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Los valores en el deporte en América Latina

 

*Autor. Prof. de Béisbol

**Coautora. Profesora de Psicología y Pedagogía

***Coautor. Prof. de Psicología del Deporte

****Coautor. Prof. de Béisbol

*****Coautor. Entrenador de Béisbol

Instituto Superior de Cultura Física “Manuel Fajardo”

Facultad de Ciego de Ávila

Lic. Iván González García*

Msc. Ivett Margarita Cedeño Millán **

Dr. Juan Carlos García***

Lic. Norge Hernández Gómez****

Lic. Elisnay Hernández Morgado*****

liztyamiana@yahoo.es

(Cuba)

 

 

 

Resumen

          Este trabajo titulado “Los valores en el deporte en América Latina” nos da un criterio sobre algunos aspectos de los valores de forma general y específicamente dentro del deporte en este continente, nos permite conocer los criterios de diferentes autores sobre el tema así como las características propias de los valores en este hemisferio.

          Palabras clave: Deporte. Valores. Criterios

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 138 - Noviembre de 2009

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Introducción

    Es muy común hoy en día hablar sobre los valores y opinar que la crisis de cualquier país está dada por la pérdida de estos. Constantemente infinidad de personas nos dicen que la solución a este problema está dada en tal o mas cual plan; sin embargo no nos damos cuenta que la solución no está solamente en los gobiernos, sino sobre todo en la persona, en la educación y en cultivar una serie de valores.

    Hablar de los valores, es hablar de la vida misma del ser humano, es tratar la esencia de proceder y accionar de las personas. Históricamente, los valores constituyen un tema de interés para diferentes disciplinas, en especial la educación y el deporte, debido a que guían y orientan la formación integral del individuo. Los valores aunque generales pueden variar de un lugar a otro, se contextualizan, lo que para unos es un valor para otros es un antivalor, por lo que nos centraremos en esos conjuntos de valores que transforman el quehacer humano , que impulsan las acciones cotidianas cuando se interiorizan normas morales, familiares, escolares y socioculturales.

Desarrollo

    Algunos psicólogos como Freud (1903), abordan el tema a través del contexto del Súper yo o instancia de la estructura de la personalidad que se construyen a partir de la internalización de las pautas convencionales de sus progenitores. Otros teóricos explican el tema como producto del refuerzo ambiental y de la observación de modelos, de allí que sea de interés al abordar este tema, valores en el deporte lo que estos teóricos explican debido que a través del deporte se pueden consolidar el condicionamiento y modelaje de la capacidad de autocontrol y autodirección.

    En la actualidad, existe una gran discrepancia en la opinión de los intelectuales del fenómeno deportivo, sobre los beneficios que éste brinda a la sociedad, con relación a los valores positivos y negativos que pueda promover. Dice Arnold (1991), citando a Huxley (1969) que, “como cualquier instrumento inventado por el hombre, el deporte puede utilizarse con buenos y malos propósitos”. Bien aplicado puede enseñar resistencia y estimular un sentimiento de juego limpio y un respeto por las reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses personales a los del grupo.

    Mal utilizado, puede estimular la vanidad personal y la del grupo, el deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales, un espíritu corporativo de intolerancia y un desdén por aquellas personas que se encuentran más allá de un cierto rol arbitrariamente seleccionado. Es momento entonces de con los viejos modelos que caracterizaron a nuestra disciplina los cuáles ofrecen una visión fragmentada del ser humano y sólo se concentran en el desarrollo de uno de sus aspectos constitutivos y comprender al hombre como un ser dueño de una corporeidad en permanente construcción mediante el contacto directo con el medio social que lo rodea. En este sentido, el Deporte, como fenómeno social de promoción y difusión extraordinaria, engloba un amplio repertorio de símbolos, valores, normas y comportamientos, que lo identifican y diferencian claramente de otras prácticas sociales. Reconocer esto significa admitir su importancia como herramienta pedagógica necesaria para el desarrollo integral de nuestros alumnos.

