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Una lectura sistémica de las capacidades físico-motrices

con relación a la perceptivo-motricidad

 

Laboratorio de observación de la Motricidad

INEFC- UdL, Lleida

(España)

Marta Castañer Balcells

Oleguer Camerino Foguet

castaner@inefc.udl.cat

 

 

 


Resumen

          Este artículo pretende mostrar una de las aportaciones resultantes del enfoque sistémico de la motricidad que venimos desarrollando en las dos últimas décadas (Castañer y Camerino, 1991; 2006; 2009). Es quizás la implementación que menos hemos prodigado por considerar que la educación física y deportiva siempre se ha centrado, quizás en exceso, en las capacidades físico-motrices en detrimento de otras implementaciones de tipo perceptivo-motriz y de habilidades motrices sobre las cuales sí hemos incidido en otras publicaciones. Exponemos este enfoque mediante ideogramas conceptuales que permiten reflexionar sobre la lectura pretendida. De este modo, cada figura nos permite establecer una dinámica global y sistémica que produce un flujo de interrelaciones entre las diversas capacidades motrices con el fin de facilitar las múltiples combinaciones que podemos llevar a cabo. Pretendemos así que el profesional pueda ofrecer un valor añadido a su trabajo de capacidades físico-motrices al abrir el abanico de componentes perceptivo-motrices que puede introducir en su puesta en práctica.

          Palabras clave: Enfoque sistémico. Capacidades físico-motrices. Capacidades físico-motrices. Motricidad.

 

Este artículo está basado en la obra: Castañer, M. y Camerino, O. (2006): Manifestaciones básicas

de la motricidad. Colección Motiz. Lleida: INEFC y Publicaciones de la Universidad de Lleida


 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 140 - Enero de 2010

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Necesidad de un enfoque global-sistémico

    Consideramos que saberse situar en una perspectiva global-sistémica de estudio en la Motricidad, la Actividad Física y el Deporte, permite hacer uso de los dos grandes procesos cognoscitivos que usamos los seres humanos: el análisis y la síntesis. El análisis nos permite profundizar en cada componente; la síntesis nos permite no perder la visión de conjunto. Todo conocimiento avanza gracias al tándem entre procesamientos de análisis y de síntesis de los componentes que entran en juego y, en el ámbito de la motricidad y el deporte, son tantos los componentes que tenemos a nuestro abasto que hoy en día, es ya reduccionista limitarlo sólo al trabajo de capacidades físico-motrices.

    El concepto sistémico, a partir de la raíz griega systêma, como conjunto coherente de elementos, es la opción que nosotros consideramos más óptima para el estudio de la motricidad. Para ello cabe recordar, entre varias, algunas de las sólidas aportaciones de cariz sistémico: “conjunto de elementos en interacción” (Bertalanffy, 1978; 1979); “conjunto de elementos en interacción dinámica organizados en función de un objetivo” (De Rosnay, 1975); “una unidad global organizada de interrelaciones entre elementos, acciones o individuos” (Morin, 1990).

    El enfoque sistémico, según la figura 1, no hay que confundirlos ni con los enfoques sistemáticos ni con los enfoques holísticos. De ambos incluye aspectos esenciales, por una parte, el procesamiento analítico que supone sistematizar los componentes (identificarlos y clasificarlos) y de otra parte, el procesamiento de síntesis que supones tener una visión global del conjunto de elementos que se hallan en juego. Esta visión flexible es en definitiva, es la fuerza impulsora de toda innovación puesto que contempla la reversibilidad y la capacidad de reconfiguración tan necesarias en la actualidad caracterizada por promover situaciones de cambio y de reorganización.

    Repensar la concepción de las capacidades físico-motrices encaja en esta necesidad. Para ello este artículo se articula mediante ideogramas propios de la teoría de conjuntos para mostrar la sinergia y configuración de las capacidades y contenidos a tratar.

Figura 1. Enfoques de comprensión aplicables a la Motricidad y el Deporte (Castañer y Camerino, 2006; 36)

La base perceptivo-motriz de la capacidades físico-motrices

    Del conjunto de acciones de la actividad motriz, es evidente que las capacidades físico-motrices son más fácilmente observables y, por tanto evaluables y mesurables que las de tipo perceptivo-motriz y socio-motriz. Constatar y cuantificar grados de fuerza, de flexibilidad, niveles de resistencia, etc., resulta más asequible que constatar grados de tonicidad muscular, eficacia en la organización espacio-temporal, incluso determinados factores de lateralidad y de ritmo, a pesar de que existen tests y pruebas estandarizadas y específicas que evalúan tales capacidades.

