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Los radicales libres en la actividad física y en el deporte

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. UCAM (Murcia)

Maestro Especialista en Educación Física. Universidad de Cádiz

(España)

Antonio Rafael Corrales Salguero

corralesgastor@hotmail.com

 

 

 

Resumen

          Cuando se realiza ejercicio, ya sea en calidad de aficionado o bien como deportista de alto nivel, se genera una sobrecarga, que puede traducirse en daño celular y alteraciones funcionales diversas. Esta situación puede incidir negativamente sobre el organismo de la persona que practica esa actividad, mermando su salud y reduciendo su rendimiento deportivo. Una de estas sobrecargas tiene que ver con la generación de agentes oxidantes, los llamados radicales libres, siendo una forma de amortiguar su efecto perjudicial, la presencia de ciertos agentes atrapadores que genéricamente se denominan antioxidantes.

          Palabras clave: Radicales libres. Antioxidantes. Estrés oxidativo. Suplementación

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 139 - Diciembre de 2009

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Introducción

    El oxígeno es una de las mayores paradojas biológicas: a la vez que es esencial para la vida favorece la producción de radicales libres, elementos nocivos  para la célula. Cuando hablamos de radicales libres, nos referimos a los radicales libres del oxígeno. Respirando, introduciendo oxígeno, el 95 % de éste es utilizado por las células para la producción de energía, el resto es el que origina los radicales libres.

    En condiciones de esfuerzo y en ejercicios duraderos se consume un valor de oxígeno de elevadamente superior al de una persona sedentaria; este consumo mayor de oxígeno en los momentos de mayor esfuerzo es el responsable de una hiperproducción de radicales libres, con el consiguiente daño celular de tipo oxidativo (stress oxidativo) por tanto, el corazón, los vasos, el cerebro, los pulmones y todos los órganos y tejidos del practicante de ejercicio físico está constantemente sometido a la amenaza de los radicales libres, momento en el cual las demandas de oxígeno son mayores por parte de la célula.

Los radicales libres en la práctica físico deportiva

    Actualmente se entiende que el ejercicio físico intenso y prolongado, se sigue de la producción de radicales libres causantes de la alteración de las membranas celulares. La producción de radicales libres es una secuela del aumento del consumo de oxígeno concomitante con el ejercicio, y tiene una estrecha relación con el daño muscular. (Alarcón y Piñar, 2003)

    El ejercicio de alta intensidad induce estrés oxidativo, sin embargo no hay certeza acerca de que afecte al rendimiento deportivo a corto plazo, aunque podría tener consecuencias en la salud a largo plazo.

El estrés oxidativo

    Las células producen continuamente los radicales libres y la especie reactiva del oxígeno (ROS) como parte de procesos metabólicos. El ejercicio puede producir un desequilibrio entre el ROS y los antioxidantes, que se refiere como tensión oxidativa. (Urso, Clarkson, 2003)

    La tensión oxidativa va asociada al agotamiento de la defensa antioxidante. (Balakrishnan, Anuradha, 1998)

    Los suplementos antioxidantes dietéticos se ponen a disposición de los atletas como medios de contrariar la tensión oxidativa del ejercicio. Si el ejercicio intenso aumenta la necesidad de antioxidantes adicionales en la dieta no está clara. (Urso, Clarkson, 2003)

    Los neutrófilos producen los radicales libres que asisten a la separación del tejido fino dañado. Este daño del tejido fino puede ocurrir durante el ejercicio debido al daño del músculo, al aumento de temperatura y a la isquemia. Cuando el ROS está en exceso, los neutrófilos pueden inhibir los mecanismos antioxidantes endógenos de la defensa del cuerpo, y esto puede conducir a la tensión oxidativa. (Peake, Suzuki, 2004)

Los antioxidantes

    Mediante el aporte de una alimentación completa y equilibrada que contenga determinados nutrientes de actividad antioxidante, es posible ralentizar y evitar el progreso de las lesiones oxidativas.