    Partiendo de estas premisas, se puede hablar específicamente de valores propios del deporte entre ellos tenemos la constancia, espíritu de lucha y sacrificio, cooperación, juego limpio (fair play), nobleza, valentía, contacto social, afán de superación, compañerismo, tenacidad, deportividad, sinceridad, humildad, serenidad, audacia, sencillez, espíritu de equipo, compromiso, profesionalidad, rivalidad, que de ser trabajados con los jóvenes en un proceso formativo a través de objetivos y metas deportivas bien estructuradas metodológicamente se pueden obtener resultados muy favorables a nivel personal y colectivo, ¿qué buscamos? Se busca transformar la sociedad, mejorarla, lograr un mejor desarrollo, un mejor vivir, elevar los niveles de productividad personal, del autoestima, la dignificación del ser humano, de mejorar el desempeño deportivo tanto en los entrenamientos como en los juegos, tanto en sus resultados personales como del equipo. Cuando un joven siente que se le apoya, que se le orienta, que existe una meta, un camino, es más fácil para el desarrollarse, encaminarse, impulsarse y demostrar que se puede y que sí vale la pena esforzarse y seguir tras los objetivos y fines que pretende alcanzar tanto en su vida personal como a nivel colectivo en el deporte.

    De manera que podemos desviar la atención de los jóvenes del ambiente malsano que los rodea constantemente, de las drogas, de la violencia del facilismo, el alcoholismo, entre otras. De allí que sea relevante puntualizar el tema y verificar en la realidad que tan positivo puede ser atender a la comunidad y coadyuvar a la formación de valores a través del deporte.

    Una gran cantidad de problemas coloca en crisis el deporte en el mundo actual, y de manera especial en América Latina y la mayoría de estos se deben a la crisis de los valores. La violencia en los escenarios deportivos, el profesionalismo, los estímulos monetarios extraordinarios que aparecen en algunos eventos deportivos, y de los cuales no escapa el deporte juvenil, el campeonismo, nuevas versiones del doping, el robo de los talentos deportivos de nuestros pueblos para que representen a las superpotencias; todo esto da al traste con el debilitamiento de los valores esenciales del deporte.

    El sistema de valores que se empieza a formar en el atleta el profesor o entrenador deportivo juega un papel importante en su formación, el atleta incorpora actitudes, modos de conducta etc. Es común que idealice al profesor de ahí la gran responsabilidad que asume éste. A veces escuchan tanto al profesor como a sus propios padres.

Clima ético en que educa el joven en América Latina

  • El fin justifica los medios, con tal de que sean lo suficientemente poderosos para obtenerlo. Los medios no son intrínsecamente buenos ni malos, sino efectivos o inefectivos.

  • El éxito social consiste en ganar mucho dinero, lo más posible y cuanto antes. Para ello hay que arrimarse a quien tiene influencia y buscar un puesto donde haya acceso a la riqueza inmediata. ¿Cómo hacerlo? No hay que preocuparse “según va viniendo vamos viendo”.

  • No hay delito que no se arregle con un buen abogado. La justicia es ciega, pero tiende la mano detrás de la bolsa.

  • El cinismo paga. Basta decir la mentira con aplomo y enfrentar los Medios de Comunicación Social con una sonrisa tranquila y amenazar a los acusadores. si alguien señala después la incoherencia basta decir que se malinterpretó y mandar a callar al periodista molesto.

  • La corrupción, cuando más grande más segura. Después del primer alboroto que arma la prensa, es cuestión de tiempo de saber aguantar. Un escándalo se tapa con el siguiente. Lo único importante es estar apoyado.

  • En el deporte el objetivo es ganar, no importa cuál sea el método que se utilice.

