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Aspectos a tener en cuenta para la prevención y tratamiento

de accidentes deportivos durante las clases de Educación Física

 

Maestro especialista en Educación Física

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

(España)

Carlos Rando Aranda

weahildue@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          Uno de los aspectos a tener en cuenta para que la educación física que llevamos a cabo en nuestras clases sea saludable, es la seguridad de las mismas. Para ello deberemos de tener en cuenta una serie de condiciones para la prevención de accidentes durante la práctica física llevada a cabo con nuestros alumnos y alumnas. Estas pautas nos servirán para disminuir al máximo estos accidentes, ya que pese a ello pueden llegar a producirse durante nuestras clases, por lo que debemos conocer como actuar frente a los mismos, llevando a cabo una actuación frente a los accidentados, determinada por las siglas PAS. Finalmente, se hará mayor hincapié en las lesiones que con mayor frecuencia aparecen en las clases de Educación Física, las relacionadas con el aparato locomotor, así como su tratamiento, destacando la utilización frente a las mismas del método CRICER.

          Palabras clave: Educación Física. Accidentes. Prevención.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010

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1.     Introducción

    A la Educación Física de hoy en día, ha de atribuirse la responsabilidad de presentar a niños y adolescentes una cultura sobre lo que concierne al cuidado del cuerpo, de la forma física y de la salud y así queda recogido en los objetivos generales de área, dando lugar al bloque de condición física y salud.

    Para llevar a cabo una labor docente que trate la actividad física y la salud, verdaderamente como un contenido, debemos apostar, según Fraile (2003) por una actividad física gratificante, continua, autónoma, segura y que despierte la conciencia crítica.

    En este tema se va a tratar de entre estos factores, el de una actividad física segura, destacando la reflexión de Kok y Bouter (1990) que indican que, si deseamos que los beneficios potenciales para la salud de la actividad física y deportiva lleguen a buen término, es preciso prevenir las lesiones y accidentes.

    Además, será de vital importancia, en el caso de que no logremos prevenirlas y nos encontremos en nuestras clases ante un accidente o lesión, el conocimiento para la utilización de una serie de medidas de primeros auxilios, que nos permitan que no agraven la situación y favorezcan el proceso de curación.

2.     Aspectos preventivos en la práctica de actividad física

    Actualmente existe cierta sensibilización social y preocupación por parte del colectivo docente en particular en cuanto a los accidentes sucedidos en excursiones, campamentos, piscinas, clases de Educación Física, etc.

    El profesor de Educación Física debe ser consciente de la necesidad de mantener unas ciertas condiciones de seguridad e higiene en sus clases con el fin de que la práctica de actividad física resulte saludable (Tercedor, Jiménez y Moya, 2000).

    Los accidentes deportivos en general, se han relacionado con una serie de factores capaces de incidir positiva o negativamente sobre el riesgo de lesión. El impacto de estos factores es controlable y por lo tanto su vigilancia es obligada tanto por las instituciones como por los profesionales del deporte y la educación física.

    Partiendo del análisis de Fraile (2003), Delgado y Tercedor (2002), López Miñarro (2000) y Devís y cols. (2000) destacamos de entre los factores para la prevención de accidentes en el ámbito escolar a los siguientes criterios:

  • Las condiciones ambientales. Polución, calor, frío: Se debe evitar realizar ejercicios en ambientes polucionados, ya que pueden provocar problemas en las vías respiratorias, en los ojos y en la piel. Además mucho calor puede causar insolación o golpes de calor y el frío hace que nuestros músculos entren en calor más tarde. Debemos adaptar la práctica ante este tipo de condiciones.

  • La hidratación: Cuando el organismo sufre una acusada deshidratación se altera la homeostasis interna y las propiedades de los tejidos favoreciendo las lesiones músculo tendinosas y las patologías provocadas por el calor.

  • Adaptar los esfuerzos a cada sujeto: Evitar el sobreentrenamiento y los esfuerzos límites. Cuando el nivel de condición física del deportista es bajo y las exigencias del ejercicio propuesto son altas aumenta la probabilidad de lesión. Los sujetos sobreentrenados tienen un mayor riesgo de lesión. Por este motivo, es necesario realizar la práctica físico – deportiva dentro de las posibilidades y limitaciones personales.

  • Realización de ejercicios contraindicados: Se refieren a actividades pensadas como saludables y que no resultan como tales, no por su intensidad o duración (punto anterior), sino por el recorrido articular que exigen, fuera del radio de acción normal de una articulación.