    Según Halliwell, Rafter y Jenner (2005) los alimentos y las bebidas ricos en los compuestos fenólicos, especialmente flavonoides, se han asociado a menudo al bajo riesgo de desarrollar varias enfermedades. Los efectos de los flavonoides se atribuyen generalmente a sus actividades antioxidantes de gran alcance, pero estos efectos antioxidantes no están del todo clarificados. Puede ser debido a que las concentraciones máximas del plasma, incluso después de una ingesta extensa de flavonoides, puedan ser bajas (escaso para ejercer efectos antioxidantes significativos) y porque los metabolitos flavonoides tienden a disminuir la actividad antioxidante.

    En otro estudio realizado por Tauler, Aguilo Fuentespina, Tur y Pons (2002) experimentaron los efectos de la suplementación durante 90 días con placebo y una combinación antioxidante de la vitamina E (500 mg/día) y el betacaroteno (30 mg/día) y los 15 días posteriores también con la vitamina C (1 g/día) en las defensas básicas del antioxidante del neutrófilo de los deportistas. Se demostró que las concentraciones de vitamina E, del betacaroteno y de la vitamina C del plasma en el grupo antioxidante-suplementado (grupo experimental) eran aproximadamente 1.6, 10, y 1.2 veces más arriba respectivamente que los del grupo del placebo. El grupo experimental presentó un glutation perceptiblemente más alto contra el cociente del disulfuro del glutation en los neutrófilos (cerca de 20%) que el placebo. La suplementación antioxidante realza la actividad enzimática antioxidante de la dismutasa y de la catalasa del superóxido en neutrófilos.

    En la misma línea de investigación, Rousseau et al (2004) señalan que los carotenoides desempeñan un papel protector como antioxidantes exógenos.

    En cambio, Peake y Suzuki (2004) hacen distinción entre los suplementos eficaces en situación in vitro y durante el ejercicio. Los suplementos antioxidantes tales como N-n-acetylcysteina son efectivos en los aumentos en la capacidad de generar el ROS por los neutrófilos cuando están estimulados in vitro, mientras que la vitamina E reduce la infiltración del tejido fino de neutrófilos durante el ejercicio.

    Entendemos así, según lo leído en el párrafo anterior que la vitamina E ayuda a disminuir los daños en el músculo producidos por los radicales libres.

    Los efectos de los antioxidantes no están aún claramente definidos y hay muchos estudios sobre ellos. Un estudio curioso habla de cómo afecta la toma de suplementos de los principales antioxidantes (vitamina E, C y Betacaroteno) en los niveles basales del hierro en atletas antes y después de una temporada deportiva. Se tomaron dos grupos, uno de control (con placebo) y el grupo experimental (con toma de suplementos). Se vio que las defensas antioxidantes del grupo control bajaron significativamente mientras que en el grupo experimental no. Viendo los distintos resultados obtenidos en las pruebas se concluyó que la toma de suplementos antioxidantes favorece la disminución del índice de hierro en sangre. (Aguilo, A. et al, 2004).

    “La vitamina E es el mayor antioxidante liposoluble que se encuentra en las membranas celulares. Su principal función es proteger a dichas membranas contra la peroxidación lipídica actuando directamente sobre los radicales del oxigeno, incluso contra el oxigeno singlete, y contra radicales superóxidos. La vitamina C actúa recíprocamente con la vitamina E regenerando el radical tocoferol formado”. (Alarcón y Piñar, 2003)

La suplementación en deportistas, ¿es o no necesaria?

    Las necesidades de suplementos antioxidantes, hablamos ahora de la vitamina E, deben expresarse en función de la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados. La relación tocoferol/P.U.F.A. debe ser mayor de 0,79, por lo que un deportista que consuma 60 mg de ácidos grasos poliinsaturados precisaría una cantidad de vitamina E de unos 35mg diarios. (Alarcón y Piñar, 2003)

