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El perfil fisiológico del esquiador alpino. Una revisión

 

Departamento de Educación Física y Deportiva

Universidad de Granada

(España)

Antonio Som Castillo

asom@ugr.es

 

 

 

Resumen

          Objetivo: Realizar una revisión sistemática de los principales parámetros fisiológicos del esquiador Alpino. Conocer la capacidad aeróbica, la composición corporal, el consumo de oxígeno y las herramientas utilizadas para el análisis y medición de las anteriores capacidades, además, estudiar la hidratación de los esquiadores de forma paralela. Método: Los datos fueron seleccionados de 4 bases de datos electrónicas. La totalidad de los estudios seleccionados cumplieron unos requisitos de calidad interna. Conclusión: El metabolismo fisiológico de los esquiadores ha evolucionado encontrando en la actualidad a deportistas con una mayor fuerza muscular, más altos y pesados que en décadas anteriores, igualmente, se han observado valores de consumo de oxígeno máximo superiores en los esquiadores profesionales en comparación con los semi-profesionales o deportistas de ocio, lo que ayuda a retrasar la fatiga y a recuperase de los efectos de una larga sesión de entrenamientos, por último las pruebas de una menor distancia y duración (slalom y Gigante), muestran un predominio de la vía anaeróbica láctica, en cambio en las pruebas de una mayor duración (súper gigante y descenso), muestran un predominio de la vía aeróbica y anaeróbica láctica.

          Palabras clave: Fisiología. Esquí Alpino. Rendimiento. Capacidad aeróbica. VO2max. Composición corporal

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 135 - Agosto de 2009

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Introducción

    El entrenamiento físico se asocia con adaptaciones metabólicas y morfológicas a largo plazo en los deportistas (Perseghin, et al., 2007), lo que ha conllevado un profundo estudio de esta área, posibilitado sesiones específicas de entrenamiento en función de las características fisiológicas de los competidores para mejorar el rendimiento individual de cara a conseguir el mejor estado de forma en las confrontaciones deportivas.

    La obtención de energía depende de dos vías de producción de energía, una aeróbica y otra anaeróbica, en base a estos términos, existen innumerables trabajos de investigación en los que se ha estudiado todo lo relativo a las mejoras fisiológicas en base a las vías de trabajo, el tiempo de duración hasta la extenuación, la transición del metabolismo aeróbico al anaeróbico, etc. (Jürimäe, et al., 2007), concluyendo con la existencia de deportes en los que es primordial trabajar solo de forma aeróbica y otros en los que se debe intercalar también el trabajo de forma anaeróbica, esto determina la intensidad del ejercicio como factor importante para mejorar la capacidad aeróbica (Wisløff, et al., 2007), hallando como beneficios, un aumento de la concentración de lactato, un aumento del volumen respiratorio, de la frecuencia cardiaca (Hug, et al., 2004) y una mayor resistencia a la extenuación a consecuencia de la fatiga muscular (Mäestu, et al., 2006). La capacidad que un deportista tenga de mantener la intensidad de trabajo cercana al umbral, es determinante para aumentar la zona de trabajo (potencia aeróbica máxima) y el aumento del umbral respecto del porcentaje de consumo máximo de oxígeno (VO2max), es lo que va a posibilitar una mejora en el rendimiento, es por ello que la potencia aeróbica máxima ha sido relacionada con el rendimiento en el esquí alpino en numerosos estudios (Burtscher et al., 2001).

    Uno de los parámetros más eficaces para valorar el metabolismo aeróbico en los deportistas ha sido el VO2max, realizándose este tipo de mediciones en numerosos estudios, considerando como un buen índice de eficiencia la relación entre la pendiente del consumo de oxígeno respecto a la producción de CO2 (Sutton, et al., 2008). Una tasa en el VO2max más elevada, inicialmente puede disminuir el déficit de O2, haciendo que los esquiadores soporten en mejores circunstancias los entrenamientos prolongados en nieve (Burtscher et al., 2001), lo que determina que el entrenamiento en altitud es adecuado para que se produzcan esas mejoras (Burtscher et al., 2005). Pudiendo mantenerse las mejoras del sistema ventilatorio incluso después de la pérdida de otras adaptaciones (Marles, et al., 2007).

