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Lesiones más frecuentes en balonmano: 

causas, prevención y tratamiento

 

Facultad de Ciencias del Deporte

Universidad de Murcia

(España)

Laura López Sánchez

Guillermo Felipe López Sánchez

Marta Marín Guillén

guillels23@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El presente trabajo pretende ser una fuente de consulta para toda persona interesada en las lesiones en balonmano. Mediante una amplia revisión de la literatura científica relacionada con este tema, se obtienen una serie de conclusiones acerca de las lesiones más frecuentes en este deporte, las causas más comunes que provocan las mismas, el tratamiento más adecuado a seguir y la importancia de la prevención para evitar cualquier tipo de lesión.

          Palabras clave: Balonmano. Lesiones. Causas. Prevención. Tratamiento

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 145 - Junio de 2010

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1.     Introducción

    El objetivo de este trabajo es hacer una revisión de la literatura científica relacionada con las lesiones en balonmano, con la intención de clarificar los aspectos referentes a las clases de lesiones más frecuentes, las causas, la prevención y el tratamiento de las mismas. La estructura seguida consiste en exponer los puntos más importantes de las aportaciones de los autores consultados para, finalmente, explicar las conclusiones obtenidas.

2.     Revisión de la literatura

    Andrén (1999) estudia la incidencia de las lesiones en balonmano, apareciendo la mayor incidencia en la rodilla, la parte inferior de la pierna y la mano. Señala los choques entre los jugadores como una causa frecuente de lesiones. Y concluye que las lesiones de balonmano se pueden prevenir si se desarrolla un programa de entrenamiento encaminado a mejorar la flexibilidad y la fuerza, un programa específico que incluya saltos concéntricos, así como lanzamientos, siempre y cuando se lleve un calzado adecuado, se cuente con buenos árbitros bien preparados y se sigan realizando investigaciones.


    Ávila Moreno (1996) recoge que la flexibilidad colabora en la prevención de lesiones, así como en soportar y recuperar las cargas de entrenamiento y competición.

    Bak & Koch (1991) afirman que en la mayoría de deportes de equipo, como el futbol o el balonmano, las lesiones de tobillo son muy comunes. Y presentan un caso de una luxación subastragalina medial en un jugador de balonmano: El atleta se lesionó durante un partido de balonmano de segunda división: fue abordado durante un salto, y al caer aterrizó con su pie izquierdo en el pie de un oponente. Tras la reducción bajo anestesia general, el tobillo fue inmovilizado en un molde de yeso durante ocho semanas.

    Bosch (2001) afirma que una de las causas principales de los esguinces es la práctica de deportes, como el lanzamiento de peso y de jabalina, así como de otros deportes en los que el manejo de la muñeca desempeña una función importante, como el balonmano y el baloncesto.

    Calleja et al (2009) proponen la crioterapia como posible método de recuperación a utilizar durante la competición. Dada la alta incidencia de patología lesional que se presenta en estructuras articulares diana como rodillas y tobillos, es recomendable la aplicación local de hielo. Además afirman que con la realización de un buen estiramiento se pueden obtener efectos beneficiosos como son, entre otros:

  • Ayudar al tratamiento y rehabilitación de diferentes lesiones deportivas.

  • Prevenir las lesiones deportivas, por mejorar la flexibilidad muscular.

    Drobnic & Figueroa (2007) nos recuerdan que, en deportes como el fútbol, el baloncesto, el balonmano, etc., lo físico es entrenable y que un buen físico permitirá entrenos de mejor calidad, mejor recuperación de los mismos, menos lesiones y, en su caso, facilitará la recuperación de las mismas.

    Ebstrup & Bojsen-Møller (2000) destacan las lesiones de rodilla, y en particular las lesiones del ligamento cruzado anterior, al ser muy comunes en los equipos europeos de balonmano y baloncesto y de gran preocupación para los jugadores, sus instructores y las asociaciones deportivas. Además ponen como ejemplo el caso de una jugadora de balonmano de élite: Justo antes de la línea de tres metros se eleva en un salto con su pie izquierdo mientras realiza un armado del brazo derecho. Aterriza con su pie izquierdo y continúa avanzando a velocidad elevada. Para evitar la colisión con el portero, cambia su dirección hacia la derecha. Durante este desplazamiento la jugadora, cargada sobre su pie izquierdo, parece bloquearse sobre el suelo y con la rodilla en valgo el muslo cambia de una rotación inicialmente externa a una interna. La ruptura del LCA fue diagnosticada por artroscopia.

