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Periodización del entrenamiento del futbolista I

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

en la Universidad de Castilla La Mancha

Profesor de Educación Física en el IES Beneche (Yeste)

Preparador físico de equipos amateurs

Arturo González Segura

arturoelche@hotmail.com

(España)

 

 

 

Resumen

          La necesidad de una adecuada periodización para conseguir mejorar el rendimiento deportivo ya no es cuestionada dentro del mundo del fútbol. Supone ir modificando el entrenamiento dentro de unas pautas bien definidas por principios y factores que lo condicionan, e ir continuamente evaluando qué efectos son los que se producen en el organismo como consecuencia de esos cambios. Así, Bompa entendió por periodización “los diversos tipos de entrenamiento que son enfatizados en las fases apropiadas del año de entrenamiento y en la carrera del deportista, en base a que el desarrollo de algunas capacidades son prerrequisitos para el desarrollo de otras y que las funciones neuromusculares, cardiorrespiratorias, anatómicas, bioquímicas, fisiológica, psicológicas y otras se logran progresivamente durante un período largo de tiempo”. En el presente artículo estableceremos los parámetros que condicionan el rendimiento en el fútbol, qué niveles de entrenamiento corresponden a cada momento de la temporada y qué capacidades se han de desarrollar en cada momento de la misma. 

          Palabras clave: Periodización. Entrenamiento. Fútbol. Rendimiento. Factores. Capacidades. Niveles. Componentes

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 136 - Septiembre de 2009

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Definición y justificación de la estructura de rendimiento del fútbol

    Para conseguir mayores cotas de rendimiento en cualquier modalidad, se debe entrenar periodizando, de tal manera que estructuraríamos el mismo adaptándolo a cada momento de la temporada. Ya que si siempre entrenáramos lo mismo, el organismo se adaptaría solo a lo que efectuábamos y el rendimiento se estancaría (Navarro, 2001)

    En el caso concreto del fútbol existen estudios (Stone, O´Bryant et al. 1981; en Navarro, 2001) que comparan el rendimiento entre programas de entrenamiento periodizado y no periorizado en fútbol universitario, por ejemplo, concluyendo que se producen mayores cotas de rendimiento en el grupo que llevaba a cabo el entrenamiento periorizado. Cierto es que la mayoría de los estudios se han realizado sobre el entrenamiento de fuerza (Navarro, 2001)

    El tiempo ha ido modificado las diferentes concepciones que se tenía del entrenamiento periorizado. La teoría clásica (Matveyev, 1985), ha ido dejando paso a la contemporánea, debido a los cambios producidos por las nuevas necesidades del deporte de alto nivel (Issurin & Kaverin, 1985; Bondarchuck, 1988; Verjoshanskij, 1990; citados por Fernando Navarro, 2001).

    La teoría clásica está basada en las leyes biológicas y del entrenamiento deportivo, que condicionan un mantenimiento de la forma, a un periodo relativamente reducido y localizado de la temporada. Así, se caracterizada porque el entrenamiento está subdividido en microciclos, como unidad básica, sobre los que se construirán estructuras mayores, mesociclos, fases, macrociclos (Navarro, 2001). Por tanto, en cuanto se dirige a un momento concreto de la temporada y relativamente reducido, la validez para los deportes de equipo de la periodización clásica queda en entredicho.

    Las características antes descritas, de la periodización clásica, vienen a suponer un volumen de entrenamiento que a lo largo del proceso de trabajo crece de manera gradual (la intensidad), obteniendo alteraciones y adaptaciones periódicas inmediatas del nivel de rendimiento (García Manso, Navarro Valdivielso y Ruiz Caballero; 1996)

    La estrategia actual consiste en concentrar el trabajo en períodos relativamente cortos de tiempo, resultando un proceso de adaptación más intenso, caracterizado por una alteración de la homeostasis y que produce una disminución de los niveles de rendimiento (García Manso, Navarro Valdivielso y Ruiz Caballero; 1996). De tal manera, que una vez terminamos el trabajo concentrado de entrenamiento se produce un aumento acentuado de los índices funcionales a niveles superiores a los valores iniciales (Verjochanski, 1990)

    El deporte del fútbol tiene una estructura funcional diferente a los deportes de carácter individual que han servido de referente a la hora de establecer métodos de entrenamiento. Así, la dinámica de juego implica diferencias a nivel individual, que se manifiestan en unos requerimientos energéticos diferentes según el puesto específico que ocupe cada jugador. La nueva concepción del deporte espectáculo ha supuesto unos cambios latentes y observables en los requerimientos de los deportistas

    El modelo actual de juego exige de los jugadores de fútbol un radio de acción mayor y una preparación más completa, tanto desde el punto de vista técnico táctico como desde el físico (Castelo, 1999) La universalidad del fútbol implica (según Moravec, 1982; citado por Castelo, 1999) que los desplazamientos del equipo sean en grupo, en profundidad y anchura (cuando se es poseedor del balón), y la concentración que se produce cuando el equipo no posee el balón. Jorge Castelo (1999) resume de forma general que los jugadores realizan 380 esfuerzos por partido, o sea, 4 ó 5 por minuto, en relación con el tiempo total de juego, y de 7 a 8 esfuerzos por minuto, en relación con el tiempo efectivo de juego. Cerca del 56 % duran de 1 a 3 segundos (desplazamientos entre 1 y 5 metros) el 34 % entre los 3 y 10 segundos y el 10 % duran más de 10 segundos.

