efdeportes.com

Investigaciones más recientes en la 

adaptación respiratoria al ejercicio

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Diplomado en Magisterio: Educación Física

Cursando el Máster en Actividad Física y Salud

Profesor de Educación Física en Educación Primaria

Pablo Pozo Rosado

pablopzo@hotmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Mediante la siguiente revisión se pretende mostrar los avances en investigación más recientes en torno a la adaptación respiratoria al ejercicio, así como las patologías respiratorias asociadas a la actividad física, haciendo énfasis en el asma bronquial.

          Palabras clave: Patologías respiratorias. Ejercicio. Asma.

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 146 - Julio de 2010

1 / 1

1.     El asma inducida por ejercicio (AIE)

    La broncoconstricción inducida al ejercicio (BIE) y el asma inducida por ejercicio (AIE) están definidas como broncoconstricciones transeúntes, reversibles, que se desarrollan después del ejercicio intenso. El AIE tiene lugar entre el 70-80% de los que no reciben tratamiento anti-inflamatorio (Carlsen, 2002). El BIE es un síndrome heterogéneo compuesto de un espectro de fenotipos que van del recluta militar asintomático cuya condición es detectada por el ejercicio de diagnóstico, el atleta con asma conocida, al atleta de élite para quien el BIE representa un sobreuso o síndrome de la lesión. Si el ejercicio es el único detonante identificado para la broncoconstricción, se llama la EIB. Sin embargo, cuando es asociado con el asma conocida, entonces está definido como el EIB con asma. La revisión de Randolph (2009) discute la patogénesis, presentación, diagnóstico, y dirección de EIB y EIB con asma.

    Por lo tanto, sacamos en conclusión que no es sorprendente que los pacientes asmáticos sientan adversidad por el ejercicio e incluso cuando lo realizan, lo hacen a una intensidad limitada, y por lo tanto, hace que no sea posible tener un estímulo adecuado de entrenamiento para producir adaptaciones fisiológicas importantes. (Sánchez, 2007)

    Investigaciones recientes concluyeron que el tiempo que transcurre durante la máxima broncoconstricción depende de la edad tanto en niños como en adolescentes. Esto va a implicar que el programa de medidas post-ejercicio debería ser precavidamente realizado (Vilozni y cols., 2009).


    Kemper (2008), por otra parte, nos señala que no sólo los sujetos asmáticos pueden padecer la obstrucción de la vía aérea inducida por ejercicio, también las personas sin ninguna patología. Los síntomas son varios. El asma inducido por ejercicio es una reacción de las vías aéreas no específicas de pacientes asmáticos después de un período de ejercicio, sobre todo en la hiperventilación. Esto puede impedir a los sujetos asmáticos practicar deportes o mantener una buena salud. Este hecho puede derivarse en un aumento del sobrepeso en personas aquejadas de asma.

    Lopes (2009) relacionó en su estudio obesidad y BIE. La obesidad no contribuyó al incremento en la frecuencia de broncoconstricción inducida al ejercicio (BIE) en asmáticos y no asmáticos. Sin embargo, la obesidad contribuyó a incrementar la severidad de la BIE y la recuperación entre los asmáticos.

    Según las recomendaciones que nos prescribe la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, (American Academy of Allergy, Asthma, and Immunology, sus siglas en inglés son AAAAI) las personas con AIE no deben dejar de hacer ejercicio. Muchos asmáticos han descubierto que con un entrenamiento y tratamiento médico adecuado, es posible reducir los síntomas de AIE.    

    Como veremos más adelante, ciertas actividades son mejores para personas que sufren de AIE, si bien el tipo y duración de estas actividades varían según cada individuo.