  • Estado y uso adecuado de la instalación: Las instalaciones han de cumplir una serie de requisitos que velan por la seguridad de los practicantes, adaptándose a los diferentes tipos de práctica. Existe toda una serie de normativas al respecto (Normas NIDE). Estas normas recogen, entre otros: la orientación de la instalación, para evitar el deslumbramiento; análisis del pavimento, de modo que su fricción no sea ni muy alta (alto riesgo de lesión por mecanismo de torsión y/o cizalla articular), ni muy baja (riesgo de traumatismo agudo); espacio libre de obstáculos para la práctica de actividad física; protecciones y contrapesos de los equipamientos presentes en la instalación, etc.

  • Estado y uso adecuado de los materiales que se van a utilizar para desarrollar los contenidos: Prestar atención al estado del material apreciando el nivel de deterioro (astillado, oxidado, adecuada sujeción). Además, el material utilizado en las diversas prácticas deportivas ha de adaptarse a los practicantes (tamaño de las pelotas, ...) y a la situación (utilizar balones de gomaespuma si vamos a jugar a lanzar a compañeros, cuidado al utilizar las picas como obstáculos, ya que si se pisan, ruedan con facilidad y pueden producir caídas).

  • La indumentaria: El calzado, la ropa y las protecciones específicas, cuando son las adecuadas evitan un gran número de lesiones. Estas dependerán del tipo de actividad que se practique, el lugar y la estación del año. Con temperaturas altas las prendas deben ser transpirables y tejidos claros, mientras que con climas fríos emplearemos prendas oscuras y aislantes que conserven el calor. Al calzado debemos prestar especial atención, debe presentar características de comodidad, consistencia, adherencia y amortiguación.

  • Calentamiento y vuelta a la calma adecuados: Respetar una estructura de sesión/clase que inicie y dé fin de forma progresiva al esfuerzo físico. Con el objeto de que la actividad de los sistemas involucrados en la práctica física se incrementen y disminuyan paulatinamente.

  • Correcta preparación técnica: Es importante aprender correctamente la técnica de los gestos deportivos para evitar las sobrecargas innecesarias.

  • El proceso de entrenamiento: Respetar los principios del entrenamiento son la mejor garantía para evitar la lesión. Entre ellos destacamos el principio de sobrecarga (por encima del umbral de estimulación), incremento progresivo de la carga, individualización de la carga y recuperación (alternar esfuerzo con recuperación).

  • Situaciones de riesgo que derivan de ciertas tareas debido a la organización y distribución espacial: Grupos trabajando muy cerca unos de otros, ubicación cercana a lugares problemáticos de la instalación,…

  • Las lesiones: El sujeto que hace actividad física lesionado, no sólo está incidiendo negativamente en el proceso de curación, sino que se expone a sufrir una nueva lesión en otra parte del cuerpo. Cuando el practicante lesionado no ha curado correctamente la lesión o no ha sufrido un proceso adecuado de rehabilitación para la práctica deportiva, la lesión en cuestión puede recidivar, complicarse o cronificarse. Por este motivo debemos evitar admitir precozmente a un alumno que asista a las clases tras un periodo de lesión.

  • Programación y ejecución de ejercicios y actividades sin tener en cuenta enfermedades, anomalías ortopédicas y trastornos estructurales del individuo. Por este motivo será necesario y adecuado para evitar cualquier problema, un control médico previo, siendo este importante para detectar malformaciones o patologías que puedan verse afectadas negativamente por la práctica de ejercicio físico.

    El objetivo final que se debe plantear el educador es dar conocimiento práctico sobre las causas de accidentes y lesión deportiva, haciendo que los alumnos conozcan y lleven a cabo una serie de consignas o reglas para evitar la aparición de las mismas.

    De este modo, no sólo estaríamos desarrollando contenidos propios del bloque de Condición física y salud, que recoge el RD 1631/2006, el cual hace referencia a los contenidos relativos a la salud física, hábitos de ejercicio físico y de práctica deportiva; sino que también estaríamos trabajando contenidos y actividades para la adquisición de hábitos de vida saludable y deportiva, a los que hacen referencia los temas transversales que quedan recogidos en el artículo 39 de la Ley 17/2007 y el artículo 5 del D 231/2007

