Lecturas: Educación Física y Deportes
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ORIGENES Y DEVENIR DEL RITUAL DEL "BAUTISMO" EN EL
I.S.E.F. SANTA FE: SUS IMPLICANCIAS CURRICULARES E INSTITUCIONALES
EN LA FORMACION DE LOS PROFESORES DE EDUCACION FISICA

Silvina Julia Fernández y Marcos Roberto dos Santos


E inicio

"Bautizar a los pequeños"
A los fines de nuestro trabajo, nos centraremos en uno de los eventos realizados por las tribus, todos los años, con el grupo de alumnos ingresantes: el bautismo de los "pequeños".

Luego del ingreso a la institución, los alumnos eran seleccionados por las tribus para componer su grupo de indios. Esta selección no descartaba arreglos entre las tribus con respecto a ciertas figuras destacadas en algún deporte o por los antecedentes que el ingresante hiciese conocer durante su incorporación al instituto. El resto, bien podía repartirse sin mayores preocupaciones; tal vez, hasta podrían elegir a qué tribu pertenecer.

En San Fernando, luego de la ceremonia en la cual se designaban los nuevos indios a cada tribu y bajo un toque de clarín, se realizaba una "Cena de la Hermandad". Luego de esta cena, se bautizaba a los "pequeños". Gilabert describe este ritual de una manera clara y contundente: "Después de la cena, los bisoños siguen a los veteranos guerreros de sus tribus hasta las tolderías, es decir, hasta el propio local que tenía cada tribu entre los cañaverales que circundan el lago. En las tribus no se admiten a los débiles. Para demostrar la fuerza de los indios ingresados se los someten a diversas pruebas con torso desnudo, resplandor de hogueras, hierros al rojo, puntas de vidrios, se simbolizan pruebas salvajes rituales que los pequños 'pagaban' en un corto momento de dramatismo y suspenso. Así cobran la cuota al ingreso de los nuevos indios a la tribu entre risas y exclamaciones de los antiguos. Después, el juramento era solemne. Pasado el transe, todos ya eran indios de la tribu. Así daba comienzo la preparación de los 'guerreros' para la 'guerra' de las nobles competencias que se desarrollarían en todos los campos y áreas (físicas, intelectuales y espirituales). También debe recordarse que en las 'tolderías' se hacían grandes 'sacrificios' de chocolates, masas y ... mate cocido".

Si bien la última oración del párrafo anterior aparece en un tono más lúdico y "descontracturado", causa fuerte impresión lo vertido en las oraciones anteriores. ¿Por qué deben "demostrar su fuerza"? ¿Es acaso demostrar la fuerza de la "raza", para ser capaz de formar esa "nación"-tribu? ¿Hasta dónde ha sido dramatización y hasta dónde realidad estos sometimientos que aparecen mencionados en la cita? ¿Quién controla el límite entre la dramatización y la violencia real? ¿Hasta dónde es posible este control? ¿No es acaso un ritual "potencialmente" violento, así no sea físicamente, por lo menos simbólicamente?

No debemos olvidar que en el mundo, por aquel entonces, se observaban procesos de nacionalización basados en una fuerte discriminación racial, donde los "débiles" eran rechazados y hasta exterminados; donde se buscaba la "raza perfecta, pura, única". Estas ideas no fueron ajenas a algunos sectores sociales de nuestro país. Entonces, nos preguntamos: ¿a qué matriz simbólica están haciendo referencia los rituales del bautismo?

Volviendo a lo anterior, cabe decir que tanto los profesores como el personal directivo "vigilaban" este acontecimiento; garantizando su "normal" desenvolvimiento. ¿Y si estos no hubieran estado? ¿Por qué se hacía "necesaria" su presencia? ¿Quién garantizaba que, posteriormente al bautismo, no se continuaran estos "hechos", por ejemplo, en el internado? Debemos recordar que situaciones similares a éstas se viven en los Liceos Militares, significando para los ingresante un "posicionamiento" simbólico en la cadena jerárquica. ¿No estarán significando aquí lo mismo? ¿Es pertinente que, para la formación de docentes (y no de militares), se apelen a estos mismos rituales que, como "significado en acto" posicionan, someten a la jerarquía a los alumnos ingresantes?