    Todo profesional sabe que el nivel de partida de las capacidades motrices influye notablemente en las posibilidades de aprendizaje posterior de los elementos técnico-tácticos de la diversa gama de manifestaciones deportivas a las que vaya accediendo cada persona a lo largo de su desarrollo motor. De ahí que sigamos mostrando nuestro desacuerdo hacia aquellos programas de actividad física basados en trabajar sólo capacidades físico-motrices y habilidades por su fácil observabilidad y evaluación, dado que existen tests y pruebas estandardizadas listas para aplicar. Se deja así de lado la riqueza y calidad de las otras capacidades perceptivo-motrices por el simple hecho de que son más complejas de evaluar y requieren mayor creatividad del profesional en el diseño de actividades y ejercicios.

    Consideramos que las capacidades físico-motrices se edifican sobre las capacidades perceptivo-motrices. Autores como Da Fonseca (1987), en su planteamiento conjunto con las aportaciones neurofisiológicas de Luria, defienden que la primera y segunda unidad funcional del cerebro permite el desarrollo de la mayor parte de estas capacidades perceptivo-motrices, tales como la tonicidad, la regulación postural, la lateralización etc. Así, bajo este argumento podemos entender que las capacidades físico-motrices, basan, evidentemente, su acción sobre la estructura anatómico-morfológica del cuerpo pero siempre sobre el potencial que le suministra el óptimo desarrollo de las capacidades perceptivo-motrices.

Lectura sistémica de las capacidades perceptivo-motrices

    Es una lectura que la podemos obtener al considerar lo componentes directamente derivados de la estructura neurológica, específicamente dependientes del funcionamiento del sistema nervioso central. Su ordenación sistémica la mostramos en la figura 2.

    De la combinación entre: la corporalidad, la espacialidad y la temporalidad, se interseccionan las capacidades de: la lateralidad o hemidominancia corporal, el ritmo y la estructura y organización espacio-temporal. T odas inciden sobre las capacidades de: el equilibrio y la coordinación

Figura 2. Modelo sistémico de las capacidades perceptivo-motrices. (Castañer y Camerino, 1991: 56; 2006: 42)

    Tratar las capacidades de tipo perceptivo-motriz requiere también tomar en consideración aspectos más complejos de la corporalidad que, algunas veces, no se prestan tanto a la fácil observación y evaluación. Ladear estas capacidades es un error puesto que suelen ser la clave para comprender problemas de aprendizaje motor que hacen referencia a la lateralidad corporal, orientación temporo-espacial, calidad en el equilibrio, la regulación postural, la sinergia coordinativa, etc.

    Cualquier habilidad motriz y capacidad motriz contiene una dimensión perceptiva proveniente de algún tipo de estimulación sensorial. El valor añadido que nos ofrece atender las capacidades perceptivo-motrices radica en la importancia de nuestra capacidad de discriminación perceptiva que nos permite, en cierta manera, “escoger” y desestimar aquellos estímulos sensoriales que no interesan según la situación u orden dado; si no fuese así, la cantidad de estímulos que nos rodean en cada momento o situación motriz nos desbordaría.

    Nuestra evolución como especie ha ido desarrollando capacidades de determinados órganos sensoriales en detrimento de otros, así hemos atrofiado bastante el sentido del olfato y en cambio, hemos agudizado la capacidad visual, especializando así los símbolos y códigos visuales.

    Los contenidos motrices de tipo perceptivo son susceptibles de aprendizaje, y de igual modo que los contenidos de condición física y las propias habilidades motrices, son también susceptibles de observación y evaluación.

Las capacidades físico-motrices

    Las capacidades físico-motrices requieren respetar los siguientes factores:

Especificidad e idoneidad

    Cada capacidad físico-motriz aporta un componente singular de la motricidad de cada persona lo que requiere un trabajo específico. Debemos intervenir en cada una de dichas especificidades, mostrando como inciden en las diversas actividades físicas y deportivas, así como en su combinación y complementación. Así, por ejemplo, trabajos exclusivamente centrados en el desarrollo de la fuerza muscular irán en detrimento de la flexibilidad en cuanto a movilidad articular y elasticidad muscular. Trabajos que den excesiva prioridad a la velocidad, velocidad de reacción, potencia y agilidad, facilitarán el desarrollo de la resistencia anaeróbica y dejarán de lado el desarrollo de la resistencia aeróbica.

Frecuencia e intensidad

    Como en todo aprendizaje, cada uno de nosotros tiene sus logros, pero lo que nos incentiva y motiva es conseguir mejoras que aseguran poder establecer nuevos retos. Si trabajamos cualquiera de las capacidades y habilidades motrices de manera puntual, irregular, incluso anárquicamente, sólo sirve para constatar el nivel de competencia físico-motriz de cada persona en un momento o situación concreta pero sin ir más allá. Establecer un trabajo de modo regular, pautado y constante ayuda a emerger los procesos de mejora de los cuales cada persona se hace consciente. Si, además potenciamos estrategias de práctica y de motivación podemos llegar a desarrollar programas de acción complejos.

