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El deporte como ejemplo de la educación

en valores: Izivunguvungu y Shosholoza

 

*Profesor de Historia del Deporte en

la Universidad Católica de Valencia

**Profesora de Educación Física y Educación Infantil

(España)

Josep Andreu Bosch Valero*

Myriam Marí Sanmillán**

josepandreu.bosch@ucv.es

 

 

 

 

Resumen

          La fundación Izivuguvungu es un claro ejemplo de cómo a través del deporte, en este caso la vela, se pueden trabajar una serie de valores que se convierten en instrumentos de superación personal. El ejemplo de estos jóvenes sudafricanos puede ser muy útil a la hora de trabajar la educación en valores dentro del área de la educación física y el deporte. Con este artículo lo que se pretende es resaltar cómo a través del esfuerzo, la perseverancia y el trabajo duro, es posible, con el deporte, salir hasta de la más cruda situación social.

          Palabras clave: Vela. Copa de la America. Valores. Educación. Escuela. Superación. Ejemplo.

 

 
http://www.efdeportes.com/ EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 149, Octubre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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    La pasada Copa Mundial de fútbol disputada en Sudáfrica ha servido para que este país africano mostrara al resto del mundo su potencial para organizar grandes acontecimientos deportivos y al mismo tiempo sus progresos en materia de derechos civiles, olvidando de una vez por todas, su vergonzoso pasado marcado por el régimen político fundamentado en la segregación racial denominado “apartheid“.

    Este gran acontecimiento deportivo, no ha sido el único organizado por Sudáfrica, en el verano de 2009 organizó la Copa Confederaciones de la FIFA, y en 1995 fue la sede de la Copa Mundial de rugby. Campeonato en el que, además de mostrar sus progresos organizativos, consiguieron proclamarse Campeones del Mundo.

    Gracias a la película “Invictus”, dirigida por Clint Eastwood (2009) y basada en el libro “El factor humano” de John Carlin (2008), hemos descubierto como el deporte, el rugby más concretamente, unió a todo un país como Sudáfrica y de alguna manera trató de crear lazos entre los dos grandes grupos raciales, separados, no sólo por el color de la piel sino también por el status social y económico

    El fútbol y el rugby no han sido los únicos deportes que han tratado de fortalecer estos vínculos para de esa forma superar estas diferencias. En la 32ª edición de la America’s Cup, celebrada en aguas de Valencia en el año 2007, otro combinado sudafricano compitió por primera vez en esta prueba deportiva, la más antigua de las que se disputa en la actualidad y cuya historia se remonta al año 1851.

    El 4 de junio de 2004, Salvatore Sarno, nacido en Italia pero sudafricano de corazón, como el mismo reconoce, al anunciar la creación del primer desafío africano en la historia de esta regata más que centenaria, no dudó en afirmar que esta iniciativa, era una oportunidad para enseñar al resto del mundo que los sudafricanos podían trabajar unidos, hacerlo bien y además alcanzar el éxito. “No estamos aquí para llevar la America’s Cup a África, sino para llevar una parte de África a la America’s Cup y a Europa". Afirmó Sarno cuando presentó el desafío “Shosholoza”.

    Este nombre no es casual, ya que está muy unido al país al que representa. Es el título de una canción que cantaban los obreros y los mineros para hacer más llevaderas sus largas y duras jornadas de trabajo a las que eran sometidos. Este nombre, encaja perfectamente con el espíritu y la filosofía de este equipo.

    Para esta aventura, Sarno, presidente de una importante compañía de transporte marítimo en Sudáfrica, se alió con el tres veces regatista olímpico Ian Aislie, creador en 2001, junto con Matthew Mentz, de la fundación “Izivuguvungu” (palabra zulú que da nombre a un fuerte viento) para niños de barrios marginales de Ciudad del Cabo, donde desgraciadamente, la violencia, el tráfico de drogas y la criminalidad son habituales en la vida cotidiana de los jóvenes de los barrios más pobres de esta ciudad.