No debemos olvidar que los rituales escolares, siguiendo a McLaren, permiten enmarcar, negociar y articular la existencia fenomenológica de los actores como seres sociales, culturales y morales, condensando significados en un acto corporal. Es decir: "se imprime sobre el cuerpo", como dan cuenta -yendo a los extremos- los comentarios sobre algunos alumnos "marcados" a hierro caliente con el símbolo de su "tribu". ¿Es posible que un acto "educativo" llegue a tales extremos por una institución deportivo-recreativa cuyos fines explícitos eran "sólamente" formetivo-curriculares? ¿Cómo se vincula la idea de "gran familia" con estos espacios de expresión de la violencia? ¿Por qué es éste el espacio "potencial" de la expresión de la violencia que emana del poder de la autoridad, del rango, la jerarquía? ¿Cuál es el currículum oculto de estas manifestaciones procesales-prácticas? ¿Cuál, su orientación ideológica-política?


Las "tradiciones" del ISEF - Santa Fe
"En el año 1958, estando como titular de la Dirección Nacional de Educación Física el Prof. Ramón Muros, empieza a germinar la idea de fundar en el interior del país institutos de formación docente dependientes de esta Dirección" "decidiéndose en el año 1959 crear y poner en funcionamiento en la ciudad de Santa Fe y/o adyacencias, el actual Instituto Superior de Educación Física Nº27 'Prof. César S. Vázquez'" "que fuera el tercero en el país y el primero en el interior".

A los fines de concretar estas aspiraciones de expansión de profesionales de la Educación Física a nivel nacional, se designa a un director organizador, un vicedirector y a dos regentes, uno para la sección masculina, otra para la sección femenina.

Si bien algunas de sus características, según comenta el citado Diagnóstico Institucional, variaban con respecto a los institutos de Buenos Aires, hubieron algunas cuestiones que siguieron el modelo de San Fernando: el sistema de becas, de internado, las "tribus", los nombres de las mismas.

El esquema era el mismo, en el sentido de entender a la institución como una "gran familia". Y esta "gran familia" tenía "hijos" de todo el país: desde Jujuy, Salta, San Juan.. hasta Santa Cruz, Río Negro, Chubut. Pero los "padres" habían aprendido en San Fernando, Buenos Aires. Y, como tales, supieron recrear ciertos elementos característicos de aquella institución: "nosotros hicimos mucho de lo de Buenos Aires, como veníamos de allá"(...) "les poníamos sanciones a los alumnos por tener la cama desordenada, por llegar tarde a clase y la sanción consistía en observaciones. Cada observación indicaba un puntaje en la tribu. O sea que la tribu podía ganar deportivamente, pero perdía por el comportamiento de los alumnos. Entonces, todos se preocupaban de que todos respetaran las normas del instituto".

Como se ve, la reproducción de estas instituciones se dio no sólo en sus aspectos formativo-curriculares en un aspecto profesional, sino que también se las reprodujo como un dispositivo de control de la institución sobre la vida cotidiana de los alumnos.

Sin embargo, los bautismos eran bastante cuestionados, cuando no se llegaba a cuestionar la existencia de las tribus mismas. Como dicen nuestros entrevistados: "Sí, como siempre pienso que hay gente que está de acuerdo y gente que no. Hace más de veinte años que lo viví pero creo que, en el instituto, en esa época se vivía un clima muy especial porque muchos compañeros venían del interior de la provincia y de otras provincias de nuestro país y había otro tipo de clima, porque vivían en el internado". "Y se implantó, o se reimplantó el tema del bautismo. Un tema que está permanentemente objetado, observado, en algunos casos criticados y en otros ponderado".