    Todo este clima negativo influye en el deporte como actividad social que está estrechamente ligada a los jóvenes y surgen de ellos los antivalores que afectan la adolescencia y la juventud.

Surgimiento del término valor

    La noción de valor fue tomada de la economía. Desde tiempos muy antiguos el término ha sido utilizado para indicar la utilidad o precio de los bienes materiales. Fueron los griegos quienes inventaron el vocablo “axios” que significa digno, lo de gran valor; sin embargo su uso no tuvo gran repercusión como otras invenciones lingüísticas, probablemente porque se pensaba que valores como el bien; la belleza y la justicia se encontraban por lo general estrechamente relacionados unos con otros y fundidos también con la noción esencial de virtud.

    Los valores fueron del interés además de representantes de la filosofía como Platón para el cual valor "es lo que da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y belleza a las cosas, etc., en una palabra es la fuente de todo ser en el hombre y fuera de él".

    Fue a partir de Nietzsche y de la fenomenología cuando la noción de valor se abre paso en el campo de la filosofía. Por lo tanto en estos que se encuentra los antecedentes inmediatos de la teoría de valores desarrollada posteriormente por Max Scheler y Nicolai Hartmann.

    Max Scheler fue el filósofo burgués que más abordó el tema en esta etapa. Para él los valores son cualidades de orden especial que descansan en sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento de valor es una capacidad que tiene el hombre para captar los valores. Para Scheler: "el hombre es hombre porque tiene sentimiento de valor".

    Según Delval y Enesco (citado por Yerres Mago Alberto, 1998) definir lo que es un valor resulta aun mas difícil de lo que se piensa y se debe a “que no son propiedades de las cosas o de las acciones, como el peso, la forma o el color, sino que dependen de una relación con alguien que valora”.

¿Qué es un valor humano?

    Los valores humanos son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra naturaleza como personas y que, en cierto sentido, nos «humanizan» porque mejoran nuestra condición de personas y perfeccionan nuestra naturaleza humana.

    Hay una diferencia entre los valores humanos en general y nuestros propios valores personales: El concepto de valores humanos abarca todas aquellas cosas que son buenas para nosotros como seres humanos y que nos mejoran como tales. Los valores personales son aquellos que hemos asimilado en nuestra vida y que nos motivan en nuestras decisiones cotidianas.

    Según Victoria Camp (2003): “Valor es todo aquello que favorece la plena realización de nosotros como personas. Ocupa el primer lugar en nuestro orden de prioridades y configura lo más íntimo de nuestro ser y nos orienta en la toma de decisiones”.

    Según Victoria Camp (2003): “Los valores se adquieren y se moldean a lo largo de nuestra vida, no se enseñan con palabras sino que viven y se transmiten por contacto y sólo puede convertirse en vivencia personal cuando se aprecia y se desea para la propia vida”.

    Según Adela Garzón y Gorge Garcés (2004): “Son elementos estructurales del conocimiento humano que el individuo utiliza cotidianamente como marco de referencia a su interacción con los demás”.

    Según García Mauriño (2002): “Son características de la acción humana que mueve la conducta, orientan la vida y marcan la personalidad”.

    Según López y Araujo (2000) “Los valores se forman durante los primeros años de vida, se desarrollan lentamente, es un proceso que se da a lo largo de la vida y que tiene que ver con la formación del carácter, entendiéndose este último como aquello que regula el comportamiento humano”.

    Para Fernando Onetto (1992). “Son guías y principios de conducta que dan sentido a la vida hacia la auto realización, el progreso y el redimensionamiento humano”.

    García Ferrando, (1996) y Kuluckhohn (1951), definen los valores como concepciones o criterios de lo deseable, y que proveen la base para seleccionar entre alternativas de pensamientos, sentimientos y acciones.

    Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.

    Kluckhon da la siguiente: “Un valor no es simplemente una preferencia, sino una preferencia que se cree y/o se considera justificada – ya sea moralmente, como fruto de un razonamiento o como consecuencia de un juicio estético aunque por lo general se compone de dos o tres de estos criterios o de la combinación de todos ellos.