    Fernández Antequera et al (1999) describen las lesiones tanto osteo-articulares como musculares, de mayor incidencia en la práctica del balonmano. Presentan un estudio estadístico de la casuística de estas lesiones por localizaciones anatómicas. Describen la localización y naturaleza de los traumatismos, los mecanismos de producción y alteraciones morfológicas, los mecanismos lesionales y el tratamiento, tanto preventivo como en las distintas fases de la lesión (fase aguda y fase crónica).

    Ferrer Contreras (2007), en su estudio acerca de métodos de entrenamiento de fuerza en el balonmano, destaca el elevado número de lesiones que han sufrido las jugadoras de balonmano provocadas por el propio lance del juego en competición de máximo nivel.

    Fort Vanmeerhaeghe et al (2008) nos explican que las lesiones de tobillo, por su localización, son muy comunes en una amplia variedad de deportes, entre ellos el balonmano. El pie es la zona de contacto del cuerpo con el suelo, por lo que durante las actividades deportivas se ve sometido a fuerzas de gran intensidad. Debido a la necesidad de establecer un control excéntrico durante el aterrizaje, las lesiones del pie y del tobillo son muy frecuentes. Señalan además que la incidencia de lesiones puede reducirse con un programa de intervención multifactorial en jugadores de fútbol, o con un programa de entrenamiento con platos inestables sobre el tobillo, combinado con un buen calentamiento, en los equipos de balonmano.

    Garrido Chamorro et al (2007) afirman que el entrenamiento de la fuerza y la flexibilidad en balonmano suponen un beneficio en el rendimiento deportivo y también una prevención de las lesiones, de tal manera que la valoración de esta fuerza es importante para el correcto control y planificación del entrenamiento de la fuerza.

    Krosshaug et al (2006) indican que estudios recientes de los deportes de equipo como el fútbol y el balonmano europeo han demostrado que las lesiones sin contacto del ligamento cruzado anterior (LCA) se pueden prevenir a través de programas de formación centrados en el control de la rodilla, el equilibrio, la técnica y la fuerza.

    Langevoort et al (2007) afirman que las lesiones son una gran preocupación en la mayoría de los deportes de equipo, como el balonmano. Por lo tanto, la prevención debe ser una prioridad en todos los equipos. Los equipos nacionales probablemente tienen los mejores médicos y fisioterapeutas disponibles, pero puede ser cuestionado si la mayor parte del tiempo se utiliza en tratar lesiones o impedir que vuelvan las lesiones entre los jugadores. Es necesaria más atención al diagnóstico y la prevención de lesiones de cabeza. La vigilancia de los traumatismos puede ayudar a determinar necesidades y posibilidades de intervenciones preventivas para hacer del balonmano un deporte más seguro. Asimismo, la incidencia de lesiones en el nivel superior de torneos de balonmano es alta en comparación con los jugadores aficionados, pero similar a la tasa de lesiones de los torneos de fútbol en el mismo nivel. El elevado número de lesiones de cabeza y extremidades inferiores es una preocupación y debe ser seguido cuidadosamente en el futuro. El Juego Limpio es un aspecto esencial en la prevención de lesiones, por lo tanto, una estrecha cooperación con los árbitros será necesaria para que el balonmano sea un deporte más seguro. El registro de lesiones debe ser continuado para estudiar el desarrollo de lesiones y los esfuerzos preventivos tienen que ser una prioridad en el futuro.

    Machado Sánchez (2008) aconseja calentar antes de practicar ejercicio físico, ya que evita lesiones del aparato locomotor (esguinces, rotura de fibras, contracturas, etc.) y del aparato cardiorrespiratorio. Los beneficios de un calentamiento previo al inicio del partido de balonmano son innumerables: reducen el riesgo de lesiones, aumentan la flexibilidad del músculo, facilita la recuperación después del esfuerzo, etc. mientras que la realización de un calentamiento incorrecto constituye una de las causas principales en la aparición de lesiones.

    Miranda Lozano (2009) se basa en distintos autores, quienes mostraron una disminución en la incidencia de lesiones en LCA (ligamento cruzado anterior) mediante el trabajo de propiocepción, afirmando también que no sólo disminuían las lesiones, sino que en ningún caso el trabajo de la propiocepción podía ser perjudicial. Y concluye que un buen trabajo propioceptivo de rodilla puede reducir la incidencia de lesiones en deportes colectivos, como fútbol y balonmano.

