

Distribución de los ejercicios en la fase de conversión de la potencia en resistencia muscular especial

Fase de mantenimiento de la resistencia muscular especial

    Si importante es adquirir la potencia en movimientos generales y especiales, en el caso especifico del voleibol, mantener durante varios microciclos la potencia adquirida resulta de gran importancia, lo que debe constituir la base fundamental, de la adquisición de la velocidad de diferentes movimientos competitivos.

    Vargas y Newton (2006) valoran la importancia de “lograr un adecuado proceso de manutención de la potencia después de alcanzada esta, que se debe lograr a partir de estabilizar el conjunto de ejercicios que se utilizaron en la fase de conversión en potencia”. Con esto coinciden Bompa (2000) y Verjoshansky & Siff (2000).

    En el caso específico del voleibol aquí se trata durante el mesociclo precompetitivo y competitivo de mantener durante los partidos un nivel parejo de la potencia en los saltos, en el golpeo del balón durante el remate y el bloque, en las arrancadas rápidas para la defensa. Valadés (2007) cita en varios momentos en su tesis doctoral el papel que juega la resistencia muscular especial y como es necesario mantener el nivel fisco alcanzado durante el juego, si se desea aspira a lograr altos resultados.

    Herrera (2004) en su tesis doctoral señala “que en el voleibol donde es básico el carácter de la resistencia a la fuerza rápida fundamentado en una buena capacidad de fuerza máxima, rápida, y de fuerza explosiva se hace necesaria mantener un equilibrio entre estos tipos de fuerza, unido a una alta capacidad de coordinación motriz y flexibilidad, que en definitiva va a cooperar con la ejecución de la técnica elegida. Se puede notar que cuando el equilibrio se rompe en los voleibolistas que no han tenido un adecuado entrenamiento de las capacidades de fuerza, los movimientos resultan lentos y la destreza técnica requerida es torpe, burda y fuera de ritmo, viéndose perjudicada la acción táctica a emprender.”(50, 26).

Objetivos de la fase de mantenimiento de la resistencia muscular especial

  1. Mantener la resistencia muscular especial y específica alcanzada en la fase anterior.

  2. Estabilizar el trabajo de transferencia de la potencia adquirida a movimientos específicos del voleibol, que se mantengan con similar efectividad durante un tiempo prolongado en condiciones de juego y competencia.

  3. Mantener el trabajo de ejecución de ejercicios para el remate con el método de influencia variable con balones de mayor y menor peso que el balón oficial con ejercicios variables y en condiciones de competencia con balones de diferentes pesos y con el uso de simuladores.

  4. Mantener el desarrollo del sistema cardiovascular y la respiración alcanzado.

  5. Continuar incrementando la utilización de ejercicios para el manguito rotador como vía de evitar lesiones en las competiciones preparatorias y fundamentales programadas.

  6. Potenciar el mantenimiento de la fuerza máxima y explosiva adquirida, con acciones que mantengan similitud a la estructura técnica del remate.

    Mirallas (2002) plantea que esta fase se sitúa en la etapa competitiva, donde se convierte en fase de resistencia a la fuerza específica (ejercicios de competición).Para mantener los niveles de fuerza conseguidos en las fases anteriores se debe trabajar la resistencia a la fuerza explosiva (etapa específica) o específica (etapa pre-competitiva) con características propias de cada deporte. Mientras que Bompa (2000) y Verjoshansky (1986) señalan que es una fase que dura alrededor de 4-5 microciclos y en ella se realizan ejercicios de competición bajo condiciones de dificultad o con un gran volumen de trabajo.

    Las características del voleibol obligan al jugador a desarrollar, además de altos índices de fuerza explosiva, elevadas prestaciones de resistencia a la fuerza explosiva. Precisando más podemos hablar de una resistencia a la fuerza especial. Para Verjoshansky (1990) al aumentar el nivel deportivo, la cualidad fundamental que determina la calidad del voleibolista es precisamente la resistencia a la fuerza. Después de adquirido un nivel determinado de la resistencia muscular especifica, que el caso del voleibol depende en gran medida de la resistencia a la fuerza explosiva, o de la ejecución de movimientos reiterados con una alta intensidad en un mínimo tiempo, sin que se pierda la eficacia de sus rendimiento, es una tarea primordial del entrenador, mantener durante el periodo competitivo un alto nivel de la resistencia muscular especial alcanzado durante el mesociclo precompetitivo.

    Después, en un segundo estadio, debemos mejorar la resistencia a la fuerza explosiva con la ejecución repetitiva del movimiento competitivo.

    Por la importancia de esta capacidad dentro de la metodología propuesta, para equipos de voleibol de la categoría juvenil masculino, los autores proponen un tiempo de trabajo y de l descanso en los ejercicios físicos general y especial, con semejanzas al tiempo real del juego, es decir que los ejercicios son de corta duración, cercana a los 20 segundos y tiempo de recuperación no superar de 45 segundos.

    En esta fase se recomienda en el trabajo con pesas, con el método de pesos medios y repeticiones medias, pero con ejercicios que mantengan cierta similitud con los ejercicios de competencias, y a la mayor velocidad. (E. George, 2010, conversación personal)

    Debido a que la fuerza máxima es la cualidad física que más parece “apuntalar” la potencia máxima, es aconsejable que los atletas que desean alcanzar altos niveles potencia máxima desarrollen y mantengan niveles muy altos de fuerza en los grupos musculares, tanto agonistas como antagonistas, que son importantes para el remate en el voleibol.

Conclusiones

    En el trabajo se utiliza un nuevo esquema de Periodización de la Fuerza, donde el peso de la programación del entrenamiento se basa en una adecuada interconexión y distribución de las cargas de fuerza, lo que garantiza una mejor organización de esta, utilizando para ello, el trazo metabólico que como un rastro va dejando cada fase antecedente.

    El desarrollo de un trabajo de fuerza minuciosamente elaborado, fase a fase, permite crear las bases estructurales y funcionales, en primer termino para que el organismo convierta la hipertrofia y fuerza máxima adquirida en una mayor potencia en los saltos, desplazamientos y golpeos y después con un trabajo mas especifico y repetitivo, que garantice un adecuado “endurecimiento especial” del organismo, para alcanzar una mayor resistencia a la potencia que es hoy en día, uno de lo objetivos supremos del entrenamiento deportivo.

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