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Las lesiones del miembro inferior 

en danza: prevención y rehabilitación

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres

(España)

Manuel Rodríguez Abreu

manuelrodriguezabreu@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          En el siguiente trabajo se abordan las lesiones más comunes del miembro inferior de la danza desde la parte proximal hasta la distal. En cada una de las dolencias se indican las causas principales que pueden ocasionar estas lesiones, así como su tratamiento y una posible manera de prevención para las mismas. Todas estas causas originarias como sus tratamientos y prevenciones están enfocadas hacia la práctica de la danza.

          Palabras clave: Danza. Lesión. Miembro inferior. Prevención. Rehabilitación.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010

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1.     Introducción

    En este tema vamos a tratar el tema de las lesiones deportivas que la práctica de la danza profesional o amateur puede ocasionar. Estas lesiones se asocian siempre a un problema en el aparato locomotor y son consecuencia de la práctica continua y se producen principalmente por tres razones:

  • Por impacto o choque, ya sea con otro compañero o algún elemento, causando principalmente contusiones o fracturas.

  • Por un mal gesto o movimiento forzado (esguinces, luxaciones, etc.)

  • De forma intrínseca, siendo el propio aparato locomotor el que produce su lesión (problemas musculares y de tendones).

    Pero estos mecanismos de lesión son concretos y provocan lesiones agudas al bailarín pero también se pueden sufrir lesiones crónicas tanto por degeneración como por sobrecarga. Por otro lado este artículo no pretende tratar todas las posibles lesiones que se pueden dar en aquellos que practican la danza ya que sería muy extenso y por ellos non centraremos en aquellas que se pueden producir en el miembro inferior, haciendo hincapié en rodilla, tobillo y pie.

2.     Lesiones del muslo

    Generalmente son lesiones tanto de la musculatura de los cuádriceps como de los isquiotibiales. En ellos son muy frecuentes las contusiones y las roturas fibrilares de mayor o menor intensidad.

  • Contusión muscular: Son producidas por el golpe directo de una superficie dura sobre el muslo, que produce un hematoma o moratón que, de acuerdo con su tamaño o localización genera una impotencia funcional que puede ser importante. El tratamiento pasa por la aplicación de hielo sobre la contusión, y estiramientos forzados de la musculatura. Cuando el músculo permite el máximo estiramiento, se puede considerar solucionado el problema. En danza no son muy frecuentes ni graves las contusiones debido a que generalmente los golpes suelen producirse al chocar contra el suelo.

  • Rotura fibrilar: Es una lesión muscular intrínseca que aparece con frecuencia en la parte posterior del muslo. Aparece de forma brusca y como un golpe seco en la zona afectada, lo que supone una impotencia funcional importante, por lo que la práctica de la danza es prácticamente imposible mientras dure esta lesión. El periodo de curación nunca es inferior a tres semanas. El tratamiento consiste en un reposo de actividad deportiva y posteriormente realizar ejercicios dinámicos largos y continuados, añadiendo estiramientos pasivos y mantenidos de la zona afectada. Muchos bailarines suelen sufrir este tipo de lesión por múltiples razones: mala recepción en salto, cambios bruscos en el tono muscular, sesiones de trabajo demasiado intenso, etc.

3.     Lesiones de rodilla

    Es una zona en la cual las lesiones son frecuentes y de importancia para el futuro de cualquier bailarín ya que puede determinar la carrera de cualquier intérprete. Habitualmente suelen darse lesiones meniscales, ligamentosas y de la articulación femorrotuliana.

  • Lesiones meniscales: Los meniscos, al ser estructuras semiblandas, tienen una función amortiguadora entre los cóndilos femorales y las mesetas tibiales. Generalmente una lesión de menisco suele acarrear dolor al apoyar sobre la rodilla y sobre todo al flexionarla, pero una lesión de mayor gravedad provoca la inmovilización total de la articulación. Es un tipo de lesión muy grave pero que hoy día es fácilmente operable por una artroscopia por lo que se reduce mucho el tiempo de inactividad. No solamente se producen roturas de menisco (interno o externo) sino que también pueden sufrirse pinzamientos, inflamaciones o producirse una lesión degenerativa. El tratamiento frente a esta lesión puede pasar por la artroscopia o bien si esta no es necesaria tras ser recuperado el menisco es imprescindible reforzar el cuádriceps con trabajo de pesas. Estas lesiones pueden sufrirlas los bailarines a consecuencia de movimientos bruscos que son muy frecuentes en cualquier composición, giros bruscos o excesivos, etc.