    Y con el adecuado trabajo de estos contenidos estaríamos contribuyendo al logro del objetivo general de etapa k, recogido en la LOE 2/2006, “… afianzar los hábitos de cuidado y salud corporales…” y de los objetivos generales de etapa, recogidos en el RD 1631/2006, el 1 “Conocer los rasgos que definen una actividad física saludable y los beneficios que esta tiene para la salud individual y colectiva” y el 4 “Conocer y consolidar hábitos saludables…”

    De este modo, no sólo estaríamos contribuyendo a la adquisición de la competencia de interacción con el mundo físico, por su relación con los hábitos saludables, sino que también lo haríamos con la competencia social y ciudadana, al estar cumpliendo una serie de normas que deben regir la actividad física para que esta sea segura, y el de autonomía e iniciativa personal, ya que el propósito general es que el alumno sea responsable con las mismas y las lleve a cabo tanto en su práctica en el centro, como en la que realice fuera del mismo de forma autónoma.

3.     Actuaciones en accidentes deportivos

    Disponemos de un material elaborado por la Junta de Andalucía, denominado “Protocolos de actuación ante emergencias sanitarias en centros educativos y deportivos andaluces”, en el cual se presentan una serie de líneas generales a la hora de aplicar los primeros auxilios.

    Ante cualquier situación de accidente debemos de activar el sistema de emergencia y para ello recordaremos la palabra P A S y que son las iniciales de tres pasos fundamentales para empezar a atender a cualquier accidentado.

  • “P” de proteger: Antes de comenzar a actuar, hemos de tener la total seguridad que tanto el accidentado como nosotros mismos estamos fuera de todo peligro.

  • “A” de avisar: Siempre que sea posible daremos aviso a los Servicios de Urgencias (112) o a un centro sanitario, para inmediatamente comenzar a socorrer mientras esperamos la ayuda profesional. Siempre que comuniquemos un incidente, debemos indicar:

    • Lugar y tipo del accidente.

    • Número de accidentados.

    • Identificación de quien llama, las llamadas anónimas inspiran desconfianza.

    • No colgar nunca la comunicación hasta que nos sea indicado.

    • En el caso de encontrarnos solos, lo primero es socorrer a la víctima, intentando avisar lo antes posible pero nunca abandonar al herido, salvo en casos extremos.

  • “S” de socorrer: Una vez que hemos protegido y avisado, comenzaremos en el lugar de los hechos con las maniobras de primeros auxilios que sean prioritarias y aconsejables en cada caso.

    Estos primeros auxilios, serán medidas terapéuticas urgentes que se aplican a las víctimas de accidentes o enfermedades repentinas hasta disponer de tratamiento especializado. Estos primeros auxilios van a ir encaminados a:

  • Salvar la vida de la víctima, nuestra primera preocupación.

  • Evitarle más lesiones e impedir que empeoren las ya producidas.

  • Conseguir el socorro de una persona experimentada.

    Nuestras primeras actuaciones, atendiendo al protocolo de actuación elaborado para tal caso, deberán servirnos para respondernos a las siguientes preguntas:

  • ¿Está consciente? Le preguntaremos al accidentado cómo se encuentra, si sabe lo que ha sucedido; si no nos responde ni se mueve casi seguro que está inconsciente.

  • ¿Respira? Intentaremos sentir, ver y oír su respiración, acercando nuestra mejilla a la boca y nariz del accidentado, mientras observamos si su tórax realiza movimientos ascendentes y descendentes.

  • ¿Tiene pulso? Lo más eficaz es intentar escuchar el latido de su corazón, colocando nuestro oído en su tórax.

    La respuesta a estas tres preguntas, nos determinará lo que debemos hacer:

  • Si está consciente y respira de forma eficaz, valoraremos la existencia de otras lesiones menores y aplicaremos los primeros auxilios correspondientes.

  • Si está consciente y respira de forma ineficaz, valoraremos la realización de maniobras para comprobar la obstrucción de la vía aérea y su liberación.

  • Si está inconsciente pero respira, colocaremos al accidentado en posición lateral de seguridad, asegurándonos antes de que no tiene ningún traumatismo en la columna vertebral o en el cráneo. De esta forma evitaremos la aspiración de secreciones que podrían asfixiarle.

  • Si está inconsciente y no respira, comprobaremos si tiene obstruida la vía aérea de forma que:

    • Si está obstruida, procederemos a su desobstrucción, y si con ello recupera la respiración lo colocaremos en posición lateral de seguridad.

    • Si no tiene obstruida la vía aérea intentaremos pasarle aire de nuestros pulmones a los suyos mediante el boca a boca, alternando con el masaje cardiaco. (30 compresiones por cada 2 insuflaciones).

