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Las capacidades físicas básicas dentro de la educación

secundaria: una aproximación conceptual a través 

de la revisión del temario para oposiciones

 

Lic. Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

(España)

Iñaki Rabadán de Cos

Alfonso Rodríguez Barrios

rabadandecos@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El siguiente artículo únicamente pretende acercarse, teóricamente, a uno de los bloques de contenido que aparecen en el currículo oficial de la materia de Educación Física para la Educación Secundaria, tras la revisión conceptual llevada a cabo sobre diferentes temarios para oposiciones. Es una aproximación conceptual con la intención de orientar al lector hacia un desarrollo más extenso y exhaustivo de la materia y sobre todo individual. Este hecho es, para nosotros, el más importante, es decir, trabajar en profundidad como profesores de Educación Física en cada aspecto de nuestra materia teniendo siempre presente el conocimiento existente y caminando hacia la innovación y el desarrollo individual de cada contenido educativo tratado.

          Palabras clave: Resistencia. Fuerza. Velocidad. Amplitud de movimiento. Salud. Oposiciones. Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010

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Introducción

    El desarrollo de la condición física es un factor decisivo para el rendimiento deportivo y la mejora de la salud y calidad de vida. Y así, dentro de la materia de Educación Física se establecen unas líneas de actuación u orientaciones hacia las cuales deben dirigirse las actuaciones educativas, concretándose en:

  • Educación para el cuidado del cuerpo y la salud.

  • Educación para la mejora corporal.

  • Educación para la mejora de la forma física.

  • Educación para la utilización constructiva de tiempo de ocio.

    De esta manera, el desarrollo de la condición física radica fundamentalmente en su relación con la salud y sus repercusiones sobre la eficiencia técnica en la ejecución de diferentes habilidades, es decir, en el marco educativo adquiere mayor relevancia la condición física relacionada con la salud, aunque no debemos relegar aun segundo plano su relación con el rendimiento deportivo. En definitiva, resulta imprescindible conocer los Sistemas y Métodos de desarrollo de la condición física para poder aplicar adecuadamente actividades relacionadas con la mejora de las capacidades físicas básicas y el desarrollo armónico de la motricidad.

Capacidades físicas básicas

    En primer lugar, vamos a hacer una distinción entre la capacidad física, que serían los atributos que contribuyen a la eficacia de las tareas motrices (resistencia, fuerza, velocidad y amplitud de movimiento o flexibilidad); condición física o el grado de desarrollo que tiene el sujeto de las capacidades físicas básicas; y el acondicionamiento físico entendido como la forma de trabajo para el desarrollo de las capacidades físicas básicas. En segundo lugar, mostrar la división sobre las capacidades físicas que realizan diferentes autores:

a.     Capacidades físicas básicas

  • Representan el aspecto cuantitativo del movimiento.

  • Se fundamentan en la eficacia de los sistemas motor y metabólico.

  • Son la resistencia, fuerza, velocidad y flexibilidad.

  • Manno (1989) las denomina capacidades físicas condicionales, ya que condicionan el rendimiento deportivo y se desarrollan en el proceso de acondicionamiento físico, mientras que Zatziorsky (1974) las define como “prerrequisitos motrices de base sobre los que desarrollar las habilidades técnicas”. En definitiva, son “factores determinantes de la condición física, que se orientan y clasifican para realizar una determinada actividad física, logrando mediante el entrenamiento el máximo desarrollo del potencial genético” (Álvarez del Villar, 1992).

b.     Capacidades físicas coordinativas

  • Representan el aspecto cualitativo del movimiento.

  • Se fundamentan en la eficacia de los sistemas de dirección.

  • Son la coordinación y el equilibrio.

  • Clasifican los esfuerzos en función del objetivo a conseguir.

    Existe una concepción tradicional de la condición física que habla de la suma ponderada de todas las capacidades físicas importantes para el rendimiento deportivo (Grosser, 1991), y otra más actual que intenta explicar las causas de la mejora de la condición física desde sus fundamentos anatómicos y fisiológicos, y que es conocida como “Sistema Deportista” (Matveev, 1980)

    El sistema deportista, descrito por Matveev, presenta una estructura, o centro del mismo, compuesta por el aparato locomotor activo (músculos y articulaciones) y el pasivo (huesos), de la que surge la fuerza como capacidad física fundamental sobre la que se asientan las demás, y entendida como la tensión que manifiesta el músculo durante la contracción. Pero, para que el músculo se contraiga se necesita energía, en forma de ATP, apareciendo así el concepto de resistencia como la capacidad de aportar energía para realizar un ejercicio con la intensidad requerida durante el mayor tiempo posible o la capacidad de oponerse a la aparición de la fatiga. De la misma manera, es necesario un elevado nivel de coordinación entre impulsos nerviosos a nivel central, que estimulan a las fibras musculares para que se dé el movimiento. Surge ahora la coordinación inter e intramuscular como capacidad física. Además, para que el movimiento se dé en un recorrido concreto, debemos presentar una buena amplitud de movimiento, es decir, el máximo grado de amplitud permitido por una articulación en función de su estructura y limitado por el aparato de conjunción (movilidad articular) y la tensión de los músculos antagonistas (elasticidad muscular). Por último, surge la velocidad, a raíz de las capacidades físicas descritas anteriormente, como un objetivo a conseguir en el gesto, es decir, recorrer un espacio en el menor tiempo posible con una fuerza, energía coordinación y amplitud de movimiento determinadas.

    Por otra parte, y como hemos comentado en la Introducción del presente tema, la condición física relacionada con la Salud aparece como contenido educativo. Este hecho, se hace explícito al incluir dicha normativa educativa la condición física y la salud como Bloque de Contenido dentro del desarrollo curricular de la materia de E.F., al igual que la educación para la salud como Tema transversal. Además, y de una manera implícita en este caso, la condición física ofrece un Enfoque Intradisciplinar, es decir, la podemos desarrollar a través de otros contenidos propios de la Educación Física como los juegos, las habilidades, etc.

    En torno a esta cuestión, Martín LLaudes propone una serie de Criterios Generales para el desarrollo de la condición física en el marco educativo, relacionados con la salud:

  1. Aplicar estímulos adecuados a la edad e individualizados, ya que podemos encontrar diferencias entre niños/as de la misma edad.