    Núñez Batalla et al (1997) recogen que debido a las características técnicas del balonmano, son más numerosas las lesiones de la extremidad superior que de otras partes del cuerpo, y en especial las de hombro y codo. El jugador de balonmano efectúa numerosos pases a lo largo del partido: frontal, lateral, bajo, de pronación, por detrás, etc. También lanzamientos a portería que se diferencia de los anteriores en la fuerza que se imprime a la hora de realizarlo. Es en el pase frontal y en el lanzamiento donde más se compromete a la articulación del hombro.

    Los fenómenos de estiramiento, por microtraumatismos repetidos, se dan por la gran sujeción del nervio supraescapular en las escotaduras coracoidea y espinoglenoidea por los ligamentos transversos de la escápula superior e inferior frente a la gran movilidad del hombro. Predominan en personas que levanten peso ya sea en su trabajo o como actividad física y en aquellos deportistas con gran solicitación del hombro: balonmano, voleibol, baseball, tenis, surf. Sólo se ven afectados los varones debido a diferencias anatómicas del ligamento transverso inferior de la escápula.

    Olaru et al (2006) destacan el hecho de que la mayoría de los estudios de investigación sobre la prevención de las lesiones deportivas indican la necesidad de nuevos métodos de evaluación y rehabilitación osteomuscular como medidas profilácticas, válidas en todos los deportes. Esta necesidad es más apremiante en los deportes de alto riesgo como el fútbol, rugby, balonmano, baloncesto, etc.

    Olsen et al (2003) observan que los estudios han sugerido una posible relación entre la superficie interfaz del calzado y el riesgo de lesión. Se han analizado cintas de vídeo de 20 lesiones del LCA en un equipo de balonmano, mostrando que las lesiones por lo general se producen durante una planta sin contacto y corte de movimiento o al caer de un tiro en suspensión. El mecanismo de la lesión en todos los casos es una fuerza en valgo-rotación externa o interna con el cierre a la extensión de la rodilla, y parece que la ruptura del LCA se produce en el momento en que el pie es plantado y firmemente fijado al suelo. Olsen et al (2003) citan además a Strand et al (1990), que encontraron en un estudio retrospectivo de equipo de balonmano que jugar en superficies de madera (parquet) daba lugar a una lesión del ligamento cruzado con una incidencia significativamente menor que en los suelos artificiales.

    Olsen et al (2005) subrayan la elevada incidencia que se observa en los adolescentes practicantes de deportes con giro tales como el fútbol, el baloncesto y el balonmano. En estos deportes, las mujeres son de tres a cinco veces más propensas que los hombres a contraer una lesión grave de rodilla. Por otra parte explican que datos recientes de un estudio sobre prevención de lesiones del LCA entre jugadoras adultas de balonmano, indican que un programa de equilibrio y ejercicios de reducción centrados en el control de la rodilla no sólo evita lesiones, sino que también mejora el equilibrio dinámico y que este efecto se mantiene durante al menos doce meses.

    Ordóñez López et al (2007) presentan dos casos de impingement interno del hombro. Los dos son deportistas de élite; el caso 1 es un tenista profesional de 23 años y el caso 2, un jugador profesional de balonmano de 25 años. Ambos practican un deporte en que el gesto deportivo más repetido es el movimiento combinado de abducción y rotación externa. Los autores proponen un protocolo de tratamiento fisioterápico, basado en la fisiopatología lesional del atrapamiento interno, válido para recuperar la función del hombro del lanzador o del deportista.

    Osorio Ciro et al (2007) recogen que los deportes de contacto generan mayor riesgo de presentar lesiones; se destacan al respecto los siguientes: fútbol, rugby, baloncesto, balonmano, artes marciales y jockey. Y señalan que las lesiones ocurren con mayor probabilidad en las competencias que en el entrenamiento.

    Palazzi Coll et al (2000) hablan de las lesiones neurológicas del hombro, las cuales se pueden dar en jugadores de balonmano.

    Rodas Font et al (2006) analizan un reciente estudio comparativo de la incidencia lesional de los diferentes deportes en los Juegos Olímpicos (JJ.OO.) de 2004, en el que la incidencia lesional del hockey es superada únicamente por el fútbol, el balonmano y el baloncesto.

    Sánchez Ramos (2002) explica que las lesiones ligamentosas de tobillo son una de las lesiones más frecuentes del deportista, representando entre un 38% del total de lesiones del aparato locomotor, siendo además incapacitantes si el tratamiento médico no es el adecuado durante todo el proceso. El deporte que presenta una mayor incidencia es el baloncesto, entre un 40-50%, en el fútbol entre un 16-23% y en otros deportes como el atletismo, balonmano y voleibol suponen hasta un 20% del total de lesiones.