4.     Lesiones más frecuentes relacionadas con el sistema locomotor: primeros auxilios

    El aparato locomotor como soporte estructural del movimiento y receptor directo de la carga en las actividades físico – deportivas tiene un nivel de tolerancia al estrés que puede favorecer la adaptación o por el contrario, cuando se sobrepasa, responder con la lesión (Fetto, 1994).

    La tolerancia del sistema musculoesquelético no depende exclusivamente de factores mecánicos sino que también se ve influida por el funcionamiento de otros sistemas orgánicos que intentan preservar la homeostasis. Cuando la tolerancia de estos otros sistemas se sobrepasa, se altera el equilibrio del organismo en conjunto e indirectamente aumenta el riesgo de lesión sobre el aparato locomotor.

    La enfermedad, el sobreentrenamiento, la deshidratación y las transgresiones dietéticas son claros ejemplos de cómo los factores metabólicos pueden disminuir la tolerancia de los tejidos músculo – esqueléticos alterando la composición de éstos y el nivel de propioceptividad del practicante, favoreciendo de esta forma la aparición de la lesión.

    En el caso de que se produzca un accidente y se provoque una lesión, el profesor será quien se encontrará con la primera responsabilidad de actuación. Para ello debe tener un conocimiento extenso y profundo de las diversas lesiones que podrían darse y cuál es la forma de actuar ante ellas.

4.1.     Lesiones más frecuentes relacionadas con el sistema locomotor

    En relación con las lesiones del aparato locomotor, nos centraremos en las más habituales dentro de la actividad físico - deportiva escolar, es decir, en las lesiones agudas (caracterizadas por un inicio repentino, como resultado de un hecho traumático), haciendo menos hincapié en las lesiones por sobrecarga o sobreesfuerzo (caracterizadas por un inicio lento y que se desarrollan de forma progresiva), que, aunque presentes en determinadas circunstancias, suelen ser poco frecuentes, y están más asociadas al entrenamiento sistemático. (Latorre y Herrador, 2003).

    Las lesiones más habituales del aparato locomotor, relacionadas con la propia actividad física deportiva escolar que estos autores (Latorre y Herrador, 2003) han podido observar y registrar a lo largo de su experiencia docente suelen ser:

4.1.1.     Articulares - óseas

    En cuanto se refiere a las lesiones que se producen en el plano óseo – articular tenemos que hablar que las principales lesiones que se producen son fracturas, esguinces, luxaciones y contusiones.

4.1.1.1.     Fracturas

    Rotura con solución de continuidad de un hueso producida bruscamente, bien por un traumatismo externo o por una contracción muscular violenta.

    Las fracturas tienen diversos criterios de clasificación, de ahí que se las asigne un apellido, algunos de estos son:

  • Fractura parcial: Donde la línea que marca la ruptura y/o separación del hueso es incompleta.

  • Fractura completa: Donde la línea que marca la ruptura del hueso es totalmente completa.

  • Fractura abierta: Subclase de la fractura completa en las que el foco de fractura está en contacto con el exterior. Existe discontinuidad de la piel.

  • Fractura cerrada: Subclase de la fractura completa en las que no existe herida y, por lo tanto, no se tiene acceso al hueso desde el exterior. Tienen un mejor pronóstico que las abiertas y es más fácil su tratamiento.

  • Fractura alineada: Subclase de la fractura completa en la que a pesar que la ruptura del hueso es totalmente completa, mantienen el mismo eje entre los fragmentos.

  • Fractura no alineada: Subclase de la fractura completa en la que se forma un ángulo entre los fragmentos separados debido a la fractura.

4.1.1.2.     Esguinces

    Lesión de origen traumático, caracterizada por la distensión o rotura de uno o varios ligamentos de una articulación, que se produce debido a un movimiento forzado sobre una articulación que provoca una apertura superior a la fisiológica. Es la patología más frecuente, de las que ocurren en el aparato locomotor durante nuestras clases.

    Se distinguen tres grados:

  • Grado I (leve): Ligero estiramiento de la cápsula y los ligamentos.

  • Grado II (moderado): Desgarro ligamentoso parcial.

  • Grado III (grave): Rotura completa de uno o varios fascículos ligamentosos.

    Es importante tener en cuenta las posibles lesiones asociadas: óseas, tendinosas, etc.