  2. El esfuerzo debe crecer paulatinamente sobre una base. (“No quemar ni adelantar etapas”)

  3. Para mantener la motivación debemos presentar las tareas utilizando el juego como estrategia metodológica.

  4. Utilizar gran variedad de ejercicios para desarrollar la mayor cantidad de patrones de movimiento (Principios de Variabilidad y Tiempo en la Práctica).

Evolución en el desarrollo motor de los alumnos

    En primer lugar, debemos diferenciar entre crecimiento y desarrollo, partiendo del concepto de Ser Humano como una entidad dinámica que sufre transformaciones cuantitativas y cualitativas, en sentido evolutivo e involutivo, con diferentes ritmos e intensidades. Así, definimos Crecimiento como las transformaciones cuantitativas mensurables (estatura, peso,…), y Desarrollo como la capacidad de funcionamiento eficaz de las estructuras corporales y biológicas que acompaña al crecimiento. Implica; maduración del organismo + influjo del ambiente. Además, es importante conocer el desarrollo de las capacidades físicas básicas, y para ello atendemos a los estudios llevados a cabo por Meinel y Schnabel. Estos autores parten de la premisa de que todas las capacidades físicas evolucionan en los primeros años de vida, aunque en planos no coincidentes, menos la flexibilidad que involuciona a partir de los 10 años aproximadamente. En segundo lugar, destacaremos las consideraciones más relevantes que emanan de sus estudios:

  • Mayores niveles de velocidad se logran antes que los de resistencia y fuerza: maduración del S.N.

  • Máximo desarrollo de las capacidades condicionales; entre los 20-20 años: dependiendo del nivel de entrenamiento.

  • A partir de los 30 años: aparece el proceso involutivo de las capacidades físicas, en función de las características personales y el nivel de entrenamiento/ sedentarismo.

  • Descenso más lento de la resistencia respecto a la fuerza y la velocidad.

  • Entre ambos sexos existe una diferenciación siempre a favor del masculino (40%).

    En otro orden de cosas, partimos de la premisa de que el organismo puede ser entrenado a cualquier edad, pero con una eficacia y eficiencia diferente, ya que existen periodos cronológicos (entre 3-5 años) en los que hay una sensibilidad particular hacia determinados estímulos externos, y que son considerados óptimos para aumentar la eficacia del entrenamiento. A estos periodos se les conoce como fase sensible, y vienen definidos como el periodo ontogénico con una predisposición muy favorable para el desarrollo de una determinada capacidad física. Este concepto está fundamentado en la ley embriológica “el periodo de mayor cambio en una capacidad funcional coincide con el de mayor desarrollo de la misma”. Además, debemos tener presente que las capacidades físicas se desarrollan interactuando unas con otras, por lo que debemos evitar el desarrollo unilateral de la que se encuentre en su fase de desarrollo; y sí acentuar el trabajo sobre ella.

Tabla I. Fases sensibles para el desarrollo de las diferentes capacidades físicas básicas

    A continuación vamos a hacer referencia al análisis realizado por Meinel y Schnabel (1988) sobre la evolución de las diferentes capacidades físicas básicas en función del sexo de los individuos.

Resistencia

  • Desarrollo paralelo en ambos sexos, aunque mostrando incrementos anuales inferiores en las chicas.

  • Pubertad: aumento casi permanente.

  • Adolescencia: en los chicos siguen creciendo de forma paulatina y en las chicas dependerá de sus niveles de entrenamiento y maduración (se admiten cargas anaeróbicas lácticas).

  • El entrenamiento de resistencia provoca notables aumentos en el rendimiento deportivo.

Fuerza

  • Incrementos elevados año tras año en la fuerza máxima, fuerza rápida y fuerza resistencia.

  • Pubertad: periodo del inicio de un aumento más marcado.

  • Adolescencia: aumentan las diferencias sexuales específicas en el desarrollo de los distintos tipos de fuerza; las niñas no entrenadas se estancan hacia los 4 años.

Velocidad

  • Pubertad: la velocidad de reacción y la frecuencia de movimiento dan valores similares a los del adulto.

  • 12-14 años: aumentos muy grandes en la capacidad de aceleración.

  • Adolescencia: diferencias sexuales específicas acentuadas.

Amplitud de movimiento o flexibilidad

  • Valores más elevados en las chicas, aunque de forma diferente según el tipo de articulación.

  • Pubertad y adolescencia: reducción en la movilidad articular general si el entrenamiento no es el adecuado; desequilibrio de la musculatura antagonista.

La resistencia como capacidad física básica

    La resistencia se define como la “capacidad de resistir física y psíquicamente una carga durante un largo tiempo y/o de recuperarse rápidamente después de esfuerzos físicos y psíquicos”, es decir, resistencia a la fatiga más rápida recuperación (Zintl, 1991). En definitiva, se entiende, por una parte, como la capacidad de oponerse a la aparición de la fatiga (Hegedus), y por otra, como la capacidad de aportar energía para realizar un ejercicio con la intensidad requerida durante el mayor tiempo posible (en el concepto de Sistema Deportista descrito por Matveev, 1980). Teniendo presente, además, que cada deporte solicita unos sistemas diferentes, por ello, produce una fatiga diferente, siendo la resistencia específica de cada tipo de deporte.

    Clasificación

a.     En función de la masa muscular implicada

1.     Resistencia muscular general: participación de más de 1/7 de la masa muscular global del cuerpo.

2.     Resistencia muscular local: participación de menos de 1/7 de la masa muscular global del cuerpo.

b.     En función de la especificidad de la modalidad deportiva

1.     Resistencia de base: actividades de resistencia con independencia del deporte que practiquemos, con la participación de grandes grupos musculares y de los sistemas corporales durante un tiempo prolongado.