    Las líneas recientes de investigación corroboran que el entrenamiento aeróbico reduce la disnea, el broncoespasmo inducido por ejercicio y además mejora la capacidad aeróbica y la calidad de vida (Silva, RA. y cols., 2009)

    Descubrimientos del estudio piloto de Weisgerber M. (2008) indican que programas de actividad física de alta (natación) y moderada intensidad (golf) son bien tolerados, seguros y alcanzan gran satisfacción parental. Los participantes y sus padres informaron de reducción de los síntomas del asma infantil. Estos descubrimientos sugieren un beneficio potencial para las actividades físicas moderadas e intensas en el asma infantil.

    La natación tiene muchos factores positivos para las personas con AIE. El ambiente cálido y húmedo, la posibilidad de hacer este ejercicio todo el año, la tonificación de los músculos del torso y la posición horizontal pueden ayudar a movilizar la mucosa del fondo de los pulmones. Caminar, andar en bicicleta, excursionismo y esquí cuesta abajo tienen menos posibilidades de provocar AIE. Usar una bufanda o mascarilla cuando hace frío puede también disminuir los síntomas al calentar el aire inhalado.

    Según la AAAAI aquellos deportes de corta duración como pueden ser béisbol, fútbol americano, lucha, golf, gimnasia, pruebas cortas de atletismo o surf son también menos propensos a provocar AIE.

    Otro tipo de ejercicio analizado en estudios recientes fue el yoga. Chen, TL. y cols. (2009) comprobaron que el ejercicio de yoga mejoró el IMC, la flexibilidad y la resistencia muscular. Después de 2 semanas de auto-práctica en casa, continuó mejorando el IMC, la flexibilidad, la fuerza muscular y el fitness cardiopulmonar.

    En un artículo no referenciado se recoge un estudio en el que se trataron pacientes con asma bronquial y sobrepeso con el uso gradual de ejercicio físico en la fase temprana del tratamiento terapéutico. El estudio ha demostrado la eficacia clínica de la kinesioterapia con el uso de dispositivos ergo-training en el transcurso de la rehabilitación física. Un curso de gimnasia terapéutica mediante un programa especialmente desarrollado promovió tolerancia al ejercicio de los pacientes y eliminó los factores que limitan la capacidad funcional del sistema cardiorespiratorio. Simultáneamente, corrigió el metabolismo lipídico, mejoró el bienestar general y la calidad de vida de los pacientes.

2.     Los síntomas asociados al asma

    Lund (2009) señala que los síntomas de asma en deportistas de élite no están necesariamente asociados con los clásicos rasgos de asma, y por sí solos no deberían dar un diagnóstico de asma. Se necesitan más estudios e investigaciones más avanzadas para determinar si el fenotipo de asma en deportistas difiere del asma clásico.

    A su vez, los resultados del estudio de Milward (2009) proporcionan mayores pruebas que soportan la necesidad de test objetivos para diagnosticar correctamente broncoespasmos inducidos por el ejercicio (BIE). Estos datos sugieren que las medidas de óxido nítrico exhalado pueden ayudar a distinguir BIE verdaderamente aislado de asma en deportistas, pero igualmente se necesita un mayor estudio para confirmar estas observaciones iniciales.

    Por otro lado, en un estudio de Ferrari, M. (2007) se concluyó que el ácido provocado por el reflujo gastroesofagal no tiene influencia en la broncoconstricción inducida a través de ejercicio. Los resultados de Oflu (2009) muestran que el asma está asociado con una tasa incremental de la respuesta de sudoración al ejercicio en chicos, y el tratamiento antiinflamatorio decrece la cantidad de sudoración. La relación del sudor ecrino con la respuesta del receptor muscarínico y la hipersensibilidad de la metacolina permanece por determinar.

3.     Asma y ejercicio

    Una de las recomendaciones que nos da el ACSM (2003) en el ejercicio indicado para pacientes asmáticos es que resaltan la importancia de un calentamiento adecuado, como veremos más adelante. De Bisschop, C. y cols. (1999) tuvieron como objetivo en su estudio comprobar el efecto de un programa de calentamiento en un grupo de pacientes con asma inducida por ejercicio para tratar de reducir la broncoconstricción.

