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Sudáfrica 2010: ganar como consecuencia del buen juego

 

Profesor de Educación Física

Entrenador de Fútbol

(Argentina)

Pablo Alippi

profealippi@speedy.com.ar

 

 

 

 

Resumen

          Hace ya demasiado tiempo que vengo escuchando en algunos programas emitidos en grandes cadenas deportivas, una “verdad absoluta” (como si las hubiera), tratando de ser instalada en la sociedad, “lo importante es ganar”… “jugar bien es secundario”… “el primero es el único que existe”… y demás afirmaciones que a mi modo de ver además de falsas, son peligrosas y van más allá del fútbol. Hace años en un congreso internacional de fútbol Jorge Valdano en su disertación expuso su idea al respecto dejando demostrado contundentemente esta falsedad impuesta desde ciertos sectores, expresó: “la discusión sobre lo importante es ganar carece de entidad, ya que nadie salió a decir que lo importante es perder, por lo que esta discusión no existe, lo que hay que poner sobre la mesa de discusiones es, que idea tengo para ganar, que hago para ganar”… Allí radica la cosa, recurro a cualquier recurso con tal de ganar o entreno durante la semana para ganar como consecuencia del buen juego. Durante el último mundial algunas selecciones lograron ganar como consecuencia del buen juego, el mejor ejemplo fue el campeón España que levantó esa bandera, Alemania y Uruguay a veces lo lograron, Holanda y Brasil pensaron más de lo que jugaron y Argentina, con un plantel sensacional, fue el fiel reflejo del desequilibrio táctico, Ghana representó la frescura y la alegría que tienen los africanos para jugar al fútbol, pero siguen pecando de inocentes a la hora de defender, y las grandes decepciones fueron Italia y Francia, las dos finalistas del mundial anterior, se fueron en primera fase haciendo un soberano papelón. Quiero destacar que el problema más grave a solucionar de la selección Argentina, no radica en los nombres del cuerpo técnico, o las individualidades (si fue fulano sin merecerlo y se quedó mengano siendo figura en su equipo) el problema es su falta de organización y por ende de plan y eso solo son responsables sus dirigentes, me refiero a la A.F.A.

          Palabras clave: Éxito. Buen juego. Mundial de Sudáfrica. Fútbol argentino.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010

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Introducción

    Como todo en la vida, cada uno afirma y defiende verdades relativas y, dentro de los que amamos este bello e impredecible juego como es el fútbol, tenemos ideas disímiles sobre como desarrollarlo.

    Hace ya demasiado tiempo que se viene escuchando en algunos programas emitidos en grandes cadenas deportivas una “verdad absoluta” (como si las hubiera), tratando de ser instalada en la sociedad, “lo importante es ganar”… “jugar bien es secundario”… “el primero es el único que existe”… y otras afirmaciones que además de falsas y carentes de asidero en la realidad, son peligrosas y van más allá del fútbol.

    Hace años en un congreso internacional de fútbol, Jorge Valdano en su disertación expuso su idea al respecto dejando demostrado contundentemente esta falsedad impuesta desde ciertos sectores. Expresó: …“la discusión sobre lo importante es ganar carece de entidad, ya que nadie salió a decir que lo importante es perder, por lo que esta discusión no existe, lo que hay que poner sobre la mesa de discusiones es, que idea tengo para ganar, que hago para ganar”…

    Allí radica la cosa, recurrir a cualquier recurso con tal de ganar, o entreno durante la semana para ganar como consecuencia del buen juego.

    No es fácil levantar esta bandera en una sociedad donde la entronización del éxito es moneda corriente; claro, también habría que discutir sobre el significado del éxito. El significado que el valor que le demos a este vocablo, tendrá que ver también con la óptica que tenemos para observar la realidad que nos rodea. En ese sentido se destaca la definición del filósofo y poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803–1882) sobre lo que es el “éxito”:

    “Reír mucho; ganar el respeto de personas inteligentes y el aprecio de los niños; ganar la aprobación de críticos honestos y superar la traición de falsos amigos; apreciar la belleza; encontrar lo mejor en el interior de los otros; dar todo de uno mismo; dejar el mundo un poco mejor, ya sea por haber tenido un niño sano, cultivar un huerto o haber redimido tu condición social; haber jugado y reído con entusiasmo, y cantado con alegría; saber que como mínimo alguien ha respirado más fácilmente porque tú has vivido – esto es haber tenido éxito”.

    Otros sostendrán que el éxito es ganar y que solo el primero es el que entra en la historia, tratando de negar el hecho acontecido en el mundial del 74 en Alemania donde el primero fue la anfitriona selección teutona pero en la memoria colectiva de todos los pueblos del mundo quedó grabado a fuego el mensaje dejado en el terreno de juego por la selección Holandesa, la famosa “naranja mecánica”, magistralmente conducida por ese grande que fue, es y será Johan Cruyff.