    Otro de los aspectos muy estudiados en la disciplina del esquí alpino, además de los fisiológicos y de rendimiento, ha sido el biomecánico, profundizando sobre la correcta colocación postural para mejora el rendimiento evitando lesiones (Noé & Paillard, 2005), o utilizando para avanzar en el esquí alpino y en los saltos de esquí diferentes técnicas de tipo analítico como electromiografía, cinética y cinemática además de las simulaciones por ordenador (Müller & Schwameder, 2003). Los resultados posturales de los estudios biomecánicos conllevan una serie de connotaciones sobre el organismo de los deportistas, como por ejemplo la producción de un mayor volumen sanguíneo en los esquiadores cuando disminuye la postura para una mejor colocación aerodinámica para las pruebas de Slalom y Slalom Gigante, produciéndose en la máxima contracción una mayor dificultad del flujo sanguíneo en los músculos (Szmedra et al., 2001). Para mantener la posición aerodinámica durante el descenso, se necesita una gran fuerza muscular, debiendo ser trabajada de forma específica y considerándola determinante en el esquí alpino (White & Johnson, 1993). Para obtener una mayor fuerza muscular algunos esquiadores han llegado incluso a suplementar su alimentación con hormona del crecimiento (Sartorio, et al., 2008), también se han comprobado los efectos de otras sustancias excitantes como la cafeína, disminuyendo la frecuencia cardiaca durante la realización de un ejercicio submáximo, al ingerir una dosis baja (McClaran & Wetter, 2007), o no viéndose afectado el metabolismo con una dosis moderada al medirse variables como la frecuencia cardiaca y la presión arterial (Turley, Dessiso & Gerst, 2007), o sustancias como el exply, sin producirse una mejora de rendimiento en comparación con el placebo aunque, no se descarta su utilización por su importancia como antioxidante (Pradas, 2007).

    En la literatura podemos encontrar diferentes trabajos de investigación, en los que se ha profundizado por el estudio y la comprensión de factores fisiológicos en la disciplina del esquí alpino. Entre ellos se destacan Karlsson et al (1978) quienes realizaron un estudio descriptivo de los parámetros fisiológicos de tres poblaciones diferentes, esquiadores alpinos de élite internacional, profesores de esquí y esquiadores de ocio en Suecia, encontrándose diferencias relevantes en cuanto a las principales variables estudiadas entre los tres grupos, Haymes & Dickinson (1980) volvieron a estudiar las características fisiológicas de esquiadores alpinos de élite, encontrando diferencias entre géneros, Song (1982) estudió el comportamiento fisiológico de especialistas en descenso y gigante, Brow & Wilkinson (1983) analizaron los parámetros fisiológicos de esquiadores alpinos encontrando diferencias de rendimiento en los test utilizados entre esquiadores de nivel nacional y regional, Leach (1994) estudió los requerimientos físicos y fisiológicos necesarios para la práctica del esquí alpino de competición y los comparó con los necesarios para una práctica recreativa, Axtell et al (1997) analizaron los parámetros fisiológicos de esquiadores alpinos de élite en edad juvenil, Burtscher et al. (2001) compararon las respuestas metabólicoas y cardiorrespiratorias durante la práctica del esquí tradicional y carving, y Neumary et al. (2003) estudiaron el perfil fisiológico de los esquiadores del equipo nacional de Austria.

    De todo lo anteriormente mencionado se desprende la importancia de recopilar información de los principales estudios enfocados a los aspectos fisiológicos de los esquiadores de la disciplina deportiva del esquí alpino para analizar los resultados observados en ellos y poder obtener unas nociones básicas de los niveles fisiológicos de los esquiadores alpinos.

Método

Estrategia de búsqueda

    El análisis estuvo comprendido por una exhaustiva búsqueda bibliográfica sobre diferentes términos enfocados a la fisiología del esquí alpino. La búsquedas electrónicas se realizó en 4 bases de datos (Medline, Web of Science, Sportdiscus y Pubdmed), los estudios incluidos se revisaron para identificar otros potencialmente relevantes. Se comprobaron manualmente los resúmenes. Se realizó una primera búsqueda que comprendía desde el 1977 hasta el 2007, posteriormente, se volvió a realizar una segunda búsqueda y actualización de los términos a mediados de 2008.

Selección de estudios

    Los textos completos de todos los artículos potencialmente relevantes fueron recuperados y revisados. Los estudios se dividieron en varios apartados en función del objetivo a tratar dentro de la fisiología del esquí alpino (herramientas e instrumental de medición, capacidad aeróbica, composición corporal, hidratación y alimentación y por último consumo de oxígeno).

