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Revista Digital


OLIMPISMO: INTOLERANCIA, SEGREGACION Y RACISMO
Jorge de Hegedüs (Argentina)

Profesor de Educación Física
Entrenador Nacional de Atletismo


Cuando en 1896 se dio inicio a la versión moderna de los Juegos Olímpicos, tanto Pierre de Coubertin como el nuevo Comité Olímpico Internacional que él presidió, tuvieron altas esperanzas en relación tanto al desarrollo de los Juegos, como también en las repercusiones que los mismos pudieran tener en toda la sociedad humana. Este acontecimiento fue concebido como una nueva puerta que se abría hacia ideales verdaderamente humanistas. En cierta forma hasta se tuvo el propósito de eliminar todo sentido nacionalista al desarrollo de los mismos, y con la sana intención de unir a los jóvenes periódicamente para las justas deportivas.

Desgraciadamente tanto Coubertin como sus compañeros del primer Comité Olímpico Internacional no pudieron prever lo que iba a ocurrir con el transcurso del tiempo, especialmente a partir de los horrores de la Iª Guerra Mundial, acontecimiento que marcó un "quiebre" en la historia de la humanidad y que iba ahondar la intolerancia, la segregación, el racismo, el dogmatismo, los prejuicios, el terrorismo, la violencia y el despotismo de todos los signos, con todos los efectos que los mismos conllevan.

A partir de 1914 toda la sociedad humana, su mercantilismo, la religión, la política interna como también la internacional, desembocaron en una vorágine de errores y de desvíos que han puesto en jaque a toda la historia de la humanidad. El deporte no ha escapado a esto; se alejó de los ideales del "fair play" dado que sufrió también todos los efectos de los conflictos sociales de este siglo XX y además, en muchos casos, él mismo llegó a desencadenar dichas situaciones.

Los hechos que empezaron a suceder a partir de los X Juegos Olímpicos, los de Berlín, irían a palidecer el encanto de lo que lograron figuras legendarias y "románticas" como H. Kolehmainen, Paavo Nurmi, John Weissmuller, H. Abrahams, E. Lidell, el fútbol de los uruguayos, etc. La intolerancia racial, la "politiquería", el nacionalismo, el triunfo a cualquier precio empezaron a carcomer el verdadero sentido de la práctica deportiva.

Analicemos algunos de los casos, pero que no tocan solamente a los Juegos Olímpicos de manera implícita sino también la actividad deportiva en general.


¿Atletas "tapados"?
En los Estados Unidos a partir de los años veinte, especialmente en el deporte del atletismo, se delineó la política de que no siempre los mejores clasificados en las pruebas selectivas ocuparían los respectivos lugares en la competición olímpica. En ciertos casos, y de acuerdo a las circunstancias se tendrían que efectuar determinados cambios. Esta política se empezó a dar curso en los Juegos Olímpicos de París, en 1924, en el cual los 4 mejores clasificados en la disciplina de los 100 m. no necesariamente formarían la carrera de relevos de 4 x 100 m. y como es la costumbre en la actualidad.

Así entonces la prueba selectiva para los 100 m. fue ganada por Chester Bowman en 10,6 s. delante de Jackson Scholtz, Charles Paddock y Frank Hussey. La final de los 100 m. en los Juegos fue ganada por el recordado atleta inglés Harold Abrahams (el de "Carrozas de Fuego") con el récord olímpico de 10,6 delante de Scholtz, Bowman 4º con 10,9, Charles Paddock 5º con el mismo guarismo, y 6º Loren Murchison que sustituyó a F. Hussey. Para el desarrollo de la posta 4 x 100 los Estados Unidos formaron con Francis Hussey, Louis Clarke, Loren Murchison y Alfred Leconey, ganando la final en 41.0. Por lo que podemos apreciar entonces solamente Hussey formó la cuarteta, teniendo en cuenta a la prueba selectiva.

Cuatro años más tarde, para la ocasión de los Juegos Olímpicos de Amsterdam, ocurrió una situación parecida, dado que si bien en las pruebas selectivas de los 100 m. el orden de llegada había sido de 1º Franck Wykoff (10,6) 2º Robert McAllister, 3º Henry Russell, 4º Claude Bracey, 5º James Quinn, 6º Jackson Scholz, para la carrera de relevos el equipo formó con Wykoff, Quinn, Borah, Russell, en otras palabras, corrieron el 1º, el 3º y el 5º y el velocista Charles Borah, el cual no había sido finalista en los 100 m. aunque sí en los 200 m.

De todas maneras la política que se seguía sosteniendo era que la mayor cantidad posible de atletas tuvieran la oportunidad de obtener alguna medalla. Sin embargo este enfoque cambió para los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, y en el cual desde hacía tres años el autócrata nacional socialista Adolf Hitler se había convertido en Canciller del 3er. Reich.