4.1.1.3.     Luxaciones

    Hace referencia a cuando al menos un hueso de los que forman una articulación, es expulsado de su colocación adecuada, pudiendo volver o no a su lugar, tras el desplazamiento. Aparecen varios tipos:

  • Luxación completa: Si la pérdida de contacto entre las superficies articulares es total.

  • Luxación incompleta o subluxación: Si la pérdida de contacto no es total y las superficies articulares conservan puntos en contacto.

4.1.1.4.     Contusiones

    Una contusión es una lesión de las partes blandas producida por el impacto de un objeto romo u obtuso, sin presentar daño aparente en la piel. La intensidad de la lesión está en relación con la fuerza desarrollada por el agente traumático.

    Bajo la piel, en la zona de la contusión, se producen divisiones en los tejidos y roturas de vasos capilares con pequeñas hemorragias. Estas se hacen visibles en forma de pequeñas manchas en la piel de origen sanguíneo, son las equimosis.

  • Contusiones de primer grado: Afectan a planos superficiales y vasos capilares de la zona, produciéndose una pérdida sanguínea minúscula (equimosis o cardenal).

  • Contusiones de segundo grado: El traumatismo es más intenso y se lesionan vasos de mayor tamaño, formándose una colección líquida que produce relieve (hematoma o chichón).

  • Contusiones de tercer grado: Hay aplastamiento de partes blandas e incluso puede verse afectado el hueso, los nervios u otras estructuras.

4.1.1.5.     Sintomatología

    Las lesiones en el plano óseo – articular, presentan todas ellas unos síntomas y signos muy generales (Latorre y Herrador, 2003):

  • Tumefacción dolorosa y hematoma.

  • Dolor muy localizado a la palpación.

  • Impotencia funcional.

  • Deformidad.

    El único síntoma que aparece únicamente en una de ellas, es la crepitación o ruido especial producido por el frote de los dos fragmentos óseos de un hueso fracturado, además de las heridas, en aquellos casos en que las fracturas sean abiertas.

    En general, las contusiones, luxaciones y esguinces se trataran como si fueran fracturas hasta que este diagnóstico sea descartado mediante exámenes especializados y por personal capacitado (médicos).

4.1.2.     Musculares

    Las lesiones en el plano muscular, son menos frecuentes en estas edades, que a edades más adultas en las que aparecen con bastante frecuencia. Estas varían según la gravedad de la rotura de fibras y pueden aparecer por el uso intensivo de la musculatura implicada en el gesto o debido a una contusión.

    Dentro de las lesiones musculares conviene recordar ciertos conceptos que nos ayuden a discriminar las características más importantes de cada tipo, y así podemos diferenciar (Latorre y Herrador, 2003):

  • Distensión muscular: Es un traumatismo interno, simple, de dolor vivo y súbito, de escasa importancia, debido a que un músculo ha sobrepasado los límites de su elasticidad, pero de forma armónicamente repartida.

  • Calambre o espasmo: Son contracciones musculares, espontáneas, duraderas y a veces dolorosas. Se suelen producir en los músculos encargados de la sustentación. Surgen de improvisto y se deben a un desequilibrio de los metabolitos (aumento de ácido láctico, disminución del sodio, etc.)

  • Contractura muscular: Fenómeno debido al trabajo excesivo. Se produce una contracción involuntaria, duradera y permanente de una o más fibras musculares. Se caracteriza por la formación de una bola dura, la cual se reduce con masaje.

  • Tirón muscular: Lesión producida por alguna rotura de microfibrillas musculares. El dolor es intenso, continuo y localizado.

  • Desgarros musculares: Se trata de la ruptura de numerosas fibrillas de un músculo. Incluso se puede producir la ruptura completa de un músculo. El dolor es tan intenso que de inmediato se tiene que parar la actividad.

    Las lesiones musculares, presenta de modo general una sintomatología, que irá en incremento, dependiendo de la magnitud del daño. Así, sus principales signos son:

  • Dolor muy localizado a la palpación.

  • Disminución de la movilidad y rigidez, presentando dolor al contraer y o estirar el músculo en las más graves.

  • Pérdida de fuerza.

4.2.     Primeros auxilios

    Como vimos anteriormente, los primeros auxilios son medidas terapéuticas urgentes que se aplican a las víctimas de accidentes repentinos hasta disponer de tratamiento especializado. El primer objetivo de las mismas, es preservar la vida, así que una vez realizadas las actuaciones frente accidentes deportivos, vistos en el punto anterior y comprobado que el alumno está consciente y respira de forma eficaz, comenzaremos a valorar la existencia de otras lesiones menores y aplicaremos los primeros auxilios correspondientes, con el fin de limitar el empeoramiento del trastorno y de promover un rápido inicio de la recuperación.