Es que no se olvidaba que, en San Fernando, había llegado a "matices" un tanto fuertes. Estos aspectos estaban presentes en la memoria de nuestros entrevistados: "Lo que merece alguna objeción es que, con el tiempo, especialmente en Buenos Aires, el bautismo fue adquiriendo una dimensión no deseada, ¿no cierto? Tenemos algunas demostraciones propias de los indios, de la barbarie como era haberse grabado en el pecho, como lo hizo R., que tiene en el pecho la CH de los Churos. Se grabó como el ganado y eso lo hacían los alumnos". Señala, más adelante, que hoy en San Fernando no quedan rastros de todas estas "tradiciones" (tribus, bautismos,.), que sí son mantenidas por el ISEF-Santa Fe.

Lo que habría, además, que señalar es que, en el ISEF-Santa Fe, a diferencia del INEF-San Fernando "incluso era muy común ver a los profesores cerca de los actos de bautismo, y en las intertribus los profesores participaban no sólo en colaborar con la organización". Tenemos registro de que los empleados administrativos también eran bautizados, pero de forma diferente: eran pintados, les hacían bromas, etc.

En aquel momento, las intertribus habían llegado a constituirse en un lugar de "práctica" de la Cátedra de Administración de la Educación Física. Así, formalmente incorporada al curriculum escolar, la competencia intertribus tenía realmente un sentido de formación profesional, rescatada por casi todos los entrevistados voluntariamente.

Estos eran los sentidos que se entendía como propios de esta institución: un ámbito de práctica de la formación profesional, un espacio de socialización de los alumnos y profesores, un dispositivo de control de la vida cotidiana de los alumnos (internos y externos).. Ya se había olvidado que, en sus orígenes, había nacido como "pantalla" donde proyectar otros conflictos, el de la tensión capital-interior. ¿Qué otras tensiones, conflictos, estaría dejando expresar?

No podemos negar que estarían expresando algunas otras cuestiones (conflictivas, de poder..), ya que uno de nuestros entrevistados señala: "Acá más que peligrosa físicamente me parece que eran vejatorias, como por ejemplo, ensuciarlos, hacerlos cumplir algunas actividades que no hacen bien a la personalidad del alumnos. Los sometían a aceptar cosas como desde arrastrarse hasta una exigencia física para la cual no estaban preparados".

Creemos que estas "vejaciones", como las llama nuestro entrevistado, estaban resguardadas en una cierta "impunidad" del "ejecutante", ya que el alumno ingresante suele someterse al bautismo con los ojos vendados. Esto reforzaría nuestro punto de vista acerca del lugar de sometimiento a la jerarquía que asume, en el ritual-significado en acto, el ingresante acríticamente. Al fin y al cabo, al año siguiente, tiene la posibilidad de bautizar a los nuevos ingresante, dándose una dinámica de transferencia del poder hacia estos. Ahora será el verdugo, no ya la víctima.


Los bautismos: entre el control y la violencia
En 1975 se suprimen las becas a los alumnos, ya que, entre otros factores, se habían creado varios institutos de formación de profesores de Educación Física en otros puntos del país. En aquel momento, sin embargo, se decide continuar con el internado, dividiendo los gastos entre todos los alumnos.

Con el cambio de gestión, quienes quedaron a cargo del ISEF-Santa Fe, decidieron cerrarlo. Según comenta un entrevistado: "decidieron que era un compromiso porque había que firmar una garantía y decidieron suspender ese apoyo al alumno y los alumnos se fueron cada uno por su lado".

Con el cierre del internado, el sentido de las tribus mismas y su estado de "guerra permanente" se fue modificando. El énfasis, entonces, se fue concentrando, tan sólo, en el objetivo de lograr competiciones de alta eficacia deportiva, así como en la realización de fiestas de socialización del alumnado, cada vez con menor participación de los docentes (y así, menor control de éstas por parte de los mismos).