2.     Resistencia específica:

    Esfuerzos de resistencia característicos de la modalidad deportiva que practiquemos. Adaptación de las cargas a las condiciones de competición.

c.     En función de la vía de suministro de energía (Vittori)

1.     Resistencia anaeróbica aláctica:

    Recibe la energía de los fosfátenos (ATP, CP) en esfuerzos cortos y violentos. Distinguiendo entre potencia anaeróbica aláctica, cuando los esfuerzos se realizan al 100% durante 5”-7”; y Capacidad anaeróbica aláctica, si los esfuerzos son al 90% durante 7”-12”

2.     Resistencia anaeróbica láctica:

    El aporte energético lo recibe a través de la glucolisis anaeróbica (glucógeno). Distinguiendo entre potencia anaeróbica láctica, si los esfuerzos se realizan al 85% durante 10”-30”; y Capacidad anaeróbica láctica, cuando son al 85% durante 30”-1´30”

3.     Resistencia aeróbica:

    El aporte energético lo recibe a través de la glucolisis aeróbica, del metabolismo de los lípidos en ejercicios de duración extensa y a partir de las proteínas en situaciones extremas. Distinguiendo entre potencia aeróbica, cuando los esfuerzos son del 75-80% durante 5´-10´; capacidad aeróbica, si son de intensidad media (65-75%) durante 15´-2h.; y endurance, ante esfuerzos de intensidades medias y bajas durante más de dos horas.

Factores que la condicionan

a.     Intrínsecos

  • SNC: capacidad de las células nerviosas de trabajar el mayor tiempo posible sin producir fatiga.

  • Tipos de fibras musculares: que determinan la idoneidad del trabajo. Las Tipo I (ST o de contracción lenta) en esfuerzos aeróbicos, y las Tipos II (FT o de contracción rápida.) para esfuerzos anaeróbicos.

  • Reservas de energía: los Fosfágenos (ATP, CP) que proporcionan mucha energía en poco tiempo, la Glucosa (en sangre, glucógeno hepático y muscular), utilizada mediante Glucolisis aeróbica u oxidativa: combustión completa de la glucosa; o Glucolisis anaeróbica: combustión incompleta de la glucosa; el ácido pirúvico no entra en el Ciclo de Krebs y se convierte en ácido láctico. Y los ácidos grasos que se convierten en ATP mediante la lipólisis, y necesita mayor aporte de O2 que la glucolisis y por eso se utiliza en esfuerzos de menos intensidad.

  • Cualidades volitivas: la voluntad permite soportar la fatiga e incluso incrementar la intensidad.

  • Actividad enzimática: las enzimas son las encargadas de producir las reacciones en las células, por tanto, su número influye en la cantidad de energía que se puede crear.

  • Parámetros cardiovasculares: relacionados con la capacidad de intercambio y transporte de gases (hemoglobina, mioglobina, etc) y con el corazón (F.C., Volumen sistólico, etc).

  • El consumo de O2: capacidad del organismo para extraer, transportar, ceder y utilizar el O2 mientras se realiza trabajo físico.

  • Capacidad de soportar y eliminar altas dosis de lactato: el ácido láctico se acumula en la sangre en forma de lactato e interfiere en la eficacia de cualquier proceso aeróbico.

  • Déficit y/o deuda de O2: déficit de O2, inicialmente soportado, que se debe equilibrar al final.

b.     Extrínsecos

  • Condiciones ambientales: temperatura, humedad, altitud, etc.

  • Tipo de actividad física o gesto deportivo, y nivel de entrenamiento.

  • Duración e intensidad de la actividad física; determinan la vía energética a utilizar.

    Evolución

  • 8 -11 años: Durante estas edades el tamaño del corazón es un 70-80% del adulto, existe un mayor incremento de la musculatura que del tamaño y volumen, además, las pulsaciones basales son un 20% mayores que las del adulto, por lo que su respuesta cardiaca ante el esfuerzo será mayor. Así, en estas edades debemos potenciar la capacidad aeróbica y en segundo término la potencia aeróbica.

  • 12 – 16 años: Durante el periodo puberal se produce un considerable aumento de peso que provoca el estancamiento de la resistencia, aunque las pulsaciones basales y la respuesta cardiaca al ejercicio siguen siendo mayores a las del adulto. En estas edades podemos trabajar la capacidad y potencia aeróbica de forma sistematizada. Mientras que la capacidad anaeróbica la podemos comenzar a trabajar al final de este periodo.

  • A partir de 17 años: El corazón: alcanza su madurez funcional a los 19-20 años, entonces podemos trabajar todos los tipos de resistencia, siguiendo una progresión lógica del entrenamiento.

Valores medios de las fases sensibles

    La resistencia aeróbica es una capacidad relativamente neutra, es decir, no cuenta con una fase sensible propiamente dicha, sino que se debe y se puede trabajar durante todo el período de desarrollo filogenético. La pubertad favorece su desarrollo; incremento de los órganos y sistemas responsables (corazón, aparato cardiorespiratorio), lo que traduce en un aumento de los niveles funcionales de los mismos (aumento de la capacidad vital, aumento del volumen sistólico, etc.). Mientras que en su fase final, entorno a los 18 años, constituye un período muy eficaz para el desarrollo de esta manifestación de la Resistencia dada la estabilización del crecimiento. Para el trabajo de la Resistencia Anaeróbica, debemos esperar a la pubertad, ya que se necesita una base aeróbica suficiente y cargas por encima del umbral anaeróbico. Aunque es importante destacar que se puede producir un retraso de este tipo de trabajo anaeróbico con una maduración tardía de los diferentes elementos (enzimas encargadas del conjunto de reacciones que metabolizan el ácido láctico) y sistemas corporales encargados de llevar a cabo el metabolismo energético por vía anaeróbica.

Efectos beneficiosos

a.     Sobre el sistema cardiorrespiratorio y circulatorio

  • Aumenta la cavidad cardiaca: permite al corazón recibir más sangre e impulsar en cada sístole más sangre (= dilatación muscular).

  • Se fortalece el miocardio: permite al corazón impulsar en cada sístole más sangre.

  • Crea nuevos capilares; mejor irrigación sanguínea: mejora la aportación de O2 y nutrientes, y la eliminación de productos de desecho.

  • Amplía la capacidad pulmonar: mejora el mecanismo ventilatorio.

b.     Sobre el sistema muscular

  • Mejora la irrigación sanguínea y el metabolismo: alimenta mejor la fibra muscular.

  • Hipertrofia de la fibra muscular: aumento de los capilares.

  • Se fortalecen las membranas musculares; sarcolema, perimisio y epimisio.

  • Aumenta la mioglobina.

  • Más cantidad de glucógeno muscular en un sujeto entrenado que en un sedentario.

  • El músculo se hace más sensible al influjo nervioso.

  • Aumenta la capacidad para producir contracciones.