Para este evento la prueba selectiva de los 100 m. en los Estados Unidos tuvo la siguiente clasificación: 1º "Jesse" Owens, 10.4, 2º Ralph Metcalfe, 10.5, 3º Frank Wykoff, 10.6, 4º Foy Draper 10.6, 5º Martin Glickman 10.6 y finalmente Sam Stoller 10.6. Teniendo en cuenta el resultado de dicha prueba selectiva realizada el 11 de Julio en Nueva York, Owens, Metcalfe y Wykoff tomarían parte en los 100 m. mientras que Draper estaría de reserva por alguna contingencia que pudiera ocurrir con algunos de los otros tres. ¿Y que pasaría con la posta? Los dirigentes seguían con la postura de que "no necesariamente los 4 primeros clasificados formarían el equipo de relevos". Esto inclusive no traería gran problema dado que después de Metcalfe, los 4 corredores siguientes en la clasificación habían hecho prácticamente el mismo guarismo. Por dicha causa el entrenador Lawson Robertson venía preparando una muy buena cuarteta formada por Glickman, Stoller, Draper y Wykoff. Antes del evento de la posta y ante la pregunta de por qué no iba a tomar parte en la mismo "Jesse" Owens, el entrenador Robertson contestó que "Owens ya obtuvo varias medallas, tres, no necesita ganar más, y así se les da también a otros la oportunidad de subir al podio olímpico".

Sin embargo, muy pocos días antes de disputarse las series de las postas, Lawson Robertson reunió a los velocistas norteamericanos para comunicarles una importante noticia, y la decisión que debía tomar. Dicho entrenador mencionó que le habían informado que Alemania iba a presentar un cuarteto con corredores "tapados", a quienes tenían especialmente preparados para la carrera de relevos y que la estaban entrenando de tal manera que podían derrotar a los Estados Unidos. Por dicho motivo tenía que poner entonces a sus mejores 4 hombres, es decir, incluir a Owens y Metcalfe y retirar a Glickman y Stoller. Estos dos últimos fueron entonces sacados del equipo y volvieron a los Estados Unidos sin haber podido competir. De todas maneras aquí saltó de inmediato un detalle muy importante: tanto Glickman como Stoller eran judíos. Aparentemente lo que no se quiso hacer era irritar a Hitler y al partido nazi alemán formando una posta, quizás con dos corredores negros y también dos judíos, teniendo en cuenta la orientación que ya estaba teniendo la Alemania de los años treinta hacia todo aquello que no era "ario".

Sin embargo años más tarde Glickman - que ya era periodista deportivo radial y televisivo en Nueva York - viajó a Alemania junto a otros deportistas especialmente invitados. En su estadía en el país germano relató todos los tristes acontecimiento que le tocaron vivir en relación a la posta de 4 x 100 en Berlín. Y entre otros asuntos declaró que "... no debería de existir ningún malentendido en el asunto de la posta dado que la presión no vino del partido nazi alemán, sino del norteamericano" (!). Y entonces Glickman dio a conocer explícitamente a determinadas personas que estuvieron vinculadas con este asunto, citando nada menos que a Avery Brundage, que ya era un importante dirigente deportivo en los Estados Unidos, y que con los años llegaría a ser Presidente del Comité Olímpico Internacional. Estos habían hecho presión, según Glickman, para retirar a los judíos norteamericanos de su participación olímpica.

Obviamente la posta norteamericana formada por Owens, Metcalfe, Draper y Wykoff ganaron la final de manera contundente y con récord mundial: 39.8 sec. Decimos que la victoria fue contundente dado que la ventaja que se obtuvo sobre el equipo que llegó segundo, Italia, fue de nada menos que 1,3 sec.(!), es decir, la mayor ventaja que jamás obtuvo una posta de 4 x 100 sobre los segundos en la historia de los Juegos Olímpicos hasta la fecha, desde Atenas hasta Atlanta. ¿Y la Alemania con sus "tapados"? Entraron cuartos pero dado que Holanda, que llegó tercera, había perdido el bastón de pase y fue descalificada, apenas obtuvieron por ello la medalla de bronce. La pregunta que queda abierta es entonces: ¿qué hubiera pasado si la posta se hubiera formado como se pensó en el inicio, con Glickman y Stoller? Recordemos para ello que en las 100 yardas tanto Owens como Metcalfe tenían como mejores registros 9.4 sec. mientras que los dos corredores judíos 9.5, lo que nos muestra que aún con la posta original se hubiera tenido "paño de sobra" para derrotar tanto a Italia como obviamente también a Alemania …. con sus velocistas "tapados". Además la argumentación que se utilizó para formar la posta corta con los 4 mejores velocistas debido a que Alemania estaba preparando una posta muy especial pierde fuerza ante otros hechos, como ser lo que ocurrió con la posta larga, la de 4 x 400 m. Aquí sí se sabía en forma concreta que Gran Bretaña iba a presentar un equipo formidable, que incluía a tres corredores capaces de correr la distancia de los 400 m. en menos de 47 sec.: Godfrey Rampling, William Roberts y Arthur Godfrey Brown, los cuales junto a Frederik Wolff tenían serias aspiraciones para llevarse la medalla de oro. Por este motivo aquí sí se hacía necesario por parte de los norteamericanos poner a los 4 mejores cuarto milleros, y para ello podían contar con Archie Williams, que había ganado la medalla de oro en la especialidad de los 400 m. en 46.5 sec. y James Luvalle que obtuvo la de bronce con 46.8 sec.