    Este autor concluyó que la alteración del flujo pico en el fin del periodo al finalizar el periodo de calentamientos cortos y repetidos fue un buen predictor de la aparición de broncoconstricción después de ejercicio. Este calentamiento redujo la disminución en el flujo pico para la mayoría de los niños (24/30) en estas series, De esta forma, se redujo subsecuentemente la broncoconstricción profunda post-ejercicio.

    Resulta fuera de discusión el hecho de que la actividad física es un componente vital en la rehabilitación pulmonar. El ACSM defiende la postura de que la actividad física ligera a moderada (30 min/día en la mayoría si no todos) es beneficioso para mejorar la calidad de vida de personas con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). El ejercicio no puede reducir los déficits estructurales y fisiológicos en EPOC, pero puede reducir la discapacidad asociada a esta condición mejorando la resistencia física y la fuerza, así como la eficacia respiratoria y la tolerancia, especialmente en pacientes graves. Los pacientes con EPOC que siguen un programa de ejercicio progresivo pueden aumentar su capacidad funcional de un 70% a un 80%, tras 6 semanas de entrenamiento (ACSM, 2003)

    El ACSM nos recomienda que el ejercicio cardiovascular se realice en la mayoría, preferiblemente en todos los días de la semana, al menos 30 minutos/día. Las formas adecuadas incluyen andar, montar en bicicleta o nadar.

    Un calentamiento continuo de 15 minutos hasta el 80% del rendimiento máximo o 60% VO₂máx, o 6-8 sprints en intervalos no deberían realizarse porque esto puede inducir a un periodo refractorio de AIE. El pectoral se expande más durante el ejercicio cuando se realiza el calentamiento. La vuelta a la calma también debe realizarse cuando se termina el ejercicio aeróbico para minimizar el recalentamiento vascular y la obstrucción, y para ayudar a que el AIE no suceda tras el ejercicio

    La natación es uno de los mejores deportes para los asmáticos por el ambiente caliente y la humedad, y porque la posición horizontal ayuda a movilizar el mucus que puede haber dentro las vías aéreas inferiores.

    A pesar de los bien que pueda estar controlado el asma, el broncodilatador beta-agonista debe estar siempre disponible cuando un asmático está practicando deporte.

    El entrenamiento de la flexibilidad debe ser siempre incorporado en un programa de ejercicios para asmáticos. Los estiramientos de los grandes grupos musculares deben seguir el calentamiento y la vuelta a la calma.

    Los ejercicios diafragmáticos y respiratorios deben ser enseñados a los pacientes asmáticos para disminuir la frecuencia respiratoria y mejorar la eficacia mecano-respiratoria. Los ejercicios de fuerza deben realizarse 2 o tres veces por semana, haciendo 8-12 repeticiones de 8-10 ejercicios para todos los grandes grupos musculares. La fuerza de tren superior debe ser enfatizada debido a que la debilidad en las extremidades superiores lleva a ineficiencia en los movimientos y a una baja capacidad para realizar esfuerzos.

    Como resultado, las actividades de la vida diaria producen disnea fuera de la proporción del gasto energético requerido para una actividad dada. Unos músculos accesorios de la respiración fuera de forma se fatigan rápidamente y causan falta de aliento. A medida que estos músculos pasan a estar en mejor estado, usan oxígeno más eficientemente y requieren menos para realizar una actividad dada (ACSM, 2003).

    Este es un hecho curioso, si partimos de la base que en muchos países hasta el momento actual no se orienta a los niños asmáticos a que practiquen algún deporte. Por lo anterior, algunos autores recomiendan que desde pequeños se debiera buscar una mejoría en la adaptación específica de los músculos respiratorios al ejercicio, mediante la realización de un trabajo de resistencia coordinado, como por ejemplo nadar (Ram, 2006).

