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Consideraciones acerca de los jugadores de reemplazo en el béisbol

 

Profesor de la Facultad de Cultura Física de Matanzas en la asignatura “Béisbol”

Exjugador de los equipos de su provincia durante un total de 12 series nacionales

Fue integrante de la selección nacional de su país en distintos eventos internacionales

MSc. Leonardo Goire Prada

leonardo.goire@umcc.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          Los jugadores de reemplazo en los equipos de béisbol cumplen un rol muy destacado, pues los mismos deben competir en situaciones difíciles de juego, sustituyendo por lo general a hombres talentosos que han alineado de manera regular en su nómina. El presente trabajo pretende establecer algunas consideraciones, que al abordar la necesidad de los peloteros sustitutos, muestre a los directores de diferentes planteles cómo actuar en esos casos.

          Palabras clave: Béisbol, Jugador de reemplazo. Pelotero sustituto

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 144 - Mayo de 2010

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Introducción

    En los deportes con pelota son usados con bastante frecuencia los llamados jugadores de reemplazo. En el caso del béisbol, tales deportistas cumplen roles de gran importancia, pues su inclusión en la competencia obedece siempre a requerimientos insoslayables: sustituir a peloteros lesionados o expulsados del partido, fortalecer posiciones ofensivas o defensivas, aumentar la velocidad en el corrido de las bases, etc.

    No es extraño que una parte de los juegos de béisbol se decidan por intermedio de los jugadores emergentes. En la rica historia de este deporte, podrían citarse ejemplos muy elocuentes que muestran la utilidad de esos peloteros de reemplazo. Sin embargo, no siempre se tiene una adecuada apreciación, por parte de los cuerpos de dirección de los equipos involucrados, de la importancia que tienen para sus elencos, tan imprescindibles deportistas.

    Pero en su afán de convertirse en jugadores regulares, pues ello le daría la oportunidad de jugar con una mayor frecuencia, estos peloteros tampoco llegan a apreciar con toda justeza su rol en la banca.


    El presente trabajo, a partir de las experiencias prácticas de su autor, pretende establecer consideraciones que ayuden a entender, con mayor certeza, el papel de los hombres que deben sustituir a los que han alineado inicialmente.

Desarrollo

    Resulta imprescindible para cualquier equipo, en el béisbol actual, poder contar con jugadores estelares en cada una de las nueve posiciones básicas del juego (ofensivas y defensivas), capaces de luchar con denuedo por el triunfo en los diferentes partidos en que se participe, de la misma manera que se impone la necesidad de poseer uno o varios peloteros que, estando en el banco, puedan, en algún momento crucial, suplir a los regulares y coadyuvar a la victoria.

    Las circunstancias para sustituir a los que ocupan un lugar determinado en la alineación regular, podrían ser diversas. Hay peloteros que por su calidad individual, la experiencia competitiva acumulada, su maestría deportiva, o simplemente por ser zurdos o derechos, resultan de gran utilidad a los directores de clubes para el empleo eficaz de tácticas y estrategias colectivas, que den al traste con sus aspiraciones de ganar.

    Muchas veces ha ocurrido que determinados jugadores coincidan en épocas con otros peloteros estelares, pero en modo alguno significa que estos, no poseyeran una calidad a toda prueba y que no fueran capaces, en momentos claves, de dar un aporte decisivo a sus nóminas, en situaciones comprometidas del juego.

    Los años de experiencia competitiva acumulados por este autor, practicante también del deporte de las bolas y los strikes, le dieron la oportunidad de confirmar que los equipos que pretendan estar en la élite de los diferentes campeonatos, en cualquiera de las categorías establecidas, requieren inobjetablemente contar, al margen de sus estelares, con uno o varios jugadores de reemplazo.

    Dadas las circunstancias en que estos jugadores deben salir a competir, requieren estar adecuadamente preparados para asumir su rol en el partido. En ese proceso, deben estar involucrados, no sólo los directores de equipos, sino también los entrenadores de cada una de las áreas y psicólogos, los que deberán trabajar convenientemente para ese instante. En función de la necesaria preparación de estos peloteros es preciso dosificar concienzudamente sus entrenamientos, de manera que al concebir los elementos físicos, psíquicos y técnicos tácticos, se tenga en cuenta que al permanecer ellos inactivos por mucho más tiempo, en sus respectivos bancos, alcanzar y mantener su forma deportiva constituye un reto sumamente difícil e importante.

    El trabajo con los llamados sustitutos reviste tal envergadura que no se puede dejar de tener en cuenta, dada la real connotación de cohesión grupal que el béisbol amerita, potenciar las siguientes situaciones:

  1. Concientizar el rol que deben desempeñar los jugadores en su condición de reserva o suplentes.

  2. Promover sus aportes críticos durante los debates técnicos.

  3. Lograr su desarrollo a la par de los regulares, pero sin que entorpezcan el desempeño de sus similares.

  4. Evitar actitudes contraproducentes en sus relaciones con otros jugadores.

  5. Involucrar a estos jugadores para que con sus criterios enriquezcan los análisis colectivos acerca de los equipos contrarios.