    Hoy en día los estudios han avanzado mucho y aunque se tiene algunas evidencias sobre la vitamina E y sus beneficios en el deporte todavía hay controversias entre unas investigaciones y otras. Varios estudios han realizado diversas investigaciones sobre los efectos de la vitamina E durante el ejercicio y no han encontrado efectos beneficiosos cuando el ejercicio que realizaban era sobre la capacidad aeróbica, es decir no superaban el umbral anaeróbico. En cambio cuando los ejercicios a realizar requerían esfuerzos máximos o muy intensos, es decir sobrepasando el umbral anaeróbico, si se ha comprobado el papel protector de esta vitamina. (Alarcón y Piñar, 2003)

    Se ha comprobado que la vitamina C y especialmente la vitamina E disminuyen el incremento de la velocidad de peroxidación lipídica inducida por el ejercicio, sin embargo no han sido reportados efectos ergogénicos para ninguna de las dos vitaminas. La vitamina E aumenta significativamente los neutrófilos circulantes en sangre, en sujetos de más edad, pero no en los más jóvenes que realizan ejercicios excéntricos, que causan daño en el músculo esquelético. Además del efecto descrito, la vitamina E causa un incremento mayor en la actividad de la Creatina Kinasa circulante, quizás indicando un aumento en la reparación del músculo. Un consumo aumentado de vitamina E ha sido asociado con una mejora en la tolerancia a la glucosa y en la acción de la insulina, como así también con mejores condiciones en los niveles de lipoproteínas.

Conclusión

    El ejercicio físico induce a un estrés oxidativo, lo que favorece la aparición de radicales libres y una disminución de los antioxidantes endógenos. Esto puede llevar a ocasionar lesiones en el músculo y distintos tejidos del cuerpo. Por otro lado hay estudios que indican que una práctica moderada de ejercicio favorece a la estimulación de las defensas del cuerpo (por tanto, también de los antioxidantes).

    Siguiendo esto como una fórmula matemática podríamos decir que la práctica exagerada de ejercicio físico lesiona y que una práctica moderada favorece. Como norma general esto se cumple pero el cuerpo humano no es una ciencia exacta, por lo que en algunos casos se ve que llevando una buena alimentación y una ingesta de suplementos adecuados la práctica excesiva de ejercicio (nos referimos al alto rendimiento) no tiene porqué ser perjudicial para la salud.

    En lo referente a la toma o no de antioxidantes de forma exógena hay muchos estudios que lo aprueban y otros tantos que no. Es cuestión de ponerlo todo en la balanza y sopesar que es lo mejor en cada caso. En unos casos funcionará y en otros no, el cuerpo, no es exacto.

Bibliografía

  • Aguilo, A., Tauler, P., Fuentespina, E., Villa, G., Cordova, A., Tur JA, Pons A. Antioxidant diet supplementation influences blood iron status in endurance athletes. Int Jour Sport Nutr Exerci Metab. 2004 Apr;14(2): 147-60.

  • Balakrishnan SD, Anuradha CV. Exercise, depletion of antioxidants and antioxidant manipulation. Cell Biochem Funct. 1998 Dec; 16(4):269-75.

  • Halliwell, B., Rafter, J., Jenner, A. Health promotion by flavonoids, tocopherols, tocotrienols, and other phenols: direct or indirect effects? Antioxidant or not? Am J Clin Nutr. 2005 Jan; 81(1):268S-76S.

  • Peake, J., Suzuki, K. Neutrophil activation, antioxidant supplements and exercise-induced oxidative stress. Exerc Immunol Rev. 2004; 10:129-41.

  • Rousseau, A. S., Hininger, I., Palazzetti, S., Faure, H., Roussel, A. M., Margaritis, I. Antioxidant vitamin status in high exposure to oxidative stress in competitive athletes. Br J Nutr 2004 Sep; 92(3):461-8.

  • Tauler, P., Aguilo, A., Fuentespina, E., Tur J. A., Pons, A. Diet supplementation with vitamin E, vitamin C and beta-carotene cocktail enhances basal neutrophil antioxidant enzymes in athletes. Pflugers Arch. 2002 Mar; 443(5-6):791-7. Epub 2002 Jan 31.

  • Urso ML, Clarkson PM. Oxidative stress, exercise, and antioxidant supplementation. Toxicology. 2003 Jul 15; 189(1-2):41-54.

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