    Fernández Villada (2009) estudió los efectos del entrenamiento físico en piscina climatizada sobre la capacidad aeróbica de un grupo de niños asmáticos. De acuerdo con los hallazgos hubo un incremento considerable de la capacidad aeróbica en el Grupo experimental con el entrenamiento físico en piscina climatizada, comparado con el Grupo control; igualmente sugieren que realizar ejercicio en una piscina climatizada puede ser un factor preventivo para tener en cuenta y evitar las crisis inducidas por esfuerzo durante el entrenamiento, permitiendo una mayor intensidad y por ende un mayor estímulo para lograr una mejor capacidad aeróbica.

    Ram (1999) realizó una revisión que le llevó a determinar que el entrenamiento físico mejora el estado de forma cardiopulmonar sin cambiar la función pulmonar. No está claro si la mejora en el estado de forma se traduce en una reducción de los síntomas asociados al asma o en una mejora de la calidad de vida. El entrenamiento físico no tiene efectos en el descanso de la función pulmonar pero lleva a una mejora del estado de forma cardiopulmonar (incremento en el VO₂máx de 5.6 ml/kg/min (95% intervalo de confianza 3.9 a 7.2). Hay una necesidad de ensayos posteriores acerca de los efectos del entrenamiento físico en el tratamiento del asma.

    Varios estudios acerca de los efectos sobre condición física en niños y adolescentes con asma han informado de algunas reducciones en las hospitalizaciones, la frecuencia de jadeo, el absentismo escolar, consultas al médico y el uso de la medicación. En resumen, se recomienda la actividad física en el tratamiento de asma. Aunque debemos asegurarnos que los pacientes están correctamente medicados y la medicación de rescate debe estar inmediatamente disponible durante cualquier actividad.

    De nuevo el mismo autor (Ram, 2006), y su grupo investigador se plantearon el objetivo de tener un conocimiento mayor sobre los efectos del entrenamiento físico con pacientes asmáticos o con problemas respiratorios donde se excluyeron los pacientes con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Para el análisis de las investigaciones se tuvo en cuenta los siguientes parámetros: El entrenamiento debía hacerse mínimo 2 – 3 veces por semana, con una duración de 20 a 30 minutos y que se hubiese realizado por lo menos en 4 semanas.

    De esta revisión, se pudo concluir que los diferentes estudios indican que la actividad física y la participación en el deporte son consideradas como componentes importantes en el manejo del asma, principalmente en niños y adolescentes. Sin embargo, podemos afirmar que la relación de la actividad física con el asma no ha sido investigada con tanta profundidad como los efectos del asma inducida por el ejercicio. Además, varios estudios sugieren una relación entre el asma y una pobre condición cardiorrespiratoria.

    Estos trabajos también han reportado que la actividad física habitual además de incrementar la condición física, disminuye la ventilación minuto en ejercicio leve y moderado, y reducen igualmente las crisis de AIE. Puede también reducir la percepción de la disnea por medio de múltiples mecanismos, incluyendo el fortalecimiento de los músculos respiratorios. En la revisión también se encontraron 7 estudios que midieron el consumo máximo de oxígeno VO2max - ml/kg/min, en los cuales se encontró un incremento significativo en los grupos que realizaban el entrenamiento en 4 investigaciones y cuya magnitud dependió del nivel inicial de la forma física y de su edad, concluyendo que un asmático responde en forma semejante a una persona sana.

    Roldán, E.E., y cols. (2006) señalaron en sus investigaciones que el acondicionamiento físico aeróbico en el medio acuático mejora la calidad de vida de niños y niñas asmáticos (a través de un cuestionario específico para asmáticos) y que esto puede considerarse un factor profiláctico para evitar las crisis inducidas por esfuerzo.