También se modificó el sentido del bautismo, alisando el terreno a la manifestación de uno de los elementos que se tensionaban en su interior desde su origen: la violencia. Tenemos variados testimonios del incremento de la violencia en dicho ritual, hasta llegar a uno en los cuales los decibeles de violencia fueron demasiado lejos: "salieron muchos chicos golpeados o les tapaban los ojos y los llevaban a lugares que no los podían llevar y los que los llevaban no los llevaban muy bien que digamos" (...) "tengo entendido que se han mejorado pero hubo un momento en que eran muy feos".

Perdida la referencia del internado, de la "gran familia", cabría preguntarse si fue sólo esto lo que permitió esta exacerbación de la violencia. ¿Será acaso que el control se ejerció antes más férreamente y en este momento se había "debilitado"? ¿Será porque perdió el sentido (y hasta la palabra) de considerar a los ingresantes como "pequeños"? ¿Qué nuevas tendencias (ideológicas, políticas..) estaban marcando el currículum oculto de este ritual? ¿Qué nuevos conflictos o tensiones (de la institución, de la sociedad en general..) estaría expresando?

Podemos decir que, desde ese punto de inflexión que significó la desaparición de la "gran familia", el ritual del bautismo se ha dirimido, entonces, entre el control y la violencia. En los vaivenes de esta relación, los ingresantes son sometidos a mayores o menores "vejámenes", oscilando en una delgada frontera que, más que dividir, vincula la violencia simbólica con la violencia física. A mayor o menor control, mayor o menor manifestación de violencia física o simbólica. Numerosos son los testimonios de alumnos que han recibido golpes de puños, empujones, agresiones verbales y, en el caso de las alumnas, rebajada su dignidad a partir del manoseo de sus partes íntimas.

Nuevamente nos preguntamos, ¿por qué ha prevalecido el sometimiento a la agresión de la autoridad en vez del disfrute que significa un ámbito de recibimiento, con claras connotaciones lúdicas?


Revisando hipótesis, abriendo desafíos...
Luego del recorrido de esta ponencia, desde los orígenes del ritual del bautismo en los institutos de formación docente de Educación Física, creemos necesario vincular la conclusión de la misma a dos hipótesis centrales del trabajo de investigación.

Con respecto a la primera, creemos haber dado suficientes argumentos que la convaliden. Esta expresa que este ritual, si bien como curriculum explícito expresa características lúdico-recreativas, como currículum oculto implica la difusión de valores como el respeto a la autoridad, el sometimiento a las jerarquías y el ingreso a códigos morales impuestos al ingresante.

Esta se vincula claramente con la segunda, que señala que el ritual del bautismo se encuentra históricamente legitimado como lugar de manifestación de ciertas conductas violentas dentro del curriculum para la formación de profesores de Educación Física. Como tal, creemos que también hemos podido demostrar que, de no ser por el aumento del control, las manifestaciones de violencia encuentran allí un "espacio institucional" donde expresarse.

Los desafíos que se abren a partir de este análisis, de este "punto de vista", tiene que ver, no sólo con la asunción de las connotaciones que adquieren los bautismos (y asimismo de su génesis e impronta fundacional) sino con el desafío de imaginar otro "recibimiento" de los ingresantes. La posibilidad de que, como bienvenida, estos reciban otros mensajes y perfilen otra identidad profesional, a partir de perfilar una identidad diferente como estudiantes, sin sometimientos, sin vejámenes simbólicos o físicos, que marcan, como encrucijado su lugar como sujetos u objetos institucional.

Creemos que sólo modificando la imagen de sí mismo dentro de la institución, siendo sujetos activos (no objetos sometidos) es posible imaginar nuevos rumbos para la Educación Física como una profesión que abone, no sólo a la salud y recreación de las personas, sino también al conocimiento, a ideales democráticos, participativos, pluralistas, emancipadores.


Bibliografía

E inicio


Lecturas: Educación Física y Deportes
Revista Digital
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Año 4. Nº 14. Buenos Aires, Junio 1999