Ordenación y secuenciación

    Se refiere a combinar y secuenciar las capacidades a trabajar. Esta claro que, por ejemplo no abordaremos un trabajo de resistencia aeróbica, tras un trabajo de fuerza máxima, o actividades de velocidad de reacción tras un trabajo de estiramiento postural y muscular. A su vez, debemos combinar las capacidades con las modalidades deportivas y las manifestaciones motrices específicas para cada caso. La ordenación y secuenciación también atañe a los ejes específicos de trabajo implicados en la consecución de las capacidades físico-motrices que muestra la siguiente figura (figura 3). Como profesionales debemos cuidar que todos ellos sean objeto de trabajo y ejercitación. Dependiendo de las actividades tratadas incidiremos en unos u otros en mayor o menor medida, pero siempre propiciando un trabajo integrado y complementado según las exigencias de cada práctica motriz y deportiva.

Lectura sistémica de las capacidades físico-motrices

    La componen los contenidos directamente derivados del funcionamiento fisiológico y de la estructura osteomuscular del organismo. Estas capacidades son susceptibles de ser observadas y medidas de manera más cuantitativa que las capacidades perceptivo-motrices y socio-motrices:

    De la singularidad de las capacidades básicas de: la fuerza; la resistencia; la velocidad y la flexibilidad, se interseccionan las capacidades de: la potencia, la agilidad, la resistencia muscular y el estiramiento muscular.

Figura 3. Ideograma optimizado (Castañer y Camerino, 2006: 124) a partir de la primera ordenación de las Capacidades perceptivo motrices Castañer y Camerino (1991: 56). 

La elongación muscular la exponemos en este gráfico bajo el concepto de “stretching“ debido al gran arraigo que en centroeuropa tiene esta capacidad.

    El conjunto de la figura permite observar que no existe separación neta entre las diversas capacidades físico-motrices, puesto que en la realidad de la práctica motriz, cada capacidad tiene su particular incursión y énfasis, por lo que pueden llevarse a cabo lecturas diversas de su implicación para cada modalidad deportiva y práctica motriz.

    Desde el enfoque sistémico que estamos desarrollando y en consonancia con la aportación de varios autores (Bouchard, 1993; Sharkey, 2000; Generelo, 2004), consideramos que las capacidades físico-motrices se despliegan en torno a cuatro ejes que, de ningún modo son excluyentes ni el lector debe considerar como unívocos, puesto que es evidente que toda manifestación motriz tiene siempre componentes neuromusculares, cardio-respiratorios, etc.

    Son cuatro ejes que, a modo de brújula, nos sirven para ordenar de un modo sistémico, y no al azar, las capacidades físico-motrices:

  • Músculo-esquelético

  • Cardio-respiratorio

  • Tono-elástico

  • Neuro-muscular

    De este modo, el conjunto de las capacidades físico-motrices que hemos expuesto en la figura 3 sitúa cada capacidad en los cuadrantes que marcan los cuatro ejes de la esfera de las capacidades físico-motrices:

    El conjunto permite distinguir entre capacidades físico-motrices básicas e intermedias. Estas últimas no son claramente distinguibles, puesto que coparticipan de varias capacidades básicas y también, por supuesto, del sustrato, siempre implícito, de las capacidades de tipo perceptivo.

    Las capacidades básicas están dispuestas en el gráfico según sus posibilidades de complementación.

    El ideograma permite visualizar las siguientes relaciones:

  • Las capacidades que poseen una buena complementación se colocan correlativamente en la esfera para representar esas zonas de intersección que dan lugar a las capacidades intermedias. Así por ejemplo, la potencia deriva de manera más directa de la fuerza y la velocidad que no de la resistencia aeróbica y la flexibilidad.

  • Las capacidades que siendo complementarias entre ellas, pero que un exceso en su desarrollo las llega a hacer poco compatibles, son colocadas en los polos opuestos de la figura. Así pues, consideramos, por ejemplo:

  • en el eje cardio-respiratorio, entendidas en su máximo desarrollo, la resistencia aeróbica y la resistencia anaeróbica que contiene la velocidad.

  • en el eje músculo-esquelético, entendidas en su máximo desarrollo, la capacidad de fuerza y la de la flexibilidad

    Todas las capacidades son complementarias pero pueden resultar mutuamente excluyentes cuando se potencian unas en detrimento de otras dentro de un mismo eje puesto que, por ejemplo, es de bien conocido que desarrollar un trabajo continuado de fuerza máxima puede ir en detrimento de un buen desarrollo de la flexibilidad y viceversa. Del mismo modo que un velocista no es fondista y viceversa con excepción de atletas que combinan ambos gradientes con mayor o menor intensidad.