    Machotka define el concepto de valor como un conjunto interiorizado de principios derivados de experiencias pasadas, que han sido analizadas en función de su “moralidad”. Estos principios permiten al individuo actuar, durante un periodo de tiempo por el determinado, con prontitud, de manera previsible y metódica, con plena conciencia de las consecuencias de sus actos y con una sensación interior de “corrección”. Hasta cierto punto, el individuo intenta imponer sus valores y “reta porque los demás los observen”.

Valores en el deporte

    En la actualidad, existe una gran discrepancia en la opinión de los intelectuales del fenómeno deportivo, sobre los beneficios que éste brinda a la sociedad, con relación a los valores positivos y negativos que pueda promover. Dice Arnold (1991), citando a Huxley (1969) que, como cualquier instrumento inventado por el hombre, el deporte puede utilizarse con buenos y malos propósitos. Bien aplicado puede enseñar resistencia y estimular un sentimiento de juego limpio y un respeto por las reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses personales a los del grupo.

    En el caso concreto del deporte, Fernando Sánchez Bañuelos (1995), define al mismo como “toda actividad física, que el individuo asume como esparcimiento y que suponga para él un cierto compromiso de superación de metas, compromiso que en un principio no es necesario que se establezca más que con uno mismo”.

    Según Domingo Blázquez, el deporte escolar remite, en primer lugar y en sentido restringido al tipo de actividad física que se desarrolla en el marco local de la escuela. En segundo lugar y en sentido más amplio, a todo tipo de actividad física que se desarrolla durante el período escolar al margen de las clases obligatorias de educación física y como complemento de éstas. (D. Blázquez, 1995). Esta última consideración, viene marcando una apertura en la noción de un deporte enclaustrado dentro de la institución escolar para pasar a ser considerado como un fenómeno social. Una de las mayores preocupaciones de los investigadores de la actividad física y el deporte infanto/juvenil es la de poder propiciar las máximas posibilidades de acceso o participación a las actividades deportivas. Sánchez Bañuelos (1986), plantea la necesidad de una competición en la que todo participante tenga una razonable oportunidad de triunfo. Por su parte Devís Devís (1996), al escribir sobre deporte escolar lo hace refiriéndose no sólo los campeonatos creados para el alumnado que desee participar en competiciones extraescolares, sino también incorpora a este concepto a la escuela, la educación física, las personas implicadas y la sociedad en su conjunto.

    Uno de los problemas que se encuentra el profesional de América Latina en esta área es conocer en qué aspectos del alumno puede influir dado que la educación, hoy en día, pretende una formación global, relativa a conocimientos, procedimientos y actitudes. Por tanto, es necesaria una educación moral del alumno, siendo el profesor de Educación Física uno de los mayores afectados por esta educación, por lo que no le falta fundamentación al hecho de considerar a la Educación Física. como un instrumento tanto transmisor como hacedor de valores.

    De manera que en el deporte no solo se abordan aspectos conceptuales (aspectos técnicos y tácticos de los deportes; concepto, tipo y principios del acondicionamiento físico), o procedimentales (práctica de actividades en el entorno natural).

El profesorado como formador en valores en el deporte

    El profesorado en América Latina debe conocer que la educación a través del deporte no es neutra. Y por tanto, toda conducta de un entrenador o entrenadora incidirá en el desarrollo psicológico del receptor y por consiguiente influirá en su formación integral, en su desarrollo personal. No olvidemos que, sobre todo en las primeras edades, el/la alumno/a aprende por imitación y el profesor/a, es un modelo para él/ella. Si el entrenador constantemente ofrece refuerzos negativos y críticos, siendo poco cordial con el alumnado "torpe" (con problemas de autoestima, normalmente), rápidamente éste aprenderá su propia incompetencia. La competencia percibida del alumno (ver en este sentido a Ruiz Pérez, 1994) depende, en gran medida, de lo que aprenda del entrenador. El refuerzo positivo no solo aumentará la competencia percibida del alumnado, sino que también aprenderá el valor hedonístico de la práctica físico - deportiva. Trepat (1995; en D. Blázquez, 1995) considera que a menor edad, mayor será la influencia del comportamiento ético del educador sobre el educando, ya que el aprendizaje de éste está supeditado al docente o entrenador.

