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¿De quién es esta medalla olímpica?

 

Prof. de Educación Física
Entrenador Nacional de Atletismo
(Argentina)

Jorge de Hegedüs
jhegedus@uolsinectis.com.ar

 

 

 


   Klein y Brandt se vieron en una situación muy comprometida para obtener la medalla de oro. Pero resulta que momentos antes de iniciarse la gran final, vieron en el amarradero a un niño que estaba observando lo que ocurría de manera despreocupada. Entonces, los dos remeros se le aproximan y le preguntan si no quisiera sentarse en el puesto del timonel. Éste les pregunta qué era lo que tenía que hacer. Los holandeses le respondieron que nada, solamente sentarse en ese lugar para cumplir con el reglamento. El pequeño acepta y en esas condiciones es que se larga la gran final.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 130 - Marzo de 2009

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   Luego de los primeros Juegos Olímpicos modernos, Atenas, 1896, cuatro años más tarde le tocó el turno a la "ciudad luz", París. En dichos juegos participaron aproximadamente 1120 deportistas, representando a 28 países y en 54 disciplinas deportivas. Hubo excelentes resultados, al menos para esa época. Sin embargo ocurrió un hecho realmente sorprendente, inesperado y el cual quedó en el más absoluto misterio. Hasta se podría expresar como inaudito e increíble.

   Para entonces ya se había incorporado al remo como deporte olímpico y, entre otros, se incluyó el "doble par con timonel". Esta especialidad estuvo como disciplina hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, para luego ser eliminada. Pero en el caso de París ¿qué fue lo que sucedió? Entre los varios equipos que se presentaron, estuvieron nada menos que tres botes franceses y uno de Holanda. Estos últimos pensaron de entrada que serían los seguros ganadores. Pero al competir en la serie eliminatoria, fueron batidos por el bote francés ?un grupo de la Societé Nautique de la Marine? nada menos que por 8,6 segundos, ¡verdaderamente un triunfo aplastante! Los representantes de los Países Bajos analizaron las causas de tan enorme derrota, pues, aunque se habían clasificado para la final, el optimismo se había convertido en una muy seria preocupación. ¡Esta situación había que revertirla de alguna forma! Pero enseguida saltó a la luz la razón del problema; mientras que los holandeses Roelof Klein y François Brandt utilizaron a un timonel de peso "normal" (se trataba del Dr. Hermanus Brockmann) que pesaba unos 60 kg., los franceses lo hicieron con un niño.

   Por este motivo Klein y Brandt se vieron en una situación muy comprometida para obtener la medalla de oro. Pero resulta que momentos antes de iniciarse la gran final, vieron en el amarradero a un niño que estaba observando lo que ocurría de manera despreocupada. Entonces, los dos remeros se le aproximan y le preguntan si no quisiera sentarse en el puesto del timonel. Éste les pregunta qué era lo que tenía que hacer. Los holandeses le respondieron que nada, solamente sentarse en ese lugar para cumplir con el reglamento. El pequeño acepta y en esas condiciones es que se larga la gran final. (Hay que recalcar que en este bote habían por lo tanto dos holandeses y un francés, el pequeño. En ese entonces la reglamentación del Comité Olímpico Internacional permitía hacer esa combinación).

Klein, Brand y el timonel
Los remeros holandeses Roelof Klein y François Brandt junto
al improvisado "timonel" del cual nunca se pudo saber quién fue.

   Esta vez sí que hubo una lucha encarnizada entre los holandeses y el bote que los había derrotado con gran amplitud en la serie clasificatoria. Prácticamente fueron parejos toda la competencia, y en los metros finales prevaleció la pequeña embarcación de los Países Bajos: apenas por un metro sobre los franceses. ¡Lograron el tan ansiado triunfo olímpico! Obviamente el cambio de "timonel" fue lo que los favoreció.

   Pero aquí viene lo más sorprendente. Luego de la victoria, Roelof Klein y François Brandt se tomaron una foto con el pequeño que había colaborado con ellos en el gran triunfo. Pero después de esta instancia el niño desapareció. Se le buscó por todo el amarradero para la ceremonia protocolar de la entrega de medallas, pero no se le pudo encontrar. Sin tener conciencia de la gran hazaña desapareció en las calles de París. Nunca se supo quién fue, de donde provenía, ni su nombre, edad, dirección o cualquier cosa relacionada con su persona. Quizás este pequeño nunca se haya enterado que había sido nada menos que campeón olímpico. Lo único que se puede tener de él es la foto que se adjunta y que fue tomada no bien había terminado la competencia final. La misma ya tiene 109 años. Se cree que debe de haber sido el campeón olímpico más joven de la historia. Pero esto también es solo una especulación deducida por la foto.

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revista digital · Año 13 · N° 130 | Buenos Aires, Marzo de 2009  
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