¿Como establecer conexiones cosistémicas entre capacidades motrices?

    Llegados a este punto, hemos mostrado los sistemas que organizan las capacidades perceptivo-motrices y físico-motrices (figuras 2 y 3). Para establecer relaciones cosistémicas entre ambas exponemos seguidamente, mediante ideogramas a modo de mapa conceptual, cada una de las capacidades físico-motrices combinadas de la siguiente manera:

    En la parte superior del ideograma mostramos la relación de cada capacidad físico-motriz con:

  • otras capacidades físico-motrices que las condicionan de manera más directa y que generan determinados técnicas y programas de implementación;

  • con las capacidades perceptivo-motrices que le pueden dotar mayor calidad si se trabajan adecuadamente y se siguen unas directrices de trabajo óptimas para fijar procedimientos de intervención.

    En la parte inferior de la figura se muestran algunas de las técnicas o programas que el lector puede reconocer a modo de posibles implementaciones de trabajo.

    Las implementaciones del lado de la figura que se relaciona con otras capacidades físico-motrices más afines, son las que tradicionalmente se han venido desarrollando más en programas de acondicionamiento físico o de entrenamiento. Es sobre el lado de la figura que corresponde a la relación con capacidades perceptivo-motrices que ofrecen un valor añadido a la capacidad en cuestión la que proponemos al lector que centre su interés y adecue sus programas y tareas de intervención profesional.

Figura 4. Ideograma que relaciona la resistencia aeróbica con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 129)

 

 

Figura 5. Ideograma que relaciona la resistencia anaeróbica con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 129)

 

 

Figura 6. Ideograma que relaciona la fuerza con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 132)

 

 

Figura 7. Ideograma que relaciona la flexibilidad con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 135)

 

 

Figura 8. Ideograma que relaciona la potencia con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 137)

 

 

Figura 9. Ideograma que relaciona la elongación muscular con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 140)

 

 

Figura 10. Ideograma que relaciona la resistencia muscular con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 142)

 

 

Figura 11. Ideograma que relaciona la agilidad con las capacidades perceptivo motrices (Castañer y Camerino, 2006: 144)

Conclusiones

    No hemos definido aquí en qué consisten cada una de las capacidades físico-motrices, hartamente definidas, sino que hemos puesto el punto de mira sobre el potencial perceptivo-motriz que contienen y que suele ser bastante obviado o desconocido. Lo hemos hecho a partir de un enfoque sistémico que las relaciona de un modo coherente y que permite abordarlas con mayor perspectiva, versatilidad y adaptación a las diversas manifestaciones de la motricidad y el deporte. Tampoco hemos recurrido a exponer ejercitaciones sino que hemos brindado los ideogramas que permiten reflexionar sobre la lectura sistémica pretendida. De este modo, cada figura nos permite establecer una dinámica cosistémica o de flujo de interrelaciones entre cada uno de los conjuntos de capacidades con el fin de facilitar las múltiples combinaciones que podemos llevar a cabo en la optimización de la motricidad y el deporte.

Referencias

  • Bertalanffy, L. Ross, W. y Weinberg, G.M. (1978): Tendencias en la teoría general de sistemas. Madrid: Alianza Universidad.

  • Bertalanffy,L.(1979): Perspectivas en la teoría general de sistemas. Madrid: Alianza Universidad.

  • Bouchard, C. (1993): Physical activity, fitness and health consensus. Canadá: Human Kinetics.

  • Castañer, M. y Camerino, O (1991): La educación física en la enseñanza primaria. Barcelona: INDE.

  • Castañer, M. y Camerino, O (2006): Manifestaciones básicas de la motricidad. Colección Motiz. Lleida: INEFC y Publicaciones de la Universidad de Lleida.

  • Castañer, M y Camerino, O. (2009): Hacia un enfoque global y sistémico de la motricidad. En Grasso, A. (coord.): La Educación Física cambia. Buenos Aires: Novedades educativas.

  • Da Fonseca, V. (1987): Gerontomotricidad: una aproximación al concepto de retrogénesis psicomotora. Citap. 25. (57-68).

  • Da Fonseca, V. (1996): Estudio y génesis de la Psicomotricidad. Barcelona: INDE.

  • De Rosnay, Paul. (1975): Le macroscope. Pour une vision globale. París: Editions du Seuil.

  • Generelo, E. En otros (2004): Condición física y salud en la escuela. En Fraile, A. (coord): Didáctica de la educación física. Una perspectiva crítica y transversal. Madrid: Biblioteca nueva.

  • Morin, E. (2001): Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Paidós.

  • Sharkey, B.J. (2000): Guía completa de Fitness y Salud. Madrid: Tutor.

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