La extracción de los datos

    Los datos fueron extraídos por medio de un formulario de extracción de datos normalizado que capturó los detalles del diseño de los estudios para cada apartado (tabla 3 y tabla 4).

Resultados y discusión

Evaluación del estado de forma en el esquí alpino: Herramientas e instrumental

    Para evaluar el rendimiento fisiológico de los deportistas de esquí alpino, se suelen utilizar algunas pruebas como el test de comprobación para conocer el estado de forma de los esquiadores (Bauer & Zerpa, 1996). VonDuvillard & Stanek (1997) utilizan los “30s y 60s Wingate cycle ergometer test” para conocer el estado de forma general de los esquiadores de élite. Bosco et al. (1994) en cambio utiliza los test de salto (SJ, SJ 20kg y SJ PC) para conocer los efectos del entrenamiento con pesas y ejercicios de salto, los niveles de fuerza alcanzados y su mantenimiento a lo largo de la temporada con esquiadores de élite antes, durante e inmediatamente después del periodo de entrenamiento comprobando que en el periodo de competiciones no se utiliza este entrenamiento de fuerza, no existe un deterioro de los niveles de fuerza.

    Para conocer la capacidad anaeróbica de los deportistas, Bacharach & Vonduvillard (1995) utilizan el “30-s Wingate test” y el “30-s y 90-s Wingate cycle ergometer test”.

    Para evaluar la composición corporal, la potencia aeróbica y anaeróbica, White & Johnson (1991) exponen que se deberían realizar los siguientes test: “Hydrostatic weighing”, “maximal cycling, Wingate, 60-s repeated jump” y “vertical jump tests”, llegando a la conclusión de que los que mejor determinan el estado de forma y el dominio deportivo son el test de “anaerobic power” junto con el “fat-free mass”.

    Para evaluar la fuerza explosiva y la energía anaeróbica, White & Johnson (1993) exponen que se debería trabajar con: “Tests that measure explosive” y “sustained anaerobic power such as the Wingate”, “vertical jump, 60-second repeated jump” y “Margaria-Kalamen stair run”. Además de las pruebas con lactato y de consumo de oxígeno que determinan aún más la potencia anaeróbica.

    Andersen, Montgomery & Turcotte (1990) crearon una batería específicas de pruebas para evaluar el rendimiento en la modalidad del slalom gigante en esquí alpino utilizando el test de obstáculos del hexágono, salto a dos piernas y saltos laterales de piernas. Ruiz de Almirón et al. (2002) validaron una batería de test utilizada en la detección de talentos, comprendida por una variante sin obstáculos del test del hexágono, carrera con cambio de sentido (5X10), fuerza explosiva (SJ), fuerza explosivo-elástica (CMJ) y una medición del tiempo invertido en el slalom, súper gigante y gigante en esquiadores de la élite nacional infantil. Existen otras baterías de tests, con el objeto de detectar talentos y obtener resultados sobre el rendimiento de esquiadores jóvenes, siendo la más importante, la batería “Gold Medals” de la Federación Americana de esquí, realizados por McGinis (1980) y por Ried et al. (1997).

    La utilización de la electromiografía (EMG), ha sido otro método para evaluar la actuación muscular en el esquí alpino. Esta técnica ha evolucionando desde los primeros estudios de Hintermesister et al. (1995) hasta los de Hass et al. (2000) y Hofmann et al. (2001).

    Mediante todo este tipo de pruebas se conoce el estado de forma del deportista y se pueden mejorar aspectos concretos de su preparación, aunque de ninguna forma ese estado sugiere su nivel de preparación, siendo a través de sus propias sensaciones y las de su entrenador las que determinan su estado de preparación. Un estudio científico pone en evidencia que existe un mayor rendimiento cuando se observa en el organismo una mayor excreción de catecolaminas, mostrándose un deterioro a lo largo de la temporada del deportista de las principales variables fisiológicas como la resistencia aeróbica y la fuerza muscular (Knöpfli et al., 2001). Este acontecimiento ha de tenerse en consideración a la hora de planificar la temporada, de forma que el estado de forma y la fuerza se modifican a lo largo de la temporada encontrándose a final de la misma en unas condiciones menos óptimas.