    El mismo grupo de investigadores, pero en este caso con Fernández, J.D. (2009) como autor principal sacaron como conclusión que la actividad física para sujetos asmáticos mejora la condición cardiorrespiratoria, la coordinación neuromuscular y la autoconfianza. Aunque destacan que los resultados son bastantes variables, pues hay dificultad para comparar los estudios debido a los diferentes protocolos de entrenamiento.

    Subjetivamente, muchos asmáticos reportan mejoría en la condición física pero las bases fisiológicas de esta percepción no han sido sistemáticamente investigadas.

    Aportando, un punto de vista particular Drobnic (2009), en representación del Grupo de estudio del aire en las piscinas de uso público en Barcelona, comprobó en su estudio el impacto sobre la salud de los compuestos utilizados en el tratamiento del agua en las piscinas. Llegando a las siguientes conclusiones:

  • La práctica de la natación es saludable en muchos aspectos cuando se desarrolla en un lugar seguro y con la orientación adecuada.

  • Los compuestos utilizados en la desinfección del agua no producen trastornos en el ser humano si se hallan en las concentraciones correctas y el sujeto permanece allí un tiempo moderado. Sólo los individuos sensibles son susceptibles de presentar algunos síntomas en esas condiciones.

  • Los sujetos sensibles, o aquellos con enfermedades respiratorias, alérgicas o dermatológicas, anuncian antes que los demás el exceso de estos compuestos.

  • La práctica de la natación en la infancia no produce asma, y está por determinar si es verdad que los individuos con predisposición a padecerla la manifiestan antes.

  • De todas maneras, en el momento actual no puede considerarse que la natación sea el deporte ideal para el asmático, sobre todo en la infancia.

  • Sólo el nadador competitivo, que entrena en el ámbito de la piscina durante mucho tiempo y a lo largo de muchos años, padece con más frecuencia una hipersensibilidad del aparato respiratorio que tiene unos síntomas como el asma y se trata igual.

    Dirigiendo nuestro enfoque a los pacientes con infección del tracto respiratorio superior, Weidner (2002) señaló que el ejercicio moderado en sujetos sedentarios con infección del tracto respiratorio superior adquirida naturalmente no altera la severidad total y la duración de la enfermedad. Previamente las personas sedentarias que han adquirido la enfermedad y acaban de iniciar un programa de ejercicios pueden continuar practicándolo.

    Por último, atendiendo a la evaluación física de estos pacientes, Weisgerber, M. y cols., (2009) evaluaron el test de Cooper como un marcador del estado de forma cardiorespiratorio en jóvenes con asma persistente. Determinaron que el test de Cooper de 12 minutos y VO₂máx están moderadamente correlacionadas (preintervención: 0.55, P = 0.003; postintervención: 0.48, P = 0.04) como medida de 1 vez del estado de forma. Sin embargo las correlaciones de los test como marcadores de cambio sobre el tiempo fueron pobres y no significativas.

4.     Respuesta fisiológica al ejercicio en asmáticos

    El ejercicio incrementa muchas células circulatorias inflamatorias en niños/as asmáticos y no asmáticos. Estas células incrementaron en los niños asmáticos pero no en un grado mayor que en los del grupo control (no asmáticos) planteado en el estudio. De hecho, los basófilos y las células T auxiliadoras de los linfocitos en la memoria de transición no incrementaron en los niños asmáticos, mientras que sí lo hicieron en el grupo control. Incluso el ejercicio ligero en niños y adolescentes moviliza en gran medida las células inmunes de la circulación (Scwindt, 2007)

    En la misma línea Lowder y cols (2009) reportaron previamente que un ejercicio aeróbico de moderada intensidad atenuaba la inflamación de las vías aéreas en un modelo de asma murino (en ratones). Recientes estudios implican a los linfocitos T (Treg) en la disminución del asma relativo a la inflamación en las vías aéreas. Estos demostraron que el ejercicio a moderada intensidad, 3 veces a la semana en 4 semana, aumenta la función de las células T y juega un rol en la atenuación de la inflamación de las vías aéreas. Además, sus resultados indican que el ejercicio aeróbico de moderada intensidad puede alterar la función de los linfocitos T dentro de la vía aérea asmática.