A pesar de lo cual se optó por la política de que "no era siempre necesario poner a los 4 mejores corredores". De acuerdo a ello ni Archie Williams ni Luvalle formaron el equipo de relevos. Por esta causa los Estados Unidos formaron una posta con corredores de mediano nivel, hecho que dio grandes ventajas a los ingleses los cuales se impusieron con suma facilidad en 3.11 min. Estados Unidos fue segunda lejos, a 2 segundos y Alemania tercera. Aquí salta entonces a todas luces el verdadero aspecto de todo este problema: no era importante la clasificación que se tuviera, no era necesario obtener la medalla de oro, lo importante era que no participaran los deportistas judíos!

Los Juegos Olímpicos marcaron varios hechos paradójicos teniendo en cuenta los problemas raciales. El Dr. Josef Goebels, jefe de propaganda del 3er. Reich se encargó muy astutamente de hacer trabajar dentro del pueblo alemán la idea de la superioridad de la raza "aria", en desmedro de los atletas negros. Pero esto sirvió de muy poco dado que los X J. O. constituyeron los juegos de "Jesse" Owens, también denominado como "el antílope negro". El pueblo alemán quedó cautivado por este gran atleta de color, el cual fue verdaderamente honrado e idolatrado por los germanos el cual le hicieron batir otro récord mundial: el de la firma de autógrafos.

Incluso la batalla más dura que tuvo que librar para la obtención de una de las 4 medallas de oro fue la que obtuvo en el salto en longitud. Su más encarnizado rival era el rubio alemán Luz Long, saltador que era todo un modelo para su técnica de "colgada". Un detalle llamativo es lo que ocurrió en el evento clasificatorio para esta disciplina. En la misma Owens tenía dificultades para Jesse Owens y Luz Long"tomar" la tabla, tan es así que en los dos primeros saltos no había podido hacer la marca mínima de 7.15 m. y de esta manera hubiera quedado fuera de competencia. Sin embargo y contra todos los pronósticos, el propio saltador alemán le dio determinadas sugerencias a Owens en cómo efectuar la carrera previa a la toma de la tabla de pique; éste aceptó las sugerencias de Long, modificó el punto de partida para comenzar su carrera de impulso y sobrepasó la marca mínima en el tercer intento. Luego en la competición final la misma estaba empatada en 7.87 m. para ambos saltadores. Sin embargo el formidable negro efectuó un salto final de 8.06 m. obteniendo para los Estados Unidos la medalla de oro, el récord olímpico, y desplazando al alemán Long al 2º puesto, el cual fue el primero en correr hacia Owens para abrazarlo y felicitarlo.

Entre ambos quedó "sellada" una gran amistad. El atleta germano formó luego parte del ejército alemán y cayó en el frente ruso en 1943. Luego de finalizada la II Guerra Mundial, Owens estuvo en Europa, y estando en Alemania visitó a la viuda y el hijo de Long. Este último fue invitado a visitar los Estados Unidos y fue huésped en la casa de Owens. (La rivalidad que se pretendió crear entre "Jesse" Owens y Luz Long fue parecida a la máquina propagandística creada alrededor del boxeador negro Joe Louis y el alemán Máx Schmeling. Ni Louis vio un rival "nazi" ante si, ni Schmeling vio por su parte a un "negro de raza inferior". Con el transcurso de los años ambos rivales dejaron muy bien en claro este asunto.)

Helene Mayer haciendo el saludo nazi Otros hechos paradójicos se pueden historiar alrededor de los asuntos racistas en los Juegos Olímpicos de Berlín, y es el hecho de que si bien Estados Unidos retiró a los atletas judíos de su equipo, Alemania no siguió del todo esa política (!). Esto se puede ejemplificar en lo que ocurrió en la prueba de esgrima femenina. Se trataba de la esgrimista alemana Helene Mayer la cual emigró a los Estados Unidos con su familia en 1932. Instado por el partido Nazi, fue invitada a participar en los Juegos Olímpicos representando a su país de origen. Helene Mayer obtuvo la medalla de plata para Alemania. Pero el hecho paradójico es que se sabía que era judía, y que incluso durante la ceremonia protocolar de la entrega de medallas hizo el saludo nazi…..(!!)