Capacidad aeróbica en el esquí alpino

    En el esquí alpino intervienen las dos fuentes de energía, aeróbica y anaeróbica, alcanzando al final de cualquiera de las 4 pruebas de esquí alpino la frecuencia cardiaca máxima y la máxima potencia aeróbica (Tesch, 1995), concretamente se alcanza cuando se ronda los 30 o 40s de competición (Veicsteinas et al., 1984), considerando la frecuencia cardiaca el mejor medio para medir la intensidad del esfuerzo (Eisenman, et al., 1989) oscilando las necesidades de energía desde los 45s hasta los 2 min (Bacharach & Vonduvillard, 1995). La duración de los esfuerzos en el esquí alpino oscila entre los 45s que puede durar una competición de Slalom por manga hasta 150s que puede durar un descenso, véase la tabla 1 (Canadian Ski Coaches Federation, 2001), acumulando una gran cantidad de lactato y llegando a unas altas tasas de glucógeno que con el tiempo puede dar lugar a agotamientos de los almacenes de glucógeno muscula (Tesch, 1995), aunque los esquidadores profesionales tienen esas reservas tanto de lactato como de glucógeno más elevadas debido a la adaptación sufrida (Tesch et al., 1978; Andersen & Montgomery, 1988), además de necesitar fuerza muscular, potencia anaeróbica, resistencia anaeróbica, resistencia aeróbica y una serie de habilidades motoras complejas como son: coordinación agilidad, equilibrio y flexibilidad (Andersen & Montgomery, 1988), a esto abría que añadirle la rapidez (White & Johnson, 1993) aunque cabe destacar que el éxito del esquí alpino no está únicamente relacionado con la variable fisiológica, pero un alto nivel de potencia aeróbica y de fuerza muscular acarrean una mejora (Neumayr et al., 2003). Esta mejora se constata en función del entrenamiento, puesto que se observan rendimientos más elevados en esquiadores en comparación con personas sedentarias, igualmente, los deportistas de esquí alpino entrenados tienen una mayor masa muscular en las paredes del ventrículo izquierdo del corazón, en comparación con las personas sedentarias, al igual que en los hombres en comparación con las mujeres (George et al., 1999; Koutedakis et al., 1992).

Tabla 1. Sistemas de producción de energía y tiempos invertidos por disciplinas de Esquí Alpino (Canadian Ski Coaches Federation, 2001)

Disciplina

Duración

(s)

Anaeróbica aláctica (%)

Anaeróbica láctica (%)

Aeróbica (%)

Slalom

45-50

25-30

50

20-25

Gigante

70-90

20-25

50

25-30

Súper Gigante

80-120

10-15

45

45-50

Descenso

90-150

5-10

45

45-50

    Los resultados que aparecen en la tabla 1 sobre los sistemas de producción de energía, muestran en las pruebas de una menor duración (slalom y Gigante), un predominio de la vía anaeróbica láctica y un utilización aproximadamente igualitaria de las vías anaeróbica aláctica y aeróbica, en cambio en las pruebas de una mayor duración (súper gigante y descenso), un predominio de la aeróbica y seguidamente de la vía anaeróbica láctica, minimizando la vía anaeróbica aláctica. En otras investigaciones como las de Karlsson et al. (1978) y las de Tesch et al. (1978), nos exponen que en las disciplinas de slalom gigante el 46,4% del coste energético procede de la vía aeróbica, mientras que el 25,3% es anaeróbica láctica y el 28,3% anaeróbica aláctica. Otros estudios como los de Subudhi et al. (2001) estiman que el metabolismo anaeróbico abastece un 60% de la energía demandada durante el esquí alpino. Estos valores son muy diferentes a los obtenidos en la práctica del esquí de ocio, donde se pone de manifiesto en el estudio realizado por Kanh et al (1996) con una duración de 8 días en personas de mediana edad en descenso de esquí de ocio, en los que se observan valores medios de frecuencia cardiaca en torno a 64,2 ppm y 71,1 ppm en los descensos.

Composición corporal de los deportistas del Esquí Alpino

    Se ha producido una evolución de las variables altura y peso en los deportistas, mostrando con el paso de los años, una mayor masa magra y altura (White & Johnson, 1993). Estas dos variables dependen primordialmente de la modalidad practicada, ya que en disciplina de slalom, los deportistas tienden a ser más pesados y con una mayor masa muscular en las piernas en comparación con otros deportes, debido a las adaptaciones metabólicas (Andersen & Montgomery, 1988; White & Johnson, 1993; Banfi, Del Fabbro & Lippi, 2006).