  • Lesiones ligamentosas: Este tipo de lesión puede afectar a ligamentos laterales, ligamento cruzado anterior y posterior. Una lesión de estos ligamentos es igual de grave que una lesión meniscal y generalmente suelen producirse de manera combinada. Producen dolor agudo, acompañado de inflamación parcial de la rodilla. Es reconocible fácilmente porque se produce una inestabilidad de la rodilla hacia el lado contrario de la lesión. Puede producirse una rotura (total o parcial) o una distensión. Hay distintos tipos de tratamiento que pueden ser: la inmovilización a través de escayola, pero si se trata de rotura puede ser necesaria la intervención quirúrgica, acompañada de rehabilitación mediante trabajo de la musculatura isquiotibial y de los cuádriceps. Estas lesiones de ligamentos pueden producirse a causa de movimientos bruscos y forzados tanto laterales como anteroposteriores, muy frecuentes en la práctica de una actividad como la danza.

  • Lesiones rotulianas: Pueden darse a veces por alteraciones morfológicas de la rodilla con desviaciones muy marcadas de los ejes de las piernas, lo cual no puede aplicarse a la práctica de la danza, pero si por el desarrollo de esta en superficies poco recomendables. Pueden producirse luxaciones, cuando los ligamentos fijadores de la rótula sufren rotura, la cual se solucionaría en principio estirando pasivamente la pierna; y subluxaciones cuando la rotura ligamentosa no es completa cuya recuperación sería con fijación externa y desarrollo muscular específico, aunque si bien esto depende del grado. En los bailarines una de las lesiones típicas es una inflamación del tendón rotuliano (tendinitis), que es causada por la acumulación de solicitaciones bruscas del tendón debido a continuos saltos.

4.     Lesiones de tobillo

    Es una de las articulaciones que más se lesiona, debido a que soporta grandes presiones cuando los movimientos de todo bailarín se sustentan fundamentalmente en el miembro inferior. Pueden ser de distintos tipos: ligamentosas, tendinosas y musculares.

  • Lesiones ligamentosas: La principal y más importante lesión ligamentosa del tobillo es sin duda el esguince de tobillo, que por otro lado es la más frecuente en la práctica de la danza. El tobillo realiza un movimiento de flexión y extensión del pie (muy utilizado en danza). Además también tiene unos ligeros movimientos de lateralidad. Ocasiona dolor, tumefacción por lo que ocasiona una impotencia funcional. Al practicar distintos movimientos, pueden producirse giros bruscos de la articulación, siendo los más frecuentes desde fuera hacia dentro, debido a distintas situaciones como pisar a un compañero u otro objeto, un mal apoyo o una mala recepción de un salto. Pueden clasificarse estos esguinces en distintos grados: elongación simple de algún haz ligamentoso, rotura parcial o rotura total del paquete ligamentario. Según el grado del esguince la recuperación será mayor o menor, llegando a la intervención quirúrgica en caso de rotura total, aunque generalmente se suele aplicar hielo para posteriormente inmovilizarlo a través de vendaje compresivo y una vez recuperado realizar movilizaciones progresivas acompañadas de trabajo muscular de la pantorrilla.

