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La compulsión por la belleza

 

Psicólogo, Especialista en Psicología Organizacional

Universidad de Antioquia

Instituto Universitario de Educación Física, Medellín

Luis Fernando Acevedo Ruiz

enviref@gmail.com

(Colombia)

 

 

 

Resumen

          La búsqueda de la belleza corporal cumple, a lo largo de la historia, una importante función para las culturas en cuanto medio para la identidad y cohesión. Sin embargo, en muchas ocasiones, los medios empleados para alcanzarla se caracterizaron por sus efectos nocivos para la salud y su crueldad. Hoy, cuando el mundo se volvió una aldea debido a la globalización y el desarrollo de las TIC (o, mejor, totalitarismo capitalista global soportado en las TIC), se induce con toda facilidad a las personas a ser-en-el-consumo. En la actualidad la búsqueda de belleza es uno de los más poderosos imperativos sociales que se caracteriza por la crueldad de sus medios, la actitud de negación de la realidad y se asocia estrechamente con el goce sexual como vía para el ser. La falta de profundidad en el análisis de la realidad conduce a una visión reduccionista de problemas como la anorexia, que todavía se suele relacionar con la búsqueda del ideal corporal y frente a la cual se plantea otra posible mirada. Se mencionan los medios más comunes para alcanzar la belleza, que ponen en evidencia la negación de la realidad. Los profesores y profesionales de la salud pueden contribuir a la disminución del comportamiento compulsivo mediante una labor educativa, que empieza por reconocerse en el problema, en aras propiciar una actitud vital más sana en las personas.

          Palabras clave: Alienación. Belleza. Consumismo. Cuerpo. Dominación. Estética. Globalización. Objetivación. Sexualidad. Totalitarismo. Vulnerabilidad

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 142 - Marzo de 2010

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Presentación

    Motiva la elaboración de este ensayo la recurrencia de la pregunta por la belleza corporal como un tema de especial interés para personas que se desempeñan y/o se forman en el campo de la educación física, aunque concierne también a profesionales de la salud, la educación, la sociología, la psicología.

    Prevalece en la actualidad un imperativo de belleza corporal que impele a exceder los límites de la salud, con consecuencias negativas para la persona y su vínculo con otros. Algunas de sus manifestaciones se constituyen en problemas para la intervención profesional en diferentes áreas.

    Se hará alusión a su posible función psico-sociológica; al contexto socioeconómico global actual; a síntomas de la época relacionados con la belleza corporal, como las cirugías estéticas, el ejercicio físico, las conductas alimentarias y, a modo de cierre, al rol, a veces cuestionable, de las diversas profesiones, en un intento por señalar el cruce del límite hacia lo patológico.

    Salvo quizás en la breve mención a la anorexia, el ensayo no devela nada nuevo; llama la atención sobre un tema tan común como complejo, que demanda un mayor análisis y comprensión en el abordaje profesional.

El sentido de lo bello

    La belleza es una cualidad que un individuo o grupo atribuye a aquello que produce placer cuando se percibe y se puede definir como la experiencia estética. Tiene a su vez una connotación subjetiva y colectiva.

    Aunque en algunas especies se observan manifestaciones que podrían indicar su origen y función, están asociadas casi exclusivamente con los procesos de adaptación (color, movimiento, tamaño, forma).

    En los humanos el sentido y disfrute de lo bello está presente desde los albores de la especie. Cada colectivo humano ha establecido patrones de belleza que favorecen la identidad, la cohesión y la transformación sociocultural. La belleza corporal, tema que nos ocupa, se ajusta también a dichos propósitos.

    Ser bello genera al individuo una sensación de valoración y confianza en sí, porque además de verse y sentirse bien recibe el reconocimiento y la aceptación de los demás, aunque normalmente también hay aceptación de aquellos, la mayoría, que alcanzan no se ajustan al ideal y por ello se otorga valor al embellecimiento mediante adornos, indumentaria, pintura, tatuajes, entre otros.

    La búsqueda de la belleza corporal cumple entonces una importante función social. Sin embargo se debe señalar que, en muchas culturas y diferentes épocas, la búsqueda de belleza se hizo a expensas de la salud: deformaciones (cráneo, cuello, pies), perforaciones, laceraciones, quemaduras, entre otras, con un componente de extrema crueldad.