  • Mejora la facultad de producir contracciones más rápidas y que duren más.

  • Crece la aportación de O2 y de sustancias energéticas.

  • Aumenta la posibilidad de descomposición del ATP.

  • Aumentan las miofibrillas; hiperplasia.

c.     Sobre otros aparatos y sistemas

  • Activa a los órganos de desintoxicación (riñones, hígado): eliminar sustancias.

  • Activa el funcionamiento de glándulas endocrinas: aumenta la producción de cortisona y adrenalina.

  • Aumento de las capacidades defensivas del organismo: aumento de leucocitos, linfa.

  • Activa el metabolismo en sentido general.

  • Estabilización del peso corporal idóneo.

  • Mejora la efectividad para mantener el pH de la sangre en sus nivele normales.

La fuerza como capacidad física básica

    En el sistema deportista, la fuerza se define como la tensión que manifiesta un músculo que se contrae. González Badillo puntualiza esta definición, y añade que la tensión del músculo se ejerce para vencer una determinada resistencia en un determinado tiempo. Desde el punto de vista físico la fuera es la acción de un cuerpo sobre otro, cambiando su estado de reposo o movimiento (F = m . a), y como cualidad física básica la definiremos como la capacidad de vencer una resistencia externa o reaccionara ante la misma mediante tensión muscular. Mientras que en E.F. la fuerza se puede definir como la capacidad neuromuscular de vencer resistencias externas o internas, gracias a la contracción muscular, de forma estática o dinámica. En definitiva, “Capacidad de ejercer tensión, a través de la contracción muscular, permitiendo vencer, aguantar o hacer presión contra una resistencia” (Delgado, 1997). Por último, destacar como la fuerza se aplica al organismo por la activación del S.N. (contracción muscular regulada por factores nerviosos), sobre el aparato locomotor activo, el cual actúa sobre el aparato locomotor pasivo, produciendo movimiento gracias a la energía que le suministra el sistema de alimentación.

    Clasificación

    En primer lugar, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de clasificar la fuerza como capacidad física básica:

a.     La resistencia que hay que vencer.

b.     La velocidad con que se realiza el ejercicio.

    En base a los aspectos anteriores podemos clasificar la fuerza en: Estática: cuando un grupo muscular desarrolla una tensión para tratar de vencer una resistencia y no se produce movimiento externo. Y Dinámica: cuando un grupo muscular ejerce una tensión para tratar de vencer o resistir una resistencia y se varía su longitud inicial, es decir, hay desplazamiento. Además, la fuerza dinámica la podemos diferenciarla en Activa: cuando es resultado de un ciclo simple de trabajo (acortamiento), y Reactiva: cuando lo es de un ciclo doble de trabajo (estiramiento – acortamiento).

    Ahora, atenderemos a la subdivisión de la fuerza dinámica activa:

  • Fuerza máxima: Capacidad neuromuscular de manifestar máxima tensión, estática o dinámica, de forma concéntrica o excéntrica. La resistencia a vencer es máxima, y la velocidad del ejercicio muy baja (Fuerza Lenta).

  • Fuerza velocidad: Capacidad neuromuscular de superar la resistencia a la máxima velocidad posible. Con cargas submáxima hablaremos de Fuerza Rápida o Potencia, mientras que con cargas livianas de Fuerza explosiva.

  • Fuerza resistencia: Capacidad neuromuscular de mantener una relevante actividad de fuerza oponiéndose a la fatiga.

    De la subdivisión de la fuerza dinámica reactiva destacaremos:

  • Explosivo – elástica: cuando el doble ciclo de trabajo presenta una velocidad relativamente baja.

  • Reactivo – elástica: cuando el doble ciclo de trabajo presenta una velocidad alta, obteniendo beneficio elástico de los músculos.

    Factores que la condicionan

1.     Factores morfológicos

  • Sección transversal (hipertrofia): los niveles de fuerza van a depender de la magnitud de su corte transversal (Weber, en Álvarez del Villa, 1993).

  • Tipos de fibras musculares: las fibras Tipo I, ST o rojas son de contracción lenta y tienen menor fuerza y más resistencia, mientras que las Tipo II, FT o blancas son de contracción rápida, aunque mantienen la intensidad poco tiempo, así que son más rápidas y fuertes. (Mora, 1989).

  • Longitud del músculo: la posición inicial del músculo determina el acoplamiento de los puentes de actina y miosina. Un músculo más acortado o excesivamente estirado perderá más fuerza. Así, a mayor longitud, mayor fuerza, ya que se puede contraer más.

  • Tipo de Contracción Muscular. Regímenes de Contracción.

a.     Contracción isométrica: el músculo no varía su longitud externa.

  • Activa: se trata de vencer una resistencia.

  • Pasiva: se trata de mantener una posición.

b.     Contracción anisométrica: el músculo varía su longitud externa.

  • Concéntrica: existe un acortamiento; se vence la resistencia.

  • Excéntrica: existe un alargamiento; nos vence la resistencia.

  • Pliométrica o Ciclo de Estiramiento – Acortamiento (CEA): combina las dos contracciones anisométricas con un corto periodo entre ambas (Cometti, 1999).

2.     Factores nerviosos (más determinantes que los anteriores)

  • Coordinación intramuscular: frecuencia de estímulo. Reclutamiento y Sincronización de unidades motoras.

  • Coordinación intermuscular: participación de todos los músculos implicados que conduce a una mayor eficiencia motora de la cadena cinética implicada.

3.     Otros factores

  • Adaptación enzimática: determina una disminución en la cantidad de enzimas glucolíticas (CPK) y una disminución del número de mitocondrias.

  • Cambios hormonales: relación testosterona – cortisol; índice del grado de entrenamiento o sobreentrenamiento dentro del trabajo de fuerza: el entrenamiento de fuerza: aumenta la concentración de testosterona y disminuye el de cortisol, mientras que el sobreentrenamiento: aumenta la concentración de cortisol.

  • Procesamiento y control de la información: el estado de activación, emoción del sujeto puede ser determinante a la hora de vencer una resistencia.

  • Temperatura del músculo: el calentamiento aumenta la actividad muscular en un 19%.

  • Momento de inercia: se necesita más fuerza para poner en movimiento un cuerpo parado que cuando está en movimiento.

  • Peso corporal: fuerza muscular relativa.

  • Edad y sexo.