    Por otro lado Clearie (2009) investigó cómo la exposición combinada a cloro y ejercicio no afectó a los marcadores subrogados de inflamación en la vía aérea unificada. Descubrieron que había un predominio alto de broncoconstricción inducida al ejercicio no diagnosticada.

    Por el contrario Bernard, A. (2009) concluyó que la exposición a la piscina tratada con cloro ejerce un efecto adyuvante en la atopía (trastornos alérgicos) que parece contribuir significativamente al nivel de asma y las alergias respiratorias entre los adolescentes.

    Roksund (2009) estudió cómo la práctica de ejercicio inducía a disnea en jóvenes. Concluyó que la laringe puede estudiarse de forma segura mediante un test de máxima intensidad en tapiz rodante. Un patrón de respuesta laríngeo característico para realizar un ejercicio se visualizó en una proporción grande de pacientes con una posible obstrucción de la vía aérea superior. Se recomienda una laringoscopia durante síntomas continuados para la valoración apropiada de estos pacientes.

    Se ha demostrado que la suplementación de creatina aumenta algunos rasgos de la sensibilización alérgica de los pulmones en ratones. Los resultados en el estudio de Vieira RP y cols. (2009) sugieren que el ejercicio aeróbico reduce los exacerbados efectos de la suplementación con creatina en ratones sensibilizados crónicamente.

    Se han estudiado los efectos de un programa de entrenamiento físico de 3 meses en la inflamación de las vías aéreas y en los resultados clínicos de niños escolares asmáticos. El entrenamiento no aumentó la inflamación en los niños con asma persistente, y pudo haber disminuido en ambos y Los niveles de immunoglobulina E alérgeno-específica. Se concluye que no hay ninguna razón para desanimar a los niños asmáticos con la enfermedad controlada para entrenar (Moreira, A. y cols., 2008).

    Juvonen, R. (2008), en un estudio realizado con militares asmáticos señaló que pueden reforzar su nivel físico a través de un entrenamiento aeróbico similar a los no asmáticos. Sus niveles de alta sensibilidad de la proteína C-reactiva PCR (marcador de riesgo cardiovascular) también disminuyeron tras el entrenamiento.

    También se han estudiado en la literatura científica reciente las consecuencias de la inactividad física en asmáticos. Los resultados sugieren que la hipersensibilidad bronquial está fuertemente e independientemente asociada con una disminución de la actividad física. Se precisan estudios más profundos para determinar los mecanismos que subyacen en esta asociación. Shaaban (2007). Dentro de los estilos de vida relacionados con una mayor prevalencia de asma en niños está la disminución de la actividad física, lo cual hace que el estilo de vida sedentario se constituya en un riesgo para presentar el asma (Sean, 2005).

    Algunos autores plantean que la pobre condición física de los asmáticos solo es debida a estilos de vida sedentaria y a su inseguridad para realizar actividad física por miedo al AIE y no por alguna limitación en la capacidad cardiopulmonar. (Ambrosetti, 2000; Zhao, 2000).

5.     Asma, altura y frío

    Un artículo de Cogo y Fiorenzano (2009) examina la posibilidad de viajar a la altitud para pacientes que padecen asma bronquial. El ambiente de montaña, las adaptaciones del sistema respiratorio a la gran altitud, las pato-fisiologías subyacentes del asma, y las recomendaciones para los pacientes, según la altitud, son discutidas. En resumen, permanecer a baja altitud tiene un efecto significativamente beneficioso para los pacientes asmáticos, debido a la reducción de la inflamación de la vía aérea y la menor respuesta a los estímulos broncoconstrictores. El hecho de permanecer a una altitud moderada produce información contradictoria y ningún dato clínico. Por último a una gran altitud, el ambiente parece beneficioso para los asmáticos bien-controlados, pero el intenso ejercicio o infecciones de la vía aérea superior (frecuentes durante viajes) pueden suponer riesgos adicionales y deben evitarse.