    Neumary et al. (2003) estudió el perfil fisiológico de los esquiadores del equipo de Austria compuesto por 20 mujeres y 28 hombres, examinándolos antes y después de las temporadas que comprendían desde el 1997 hasta el 2000, observándose que los esquiadores “tipo” de clase mundial del equipo nacional de Austria tienen los siguientes valores medios que aparecen en la Tabla 2.

Tabla 2. Valores Medios de los esquiadores tipos de clase Mundial del equipo nacional de Austria

 

Talla

(m)

Masa Corp.

(kg)

Grasa Corp.

(%)

VO2max

(ml/kg/m)

Pmax. salida

(w/kg)

Hombres

1.81

87

15.8

60±4.7

4.7±0.4

Mujeres

1.66

65.1

24.5

55±3.5

4.3±0.4

*Pmax. Salida = Potencia máxima de Salida.

    En la tabla 3 se muestran otros estudios en los que se presentan los parámetros antropométricos de los esquiadores en función de los rangos de edad y nivel de los esquiadores (Eriksso et al., 1977; Haymes et al., 1980; Saibene et al., 1985; Andersen et al., 1990; White & Jonhson, 1991; Bosco et al., 1994; Klika et al., 1996; Szmedra et al., 2001; LeMura et al., 2001).

Tabla 3. Parámetros Antropométricos de los esquiadores alpinos de élite (Eriksso et al., 1977; Haymes et al., 1980; Saibene et al., 1985; 

Andersen et al., 1990; White & Jonhson, 1991; Bosco et al., 1994; Klika et al., 1996; Szmedra et al., 2001; LeMura et al., 2001)

Masculino

Femenino

Edad/Nivel

Peso (kg)

Estatura (m)

IMC (kg/m2)

GC

(%)

Peso (kg)

Estatura (m)

IMC (kg/m2)

GC

(%)

10-11.9

41.6

1.47

19.25

13.1

-

-

-

-

12-13.9

53.63

1.62

20.44

13.1

49.75

1.58

20.03

13.1

14-15.9

62.33

1.70

21.48

12.4

58.93

1.64

21.84

17.5

16-18.9

71.66

1.77

22.87

10.96

65.64

1.70

22.82

16.59

Nacional

72.56

1.73

24.24

6.53

63.64

1.65

23.38

16.62

Internacional

78.92

1.78

24.91

6.08

63.07

1.66

22.89

13.14

(*) No se recoge en la literatura/ IMC = Índice de masa corporal/ GC= Grasa Corporal.

    En cuanto a la musculatura del esquiador alpino, es cierto que no existe un predominio de tipo de fibras musculares en los esquiadores, aunque en un estudio realizado por Tesch (1995) se mostraba un predominio de fibras lentas entre los esquiadores de élite. Cobra una gran importancia el trabajo de fuerza, encontrándose trabajos que aplican al entrenamiento los efectos de la electroestimulación en el entrenamiento de fuerza del cuádriceps en esquiadores, descubriéndose una mayor mejora cuando la electroestimulación era realizada de forma paralela al entrenamiento con resistencias (Flaction & Cywinski, 2000) al igual que el estudio de Asscher et al. (2000) que comparaba dos electroestimuladores existentes en el mercado para preparar al esquiador desde el punto de vista músculo-esquelético y cardiovascular.