  • Lesiones tendinosas: El tobillo posee numerosas conexiones tendinosas que unen músculos de la pierna con los huesos del pie. La más importante lesión que puede producirse es la tendinitis de Aquiles, que a pesar de que este tendón es uno de los más fuertes del cuerpo, recibe gran cantidad de presiones intensas y rápidas. Puede sufrir una inflamación debida a sobrecargas de esfuerzos repetidos (habituales en los saltos) o también por un uso de calzado incorrecto o bien por practicar danza en una superficie excesivamente dura. Con esta lesión aparece un dolor muy localizado que puede llegar incluso al pie, que disminuye al calentar la zona implicada pero que aumenta al cesar la actividad y que a largo plazo provoca impotencia funcional. Suele producirse un engrosamiento muy claro del tendón. El dolor provoca principalmente la imposibilidad de la flexo-extensión del tobillo. Normalmente esta lesión es tratada aplicando hielo tras el ejercicio, estirando el tendón durante 45’ y evitando realizar saltos y ejercicios explosivos, llegando en extremo a las infiltraciones e incluso la reparación quirúrgica.

  • Lesiones musculares: Resaltan dos, que son la rotura fibrilar del gemelo y el síndrome compartimental. La rotura fibrilar del gemelo aparece al sufrir repentinamente un dolor vivo, punzante y brusco en la parte posterior de la pantorrilla y que puede afectar generalmente a bailarines poco entrenados, que no han realizado un buen calentamiento previo o en músculos hiperfatigados. El dolor en los bailarines que lo sufren aparece por la contracción del gemelo (ponerse de puntillas) y se acompaña de una impotencia funcional (casi siempre gran cojera). El tratamiento es simple, reposo y tras la desaparición del dolor, una reintegración lenta a la actividad. El síndrome compartimental tiene origen en la hipertrofia que sufren los músculos tibiales y peróneos, que son comprimidos por la fascia muscular que no puede distenderse más. Para que esta lesión aparezca en un bailarín el sobreuso y la fatiga debe ser exagerado. Para solucionarlo es necesaria la intervención quirúrgica.

5.     Lesiones del pie

    En realidad todas las presiones que recibe el tobillo recaen finalmente sobre el pie. Son muchas las personas que sufren anomalías en esta región y que de no corregirse a tiempo podrían generar una patología posterior que condicione cualquier tipo de práctica deportiva. En especial los bailarines son un foco de población que sufre cualquier tipo de lesión en esta parte. A continuación veremos algunas de las lesiones más frecuentes en orden de talón a dedos.

  • Dolor en el talón o talalgia: Se trata de una inflamación del cartílago del calcáneo, llamado cartílago del crecimiento, por lo que es difícil encontrarla en bailarines profesionales, ya que están completamente desarrollados, pero si es frecuente encontrarla en aquellos bailarines jóvenes que están empezando y que no se han desarrollado completamente. En los adultos puede aparecer en forma de irritación del periostio del calcáneo o bien por inflamación de la almohadilla grasa del talón o de la bolsa serosa del tendón de Aquiles. Su solución pasa por el uso de almohadillas protectoras, las taloneras que permiten la amortiguación de cualquier impacto con el suelo, llevando la carga del peso hacia el antepié.

  • Fractura del 5º metatarsiano: El borde externo del 5º metatarsiano del pie es una zona donde confluyen tanto estructuras tendinosa como ligamentosas, lo que indica que se va a provocar fuertes tracciones bruscas y repetidas, además del apoyo del pie. Las causas más comunes de lesión por aquellos que practican danza son la sobrecarga o el estrés, especialmente en aquellos que practican ballet o danza clásica. La recuperación siempre es complicada por la dificultad de consolidación del hueso ya que hay poca sangre; en consecuencia hay que recurrir a la inmovilización y sobre todo la descarga total de la zona hasta la solución de la rotura (4 o 5 semanas).

  • Fascitis plantar: La fascia ocupa la parte media de la planta del pie y puede irritarse por la repetición de movimientos de rotación, sobre todo anterior, provocando dolor. Esta lesión se asocia a una causa específica como pueden ser los pies cavos (mucho puente) o en poblaciones específicas como los bailarines, por eso hay que tener en cuenta el nivel de práctica de la danza y la especialidad que se practica. Se puede solucionar a través de un trabajo específico de prensión y de arrastre con los dedos del pie; por otro lado también se pueden usar plantillas que eviten los movimientos de rotación anterior del pie.