    Por otro lado, se ha demostrado que el ejercicio en ambiente frío incrementa la broncoconstricción inducida por el ejercicio (BIE). La capacidad de ejercicio (consumo de oxígeno) y la velocidad en carrera fue marcadamente reducida durante el ejercicio en un ambiente frío mientras la BIE incrementó en sujetos que ya sufrían de la enfermedad (Stenstrud, 2007).

6.     Fuentes de información consultadas

  • Ambrosetti, M. (2000). Excersice training in asthma. Journal of sports Medicine and Physical Fitness. Vol 40.

  • American College of Sport Medicine. (2003) Asma y ejercicio Julio-Septiembre 2003 Volumen 13-Número 3

  • Bernard, A. y cols. (2009) Impact of chlorinated swimming pool attendance on the respiratory health of adolescents. Pediatrics. 2009 Oct;124(4):1110-8.

  • Bisschop, C. y cols. (1999) Reduction of exercise-induced asthma in children by short, repeated warm ups. British Journal of Sports Medicine, 33, pp 100-104

  • Chen TL, y cols (2009) The effect of yoga exercise intervention on health related physical fitness in school-age asthmatic children Hu Li Za Zhi. 2009 Apr;56(2):42-52.

  • Clearie, KL y cols, (2009) Effects of chlorine and exercise on the unified airway in adolescent elite Scottish swimmers. Allergy. 2009 Sep 30.

  • Cogo A, y cols. (2009) Bronchial asthma: advice for patients traveling to high altitude. High Alt Med Biol. 2009 Summer;10(2):117-21.

  • Drobnic, F. (2009) Impacto sobre la salud de los compuestos utilizados en el tratamiento del agua en las piscinas. Estado de la cuestión. Apunts Med Sport, Volumen 44, 161.

  • Fernádez Villada, JD. (2009) Efectos del entrenamiento físico en piscina climatizada sobre la capacidad aeróbica de un grupo de niños asmáticos. Revista Internacional de Ciencias del Deporte. Volumen 5, pp:90-105.

  • Fernández, J. D.; Roldán, E. E.; Lopera, M. H. (2009). Efectos del entrenamiento físico en piscina climatizada, sobre la capacidad aeróbica de un grupo de niños asmáticos. Revista Internacional de Ciencias del Deporte.16(5), 90-105.

  • Ferrari, M. y cols. (2007) Acid reflux into the oesophagus does not influence exercise-induced airway narrowing in bronchial asthma. British Journal of Sports Medicine; 42: 845-849

  • Tema del mes: los ejercicios físicos y el asma. (2006) Encontrado en http://www.aaaai.org/espanol/totm/0206/ el día 4/12/2009

  • Juvonen, R. (2008) Training improves physical fitness and decreases CRP also in asthmatic conscripts. J Asthma. 2008 Apr;45(3):237-42.

  • Kinesitherapy of patients with bronchial asthma and excessive body weight at the early stage of remedial treatment Vopr Kurortol Fizioter Lech Fiz Kult. 2009 Sep-Oct;(5):17-20.

  • Lopes, WA., y cols. (2009) Exercise-induced bronchospasm in obese adolescents. Allergol Immunopathol (Madr). 2009 Jul-Aug;37(4):175-9.

  • Lowder, T. y cols. (2009) Repeated bouts of aerobic exercise enhance regulatory T cell responses in a murine asthma model. Brain Behav Immun. 2009 Jan;24(1):153-9.

  • Lund, T.K. y cols. (2009) Are asthma-like symptoms in elite athletes associated with classical features of asthma? British Journal of Sports Medicine; 43: 1131-1135

  • Millward D, y cols. (2009) The diagnosis of asthma and exercise-induced bronchospasm in division I athletes Clinical Journal of Sports Medicine Nov;19(6):482-6.