    Creer que con ser número uno solamente, alcanza para encontrar la llave del éxito es erróneo, es confundir éxito con suceso.

    Finalizada esta introducción, cuyo fin no fue otro que expresar una visión no solo del fútbol sino de la vida, es que se entrará directamente en el objeto de este escrito, es decir, poner en el papel sobre lo que se vio y dejó este mundial jugado en un país del continente más castigado, exprimido e ignorado del planeta.

El Mundial de Sudáfrica

    A Sudáfrica llegaron 32 selecciones representando diferentes realidades sociales y futbolísticas; con diferentes expectativas, producto de esas condiciones que marcan tanto sus actuales fortalezas como también sus debilidades desde todo punto de vista.

    Europa llegó con los candidatos de siempre; Asia con la ilusión de seguir sumando experiencia y aprendizajes que la sitúen en un escalón arriba del que ocupaban en estos momentos, África, la anfitriona y con esa “ventaja” como condimento interesante a sus progresos futbolísticos cada vez más evidentes. Ello se demuestra mediante el importante número de sus futbolistas que se encuentran jugando en las grandes ligas del mundo. América del norte y del centro con sus representantes cada vez más afirmados: EE.UU. y Méjico. Luego de ello sigue Sudamérica, con cinco selecciones donde figuran las dos históricas potencias: Brasil y Argentina, acompañadas por interesantes proyectos que se condicen con la realidad actual que atraviesan: Uruguay, Paraguay y Chile.

    Uno de los candidatos, Italia, se mostró como siempre: amarreta y aburridísima. En cierta ocasión Ángel Cappa lo graficó graciosamente: …”a mi el fútbol italiano me hace engordar, me aburro, y entonces me levanto y voy a la heladera a cada rato”…

    Pero es innegable que a pesar de sus planteos ultradefensivos siempre contaron con un par de jugadores de esos que marcan diferencia, lo que sumado al tremendo orden táctico les alcanzó para pelear arriba y ganar mundiales. Esta vez parece ser que la transición generacional mostró la falta alarmante de jugadores creativos (compran todo hecho en Argentina y en Brasil), y viajaron con una delegación que se parecía más a “La Armada Brancaleone”, que a una selección con serias aspiraciones, pero con una diferencia; Vittorio Gassman dirigido en esa oportunidad por el genial Monicelli hizo reír, en cambio “la azzurra” dirigida por Marcello Lippi hizo llorar. Francia otra animadora a priori, defeccionó rápidamente, producto presumiblemente de una furiosa y determinante interna provocada por una increíble falta de conducción por parte de un entrenador, R. Doménech, que estaba más atento al mensaje de los astros que del potencial de sus jugadores. Volcó sobre los escenarios en que le tocó jugar un desconcierto importante y una falta de actitud, que motivó su rápida salida de la competencia, pasando soberanos papelones, un verdadero bochorno, rápidamente olvidable para sus aficionados y para todos los que defienden el buen juego. Los últimos finalistas, del mundial de Alemania 2006 y por ende campeón y sub-campeón, quedaron rápidamente eliminados del mundial.

    La otra selección europea importante que se volvió en octavos fue Inglaterra. Parece ser que los propietarios de una fuerte e interesantísima liga, no logran plasmar a nivel de selección todo lo que logran sus equipos en su certamen doméstico y en las competencias europeas. Es cierto que los planteles están integrados por los jugadores más importantes de Brasil, Argentina, Uruguay y del resto de Sudamérica, de África e inclusive de Asia y del resto del continente europeo, Lo llamativo fue que la actuación de sus jugadores más importantes no estuvieron a la altura de lo esperado, parecería ser que la lógica que domina la realidad de los clubes ingleses no es la misma que la de su seleccionado.

    También en esta fase se quedó lamentablemente un equipo como Chile que demostró una notable evolución en su juego, desde lo físico-táctico y sobre todo desde lo actitudinal, un ejemplo que demuestra claramente el éxito conseguido por Marcelo Bielsa y su cuerpo técnico, si siguen al frente de la roja, será una selección a tener en cuenta para futuros compromisos internacionales.

    En cuartos de final llegaron algunos desenlaces que para la prensa fueron sorpresivos pero si uno lo analiza despojado de todo preconcepto, no fue tan así.

    Brasil quedo eliminado por Holanda, es verdad que esta no es ni por asomo aquella naranja mecánica, ni siquiera tiene el vuelo que tenía aquel equipo Gullit y Van Basten. Pero también es cierto que este Brasil versión 2010, estuvo lejísimos del “jogo bonito”, puesto que fue un equipo que apostó al orden táctico, a defenderse y a salir rápidamente de contra; nunca apareció ese juego arrollador que caracteriza al “scratch”, y lo peor de todo es que después de redondear los mejores 20 minutos que tuvo en el mundial donde se puso en ventaja durante el primer tiempo, fue ampliamente superado por Holanda en un segundo tiempo donde el elenco de Dunga no pudo reaccionar ni anímica ni futbolísticamente.