    La belleza corporal puede tener, sin dudas, un componente erótico, pero no exclusivamente; esta connotación se puede considerar más un síntoma moderno que una función inherente a ella, como se intentará exponer más adelante.

    Como ocurre con casi toda manifestación social o cultural, difícilmente se alcanza y se mantiene un equilibrio, el justo medio aristotélico. Como se ha señalado, la búsqueda de belleza corporal, en la actualidad, trae consigo también efectos adversos para el individuo y la sociedad debido a la imposibilidad o el costo de alcanzar el imperativo estético especialmente en esta, la época del desafuero.

Consumo, luego existo. El imperativo moderno

    Rige al mundo un verdadero totalitarismo global basado en las tecnologías de la comunicación y la información, donde prevalece el interés privado sobre el interés común. La acumulación de capital y la usura son la fuente suprema del poder, el fetiche que anima la avaricia de los dueños de la banca y las grandes empresas transnacionales, propietarias a su vez de los principales medios de comunicación, cuya función obedece en todo a sus intereses económicos y políticos.

    Debido a su desarrollo, los medios han hecho de este, un planeta cada vez más pequeño, literalmente una aldea. En el caso de la red, por ejemplo, las metas de conectividad avanzan a pasos agigantados, a veces con el sospechoso apoyo de fundaciones altruistas o ricos surgidos de la nada, entidades internacionales y el especial interés y respaldo de los gobiernos, sobre el espejismo de un mejor mundo para todos, aunque la realidad cotidiana evidencie que el mundo seguirá siendo mucho mejor para cada vez más pocos.

    En estas condiciones, las personas quedan a merced del imperativo consumista; la saturación publicitaria invade la vida de las personas y las obliga al consumo, pues hoy el Ser se define por su capacidad para consumir, con un poder de persuasión tal que aún cuando se conoce sobre los riesgos de algún producto o sobre las prácticas indebidas de muchas empresas, su consumo no disminuye porque al parecer la información no se toma en serio, prevalece la negación de la realidad o, simplemente, importa más el goce del acto (consumir) que la vida propia o la ajena.

    La mayor parte de los gobiernos son incapaces -o no les interesa- proteger a sus ciudadanos del bombardeo consumista; generalmente el control, cuando se hace, se limita a tomar algunas medidas para calmar la inconformidad de la población mediante una tímida legislación o sanciones irrisorias, como es el caso de las advertencias en las cajetillas de cigarrillos y las bebidas alcohólicas.

    La labor educativa enfocada a la promoción de valores y al cuidado de la salud tampoco alcanza a contener la descomunal ambición de las grandes empresas, dueñas por lo general de los medios, como se ha señalado, y con una fuerte incidencia sobre el destino de las naciones y sus gobiernos.

    Al respecto se invocará, claro, la libertad; solo que en estas condiciones la libertad es la base sobre la que se sustenta la inequidad.

Vulnerabilidad psicológica y compulsión

    Como resultado del emprendedor espíritu comercial de la época, múltiples hallazgos sobre el psiquismo humano han servido de soporte para definir aquello que es susceptible de negocio e instrumento ideológico de dominación. Se ha descubierto que el aprendizaje se produce básicamente por imitación y por repetición de estímulos; que los seres humanos, como todos los seres vivos, estamos fuertemente condicionados por factores externos; que, psicológicamente, somos altamente vulnerables; que somos proclives a desarrollar compulsiones y que un sujeto compulsivo es un débil mental.

    Se sabe pues que a uno le pueden crear fácilmente todo tipo de necesidades y venderle al precio que sea cualquier cosa. Es la lógica por la que se rige la sociedad actual.

    Por compulsión puede entenderse una conducta que se repite porque el sujeto no tiene control sobre ella; la compulsión se asocia con el goce en cuánto satisfacción pulsional y está más allá de lo consciente.

    Así, puede afirmarse que el ser humano moderno es un consumidor compulsivo que obra sin mayor juicio crítico y se ve mentalmente debilitado por la persistente e invasiva oferta de la sociedad de consumo, principalmente a través de los medios. Asistimos desde hace mucho tiempo a la materialización del totalitarismo basado en la tecnología, anunciado en la literatura desde comienzos del siglo veinte por el ruso Evigeni Zamiatin, sobre el que vuelven posteriormente Aldous Huxley, George Orwell y Ray Bradbury, entre otros: una sociedad en la que se obedece ciegamente, donde el sentido crítico del sujeto es objeto de sospecha, persecución y aniquilación; fenómeno nada nuevo en la historia, solo que antes no se alardeaba tanto como hoy con la libertad individual.