    Esto viene a desembocar según este autor en que el jugador está cada vez en un mayor número de situaciones momentáneas de juego en fragmentos cada vez más pequeños, lo que supone:

  • Un aumento de la presión sobre los jugador con o sin balón, disminuyendo el tiempo durante el cual se desarrollan las fases del acto táctico (percepción – análisis, solución mental y solución motora);

  • Una aproximación o alejamiento constante del compañero en posesión del balón, con el objetivo de proporcionarle un mayor número de posibilidades de respuesta táctica.

    En todo caso, los valores de carga física de los jugadores durante un partido varían significativamente de un autor a otro (tanto cuantitativa como cualitativamente. Castelo (1999) cree que este hecho se debe esencialmente aunque existen cuatro aspectos, que pueden suponer una variación relativa de los resultados:

  • Criterios de observación

  • Temporada deportiva a que se refiere el análisis

  • Sistema de juego adoptado por el equipo

  • Misiones tácticas establecidas para cada jugador.

 

Centrocampistas

Defensas

Delanteros

Carrera lenta

4042

2029

2769

Velocidad sub-máxima

2159

1588

1572

Velocidad máxima

1063

670

678

Carrera para atrás

507

941

918

Tabla 1. Reilley y Thomas, 1976 (citado por Castelo, 1999)

    En este estudio sobre jugadores ingleses, hemos de distinguir que según el puesto específico de los jugadores los valores varían (Tabla 1) Como observamos no consideran a los porteros, puesto que históricamente la preparación física del portero no se ha tenido muy en cuenta, porque apenas interviene en el juego. Pero actualmente esta situación está cambiando, y el portero, que actúa sobre todo en la zona dos (90 %), seguida de las zonas 1 y 3, 5 % cada una (Figura de abajo Mod. Castelo, 1999), tiene una importancia capital tanto en fase defensiva como ofensiva, y por tanto su preparación debe ser lo más específica posible por sus características, y no debe ser descuidada.

    Estos estudios (que no son recetarios, ni universales, puesto que por el carácter dinámico del juego del fútbol, varían con el tiempo), nos pueden servir para establecer los diferentes contenidos de entrenamiento que pueden influir en el rendimiento de este deporte.

2.     Contenidos y niveles de entrenamiento

2.1.     Factores limitantes del rendimiento en el fútbol

    Debemos analizar los factores limitantes del rendimiento en el fútbol. De tal manera, que el seleccionar estos contenido de entrenamiento, que determinan el rendimiento en el fútbol, no es sino el paso previo a distribuirlos de manera coherente a lo largo de la temporada.

    Es necesario, por tanto, distribuir esos contenidos en distintas unidades de planificación (macrociclo, mesociclo y microciclo) a lo largo del tiempo, cuya concreción final, las sesiones, los métodos y los ejercicios determinarán su validez.

    Históricamente, el fútbol ha sido considerado como un deporte de resistencia, debido a la duración de los partidos, 90 minutos, periodo en el cual, y según un estudio de Dufour (1990, citado por Cometti, 1999), recorre un elevado número de metros, con una media de 10 km, 3 de marcha, y 7 en carrera. Pero esa concepción tradicional del fútbol, ha ido dejando paso a otras más actuales, que consideran que el factor determinante no será la distancia total recorrida, sino el número de esfuerzos que el futbolista pueda realizar a la máxima intensidad (Ekblom, citado por Castellano, 1996), y el repetirlo muchas veces (Portolés, 1996).

    Con la evolución sufrida en el fútbol en los últimos años, nos encontramos que el número de sprints cortos por partido ha aumentado de 145 en 1970 a 195 en 1989 (Dufour, 1990; citado por Cometti, 1999), que las vías energéticas solicitadas en el fútbol son de tipo anaeróbico aláctico, porque la distancia más explotada son las comprendidas entre 5 y 15 metros (Campos Vázquez y García Ibáñez, 2001). Esto supone que el futbolista debe estar capacitado para la realización de esfuerzos explosivos, siendo éstos factores limitantes en el rendimiento final del fútbol.