    En consecuencia no se imponen los valores en el entrenador, si no que éste los adquiere durante su vida, tanto profesional como personal. La formación de los atletas será más coherente si existe coherencia entre ideales, valores, normas, actitudes, del entrenador, y lo que éste plantea en sus sesiones. Por ejemplo, un entrenador espera del alumno que cumpla con sus obligaciones, respetando las reglas de un deporte, a los alumnos/as, siendo puntual,... Pues éste ha de ser coherente entre lo que predica y lo que realiza.

    Estaremos de acuerdo que la transferencia de los valores educativos del deporte no se hacen espontáneos; están supeditados a la pedagogía Se debe “educar en sentido amplio, educar para que los alumnos y alumnas se conviertan en ciudadanos capaces de alcanzar un sentido de realización personal” (Gutiérrez Sanmartín, 1995). De manera que no es suficiente con poner a practicar deporte y esperar que surjan valores positivos en el alumnado.

    Por consiguiente es necesario actuar de forma planificada y estructurada, teniendo presente que a diferentes valores deben corresponderles planteamientos heterogéneos, partiendo de la clarificación de posturas en el docente, para evitar incoherencias como comportamientos o actitudes dispares ante una misma situación.

Socialización a través del deporte

    Existe un amplio acuerdo en reconocer el elevado potencial socializador del deporte: El deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además, parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos, en países de América Latina, aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse en otros campos de la vida

    Este potencial socializador puede tener consecuencias negativas o positivas, según el modo en que se produzca la interacción entre la persona que se socializa, los agentes socializadores y las situaciones sociales (McPherson, 1986). Por ejemplo, no se dará la misma situación socializadora en un deporte que cuente con todos los medios para impulsar un programa de iniciación deportiva que otro en el que se carezca de esta posibilidad.

    El deporte influye en todos los estilos de vida de los miembros de la sociedad. Por eso, dentro de la escuela favorece la capacidad de aceptar valores morales y éticos a través del comportamiento aprendido como deportista, y establece comunicaciones verbales y no verbales mediante el desarrollo de un lenguaje específico y de unos gestos, creando un ambiente cultural para el deportista considerado como un héroe popular moderno y que es habitualmente contemplado en las tendencias de la publicidad (Massengale, 1979).

    Frente a este planteamiento, otros autores exponen que el énfasis en la victoria puede desviar la atención de la variedad y motivaciones con que se participa en el deporte en la que algunos atletas desean participar y divertirse y otros ganar campeonatos (Devís, 1995).

    Cualquier actividad que se realice durante los años de formación de un individuo producirá un impacto social, el deporte es una de las influencias a considerar en la educación de la juventud, y para muchos la más importante aparte de la escuela. Sin embargo, el carácter educativo que pueda alcanzar el mismo, dependerá entre otros factores, de la manera en que los niños y jóvenes han de enfrentarse al dilema del juego limpio, es decir decidir entre el respeto de las normas del juego, o saltarse las reglas establecidas con el único fin de ganar. Para que se dé el desarrollo moral en un contexto deportivo, deben idearse estrategias de razonamiento moral que vaya más allá de la convención social.

