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¿Es educativo el deporte?

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

por la Universidad de Granada

Profesor de Educación Secundaria. Educación Física

Roberto López-Cózar Ayala

roberto_lca@hotmail.com

(España)

 

 

 

Resumen

          “Tanto el concepto ‘deporte’ como el concepto ‘educación’ se refieren a realidades muy complejas. Ambos términos han sido objeto de largos debates lingüísticos, filológicos, sociológicos, en el fondo, filosóficos” (Cagigal, 1976).

La evolución del deporte a lo largo de la historia y el esfuerzo de muchos por hacer de él una actividad reconocida a nivel mundial ha desembocado en la aparición de diferentes tipos del mismo, cada uno con sus propias características, con sus propios objetivos pero también con unos valores comunes y respetados sea cual sea la modalidad deportiva que se practique.

          Palabras clave: Deporte. Educación. Deporte educativo. Teoría del deporte

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 137 - Octubre de 2009

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I.     Concepto de “Deporte”

    La definición del concepto ‘deporte’ presenta ciertas dificultades. No es fácil precisar dónde empieza y dónde acaba esta actividad humana, por ello aquí se presentan diferentes definiciones recogidas de personajes célebres y de otras fuentes igualmente interesantes:

  • George Hébert (padre del método natural): “Todo género de ejercicio o actividad física que tiene por objeto la realización de una performancia, cuya ejecución se base esencialmente en la IDEA DE LUCHA contra un elemento definido, una distancia, una duración, un obstáculo, una dificultad material, un peligro, un animal, un adversario y, por extensión, uno mismo”.

  • Pierre de Coubertin: “Culto voluntario y habitual del ejercicio muscular intensivo, apoyado en el deseo de progreso y que puede llegar hasta el riesgo”.

  • Carta Europea del Deporte (1992): “Todo tipo de actividades físicas que, mediante una participación, organizada o de otro tipo, tengan por finalidad la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o el logro de resultados en competiciones de todos los niveles”.

  • Justino Cebeira: “El deporte se caracteriza por 4 características fundamentales: actividad física que implique movimiento; situación de beneficio para el que la realiza y no perjuicio para el otro; federaciones, reglamentos; trasciende de la acción lúdica del juego (es más que juego)”.

    Para concluir con este punto, hemos de decir que actualmente es difícil discernir entre las prácticas corporales que son deporte y aquellas que no lo son, ya que es frecuente ubicar dentro del deporte cualquier práctica corporal, sobre todo, de carácter competitivo.

    Igualmente es obligado recordar que el juego ha existido siempre, el deporte no, éste es hijo del juego.....; el deporte pertenece al juego, pero no todo el juego es deporte.

    El deporte se distingue de los juegos tradicionales ya que éstos no están institucionalizados; se distingue de los juegos de sociedad debido a que carecen de actividad física sistematizada y se diferencia de los ritos físicos por su ausencia de reglas de competición (en el juego las reglas pueden ser modificadas y en el deporte no).

II.     Concepto de “Educación”

  • Cagigal: “Aquella actividad (práctica, arte, ciencia, método...) que el hombre ha organizado para ayudar a sus semejantes al mejor desarrollo de sus capacidades personales y sociales”.

  • Paul Foulquie: “Conjunto de medios puestos en práctica para garantizar el desarrollo o la formación de un ser humano, principalmente el niño y el adolescente”.

  • Jean Jacques Rousseau: “Educar es enseñar la condición humana al alumno”.

    Personalmente creo que la educación es un proceso permanente que no concluye nunca y para llevarlo a cabo el educador dispone de dos armas muy poderosas. La primera es que la ventaja de haber vivido el conocimiento que se desea transmitir (de ahí que al educador se le asocia históricamente con el anciano, el padre...). La segunda es la satisfacción de sentirse útil enseñando al que no sabe y al que lo necesita.