    Por otro lado, el objetivo final de todo entrenamiento será el conseguir que nuestros jugadores estén más rápidos que los adversarios, tanto física como mentalmente (Campos Vázquez y García Ibáñez, 2001). Pero resulta que la velocidad es un factor determinante del rendimiento, pero que depende de la evolución del entrenamiento de la fuerza. Esto redunda en la necesidad de trabajar la fuerza y sus diferentes manifestaciones antes que trabajar la velocidad.

    A la hora de considerar los diversos contenidos del entrenamiento, que determinen el rendimiento final, encontramos que la técnica y la táctica, en la mayoría de las planificaciones, no están integradas de manera sistemática. El planteamiento de estos contenidos debe llevarse a cabo siguiendo diversos criterios que más adelante se desarrollan.

    No olvidemos, por último, que la flexibilidad, en cuanto involuciona con el paso del tiempo, y en mayor proporción sino efectuamos ejercicios de movilidad articular, es un factor importante a tener en cuenta en nuestra planificación de la temporada. Así, deben ser incluidos ejercicios de estiramientos y movilidad articular en TODAS nuestras sesiones, sobre todo en el calentamiento y en la parte final o vuelta a la calma (Campos Vázquez y García Ibáñez, 2001).

2.2.     Otros factores limitantes

    Seirul-lo (1996) considera que el modelo conductista de estímulo – respuesta, que ha sido empleado tradicionalmente en los deportes individuales, aplicado a los deportes de oposición y cooperación – oposición (como es el caso del fútbol), es un error. De tal manera que aplica un modelo constructivista, que asume que el conocimiento no es resultado de la copia de la realidad preexistente, sino que se trata de un proceso cambiante y dinámico, a través del cual la información es interpretada, construyendo modelos explicativos complejos.

    Por tanto, factores limitantes también serán las necesidades del propio deportista, sus intereses, sus interpretaciones de la realidad y la capacidad para analizar las señales del entorno. Todo ello no se ha venido teniendo en cuenta en las planificaciones conductistas de los deportes colectivos como el fútbol.

2.3.     Niveles de entrenamiento

    Cualquier consideración que hagamos acerca de la especificidad del entrenamiento tiene que tomar como referencia la realización de cargas de competición según la especialidad (Navarro, F., 2001), en este caso fútbol. Pero es un hecho que no se mejorará empleando exclusivamente cargas de competición. Por tanto, se necesita crear una base que permita desarrollar los componentes específicos de rendimiento del fútbol. Se necesitará contemplar unos contenidos de entrenamiento que permitan una ampliación y desarrollo de las capacidades, con el fin último de adaptarlas a la competición.

    Una forma útil de programar el entrenamiento para desarrollar un plan de entrenamiento es agrupar los contenidos de entrenamiento en tres niveles (Navarro, F.; 2001):

  • Básico: supone ampliar y desarrollar los aspectos fundamentales de la preparación del deportista y crear una sólida base de preparación que facilite el entrenamiento de niveles superiores

  • Específico: abarca el desarrollo de las capacidades específicas del deportista, con el fin de transferir el potencial básico adquirido a las condiciones específicas del rendimiento.

  • Competitivo: pretende el desarrollo de las condiciones competitivas de la especialidad e integrar el desarrollo de las capacidades específicas en el rendimiento competitivo.

2.4.     Contenidos de entrenamiento

    Dado que el fútbol se trata de un deporte de regulación externa, cooperación – oposición e invasión, la determinación de los contenidos de entrenamiento, de los condicionantes del rendimiento, es tarea ardua y compleja.

    Existen infinidad de opiniones de qué aspectos condicionales han de ser desarrollados en el fútbol. Y aún más, existe disparidad a la hora de referirse a esos aspectos condicionales y sus manifestaciones, como capacidades, cualidades de juego, contenidos a desarrollar,...

    Como ejemplo recogeremos una propuesta específica de preparación física para el futbolista (Tabla 2, adaptada de García Manso y col, 1996). En todo caso, está propuesta se podría considerar como incompleta, ya que no recoge todos los condicionantes que determinan el rendimiento de la especialidad: fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad, técnica, táctica, y todas sus manifestaciones. Además, podría faltar una condicionante más, la preparación psicológica.

Cualidad

Manifestación

Descripción

Velocidad

Fuerza de arrancada (con/sin balón)

Inicio de un desplazamiento, de alta o máxima intensidad y corta duración (máximo 10 / 15 m), desde posición estática, con y sin posesión del balón

Velocidad de conducción de balón

Conducción del balón con alta intensidad, sin oposición o con oposición de un adversario.

Velocidad de toma de decisión

Acciones de máxima intensidad en las que se debe responder ante situaciones improvisadas durante el desarrollo de la misma.

Velocidad de cambio de ritmo y dirección

Acciones a elevada intensidad en las que se debe variar la velocidad y la dirección del desplazamiento.