    Los sectores de la sociedad o los sujetos que cuestionan este modelo y abogan por otros estilos de vida no alcanzan a ser más que unas tímidas voces en el desierto, en riesgo permanente de padecer la exclusión de múltiples formas. Se los tolera en tanto conviene una inocua oposición, cuya existencia a su vez valida la idea de democracia actual. Es decir, aceptar la existencia de inofensivos disidentes es el mejor medio para negar el totalitarismo.

    Tomar distancia del imperativo amo consume implica un alto costo para la persona, de tal forma que, en lugar de rebelarse, mejor lo acepta. El libre albedrío no lo es tanto y la autonomía no pasa de ser una destacada aspiración que solo puede alcanzarse por momentos y bajo ciertas circunstancias, si el medio lo favorece, la persona tiene la capacidad y es tan afortunado como para ser considerado inofensivo.

    Más allá de abogar por la des-responsabilización del sujeto se trata de reconocer su alta vulnerabilidad psicológica y el poder de de dominación que se ejerce hoy sobre las personas.

Cuerpo para el goce sexual

    La dimensión sexual humana es importante, pero debe tenerse en cuenta que además de la obtención de placer sirve a dos propósitos importantes: la preservación de la especie y el fortalecimiento del vínculo con otros (grupo, pareja, familia). Así pues, no todo es sexualidad o, mejor, no todo comportamiento humano esconde un propósito sexual.

    Sin embargo hoy prevalece el propósito del goce sexual, con una hipervaloración en la que parece confabularse la ideología de la libertad individual a ultranza, una teoría psicológica mal interpretada y una creciente, incontrolada e invasiva proliferación de la pornografía a través de diferentes medios y manifestaciones, especialmente en Internet.

    En cuánto fuente de goce (satisfacción pulsional) la sexualidad es a la vez prohibida y estimulada (otra característica del mundo moderno: aceptación sin mayor conflicto de la disonancia cognitiva, porque todo vale, todo está justificado). La sexualidad es, en todo caso, otro aspecto de la vida humana sobre el cual se desarrolla fácilmente una compulsión.

    El cuerpo en la modernidad es hiper-erotizado pues al parecer sexualidad es todo; se convierte así en objeto para un goce cada vez más errático y en valiosa mercancía; la industria del sexo es de las más florecientes en el mundo y sirve incluso como instrumento ideológico y político en la causa por la occidentalización del mundo. El ideal estético reclama entonces ya no un cuerpo objeto para la admiración (dimensión estética) sino un cuerpo para el goce sexual (dimensión objeto), que es cada vez más difícil de alcanzar o mantener, en especial a medida que pasan los años.

Los medios para alcanzar la belleza corporal

1.     Dieta

    La modificación de los hábitos alimentarios es la forma más eficaz para mantener o disminuir el peso corporal y se basa en una regla tan simple como lógica:

  • Equilibrio entre el consumo y el gasto energético, para mantener el peso y la forma

  • Desbalance a favor del gasto energético, para disminuir el peso y alcanzar una forma delgada, según el imperativo actual.

    Si se quiere perder peso mediante una dieta, se debe disminuir el consumo de alimentos o sustituir una parte ellos sin poner en riesgo la salud, es decir, siempre bajo supervisión profesional. Otros procedimientos relacionados con la dieta, por lo general los más acostumbrados, ponen en riesgo o afectan la salud. En el mejor de los casos son inocuos y casi siempre producen el efecto contrario. Algunos de ellos consisten en la privación o desbalance extremo de la dieta.

    La dificultad para controlar el peso mediante la dieta tiene qué ver, de un lado, con la abundancia y diversidad de alimentos, y, de otro lado, con que el placer derivado del comer; no en vano las personas comen para disminuir los estados de ansiedad y depresión, otros dos males de moda.

    Se genera así un conflicto entre la necesidad de un cuerpo bello y el placer de comer, oportunidad para la oferta de métodos y productos para controlar o disminuir el peso, con las consabidas consecuencias.