Hidratación y alimentación del esquí alpino

    Es crucial considerar la importancia que suscita la alimentación, ya que existen claras evidencias de estrés oxidativo producido en el organismo cuando este es sometido a periodos de entrenamiento de intensidad considerable, produciéndose un descenso de los antioxidantes y minimizándose el rendimiento de los deportistas (Subudhi et al., 2001), esta intensidad de trabajo también se traduce en gasto energético que hay que reponer. La hidratación en el deporte del esquí alpino, cobra un matiz muy importante, puesto que el frío y la nieve producen sensación de saciedad y de forma inconsciente el organismo pide una menor cantidad de agua. Existen estudios como el de Seifert et al. (2006), que evalúan la influencia de la ingesta de agua, el cual expone que dividiendo a una muestra de 14 sujetos esquiadores en dos grupos, uno de ellos con agua “ad libitum” durante todo el periodo de entrenamiento y otro sin poder ingerirla salvo en unos momentos determinados, se comprueba que los esquiadores deshidratados consumen en el periodo habilitado para la ingesta de agua, una menor cantidad de agua que los que podían consumirla durante todo el tiempo (2.0±0.9 litros vs 0.78±0.4 litros) variando el porcentaje del cambio en el volumen plasmático siendo menor en los que si podían hidratarse con respecto a los que no (-0.1±5.3 vs -4.9±5.2%), descendiendo al mínimo la pérdida de masa corporal con respecto a los que no se hidrataban (0.4 ±0.4 vs 1.1 ±0,2 kg). En un segundo estudio del mismo autor (Seifert et al., 1998), se muestran los efectos que producen esas ingestas de agua en el organismo durante 1.5 horas de entrenamiento a baja intensidad (velocidad de 11.5Km/h) en Esquí de Fondo, realizando tres grupos, uno compuesto por seis esquiadores que bebieron agua “ad libitum”, otro o compuesto por esquiadores que ingirieron agua libremente y un tercer grupo que se hidrataban con bebida carbohidratada y con electrolitos en una proporción de 2.5ml/kg-1 cada 2.5km. Se recolectaron muestras de sangre antes y 30 minutos después de esquiar y se analizó la orina. Los resultados muestran que en el primer grupo los sujetos tenían una ingestión de 576±189ml de liquido y una producción de 266±205ml de orina, disminuyendo significativamente la proteína plasmática. En cuanto a los otros dos grupos se obtuvo una menor cantidad de orina (135±75ml vs 450 ±262ml) y una menor osmolaridad plasmática (-1,0 ±1,0 mOsm·kg·H2O vs -7,0 ±2. 4mOsm·kg·H2O) y proteínas (-0,11 ±08gl-1 vs -0.42 ±0.24gl-1) que en el grupo de agua. Concluyendo que la ingestión de agua “ad libitum” fue insuficiente para reducir al mínimo los trastornos producidos por la carencia de líquidos. La ingesta de agua acarreó un mayor aumento de la producción de orina, sin embargo, la ingestión de la bebida carbohidratada y con electrolitos atenuó los trastornos producidos por la carencia de líquidos, probablemente debido al mantenimiento del equilibrio osmótico en el plasma. Otro estudio demuestra de igual forma que una bebida rica en hidratos de carbono y proteínas reduce al mínimo los índices de daño muscular en comparación con una bebida placebo o sin ninguna bebida (Seifert et al, 2005).

Consumo de oxígeno en el Esquí Alpino

    Se puede exponer que cuando la duración de la bajada aumenta, aumenta de igual forma el consumo de oxígeno, incrementándose la deuda de O2 y por consiguiente la fatiga. Aquellos esquiadores que tienen un mayor volumen de oxígeno, son capaces de retrasar la aparición de la fatiga, aguantando mejor los entrenamientos prolongados y exigentes. Por tanto, una mayor proporción de VO2max, genera una mayor resistencia a la extenuación.

    El VO2max, ha sido analizado con esquiadores de diferentes edades, niveles y protocolos de actuación. En la tabla 4, se muestra un resumen de los principales estudios realizados en el Esquí Alpino, en los cuales se aprecian los valores de VO2max en función de la edad y del nivel de los deportistas, observando que oscilan entre 50,2ml/kg/m y 53,4ml/kg/m en esquiadores de nivel nacional y entre 53,1ml/kg/m y 70ml/kg/m de nivel internacional (Eriksson et al., 1977; Haymes et al., 1980; Saibene et al., 1985; Andersen et al., 1991; White & Johnson, 1991; Linda et al., 2001).

Tabla 4. VO2max en el Esquí Alpino en función de la edad, nivel y protocolo utilizado.

Fuente

n

Edad

(años)

Nivel

VO2max (ml/kg/m)

Protocolo

Eriksson et al. (1977)

1

>19

Internacional

70

Sin precisar

Haymes et al. (1980)

*

>19

Internacional

66.6

Sin precisar

Saibene et al. (1985)

*

>19

Internacional

58.9

Sin precisar

Andersen et al. (1990)

14

15.7±1.7

Provincial

54.8

Cinta ergométrica

(Leger Shuttle Run test).

White et al. (1991)

8

21.6±0.57

Nacional

53.4

Cicloergómetro

(100W a 90rev/m +50W/m)

Linda et al. (2001)

13

16.9±0.9

Regional

52.8

Cicloergómetro

(1kg a 60rev/m+0.5kg/2m

(*) Sin precisar.