    Gutiérrez y San Martín (1995) aportan algunas recomendaciones que deberían tener en cuenta los profesores y educadores físicos para que el deporte pueda potenciar la transmisión de algunos de los valores antes mencionados, a la vez que sugerimos se apliquen también en América Latina:

  1. Potenciar la idea de que la Actividad Física, en general, es un hábito recomendable, por lo que debe intentarse inculcarlo como sistema de vida, junto con otros repertorios de conductas habituales.

  2. Ayudar, sobre todo a los más pequeños, a resolver la cotidiana contradicción entre la competición y la cooperación, enseñándoles que el respeto a los demás y a las reglas es lo que da sentido al juego y proporciona satisfacción.

  3. Procurar crear, en la clase de entrenamiento, una atmósfera de tolerancia que facilite la comprensión de la igualdad entre géneros.

  4. Intentar ser creativos a la hora de proporcionar actividades cooperativas más que competitivas, sin que ello lleve a la eliminación absoluta de la pugna por alcanzar un objetivo.

  5. Aprovechar lecciones ocasionales que ayuden a los atletas a interpretar más adecuadamente los acontecimientos deportivos de mayor actualidad y trascendencia.

    Por último, estos autores expresan un concepto que creemos es muy útil transcribir:

    “La Actividad Física y el Deporte, por sí mismos, no son generadores de valores sociales y personales; sí son excelentes terrenos de promoción y desarrollo de tales valores. Dependiendo siempre del uso acertado o no, que de la Actividad Física se haga, se promocionarán valores loables para la persona y su colectividad o por el contrario detestables para sí misma y su contexto social necesario entonces, comprometerse, empeñarse en el hecho de educar y promocionar los valores sociales y personales cuando se practican Actividades Físicas y Deportivas“.

Sugerencias para tener en cuenta en la promoción de valores a través del deporte en América Latina

    Según las reflexiones vertidas en este artículo, más la reflexión crítica realizada de la propia práctica profesional, aportamos algunas sugerencias que podrían llegar a ser de utilidad para los colegas que se desempeñen en el ámbito escolar:

  1. Se considera necesario resaltar todos los comportamientos prosociales realizados por los alumnos, destacando la utilidad que los mismos tienen para mejorar la vida dentro de la sociedad.

  2. Será de mucho beneficio que se propongan instancias de reflexión y debate cuando surjan conflictos entre los atletas durante las clases de entrenamiento, para poder acordar soluciones a los mismos.

  3. Se debe tener un especial cuidado en que la propuesta de actividades no fomente en exceso la competencia ya que como se pudo observar, la misma es particularmente precursora de acciones negativas como la agresión, el egoísmo y la intolerancia, entre otras.

  4. Los juegos cooperativos, promueven a la participación y el disfrute de todos, crean un clima agradable durante el entrenamiento que facilita un mayor contacto interpersonal, y favorece el descubrimiento de las cualidades del otro.

  5. Para que las estrategias aplicadas con el objeto de propiciar el desarrollo de los valores sociales sean verdaderamente efectivas, éstas deberán ir acompañadas por un accionar acorde del docente. En este sentido es necesario que el docente sea el primero que sirva como ejemplo de prosocialidad a sus alumnos.

  6. Es cierto que el Deporte es propulsor de muchos valores positivos, sin embargo la sola práctica del mismo no garantiza el desarrollo de los mismos. Será mucho más beneficioso para los alumnos si tiene un docente que los guíe permanentemente y les proporcione un espacio donde se den las condiciones necesarias para la convivencia, la tolerancia, el respeto mutuo, y otros aspectos necesarios para el mejoramiento de las relaciones sociales.

  7. Hacer un esfuerzo por evitar establecer diferencias entre los más capaces y los menos capaces.

  8. Es necesario actuar con coherencia en todo momento, los alumnos necesitan un código de conducta al cual atenderse, código que debe guardar cierta permanencia, debiendo informar a los alumnos de los posibles cambios.

  9. No permitir nunca las trampas.

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revista digital · Año 14 · N° 138 | Buenos Aires, Noviembre de 2009  
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