III.     ¿Es educativo el deporte?

    Ante el comportamiento de algunos deportistas, ante los recientes acontecimientos de violencia que están a la orden del día en el deporte rey, ante deportes como el boxeo, ante dirigentes determinados que lo único que ven en el deporte es el afán de lucro, uno vacila antes de responder afirmativamente a esta pregunta. Sin embargo es preciso observar que todos los centros de enseñanza de los principales países del mundo incluyen el deporte en sus planes de estudios, existiendo actualmente incluso, unos estudios universitarios referidos a la educación física para enseñar a través de ella.

    Thomas Arnold (1982) justificaba la práctica del deporte porque reconocía que mediante él conseguía apartar a sus alumnos del bar y de la casa cerrada y porque trataba de hacer atletas cristianos. Para él, practicar deporte era una forma de adquirir una serie de valores morales como “lealtad frente a los adversarios, respeto hacia las reglas” (Durand, 1976). Además utilizaba el deporte como fin para inculcar disciplina, dominio de sí mismos, respeto a los adversarios, en definitiva, FAIR PLAY, o mejor dicho, JUEGO LIMPIO.

    Tras este famoso personaje, tanto americanos como europeos han confiado al deporte una parte muy importante en la formación de sus adolescentes.

    Seurín señala una educación deportiva en la que no sólo se debe iniciar y entrenar al individuo para la práctica deportiva general sino que es igual de importante y de aprovechable el deporte como medio para conseguir una educación integral. Para conseguirla podemos utilizar las conocidas escuelas deportivas como tema transversal que fomente la educación. Para situarnos y no perder el hilo mostraré los tres modelos de enseñanza del deporte:

  • Deporte-rendimiento.

  • Deporte-recreación.

  • Deporte-recreación-formación. Las características de este modelo son las que más se acercan a las metas y objetivos que debe tener el tratamiento del deporte en la escuela por dos motivos: el primero es la recreación, que hace que el alumnado nunca pierdan el interés; y el segundo la formación, que será tanto motriz como de los valores personales y de socialización.

    Las escuelas deportivas que señalé antes, se encuentran en este modelo, aunque hoy en día encontramos en ellas una serie de problemas que habría que subsanar:

  • Mantiene los objetivos y finalidades de antaño.

  • No cambian el método didáctico.

  • Se reproducen las concepciones del deporte de elite y espectáculo sin tener en cuenta los objetivos en las edades más tempranas.

    Si somos capaces de corregir esos pequeños cabos sueltos que existen en el deporte educativo podremos lograr que las escuelas que hoy están condicionadas por las características del mundo en que vivimos sean capaces de aportar elementos considerables (Cagigal, 1981):

  • Frente a un modelo escolar superintelectualizado, un hombre equilibrado por su praxis, por el uso compensador de su cuerpo.

  • Frente a un modelo escolar que tiende a la mutiladora especialización, un ámbito de actividad global, donde se ponen en juego ciertas capacidades generales de ejecución a través del aparato locomotor, con la constante interacción mente-organismo.

  • Frente a un modelo escolar preocupado por la eficiencia (éxito...), un modelo en el que el hombre se experimente a sí mismo, se esfuerce, sea capaz de sudar, sin que importe el resultado, como gastador liberal de energías sin remuneración; un hombre que busca el triunfo pero a quien no importa la derrota; un hombre capaz de vivir y actuar al margen de la ganancia.

    El deporte posee un equilibrio interno y coherente basado en la convivencia integrada de sus rasgos estructurales: “lúdico, actividad física, competición, reglas y espíritu noble” (Javier Olivera Beltrán, 1999). Cuando el deporte es capaz de adquirir y mantener ese equilibrio obtenemos el deporte auténtico, hecho que generalmente no se da en nuestros días ya que debido a presiones sociales, ambición deportiva, profesionalismo...etc., se está sobrevalorando el factor competición y despreciando, en cierto modo, el lúdico. Esto produce un desajuste interno que provoca agresividad, violencia, esfuerzos límite, dopaje, alienación, robotización...etc.

    No queremos decir con esto que el factor competitivo se tenga que retirar del ámbito educativo, ni mucho menos, sino que debe permanecer en perfecta armonía con el factor lúdico y la actividad motriz. “Al deporte educativo se le interpreta como superación, integración, equiparación y donde la afectividad debe constituir un elemento clave en el proceso educativo que se genera” (Javier Olivera Beltrán). La competición también es necesaria pero de forma sana, concebida de forma distinta al deporte de alto rendimiento donde el fin en sí mismo es ganar, alcanzar la victoria.