    Para explicar someramente el tratamiento de urgencia que podemos realizar a pie de pista, diferenciaremos entre el tratamiento de los tejidos blandos (problemas musculares, problemas ligamentosos y problemas óseos).

    Para los tres, en principio hay un método de tratamiento de urgencia que es básico: CRICER (hielo, vendaje compresivo, elevación e inmovilización).

4.2.1.     Método CRICER

    En el momento actual, se ha comprobado que el tratamiento adecuado de urgencia en las lesiones del aparato locomotor a utilizar, consiste en la aplicación de cuatro medidas fisioterápicas sencillas, económicas y fáciles de aplicar, que responde a las siglas CRICER. (Fernández y Soldado, 2009).

  • CRIoterapia: Aplicación de frío local de forma inmediata, a temperaturas alrededor de 0º. Los efectos que vamos a buscar en el hielo son: disminuir la inflamación, disminución del dolor y estimulación de la circulación sanguínea.

  • Comprensión: Consiste en comprimir tejidos blandos y huesos con un vendaje especial elástico, según la región afectada, para inmovilizar y proteger la zona lesionada. Es muy importante no movilizar ni intentar forzar la zona lesionada. En caso de fractura abierta, proteger la herida con paños lo más limpios posibles.

  • Elevación: De la parte o miembro lesionado por encima del tronco, por encima de la horizontal del corazón, para facilitar el retorno venoso y disminuir la tumefacción.

  • Reposo: Suplir la actividad funcional y deportiva, lo que supone también, una inmovilización total o parcial, según el alcance de la lesión.

    Este método responde, además, a las actuaciones que recoge el protocolo de actuación ante emergencias sanitarias en centros educativos y deportivos andaluces, elaborada por la Junta de Andalucía, frente a contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas.

5.     Conclusiones

    El ejercicio físico tiene un efecto positivo sobre la salud del alumno, siempre y cuando se realice en las condiciones adecuadas. De lo contrario, puede producir lesiones, existiendo una serie de factores que debemos tener en cuenta, ya que se han relacionado con el riesgo de lesión.

    Los profesores y alumnos han de recibir instrucciones claras y precisas sobre el control de estos factores para prevenir las lesiones durante las prácticas deportivas. Además, para cuando a pesar de ello acontezca la lesión, han de saber auxiliar y/o auxiliarse interviniendo favorablemente en el proceso de la lesión.

Bibliografía

  • Delgado, M. y Tercedor, P. (2002). Estrategias de intervención en educación para la salud desde la Educación Física. Barcelona: Inde.

  • Devís, J., Peiró, C., Pérez, V., Ballester, E., Devís, F.J., Gomar, M.J. y Sánchez, R. (2000). Actividad física, deporte y salud. Barcelona: Inde.

  • Fernández, A. y Porcel, A. (2006). Protocolos de actuación ante emergencias sanitarias en centros educativos y deportivos andaluces. Sevilla: Consejería de Turismo, Comercio y Deporte.

  • Fetto, J.F. (1994). Judo and karate-do. En F.H. Fu y D.A. Stone (Eds.), Sports injuries: mechanisms, prevention, treatment. (pp. 455 – 468). Baltimore: Williams and Wilkins.

  • Fraile, A. (2003). Actividad física y salud. Educación secundaria. Valladolid: Junta de Castilla y León.

  • Kog, G. y Bouter, L.M. (1990). On the importance of planned health education: prevention of ski injury as an example. American Journal of Sports Medicine, 18, 600 – 605.

  • Latorre, P.A. y Herrador, J. (2003). Prescripción del ejercicio físico para la salud en la edad escolar. Aspectos metodológicos, preventivos e higiénicos. Barcelona: Paidotribo.

  • López Miñarro, P.A. (2000). Ejercicios desaconsejados en la actividad física. Detección y alternativas. Barcelona: Inde.

  • Tercedor, P., Jiménez, M.J. y Moya, Y. (2000). Los espacios y materiales físico – deportivos. Conoce sus posibilidades. En F. Salinas (Ed.), La actividad física y su práctica orientada hacia la salud (pp. 61 – 70). Granada: Grupo Editorial Universitario.

Referencias legislativas

  • Decreto 231/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía.

  • Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía.

  • Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación

  • Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria.

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