    Argentina al día siguiente de la despedida de Brasil, fue apabullada por una contundente y previsible Alemania (previsible para todos, menos para Argentina).

    Paraguay cayó ante España mostrando un juego ordenado, práctico e inteligente; se diría que hasta perdió inmerecidamente, ante una España que nunca pudo desarrollar su buen juego y que careció totalmente de contundencia, producto de una intrascendente posesión de la pelota, esa que no solo no le hace daño al otro sino que lo hace sentir cómodo y precisamente el equipo de Martino. Cuando recuperaba la pelota salía rápido creándole más de una situación de peligro a Casillas. Y ni hablar si convertía el penal, le hubiera sido difícil de torcer la historia al conjunto de Del Bosque; por supuesto esta afirmación está basada en un supuesto, y la realidad dice que Villa, ese magnífico delantero le dio a sus compañeros el pase a semifinal. Magnífico el juego pensado por Martino y para felicitar a sus jugadores que lo interpretaron a la perfección.

    Uruguay pasó a semifinal eliminando a la única selección africana que quedaba, un partido difícil por donde se lo mire, por un rival con buen fútbol aunque con ingenuidades defensivas, pero que iba e iba sobre el arco uruguayo, que no la pasó nada bien, pero de la mano de uno de los mejores jugadores del mundial, el formidable Diego Forlán y de la diosa fortuna pudo superar a durísimo rival.

    En semis la cosa fue bastante previsible en el encuentro que España superó sin dificultades y muy claramente a Alemania, haciendo lo que hace habitualmente, un culto de la posesión de la pelota, pero esta vez con profundidad, enredando a una Alemania confundida que se vio superada por el planteo ibérico que se paró en 40 metros, quitándole la pelota en la mitad del terreno al rival y metiendo pases entre línea o abriendo la cancha. Todo esto le produjo problemas insolubles a los teutones, demostrando con ello fisuras defensivas entre los centrales y los laterales.

    La otra semi fue muy disputada, el partido se rompió con ese balazo desde lejos de van Bronckhorst, pero Uruguay lejos de caerse fue para adelante con su garra característica, pero con un agregado que tuvo el equipo del maestro Tabárez en este torneo, el buen manejo de la pelota y un ritmo interesante, enterrando la carreta que caracterizó al fútbol uruguayo en los últimos tiempos.

    Además contó con un ejecutante dentro del terreno de juego, que voló altísimo, y lo confirmó en el partido por el tercer puesto: Diego Forlán, lo que le valió el “Balón de Oro”, nominándolo como el mejor jugador del mundial.

    La final nos ofreció un partido donde ganó el que más propuso y perdió el que se dedicó a marcar y pegar. Lo de Holanda fue lamentable, ganó España producto de su paciencia para manejar la pelota y buscar la oportunidad. Es verdad que quedó evidenciada su falta de profundidad, y cuando Holanda se decidió a atacar, desnudó cierta fragilidad defensiva en los españoles. Pero éstos, a pesar del mal comienzo se recuperaron y mostraron que poseen una camada de jugadores dotados y una convicción que lo hicieron merecedor del título. Además en la final a pesar del “faltazo” de Xavi tuvieron a un jugador como Iniesta, que no sólo condujo a su equipo, sino que para rubricar su actuación, marcó el gol más importante de toda la historia futbolística de España.

Argentina, su actuación

    ¿Qué es lo que sucede con la selección de Argentina desde hace unos veinte años? Se ha retrocedido en el tiempo, se la vuelto a la improvisación. Después de la actuación del Dr. Salvador Bilardo se careció de un proyecto serio y a largo plazo, lo que exige nuestra realidad y nuestra historia.

    La solución radica entonces en lo siguiente:

  • Un plan nacional de unificación de criterios para la enseñanza del fútbol.

  • La misma se debe de comenzar a desarrollar dentro del plan de educación física y desde las etapas de iniciación.

  • Desde esas instancias, tener en seria consideración la evolución biológica de los pequeños entrenandos, como también el técnico y los futuros planteos tácticos.

  • Que se deje de lado de una vez por todas las improvisaciones, las cuales se manifiesta trayendo para la conducción del fútbol argentino a grandes individualidades, con pasado brillante pero con absoluta carencia de proyecto alguno.

    Si se sigue insistiendo con la metodología de nombrar cuerpos técnicos como se ha hecho últimamente, seguirán pasando planteles brillantes, con individualidades que valen fortunas, que salen campeones en las ligas más importantes de Europa entonces la Argentina seguirá siendo el “Campeón Mundial de Regalar Mundiales”.

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