    Frente a este deporte competitivo encontramos el deporte educativo que nos abarca, mediante el cual se “adquieren destrezas, capacidades, hábitos aptos para el futuro” (Cagigal, 1981), el cual una vez practicado tiene su sentido pleno y “constituye en sí un aprender a vivir viviendo”. Este deporte-educativo permite al sujeto “conocerse, desarrollar la expresión espontánea, se le introduce al diálogo con los demás, al respeto de las capacidades y propósitos del compañero, del vecino y del adversario...El deporte es más educativo si en vez de afrontarse como ensayo para la vida se constituye en parte misma de la vida” (Cagigal, 1981).

    Con todo ello, la relación entre deporte y educación adquiere su máximo esplendor en lo que hoy se ha dado a conocer como EDUCACIÓN FÍSICA y DEPORTE, dentro de la cual el deporte sería un medio de la educación física a la que podríamos considerar una disciplina pedagógica. Ese deporte de la Educación Física debe ser espontáneo, natural, flexible, lleno de incertidumbre, centrado en el individuo que aprende y dejando de lado el comportamiento mecanicista y automatizado.

    Así, según Olivera Beltrán (1999) “el deporte.....puede constituir un eficaz medio de educación” siempre que tengamos en cuenta los siguientes rasgos:

  • El deporte procede del juego y ese carácter lúdico no debe perderlo. La diversión y el disfrute es una de las mayores motivaciones para practicar deporte, por ello este aspecto tiene que ser inamovible.

  • La competitividad es necesaria pero en su justa medida, no se debe hipervalorar.

  • El ejercicio físico como actividad que reúna unos fines recreativos, educativos o de rendimiento.

  • La presencia del espíritu noble debe primar en el deporte.

  • El riesgo acompaña a la competición y va unido al rendimiento.

    La confluencia de todos estos rasgos permite la existencia de una actividad racional en el niño que desarrollará sus “dimensiones biológica, cognitiva, afectiva, relacional, expresiva y decisional” (Diccionario Paidotribo).

    Como señala Luis Fradua Uriondo y Luis Javier Chirosa Ríos, el deporte debe ser un medio, un pretexto para que el niño o niña, en sus edades más tempranas, adquiera aquellas destrezas y habilidades motrices necesarias; y para que mediante él, el educador sea capaz de inculcarle una serie de fines educativos como los relacionados con la higiene (ducha, ropa limpia, chanclas en los baños comunes...) y con la propia educación (puntualidad; respeto por el compañero, por el adversario, por el entrenador, por el árbitro; asumir la derrota; no reírse por ganar...).

    Pero claro, conseguir todas estas finalidades a través del deporte requiere en primer lugar que la práctica deportiva adquiera dentro de la sociedad un reconocimiento, ya que los propios profesores de educación física están totalmente devaluados, infravalorándose por completo su posición en la pirámide educativa. Debido a esto es necesario proponerse unas metas que cambien y regulen esta situación en la sociedad (siguiendo a José María Cagigal, 1981):

  • La actividad deportiva no es lo más importante dentro del sistema educativo pero sí es válida como una forma de “educación natural, primaria....del mundo que rodea y de los demás”.

  • Los valores del deporte-espectáculo son diferentes a los del deporte educativo y éste no debe tratar de combatirlos ya que es inútil. Lo que hay que hacer es insistir en las enormes posibilidades del “otro” deporte.

  • “El deporte será tanto más educativo cuanto más conserve su calidad lúdica, su espontaneidad y su poder de iniciativa”.

    Por tanto, debemos desarrollar una lucha para conseguir que el deporte deje de ser solamente una fuente de gigantes y de supercampeones para que también sea reconocido como una forma de ocio más extensa, y un medio de educación evitando desde el primer momento que él sea la causa de enfrentamientos entre diferentes razas, grupos, etnias...etc.