    Santos et al (2007) muestran que las lesiones más frecuentes en jugadores de balonmano se localizan en la rodilla, la pierna y los tobillos (miembro inferior) y hombro (miembro superior). Además, Santos et al (2007), citando a Ejnisman et al (2001), subrayan la relación entre las lesiones músculo-esqueléticas en el hombro de atletas de balonmano con el número excesivo de lanzamientos.

    Sirvent Belando et al (2000) estudian la suplementación en antioxidantes para los jugadores de balonmano, que podría estar justificada en los porteros por diversas causas (muy posiblemente relacionadas con su función de juego), también en jugadores lesionados (para recuperar antes la lesión tisular) y en jugadores que lleven dietas muy descompensadas, sobre todo con un exceso en la ingesta de grasas.

    La Sociedad Española de Medicina General-SEMG (2006) analiza las lesiones de miembros inferiores en deportistas que practican balonmano, condicionadas al aterrizaje tras elevación en el momento del lanzamiento, y que suelen afectar al miembro homolateral relacionado con el miembro superior dominante, por ser este miembro inferior el que resiste la mayor parte del impacto de carga en la toma de contacto contra la superficie de juego en el momento de la caída. La mayor parte de las lesiones afectan al tobillo, sobre todo lesiones del ligamento peroneo-astragalino anterior y peroneo-calcáneo, siendo menos frecuentes las de peroneo astragalito posterior y deltoides. En el caso de la rodilla, la peor parte suele llevarla el ligamento lateral interno en ocasiones acompañado del menisco interno.

    La Sociedad Española de Medicina General-SEMG (2009) señala que en los deportes de equipo como el fútbol, el balonmano, el baloncesto o el rugby es donde se registra un número más alto de lesiones, en la mayoría de los casos producidas por contusiones (40%), según distintas estadísticas realizadas por expertos de la Escuela Española de Traumatología del Deporte de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). Así, en la práctica del balonmano, las más frecuentes son las lesiones de rodilla (60%). También se observan casos de epicondilalgia (popularmente, “codo del tenista”) en los porteros, así como arrancamiento del tendón extensor de los dedos, tendinopatía y/o rotura del tendón de Aquiles, tendinopatía del manguito de los rotadores, tendinopatía rotuliana y fascitis plantar.

    Vincenzi da Silva et al (2008) indican que durante muchos años el ejercicio isocinético ha sido utilizado para el fortalecimiento muscular después de lesiones deportivas y para incrementar la resistencia muscular en atletas de alto rendimiento, entre ellos jugadores de balonmano de alto rendimiento.

    Viribay Lorite et al (2005), en la misma línea que otros estudios revisados, encuentran un número similar de lesiones graves en deportes como el balonmano, voleibol, baloncesto y lucha, posiblemente debido a que se trata de deportes intensos, con contacto y que son mayoritariamente practicados por la población general.

3.     Conclusiones

    Tras esta revisión bibliográfica, llegamos a una serie de conclusiones acerca de las lesiones en el balonmano, así como sobre su etiología, tratamiento y prevención:

  • Se puede afirmar que las lesiones más comunes, tanto osteoarticulares como musculares en balonmano, se localizan en:

    • Parte superior del cuerpo:

      • Cabeza.

      • Extremidad superior (hombro, codo y mano).

    • · Parte inferior del cuerpo:

      • Pierna.

      • Rodilla, con especial hincapié en ligamento cruzado anterior.

      • Tobillo.

  • Entre las causas más frecuentes se observan las siguientes:

    • Se trata de un deporte de contacto muy intenso.

    • Choques entre jugadores.

    • El manejo de la muñeca presenta una función importante.

    • Sobrecarga debido a la repetitividad de impactos.

    • Pase frontal y lanzamientos excesivos.

    • Pie plantado y fijado en el suelo, con cambio de una rotación externa a interna.

  • Respecto al tratamiento, es conveniente seguir determinadas recomendaciones:

    • Tratamiento médico adecuado durante todo el proceso.

    • Crioterapia como método de recuperación durante la competición.

    • Trabajo de propiocepción.

    • Ejercicio isocinético.

    • Protocolo de tratamiento fisioterápico.

  • Por último, hay que resaltar la importancia de la prevención de lesiones mediante distintos métodos:

    • Programa de entrenamiento para mejorar flexibilidad y fuerza.

    • Programas de formación centrados en el control de la rodilla, equilibrio, técnica y fuerza.

    • Estiramientos previos a la práctica del balonmano.

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