  • Metatarsalgias: Las metatarsalgias son un problema de hiperpresión y exceso de apoyo en la cabeza de algún metatarsiano, siendo más frecuente en mujeres que en hombres. Ocasiona un dolor tan vivo que puede impedir el apoyo total del pie y no tiene solución hasta que se elimina totalmente la presión sobre la cabeza metatarsial irritada. Esta lesión es muy típica en los bailarines ya que la mayoría de ellos realiza su trabajo con pie descalzo o con muy escasa protección. Podemos combatirla colocando una plantilla gruesa que deje abierta la zona dolorosa.

  • Deformación de la articulación del dedo gordo del pie: Esta patología, junto con otras de la misma familia (en otros dedos) es el producto de un inusual estrés y un esfuerzo aplicado al pie mientras se realizan disciplinados movimientos trabajando sobre la zona: un ejemplo claro es el trabajo continuo de los bailarines de ballet clásico de puntillas. Con esto podemos ver que existe una alta relación entre desarrollo de esta deformación y la danza. Los cambios producidos por la deformación se presentan principalmente en forma de bunión o de “hallux-valgus”. Las causas son tres principalmente: 1) el entrenamiento temprano sin desarrollo de los músculos intrínsecos y extrínsecos del pie, lo que produce una laxitud de los ligamentos (“hallux-valgus”); 2) la continua carga del peso sobre el mismo punto; 3) la forma en que se llega a presionar la punta del calzado. Estas lesiones pueden llegar a cortar la carrera de un bailarín.

6.     Prevención

    En un principio, para poder prevenir este gran número de lesiones, sería necesario una serie de adaptaciones, que pueden ser de varios tipos: músculo-esqueléticas, para evitar posibles trastornos esqueléticos y desviaciones de espalda; adaptaciones cardiocirculatorias ya que durante el esfuerzo continuo que se realiza practicando danza, tanto la bomba cardíaca como el torrente sanguíneo reciben un gran incremento de las necesidades por parte del organismo; adaptaciones respiratorias. Pero hay que tener en cuenta otros tipos de prevención de lesiones a la hora de practicar la danza como son: los vendajes o “taping”. Se trata de un vendaje funcional preventivo que permite la máxima libertad posible de movimiento articular de manera que limite solamente el movimiento que sea doloroso, o reduciendo la inestabilidad, pero el impedimento que tiene el “taping” es que los bailarines pasan mucho tiempo actuando o en gira y durante estas actuaciones en público no es posible su utilización y por ello complican cualquier recuperación. Otra opción son las protecciones artificiales, ya sean hombreras, tobilleras, rodilleras, etc. Otro aspecto a tener en cuenta para las lesiones de los bailarines es su alimentación ya que los bailarines profesionales tienden a estar más desnutridos que cualquier otro atleta y esto hace que la recuperación de las lesiones sea más lenta y difícil. Para ello sería necesario una alimentación más equilibrada o que contenga suplementos nutricionales de minerales (hierro, calcio, magnesio, potasio…), vitaminas (C, E, B.), proteínas y aminoácidos.

7.     Conclusión

    La danza es una actividad física y deportiva igual de completa que muchos otros deportes y por ello implica riesgos similares al de cualquier otra, añadiendo las aptitudes técnicas que son necesarias para una práctica completa y satisfactoria. Por ello nos hemos interesado principalmente por aquellas patologías que pueden afectar al miembro inferior del bailarín, ya que es este sobre el recae la mayor parte de su actividad y es al fin y al cabo el que mayor desgaste sufre, aunque por otro lado es el que más desarrollado está en los bailarines. Cabe destacar que las lesiones de este tipo que anteriormente hemos descrito pueden entorpecer en gran medida su práctica y en muchas ocasiones cualquiera de ellas puede arruinar la carrera de uno de estos artistas. Por otro lado queremos exponer que en muchas ocasiones estas patologías pueden verse agravadas por culpa de los propios bailarines ya que son ellos mismos los primeros que renuncian a un apropiado tratamiento, debido a su gran interés y dedicación por la danza, llegando a ocultar estas lesiones por no perder un buen papel o actuación, siendo esto una nefasta actitud ya que esto únicamente contribuye a agravar sus lesiones.

Bibliografía

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revista digital · Año 15 · N° 147 | Buenos Aires, Agosto de 2010  
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