  6. Combatir cualquier expresión manifiesta de apatía en las prácticas diarias, de desgano o de poca agresividad.

    Para quienes dirigen una selección beisbolera se impone desde un primer momento no crear falsas expectativas en los jugadores que cumplen el rol de suplentes, tratando de ser claros y objetivos en el diálogo con ellos, definiendo cada una de las líneas de trabajo en el conjunto, con el objetivo de que tributen a su colectivo con gran entusiasmo y positivismo. Pero para alcanzar este propósito es necesario que los mentores conozcan el arte de dirigir, además de poseer la rica experiencia que proporciona el haber jugado béisbol.

    No es extraño que muchos de los jugadores utilizados como emergentes, consideren a sí mismos, poseer las aptitudes suficientes para alinear de manera regular en su equipo. Es el director del colectivo quien tiene la responsabilidad de hacer entender la positiva confrontación existente, haciendo valer con su autoridad la decisión más justa, evitando todo tipo de antagonismo innecesario, lo que pudiera devenir en una bomba de tiempo para los intereses de cualquier colectivo de peloteros. En tales circunstancias es imprescindible que se definan las diferencias entre los jugadores, expresando lo que es atribuible a los regulares o a los sustitutos, según los requerimientos técnico tácticos preestablecidos y que pudieran tener su justificación en aspectos que respondan a la lateralidad definida, velocidad de sus piernas, experiencias competitivas, mejor defensiva, fuerza del brazo, fuerzas en sus muñecas, etc.

    Un buen director debe, desde los entrenamientos, establecer reglas y prioridades dentro de su equipo, cuestiones que podrían conducirle, invariablemente, al triunfo colectivo. En tales circunstancias se llegan a definir los jugadores con más talento o perspectivas de éxito. Pero a veces no basta con determinadas cualidades y potencialidades, sujetas ellas a caprichos individuales, las que podrían afectar el tan necesario e imprescindible juego de equipo. De la misma manera que ocurre con los llamados estelares, se acondiciona el rol que debe cumplir la banca. En este último caso jamás se debe lastimar el ego y empuje de esos peloteros de reemplazo, muchos de ellos interesados en llegar a imponerse por intermedio de sus propios méritos.

    Es sabido que hay jugadores que al calor de la propia competencia y pasado un tiempo prudencial, llegan a alcanzar resultados loables no mostrados en un inicio, por lo que hay que darle la confianza y posibilidad para que lleguen a alcanzar su forma deportiva, sin abandonar la competencia; máxime si se sabe que el torneo es de larga duración. Puede darse el caso de aquellos jugadores que estando muy mal a la ofensiva, son sin embargo verdaderos cerrojos defensivos y en tal caso, es notorio que permanezcan dentro de la alineación. Pero hay casos en que la dirección de un elenco mantiene de manera regular a determinado pelotero en la alineación, considerando que es éste una estrella capaz de seguir aportando lo mejor de sí, muy a pesar de haberse notado una baja sensible en su accionar, dada por encontrase atravesando desajustes en su desempeño ofensivo o defensivo (slum) o porque sencillamente no ostente sus mejores momentos competitivos. Se conoce de casos en que los managers se ven influenciados negativamente a partir de la propia opinión de esos jugadores, empeñados en mantenerles en la posición muy a pesar de la realidad.

    La inmovilidad en los turnos al bate, lejos de favorecer los resultados positivos, es muy a menudo la causa de una ofensiva errática y poco oportuna, lo que equivale a una derrota segura. En todos esos casos se fomenta, más que otra cosa, un creciente malestar entre los hombres que aguardan su momento desde el banco, creándose indisciplinas o descontento general. Es por ello que la dirección en el béisbol tiene que ser una acción colectiva, donde se definan oportunamente las responsabilidades individuales.

    La utilización de los jugadores de reemplazo en el béisbol es muchas veces motivo de triunfos, pero para lograr que ese rol se cumpla satisfactoriamente, los directores deben mostrar sus potencialidades para discernir con toda justeza.

Conclusiones

    La dirección de un equipo de béisbol debe atender priorizadamente a la conformación de su nómina, estableciendo los jugadores regulares y sus sustitutos, para lo que conformará, desde el propio entrenamiento, la preparación necesaria en todos los órdenes de la competencia. La capacidad y talento de los peloteros de reemplazo deben devenir en seguras fortalezas y no en probables debilidades.

Bibliografía

  • ALFONSO LÓPEZ, Félix Julio (2008) Con las bases llenas. Béisbol, historia y revolución. Editorial Científico Técnica. La Habana, Cuba.

  • COLECTIVO DE AUTORES (1990) Psicología. Editorial Planeta. Moscú. URSS. 469p.

  • EALO DE LA HERRÁN, Juan (1984) Béisbol. Editora Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana. 270p.

  • FONSECA MÁRQUEZ, Márquez, A. (1998) Béisbol, preparación técnica especial. Ciudad de la Habana. Editorial científico - técnica.

  • HARRE, D. (1983) Teoría del entrenamiento deportivo. Ciudad de la Habana. Editorial Científico - Técnica.

  • REYNALDO, Franger (2006) Del Béisbol casi todo. Ciudad Habana. Editorial Deportes.

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