  • Moreira A,y cols. (2008) Physical training does not increase allergic inflammation in asthmatic children. Eur Respir J. 2008 Dec;32(6):1570-5.

  • Oflu, A. y cols. (2009) Eccrine sweat response in children with asthma. Allergy Nov 3.

  • Ram, F.S.F.; Robinson, S.M.; Black, P.N.; Picot, J. (2006) The Cochrane Database of Systematic Reviews. Physical training for asthma. The Cochrane Library, Copyright 2006, The Cochrane Collaboration Volume (1),

  • Ram. FSF; Robinson, SM; Black P. (2000). Effects of physical training in asthma: a systematic review. Br J Sports Med, 34, pp 162-167

  • Randolph C.y cols. (2009) An update on exercise-induced bronchoconstriction with and without asthma. Curr Allergy Asthma Rep. Nov;9(6):433-8.

  • Relevance to etiology and treatment. Journal Allergy Clin Immunol, 115, pp 928-934.

  • Røksund OD, y cols. (2009) Exercise induced dyspnea in the young. Larynx as the bottleneck of the airways. Respir Med. 2009 Dec;103(12):1911-8.

  • Roldán, E.E. y cols. (2006) La influencia del acondicionamiento físico aeróbico en el medio acuático en la calidad de vida de un grupo de niños asmáticos Apunts, Medicina de l’Esport. Barcelona. 41:45-50.

  • Sánchez, J. (s.f.) Importancia del ejercicio físico en el paciente respiratorio crónico. http://www.uib.es/congres/fr/importancia_del_ejercicio_fisico.htm

  • Schwindt, C.D. y cols. (2007) Do circulating leucocytes and lymphocyte subtypes increase in response to brief exercise in children with and without asthma? British Journal of Sports Medicine, 41, pp 34-40

  • Sean, R.L.; Thomas, A.; Platts-Mills, E, (2005). Physical activity and exercise in asthma: Shaaban R. y cols. (2007) Physical activity and bronchial hyperresponsiveness: European Community Respiratory Health Survey II. Thorax. 2007 May;62(5):403-10.

  • Silva, RA. Y cols. (2009) Aerobic training reverses airway inflammation and remodeling in asthma murine model. Eur Respir J. Nov 6.

  • Stensrud T (2007) Exercise capacity and exercise-induced bronchoconstriction (EIB) in a cold environment. Respir Med. 2007 Jul;101(7):1529-36

  • Viera, JP.y cols. (2009) Exercise reduces effects of creatine on lung. Int J Sports Med. 2009 Sep;30(9):684-90. Epub 2009 Jun 30.

  • Vilozni, D. y cols. (2009) The relation between age and time to maximal bronchoconstriction following exercise in children. Respir Med. 2009 Oct;103(10):1456-60.

  • Weidner, T. y cols. (2002) Effect of exercise on upper respiratory tract infection in sedentary subjects British Journal of Sports Medicine, 37, pp 304-306

  • Weisgerber M, y cols. (2009) Evaluation of Cooper 12-minute walk/run test as a marker of cardiorespiratory fitness in young urban children with persistent asthma. Clin J Sport Med. Jul;19(4):300-5.

  • Weisgerber M. y cols. (2008) Moderate and vigorous exercise programs in children with asthma: safety, parental satisfaction, and asthma outcomes. Pediatr Pulmonol. Dec;43(12):1175-82.

  • Zhao, X.; Lin, Y. (2000). The practicability of increasing exercise tolerance in mild to moderate asthmatic patients. Zhonghua Jie He Hu Xi Za Zhi, 23 (6) pp 332-335.

Otros artículos sobre Actividad Física y Salud

  www.efdeportes.com/
Búsqueda personalizada

EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, N° 146, Julio de 2010
© 1997-2010 Derechos reservados