  • Motivación.

    Evolución

  • 8-11 años: La fuerza evoluciona unida al desarrollo del sujeto, sin aparecer la hipertrofia. En estas edades, debemos desarrollar la Fuerza explosiva y la fuerza resistencia mediante ejercicios con cargas livianas y autocargas presentados en forma de juegos.

  • 12-16 años: En la pubertad aparece la hipertrofia muscular y se produce un aumento importante de fuerza explosiva. Se presentan grandes diferencias a nivel de sexo; debido a la producción de testosterona, siendo menor en las niñas. A los 15-16 años, se produce un gran incremento del Volumen corporal. A los 12 – 13 años, debemos trabajar los multisaltos y los multilanzamientos, sin olvidar los métodos anteriores, y ya al final del periodo trabajaremos con cargas submáximas, sin introducir aún la fuerza máxima.

  • A partir de 17 años: Se completa el desarrollo muscular: 40-45% de la masa corporal total de un adulto. La Hipertrofia provoca la ganancia de fuerza; alcanzándose la máxima fuerza a los 25-30 años. Así, si la progresión ha sido adecuada, se puede introducir todo tipo de trabajo de fuerza.

Valores medios de las fases sensibles

    El inicio del trabajo de potencia y fuerza resistencia va desde los 8 hasta los 12-13 años, mediante esfuerzos de baja sobrecarga y alta velocidad o alto número de repeticiones. La fuerza máxima no es aconsejable abordarla hasta el inicio de la pubertad, debido a la acción de las hormonas anabolizantes y la maduración sexual. De hecho, las experiencias en los ámbitos de la E.F. y del entrenamiento deportivo demuestran que los ejercicios de Fuerza, realizados de forma adecuada durante la infancia, provocan una adaptación positiva del sujeto respecto a esta cualidad, basada en una mejora de las coordinaciones inter e intramusculares, gracias también a la pronta maduración del S.N.C. Estas mejoras no incluyen el trabajo de hipertrofia muscular.

La velocidad como capacidad física básica

    Desde el punto de vista físico la velocidad es el tiempo que se tarda en cubrir una distancia cuya intensidad está en función del espacio que hay que recorrer (V = s / t). En el Sistema Deportista, se considera como un objetivo a conseguir en el gesto, es decir, recorrer un espacio en el menor tiempo posible con una fuerza, energía, coordinación y amplitud de movimiento determinados. Y como capacidad física básica se define como la realización de un gesto motor, cíclico o acíclico, en el menor tiempo posible. Es decir, la “Capacidad de realizar una acción en el menor tiempo posible. Esta acción puede ser un gesto o un desplazamiento” (Delgado, 1997).

Manifestaciones de la velocidad

    Existe una gran variedad de formas en las que se representa la velocidad en el deporte, ya sea de una manera exterior: traslación, reacción, ejecución, decisión; o de una manera no visible: tiempo latente, contráctil y de reacción. Por ello, a continuación, vamos a referirnos a las principales manifestaciones de la velocidad.

1.     Velocidad de reacción. Tiempo de reacción

    Es el tiempo que tarda un sujeto en reaccionar ante un estímulo. Zatsiorsky entiende la velocidad de reacción como la sumatoria del tiempo de reacción premotriz y el motriz, es decir, el periodo latente más el periodo de contracción. Depende del número de respuestas posibles y del conocimiento o no del estímulo, de esta manera, podemos hablar de Tiempo de reacción simple cuando el estimulo y la respuesta están preestablecidos, y Tiempo de reacción complejo cuando no los conocemos.

2.     Velocidad gestual o de movimiento

    Es la capacidad de realizar movimientos acíclicos a máxima velocidad frente a resistencias bajas (puñetazo). Denominada también Rapidez de Ejecución o Velocidad Segmentaria, depende del nivel de automatización del movimiento, de la localización y orientación espacial (movimientos en el plano horizontal son más rápidos que en plano vertical, el movimiento hacia delante es más rápido que hacia atrás), del miembro utilizado (los miembros superiores son más rápidos y los diestros también), de la edad (aumenta un 54% entre los 8-12 años), y de factores biomecánicos en general.

3.     Velocidad de desplazamiento

    Es la capacidad de realizar movimientos cíclicos en el menor tiempo posible. Sus componentes son la frecuencia de movimiento y amplitud del gesto. Por lo que dependerá de (la carrera por ejemplo): la técnica de carrera, la frecuencia o velocidad de movimiento segmentaria, la amplitud de zancada y la relajación - coordinación neuromuscular = distribución adecuada de la fuerza muscular. Otros aspectos a considerar en la velocidad de desplazamiento según Antón (1989):

  • Velocidad de aceleración = capacidad de conseguir la máxima velocidad en el menor tiempo.

  • Velocidad máxima = capacidad de mantenimiento de la velocidad máxima una vez conseguida.

  • Resistencia a la velocidad = capacidad de mantener la máxima velocidad el mayor tº posible.

    Factores que la condicionan

  • Velocidad de transmisión el estímulo: depende del grosor de las fibras nerviosas y de la mielinización.

  • Dominio técnico.

  • Motivación: aumenta la activación nerviosa y la frecuencia de estimulo.

  • Tipo de fibras: las fibras blancas (Tipo II, FT) son de contracción rápida, generan mayor tensión y están mejor adaptadas a trabajos de velocidad que la fibras rojas (Tipo I, ST). Ver gráfica.

  • Tono y masa muscular: los niños hipertónicos son más veloces.

  • Entrenamiento de fuerza y potencia.

  • Flexibilidad.

  • Características del estímulo: se reacciona más rápidamente ante estímulos sonoros.

    Evolución

  • 8–11 años: En estas edades los niveles de coordinación son satisfactorios, por ello, se considera un buen momento para trabajar los factores de velocidad. Desde los 8 años o antes se puede desarrollar la velocidad de reacción (tiempo de reacción), la velocidad gestual e incluso la aceleración. Con respecto a la Velocidad máxima, la trabajaremos de forma no sistematizada mediante juegos, mientras que para la resistencia a la velocidad el organismo aún no está preparado.