Velocidad de vigilancia del contrario

Acciones a elevada intensidad que obliguen a mantener el control de los movimientos de los oponentes y el control del balón

Resistencia

Resistencia de base general

Desarrollo DE los parámetros que determinan el retraso en la aparición de la fatiga y permitan incrementar el volumen de trabajo durante los entrenamientos

Resistencia de aplicación

Acciones parciales de juego que permitan incrementar la velocidad de desarrollo de las mismas sin disminución de la intensidad y sin merma en la eficacia en su ejecución

Resistencia de juego

Desarrollo Real de juego en situaciones que obligan a incrementar la intensidad del mismo sin pérdida de eficacia

Fuerza

Fuerza general

Acondicionamiento muscular de base sobre el que se cimientan las diferentes manifestaciones de fuerza y velocidad

Fuerza de golpeo

Acciones que incrementen la intensidad de golpeo sin pérdida de eficacia, tanto en la propia acción como en el resto de4 cualidades condicionales necesarias en el fútbol.

Fuerza de salto

Acciones que permitan mayor capacidad en la fase preparatoria del salto, duración, altura de vuelo, eficacia,...

Tabla 2

    Centrándonos en la fuerza, Fernández Pombo (1998) divide la fuerza del futbolista en tres niveles: fuerza de base, fuerza-coordinación y fuerza específica del fútbol.

La  fuerza de base, como norma, es la fuerza que tiene el futbolista gracias a la estructura anatómica. Un futbolista que tiene mayor sección transversal de fibra muscular, tiene mayor fuerza rápida. Esta fuerza de base podríamos decir que es hereditaria y que va en la estructura muscular de cada persona. Nosotros nos encontraremos con muchos futbolistas con diferentes estructuras y paquetes musculares, si los testamos tendremos un primer indicador de la capacidad para generar fuerza.

    Sin embargo, pasamos a un segundo nivel donde podremos expresar no todo la fuerza que tenemos, sino un porcentaje menor, se trata de la fuerza-coordinación. En fútbol son habilidades técnicas es que el músculo tiene que desarrollar fuerza con un modelo coordinativo. En este modelo coordinativo no da tiempo a expresar toda la capacidad de fuerza. En fisiología existe el concepto de la especificidad del entrenamiento: sabemos que el músculo está compuesto de unidades motoras, entonces, hay músculos que tienen un umbral de excitación en un movimiento y en otro movimiento parecido tienen menos umbral de movilización de unidades motoras. Esto plantea que el músculo aprende a reclutar las unidades motoras y las fibras musculares en función de un patrón específico que él aprende. Este es el aprendizaje nervioso que tiene el músculo, por eso se llama fuerza-coordinación. Como norma general, nosotros en fuerza-coordinación en fútbol planteamos cuatro criterios básicos, que son los movimientos que va a efectuar el futbolista para solucionar los problemas del partido: acelerar, golpear, realizar cambios de dirección y desacelerar. Básicamente, son las funciones en las que el futbolista demuestra la utilización de unos modelos o patrones elementales para construir el modelo de rendimiento, según muestra la siguiente figura.

    La fuerza específica del fútbol hace referencia a la cantidad de fuerza producida durante una acción en el fútbol. Viene determinada, en parte, por la capacidad de utilizar la coordinación de la fuerza en el momento apropiado (sincronización).

    En diferentes trabajos de investigación que se han realizado, cogiendo a diferentes tipos de futbolistas y haciéndoles diversos test de fuerza, se comprobó que había futbolistas que tenían mucha fuerza de base y no por ello tenían mucha fuerza-coordinación; y sin embargo, otros futbolistas con mucho menos fuerza de base, tenían más fuerza-coordinación.

    Esto puede comprobarse en cualquier equipo, jugadores que tienen un buen cuádriceps, a la hora de golpear el balón lo desplazan menos metros que otros con menos cuádriceps. No necesariamente a un cuádriceps más fuerte le corresponde un mayor golpeo.

    También se comprobó que incluso en la fuerza específica de competición, futbolistas con menos niveles de fuerza máxima eran capaces de solucionar las acciones de fuerza con mayor nivel de rendimiento, como lo muestra la siguiente figura.

    Por ello a la hora de clasificar la fuerza del futbolista yo planteo esta estructura: fuerza de base, fuerza-coordinación y fuerza especifica del fútbol. A partir de esta clasificación, vamos a ver qué medios de entrenamiento tenemos para desarrollar cada uno de los modelos de fuerza.

Tipos

  • De base

  • Coordinación

  • Competición

 

Medios

  • De base:

    • Circuit training

  • Coordinación:

    • Método Búlgaro

  • Competición:

    • Fuerza secuencial

    • Fuerza intermitente

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revista digital · Año 14 · N° 136 | Buenos Aires, Septiembre de 2009  
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