    Fue la dificultad económica que el mismo Mentz se encontró en sus inicios, la que motivó su preocupación por ayudar a jóvenes con talento y sin recursos. Poco después, esta fundación recibía el apoyo tanto de la armada surafricana como de importantes empresas y compañías privadas.

Shosholoza
Foto: Time.com

    La Fundación Izivunguvungu MSC, con sede en Simonstown, una población pobre situada a pocos kilómetros de Ciudad del Cabo, cuenta con 120 alumnos de entre 11 y 18 años que viven en los asentamientos más pobres y duros que rodean Ciudad del Cabo. Allí, se les enseña a navegar. Pero, no se trata sólo de navegar o de competir, sino de dar a estos jóvenes sin demasiados recursos la posibilidad de que puedan salir adelante mediante el deporte.

    La escuela produce sus propios alimentos, tarea en la que los alumnos colaboran, con lo que aprenden a cultivar y al mismo tiempo a ser autosuficientes. Además, reciben clases de refuerzo en sus estudios académicos, incluso se organizan colonias en los meses de verano y se ayuda a los alumnos a la hora de obtener becas de estudio o titulaciones marítimas. Además, aunque no ha sido fácil, poco a poco, las chicas también se han integrado en esta iniciativa.

    Y es que, no podemos olvidar que en buena parte, todas estas dificultades no son sino parte de la herencia que el “apartheid“dejó en este país, y que hoy, muchos años después de su abolición todavía continua sin resolverse.

    La fundación “Izivunguvungu” para jóvenes, ha ayudado a cambiar el panorama de la navegación en Sudáfrica, anteriormente sólo reservada a la minoría blanca con mejores recursos económicos. Actualmente, los miembros de esta escuela, compiten de igual a igual con los jóvenes regatistas blancos en competiciones regionales, estatales e internacionales.

    Los resultados de este ambicioso proyecto educativo y social, no tardaron en verse, así, en la 32ª edición de la America’s Cup tres de sus regatistas más aventajados -Marcello Burricks, Solomon Dipeere y Golden Mgedeza- formaron parte de la tripulación del “Shosholoza”, el desafío sudafricano en esta elitista competición, en la que concluyeron en una más que honrosa séptima posición final y que fue apadrinado por el mismísimo Premio Nobel de la Paz, el Arzobispo Desmond Tutu.

    Este equipo participó con un doble objetivo, el primero lógicamente participar en la competición deportiva y en segundo lugar, y no por ello menos importante, servir como estímulo para la juventud sudafricana, entre otras motivos con la inclusión entre sus tripulantes de varios jóvenes formados en “Izivunguvungu”, demostrando con ello que con sacrificio, disciplina y dedicación se pueden alcanzar grandes objetivos, tanto a nivel individual como en el apartado colectivo.

    Con el tiempo, uno de los objetivos de la fundación, es que sus alumnos más aventajados, una vez obtengan la titulación necesaria releven a los actuales profesores en la escuela de vela, incluso abriendo nuevos centros en otros lugares y de esta manera conseguir que sigan ligados al mundo de la náutica.

Bibliografía

  • Geigele, Janine (2006). Sailing without borders. Extraído el 28 Septiembre, 2007 de: www.teamshosholoza.com

  • http://www.izivungu.co.za

  • Izivunvungu Sailing School. (Julio 2007). Extraído el 9 de agosto, de 2010 de: www.fundaciondcis.org

  • Mc Cracken, A. (Editora). Boat International´s Guide to Valencia 2007. Surrey. Boat International.

  • Niños pobres a toda vela. (Abril 2007). Extraído el 28 Septiembre, 2007 de: http://quiron.wordpress.com

  • Wines, Michel. The New York Times (2005). In South Africa, Yachting Erases a Racial Barrier. Extraído el 28 Septiembre, 2007 de: www.teamshosholoza.com

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