IV.     Deporte, educación y olimpismo

    Este apartado que puede llegar a ser tremendamente extenso y lo introducimos aquí con la única finalidad de dar a conocer las posibilidades que tiene el Olimpismo para educar. Éste, al ser la máxima expresión del deporte contemporáneo debe reflejar los valores educativos para que el resto de la pirámide aprenda de él y se fundamente en él. El Olimpismo tiene cuatro preocupaciones principales: (Quest, 1996).

“Educar y cultivar al individuo a través del deporte”.

“Fomentar la relación de los hombre en sociedad”.

“Promocionar la comprensión internacional y la paz”.

“Celebrar la grandeza humana”.

    El Olimpismo es un movimiento mundial que se entiende universalmente y que se asocia con valores “como la igualdad, racionalidad, comprensión, autonomía y excelencia”. (Parry, 1988. Tomado de Quest).

    Igualmente, las Olimpiadas no sólo han sido alabadas, también han sido criticadas a lo largo de los años porque dejaban un poco de lado los fines educativos que trataban de difundir y se convertían en el terreno ideal para aquellos que buscaban poder, prestigio, ganancia y fama. Algunos atletas olímpicos en lugar de ser inspirados por los valores subyacentes del movimiento olímpico, buscan en él su propio estatus dentro de la sociedad y su ganancia monetaria, olvidándose del respeto mutuo, la camaradería, etc.

“Es necesario que valores como la justicia, la honestidad y el coraje también sean fomentados” (Quest, 1996).

    Desde luego podríamos decir que el deporte y todo aquello que lo rodea (metas internas, habilidades inherentes, táctica, estrategia y normas) se puede considerar de por sí educativo.

    Como nos dice Arnold (1988) el deporte se relaciona con la educación de dos maneras importantes: aquello que se puede aprender del deporte en un sentido académico y aquello que se puede aprender de forma práctica.

Bibliografía

  • ARNOLD, P. (1996). Sport, Olympism and Education. Quest. Volumen 48, nº 1.

  • CAGIGAL, J. M. (1957). Hombres y deporte. Madrid. Taurus Ediciones.

  • CAGIGAL, J. M. (1981). ¡Oh deporte!. Valladolid. Miñón.

  • CAGIGAL, J. M. Obras selectas. COE. Volumen II.

  • CARTA EUROPEA DEL DEPORTE (1992). Boletín de información deportiva. IAD. Junta de Andalucía. Nº 30.

  • CEBEIRA, J. (2000). Apuntes inéditos de estrategia y táctica deportiva. 2º F.CC.A.F.D.

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  • CHIROSA, L. J. (2000). Apuntes inéditos de balonmano. 2º F.CC.A.F.D.

  • DICCIONARIO MARÍA MOLINER. (1985). Madrid. Gredos.

  • DICCIONARIO PAIDOTRIBO. Volumen 2 y 3.

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  • FOULQUIÉ, P. (1976). Diccionario de Pedagogía. Oikos-Tau Ediciones.

  • FRADUA, L. (1999). Apuntes inéditos de fútbol. 1º F.CC.A.F.D.

  • FRADUA, L. (2000). Apuntes inéditos de fútbol. 2º F.CC.A.F.D.

  • FRATTAROLA, E. (1989). Educación deportiva y competición. Dirección deportiva, nº 38.

  • GUTIÉRREZ, M. (1998). Desarrollo de valores en E.F. y deporte. Apunts.

  • NUEVA ENCICLOPEDIA LAROUSSE. (1981). Barcelona-Madrid. Planeta, 3 y 4.

  • OLIVERA, J. (1999). Sobre la educación. Apunts, nº 57.

  • RODRÍGUEZ, J. (1989). Apuntes y ensayos de teoría de educación física y deporte. Club Deportivo INEF.

  • ROMERO, S. (1999). El deporte educativo, fracaso de la enseñanza pública. Élide. Madrid. Anaya.

  • THOMAS, A. (1982). Psicología del deporte. Barcelona. Herder.

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revista digital · Año 14 · N° 137 | Buenos Aires, Octubre de 2009  
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