Otra mirada a la anorexia

    Comentario especial merece la anorexia que se asocia, erróneamente, con la búsqueda del ideal estético. Si en las personas obesas se sacrifica el ideal corporal a cambio del placer que produce comer, en la mujer anoréxica el sacrificio del ideal corporal podría interpretarse como un acto de reivindicación de su condición de sujeto, es decir, una sublevación contra el imperativo social femenino:

    La mujer es, sólo si tiene un cuerpo lindo qué ofrecer para el goce sexual

    La mujer anoréxica se defiende contra ese terrible ideal social femenino, convirtiendo su cuerpo en esqueleto para hacer visible su persona.

    Esta hipótesis se plantea a partir de los relatos de al menos cinco mujeres jóvenes, estudiantes universitarias de las carreras Educación Física - Nutrición y Dietética, entre 2005 y 2007, que asistieron a consulta psicológica y presentaban síntomas de anorexia, en las cuales se observaban otros rasgos comunes como,

  • No maquillaje

  • Uso de ropa ancha que esconde el cuerpo

  • Expresión corporal de apatía o tristeza

  • Expresión verbal precisa y cortante

  • Lentitud

  • Pocos amigos varones

    Cuyo propósito podría interpretarse como el esfuerzo por repeler la mirada erótica.

2.     Gimnasios

El ejercicio físico

    Junto con una alimentación saludable, el ejercicio es un medio eficaz para mantener una buena condición física y un cuerpo tonificado, bello, si se quiere. Sin embargo, también en la búsqueda de belleza corporal a través del ejercicio ocurre algo parecido a lo mencionado sobre la dieta: prevalece la expectativa del milagro, un gran logro sin esfuerzo o se incurre en prácticas que afectan la salud.

    Aún cuando se ha intentado regular y orientar la actividad de los gimnasios hacia el cuidado de la salud y la inclusión de otros grupos poblacionales, por lo menos en nuestro medio el único cambio significativo que han experimentado los gimnasios en los últimos años es el desplazamiento de musculosos por la masa de adeptos al boom de un mal entendido fitness, un fitness tipo comercial de televisión. No deja de sorprender, por ejemplo, que personas relacionadas con el medio – enseñan o practican - no conozcan el significado del término y aún lo asocien con las prácticas de moda.

    El gimnasio, ahora más que nunca, sigue siendo un lugar de miradas, un espacio para el narcisismo, la vanidad, el alarde, la exclusión (censura al que no usa indumentaria de marca, burla al que envejece, a la que quedó mal operada) es solo que, como ahora se le asocia la idea de la salud y el bienestar, la disonancia cognitiva disminuye y la práctica en el gimnasio – sea cual fuere – es aceptada, está de moda.

3.     Sustancias

    Por lo general aquellas que favorecen el aumento de masa muscular o inhiben el apetito y se usan sin prescripción o control médico.

4.     Quirófanos

    Como se ha señalado, el cuerpo para el goce sexual (desde la mirada hasta el contacto) requiere destacar algunas partes del cuerpo mediante adición, sustracción o rectificación. En estas prácticas es donde se pone en mayor riesgo la salud. Tema frecuente de los noticieros son los casos de personas que enseñan las secuelas de dichas cirugías, pero en estos casos la moraleja es acudir a los mejores. Así, lo que se hace es incentivar más esta nueva necesidad.

A modo de conclusión

    Aunque todo parece ir en contra de alcanzar una vida tranquila y satisfactoria, pues nos impulsa a lo contrario, los educadores y profesionales de la salud debemos y podemos, por lo menos, evitar promover sentimientos, pensamientos y comportamientos conducentes a la frenética búsqueda de belleza corporal.

    Es necesario tener en cuenta que si uno es modelo para otros, lo que exprese con palabras, gestos o silencios tiene efectos de muy diversa índole en los otros, no sólo en quien nos ve sino en quienes interactúan con él. Aunque no puede saberse el alcance de esta influencia, es un hecho.

    En primer lugar hay qué preguntarse hasta dónde uno mismo está involucrado en esa búsqueda; en segundo lugar, qué de eso transfiere a los demás; en tercer lugar, informarse bien sobre el problema y comunicarlo adecuadamente a los otros.

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