    En la tabla 4 se observa que los esquiadores profesionales o de nivel internacional, tienen un elevado VO2max, esto puede ser un reflejo de adaptación y no la demanda real de este deporte (Andersen & Montgomery, 1988). Lo que se puede considerar como cierto, es que esas adaptaciones retrasan la fatiga (Mäestu, et al., 2006), pudiendo llegar a obtenerse valores cercanos al 95% del VO2max y frecuencias cardiacas máximas en un test de 60s y de 75s, véase tabla 5 (Carey & Richardson, 2003).

Tabla 5. VO2max medios en un test incremental de 60s y 75s (Carey & Richardson, 2003)

 

VO2max test

60s Test

75s Test

Pulsaciones máximas

190(10)

181(11)*

178(12)*

% de pulsaciones máximas

101.6(4.7)

95.3(5.8)

93.7(6.3)

VO2max (ml/kg/m)

58.1(5.6)

53.4(4.7)*

52.6(5.2)*

Ventilación máxima (L/m)

167.4(25.9)

162.6(27.5)

164.9(19.7)

Producción máxima de CO2 (ml/m)

5286(656)

5840(833)*

5549(793)*

Respiración máxima

1.24(.06)

1.47(.09)*

1.45(.07)*

Máximos Vatios (W)

388(42)

1107(212)*

1100(198)*

(*) p<.05 comparado con VO2max test.

    En la tabla 6, a medida que aumenta la duración del esfuerzo hasta los 75s, aumenta de igual manera el VO2max, este fenómeno se puede observar por la cinética de O2 del test de 75s mostrando el consumo de oxígeno en intervalos de cada 15s, expresado como % del VO2max, produciéndose un mayor CO2 al comienzo de la prueba y descendiendo esos valores en los últimos intervalos de 45s, 60s y 75s (Carey & Richardson, 2003).

Tabla 6. Cinética del O2 del test de 75s. (Carey & Richardson, 2003)

Intervalo

de Tiempo (s)

% VO2max

15

72.3±9.6

30

87.0±5.2

45

89.5±5.5

60

90.7±5.3

75

91.0±5.5

(*) ±SD

    De los resultados anteriores, se desprende la naturaleza aeróbica (láctica o aláctica) de los esfuerzos en esquí, siendo superiores al 50% respecto al metabolismo vía aeróbica. Esto ha llevado a desestimar en innumerables ocasiones, la importancia en la competición y en el propio entrenamiento del VO2max, aunque numerosos autores como Karlsson et al. (1978); Tesch et al. (1978); White & Jonhson (1991); Bosco (1997) Burtscher et al. (2001), reconocen esta importancia.

Conclusión

    El metabolismo fisiológico ha evolucionado en los deportistas de Esquí Alpino, encontrándonos en la actualidad a deportistas con una mayor fuerza muscular, más altos y más pesados que en décadas anteriores. Estas evoluciones sufridas dependen en gran medida de la disciplina específica en la que se compita dentro del esquí alpino, observándose en las modalidades de una menor duración a deportistas más pesados y musculosos que en los de una duración mayor.

    El Esquí Alpino posee un considerable valor aeróbico, las disciplinas de una menor distancia y duración (slalom y Gigante), muestran un predominio de la vía anaeróbica láctica, en cambio en las de una mayor duración y distancia (súper gigante y descenso), muestran un predominio de la vía aeróbica y anaeróbica láctica.

    La potencia aeróbica máxima es determinante en el rendimiento y un elevado VO2max, no solo ayuda a retardar la fatiga, sino que también ayuda a recuperarse de los efectos de una larga sesión de entrenamiento en nieve. Se han observado valores de consumo de oxígeno máximo superiores en los esquiadores profesionales en comparación con los semi-profesionales o deportistas de ocio, lo que ayuda a retrasar la fatiga y a recuperase de los efectos de una larga sesión de entrenamientos,

    La hidratación de forma continuada en el Esquí Alpino es muy importante debido a que los entrenamientos y competiciones suelen desarrollarse en condiciones climatológicas exigentes, en las que hace bastante frío, se realizan a una elevada altitud y en las que existen carencias por falta de oxígeno, creando en los esquiadores una sensación de hidratación que perdura en el tiempo y que hace olvidar la hidratación, viéndose estos deportistas más propensos a la deshidratación, la cual conlleva una serie de carencias en el organismo como el descenso del rendimiento y el aumento de la fatiga, acentuándose el gasto energético.

Bibliografía

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revista digital · Año 14 · N° 135 | Buenos Aires, Agosto de 2009  
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