  • 12–16 años: En la pubertad se adquiere la máxima frecuencia gestual. La Velocidad de desplazamiento sufre un incremento paralelo al aumento de fuerza, la Velocidad o tiempo de reacción y aceleración pueden utilizar ejercicios más específicos, la velocidad máxima se puede trabajar de forma sistematizada, y la resistencia a la velocidad se puede empezar a trabajar con precaución; distancias cortas y muchas repeticiones.

  • A partir de 17 años: Se produce una mejora considerable de la velocidad máxima, al llegar a la definición muscular. Es el momento de trabajar todos los tipos de velocidad de forma sistematizada al encontrarse el sistema anaeróbico láctico al 90% con respecto al de un adulto.

Valores medios de la fase sensible

    La edad idónea para comenzar con el trabajo de Velocidad de Reacción y con el de Frecuencia de Movimientos (Velocidad de Desplazamiento) va desde los 5-6 hasta los 11-12, debido a la rápida maduración de los factores coordinativos y nerviosos, importantísimos para el correcto desarrollo de estas manifestaciones de la Velocidad. Después de la maduración sexual, el sistema nervioso se adapta lenta y tímidamente a los ejercicios y cargas de entrenamiento del trabajo de Velocidad, en general. Por lo que la Velocidad Gestual Acíclica, la Capacidad de Aceleración y la Velocidad de Desplazamiento Máxima, tienen la fase sensible más tardía, desde los 8 a 11-12 en chicas y desde los 8 a 14-15 en chicos, al requerir unos niveles de coordinación y de fuerza apropiados. Tras la pubertad, se progresará en la evolución general de esta cualidad = incremento antropométrico, que repercute directamente en la mejora de los niveles de fuerza máxima y en el control de la técnica, factores ambos intrínsecamente relacionados con la Velocidad.

    Esta capacidad física es fundamental y determinante en cualquier tipo de actividad deportiva, ya que el sujeto veloz, tendrá mayores posibilidades de éxito en su disciplina deportiva. En todas ellas se requiere:

  • Una ejecución rápida; recorriendo un espacio en el menor tiempo.

  • Reaccionar lo más rápidamente posible ante diferentes estímulos.

  • Rapidez para realizar una acción técnica o táctica individual.

La flexibilidad o amplitud de movimiento como capacidad física básica

    El concepto de flexibilidad como cualidad física básica abarca sólo una parte del mismo:

  • Flexibilidad: capacidad que posee un cuerpo de doblarse sin llegar a romperse.

  • Elasticidad: propiedad que posee un cuerpo para recuperar su forma inicial una vez que cesan las fuerzas que actúan sobre él.

    Por este motivo, utilizamos el término Amplitud de movimiento en lugar de flexibilidad, ya que abarca dos conceptos: movilidad articular y elasticidad muscular (Congreso Internacional de E.F, en Holanda, 1968), quedando definida según Matveev (1980) como “el máximo grado de amplitud que permite una articulación en función de su estructura y limitado por la tensión de los músculo antagonistas y por la funcionalidad del resto de estructuras implicadas”.

Clasificación

a.     En función de los sistemas articulares implicados

1.     Flexibilidad general: movimientos que afectan a los principales sistemas articulares de forma conjunta.

2.     Flexibilidad específica: movimiento que sólo afectan a algunos de los principales sistemas articulares.

b.     En función del dinamismo del movimiento (Fleischman, 1983)

1.     Flexibilidad estática: una vez realizado el movimiento se mantiene la posición alcanzada.

2.     Flexibilidad dinámica: se realiza con movimiento, con desplazamiento del sujeto o de sus segmentos.

c.     En función del grado de desarrollo necesario para la ejecución motriz eficaz (Matveev, 1980)

1.     Flexibilidad absoluta: capacidad máxima de elongación que posee un sistema articular.

2.     Flexibilidad de trabajo: elongación en la ejecución real de un movimiento.

3.     Flexibilidad residual: elongación superior a los niveles normales de trabajo; evitar rigideces.

    Factores que la condicionan

  • Movilidad articular: amplitud del movimiento que puede generarse en una articulación; el movimiento sólo puede realizarse en la dirección y extensión permitida por la configuración de la articulación.

  • Elasticidad muscular: propiedad de un músculo de recuperar la posición inicial tras el alargamiento; atribuible a la estructura de las miofibrillas y al componente conjuntivo de los músculos (perimisio, epimisio, endomisio).

  • Fuerza de la musculatura agonista.

  • Herencia: existen unos sujetos más laxos que otros.

  • Sexo: las mujeres tiene más flexibilidad al tener menor tono muscular y mayor laxitud articular.

  • Edad: a mayor edad, menor flexibilidad.

  • Hora del día: por la mañana es mínima, luego aumenta y por la noche vuelve a disminuir.

  • Trabajo habitual y costumbres.

  • Entrenamiento y grado de ejercicio: motivos por los que la involución de la flexibilidad a causa de la edad se vea disminuida.

  • Temperatura corporal general y muscular específica: un músculo previamente calentado aumenta sus posibilidades de elongación.

  • Excitación emocional: si esta es demasiado alta, influirá negativamente, ya que implica cierta tensión muscular.

    Evolución

    La amplitud de movimiento es la única cualidad física que en lugar de progresar conforme al desarrollo motor manifiesta una regresión o involución, luego el objetivo principal será procurar que la pérdida de flexibilidad sea la menor posible.

  • A los pocos meses de nacer: máxima flexibilidad.

  • Pubertad: desciende rápidamente = eclosión hormonal y crecimiento en longitud (med. antropométricas).

  • 20 años: conservamos el 75% de la flexibilidad máxima.

  • A pesar de ser una capacidad que siempre involuciona (a partir de los 10-11 años, es más correcto), en ella se producen los períodos sensibles de mayor eficacia.

    La flexibilidad pasiva: es una capacidad precoz a desarrollar desde los primeros años de vida hasta la pubertad por la escasa masa muscular que presenta el ser humano, el elevado nivel de elasticidad y extensibilidad de tendones y ligamentos, así como por el alto grado de tejido cartilaginoso de los huesos.

    La flexibilidad activa: tiene la fase sensible entre los 8 y los 11-12 años en las mujeres, y entre los 8 y los 12-13 años en los varones, al necesitar un cierto nivel de desarrollo de fuerza y coordinación.

    Efectos beneficiosos

    La flexibilidad es necesaria tanto para el mantenimiento de la salud como para mejorar la ejecución deportiva:

a.     Flexibilidad beneficiosa para la salud.

  • Mantenimiento correcto de la postura (musculatura tónica o de sostén).

  • Reducción y desaparición de dolores.

b.     Flexibilidad beneficiosa para una buena ejecución deportiva.

  • Todas las actividades físicas requieren gran amplitud de movimiento.

  • Acciones violentas, de alta intensidad y de amplios recorridos pueden provocar lesiones por falta de preparación muscular y articular; por carecer de una buena flexibilidad.

La agilidad como capacidad resultante

    La Agilidad es un concepto amplio y ambiguo; debido a la multiplicidad de criterios que la definen. Mosston (1980) la conceptualiza como “la habilidad para mover el cuerpo en el espacio de forma fluida y eficaz”, mientras que Álvarez del Villar (1983): “cualidad resultante de las capacidades físicas básicas (resistencia, fuerza, velocidad, flexibilidad) y las capacidades coordinativas (coordinación y equilibrio), requiriendo una buena combinación de estos elementos”. Además, este concepto se encuentra relacionado con el de Habilidad Motriz (capacidad de movimiento adquirido por aprendizaje), ya que la habilidad motriz es un instrumento de desarrollo de la agilidad: cuantas más habilidades aprendamos, más desarrollamos la agilidad. Por ejemplo, al poner en práctica un circuito de agilidad, con carreras, saltos, carrera en zig-zag, volteos, etc., se desarrollan todas las habilidades cuyo soporte es la velocidad, fuerza, flexibilidad y equilibrio. En definitiva, podemos decir que la agilidad combina la rapidez de movimientos con los cambos de posición o dirección, realizando todo con precisión y fluidez (Bueno y Campuzano, 1990). En la actualidad, se considera que la agilidad juega un papel importante en:

1.     El desarrollo de los aprendizajes de habilidades específicas, y en

2.     Su puesta en acción a través de juegos, deportes y otros tipos de actividades físico – deportivas.

    La Agilidad es una capacidad física resultante condicionada internamente (fisiológicamente) por la maduración del S.N., y externamente por el número de experiencias motrices previas, es decir, sus habilidades están definidas y limitadas por el número de patrones motores que se hayan trabajado en etapas anteriores (Antón).

1.     Mejoras neurológicas

    Entre los 8-10 años, y especialmente entre los 11-12; se estabiliza el crecimiento cerebral (aumento de conexiones dendríticas y sinápticas). Este hecho permite comprobar la conducta motriz del niño, debido a:

1.     La capacidad de integrar informaciones de origen diferente.

2.     El incremento de los valores de velocidad y coordinación.

2.     Mejoras sensoriales

    Mejora ostensible de los sistemas sensoriales, que favorece: la captación más rápida de informaciones para la realización de movimientos y habilidades motrices más eficaces y con mayor velocidad y coordinación.

    Como conclusión, podríamos señalar como las mejoras en lo neurológico y sensorial se manifiestan por un refinamientote la coordinación motriz, y la mayor velocidad de ejecución. Posteriormente, se produce un ligero estancamiento debido al crecimiento que se traduce en una tendencia motora hacia situaciones más específicas: juegos y deportes, es decir, habilidades características del factor coordinación, equilibrio, velocidad y agilidad (Antón, 1989).

Tratamiento y criterios para el diseño de tareas

    Como hemos comentado anteriormente, la habilidad motriz es un instrumento de desarrollo de la agilidad: cuantas más habilidades aprendamos, mejor desarrollaremos la agilidad. Por lo tanto, el desarrollo de la agilidad se llevará a cabo a través de la puesta en práctica de situaciones específicas:

  • Desplazamientos en carrera y pequeños saltos con cambios de dirección y trayectoria.

  • Desplazamientos sorteando, salvando y esquivando obstáculos.

  • Carreras en zig-zag con o sin aparatos y con compañeros.

  • Cuadrupedia, volteretas y ruedas laterales.

  • Saltos de grandes aparatos (plintos, potros, etc).

  • Desplazamientos mediante formas jugadas, utilizando pelotas, aros, cuerdas, picas.

    Estas situaciones contribuyen al perfeccionamiento de las habilidades motrices. Las más concretas, y a las que el alumno atribuye mayor significado en relación con la agilidad en el desarrollo de una determinada habilidad motriz, ponen en acción todos los sistemas responsables del movimiento, así: el trabajo de las habilidades motrices lleva implícito el desarrollo de la agilidad.

    Es importante, también, trabajar las habilidades motrices genéricas y específicas, a través de actividades que requieran movimientos rápidos, que impliquen la movilidad de todo el cuerpo, el transporte de objetos, los saltos con o sin obstáculos y los giros en los diferentes ejes corporales (todo mediante formas jugadas). Y, como no, utilizar material diverso: potros, plintos, ruedas de caucho, conos, vallas, cuerdas, picas, etc.

    Además, cabe destacar que a la hora de aplicar la agilidad lo podemos hacer de manera individual con situaciones específicas, o por parejas y grupos a través del circuito. Este último elemento cobra una gran importancia en las clases de E.F., por ello, vamos a destacar dos aspectos fundamentales en la aplicación de un circuito de agilidad:

1.     Principios fundamentales

  • No llegar a los límites máximos del alumno.

  • Dar respuesta a las necesidades de progresión: comenzar con ejercicios sencillos e ir incrementando la dificultad.

  • Cada una de las estaciones, con su ejercicio, deben estar distribuidas y numeradas en el espacio.

  • Definir claramente la cantidad de trabajo que debe ejecutarse en cada estación.

2.     Criterios básicos

  • Valorar las contraindicaciones eventuales en la ejecución de ejercicios.

  • Conocer el nivel de preparación de cada alumno (estado de c. física).

  • Adecuar los ejercicios y estaciones a los objetivos establecidos.

  • Repartir equilibradamente las estaciones y los ejercicios.

  • Prever el material a utilizar y su disposición.

Orientaciones metodológicas para la enseñanza (Blázquez, 1995; Sánchez Bañuelos, 1984)

  1. Dar un tratamiento global a las actividades de agilidad.

  2. Adaptar las actividades a las características evolutivas de la pubertad – adolescencia.

  3. Centrarse en el proceso y no tanto en el producto (consecución del rendimiento).

  4. Plantear también situaciones de carácter individual = para descubrir posibilidades.

  5. Uso de material = lo más diverso posible.

  6. Evitar situaciones que supongan excesivo esfuerzo (posibilidad de formar grupos de nivel).

    De una manera general, la aplicación de la condición física, y en el caso que nos ocupa de la resistencia, en el marco escolar debe partir de los siguientes Criterios expuestos por Devís y Peiro (1992):

  1. Desvincular los elementos asociados a la condición física del rendimiento físico, incidiendo más en el aspecto cualitativo de la realización de ejercicios que en el cuantitativo.

  2. Proponer actividades para que el ejercicio físico llegue a formar parte del estilo de vida de los alumnos.

  3. Favorecer la confianza y autoestima en la práctica de la actividad física; la experiencia positiva les motivará a repetirla.

  4. Establecer cauces para que los alumnos tomen decisiones necesarias que les lleven a poner en práctica su propio programa de ejercicios.

    De ahí, que destaquemos la iimportancia que tiene el incorporar al alumno/a los conocimientos teóricos suficientes para que desarrolle, con la máxima autonomía, una actividad física adecuada a sus capacidades y necesidades personales que le permita mantener una óptima calidad de vida, es decir, combinar teoría y práctica.

Criterios para la resistencia

    En cuanto a los criterios que debemos tener en cuenta a la hora de elaborar actividades que desarrollen la resistencia dentro del marco escolar, destacaremos los siguientes:

  • La F.C. en los niños: será mayor que la de los adultos.

  • Seguir la progresión: trabajos continuos a intensidad constante, variable y trabajos fraccionados.

  • Debe predominar el trabajo de resistencia aeróbica.

  • “No quemar etapas”; no adelantarse.

  • Utilizar estrategias atractivas: juegos.

  • Evitar lesiones: controlar el suelo, calzado, y vestuario de los alumnos/as.

Criterios para la velocidad

  • Realizar los movimientos a la máxima velocidad.

  • Recuperaciones amplias entre ejercicios = el S.N.C. disminuye su excitabilidad y puede volver a producir impulsos a elevada velocidad.

  • Pocas repeticiones y distancias cortas (nos más de 8” por intervención).

  • Trabajo de tiempo de reacción y velocidad gestual = prioritario sobre el de velocidad de desplazamiento.

  • Estimulación multisensorial.

  • Gran variedad de posiciones de salida.

Criterios para la flexibilidad

  • La musculatura que se trabaja es la antagonista (parte contraria a la dirección del movimiento).

  • El grado de movimiento alcanzado se controla por la acción muscular.

  • Tipos de movimientos más adecuados = activos libres y en menor medida los activos relajados.

  • Se recomiendan los lanzamientos, el streching y la F.N.P.

  • No son aconsejables los rebotes, como técnica de movilidad.

  • No forzar más allá del dolor.

  • Trabajar todas las articulaciones, respetando la simetría corporal.

  • Fomentar la libertad de movimiento y el trabajo constante de la flexibilidad en el calentamiento y en la vuelta a la calma.

Conclusión

    La importancia del desarrollo de la condición física y en definitiva de las C.F.B., se centra fundamentalmente en la mejora de la salud y en el autoconocimiento de sus posibilidades y limitaciones, es decir, debemos incorporar al alumnado los conocimientos suficientes para que desarrolle, con la máxima autonomía, una actividad física adecuada a sus capacidades y necesidades personales, que le permita mantener una óptima calidad de vida. Para ello, debemos procurar que toda práctica vaya reforzada con los contenidos teóricos adecuados.

    De una manera general, la aplicación de la condición física en el marco escolar debe partir de los siguientes Criterios expuestos por Devís y Peiro (1992):

  1. Desvincular los elementos asociados a la condición física del rendimiento físico, incidiendo más en el aspecto cualitativo de la realización de ejercicios que en el cuantitativo.

  2. Proponer actividades para que el ejercicio físico llegue a formar parte del estilo de vida de los alumnos.

  3. Favorecer la confianza y autoestima en la práctica de la actividad física; la experiencia positiva les motivará a repetirla.

  4. Establecer cauces para que los alumnos tomen decisiones necesarias que les lleven a poner en práctica su propio programa de ejercicios.

De una manera particular, trataremos los siguientes Contenidos de la condición física en los diferentes ciclos de la E.S.O.:

A nivel conceptual

  • Nociones elementales sobre Condición Física, las C.F.B., el Calentamiento y pautas para su elaboración (1º Ciclo)

  • Clasificaciones de los distintos Métodos de Desarrollo de la condición física. Efectos en el estado de salud (2º Ciclo)

  • Planificación y programación de sistemas y ejercicios para el desarrollo del acondicionamiento físico personal (Bachillerato)

A nivel procedimental

  • Desarrollar la resistencia aeróbica a través de los Métodos Naturales y los juegos, la fuerza a través de autocargas y ejercicios por parejas, la velocidad de reacción y de desplazamiento, y la flexibilidad estática (1º Ciclo)

  • Práctica de distintos sistemas de ento, incidiendo progresivamente en esfuerzos anaeróbicos (2º Ciclo)

  • Trabajar todos los sistemas de ento de forma específica (Bachillerato)

A nivel actitudinal

  • Desarrollo del hábito y gusto por la actividad física.

  • Comprensión de los beneficios para la salud.

Bibliografía

  • Álvarez del Villar, C. (1987). La preparación física del fútbol basada en el atletismo. GYMNOS. Madrid.

  • Devís y Peiró (1992). Nuevas perspectivas curriculares en E.F.: la salud y los juegos modificados. INDE. Barcelona.

  • González Badillo y Gorostiaga (1995). Fundamentos del entrenamiento de fuerza. INDE. Barcelona.

  • Grosser, M. (1991). Entrenamiento de la Velocidad. Martínez Roca. Barcelona.

  • Mora Vicente, J. (1985). Teoría del entrenamiento y del acondicionamiento físico. COPLEF. Madrid.

  • Mora Vicente, J. (1990). Indicaciones y sugerencias para el desarrollo de la flexibilidad. Servicios de Deportes de la Diputación de Cádiz. Cádiz.

  • Vinuesa y Coll (1984). Teoría del entrenamiento deportivo. Esteban Sanz. Madrid.

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revista digital · Año 15 · N° 147 | Buenos Aires, Agosto de 2010  
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