La medalla de oro fue obtenida por otra deportista de raza judía, la húngara Ilona Scharerer Elek. Por lo que podemos observar entonces que ni Alemania ni Hungría (esta última aliada de Alemania en la II Guerra Mundial) tuvieron problemas para ser representados por deportistas …. no arios. De todas maneras las cosas empeoraron visiblemente a medida que se acercaba el año fatídico de 1939 en el cual Alemania ataca a Polonia y el resto ya es bien conocido por todos nosotros. A partir de ahí (en realidad ya antes) se desarrolló una tremenda ingeniería humana de exterminio racial, que costó la tremenda cifra de 6 millones de judíos asesinados en campos de concentración, y en donde no fueron perdonados ni gitanos, ni intelectuales, ni científicos ni religiosos.

Así entonces se puede mencionar por ejemplo al esgrimista húngaro Attila Petschauer, campeón olímpico de sable por equipo en 1928, que fue muerto bajo tortura durante la II Guerra Mundial por la propia policía política húngara y por la simple razón de que era judío. Sin embargo no solamente la ingeniería racista cargó con la responsabilidad de los genocidios de nuestro siglo, también existió otra, la ingeniería social de clases desarrollada primeramente en la Unión Soviética y luego por buena parte el bloque llamado "socialista": el deporte no fue excepción a todo esto.


"…. aquel corredor que estableció el récord mundial de los 800 m ………"
En el año 1924 fallecía Vladimir Ilich Lenin, uno de los gestores de la revolución bolchevique de 1917. Al fallecimiento de este líder revolucionario asume con el tiempo el secretariado del partido comunista un georgiano de aspecto aparentemente humilde, de baja estatura, cara picada de viruela y un brazo más corto, llamado Josef Diugasvili, apodado hasta entonces como "Koba" pero que a partir de ahí cambió su apodo por "Stalin" (hombre de hierro, en ruso). El gobierno de Stalin fue uno de los más autocráticos y genocidas de este siglo, y no podía ser menos de un hombre que tenía como modelo ideal nada menos que a Ivan el Terrible, el primer zar de todas las Rusias.

Dentro de la política stalinista estaba el odio a todos lo posibles opositores. Además de ello hay que destacar el odio hacia lo extranjero, a todo aquellos que provenía de occidente. Esto abarcaba no solamente a una simple moda de vestir, sino también asuntos como la ciencia, el arte o cualquier otro aspecto del desarrollo de la sociedad humana. Ningún científico soviético tenía mayormente acceso a investigaciones científicas que se estuvieran desarrollando en el extranjero; en cualquier publicación que se publicara en la Unión Soviética no se podía citar bibliografía o cualquier investigación que no fuera soviética a riesgo de ser encarcelado por la NKVD (la predecesora de la KGB) y ser desterrado en algún Gulag cerca del polo siberiano e incluso hasta ser fusilado o muerto bajo tortura en la tristemente famosa Lubianca.

Toda persona que hiciera referencia a algo extranjero corría un enorme riesgo pues sería acusado de "revisionista", "antirrevolucionario", "trotzkista", "zinovievista", "perro burgués" o "capitalista miserable". Esto justifica entonces lo que se menciona en una publicación que apareció en la Unión Soviética en 1952, orientada para profesores de educación física y entrenadores. Sus autores fueron G.V. Vasziliev y N.G. Ozolin, y el título del libro era "Lojkaja Atletika" (Atletismo Liviano). En uno de sus capítulos y para explicar un problema técnico, ambos autores mencionan que "…aquel corredor que estableció el récord mundial de los 800 metros…." y aquí se hace evidente el miedo que se tenía de mencionar quién era precisamente el recordista mundial de los 800 m.: era el atleta alemán Rudolf Harbig, país con quien la Unión Soviética había estado en guerra. Por esta causa entonces, para explicar un problema técnico deportivo, apenas si se pudo mencionar un lacónico "…aquel corredor…" denotando esto el estado de terror que se estaba viviendo en la Unión Soviética bajo Stalin y ante el simple hecho de mencionar el nombre de un deportista extranjero.

Pero el despotismo stalinista iba a cavar mucho más hondo en su autocracia dado que no se trataba simplemente el impedir la mención de extranjeros sino también de suprimir todos aquellos que se suponía no estaba acorde al pensamiento stalinista o "revolucionario del pueblo". Así entonces en 1955 el saltador de alto soviético Juri Stepanov estableció el récord nacional con 2.02 m. adjudicándose el crédito de ser el primer saltador de ese país en saltar por encima de los 2 m. Sin embargo esto no era cierto, pues hubo otro deportista que casi 20 años antes había saltado 2.01 m.; se trataba de Nikolai Kovtun, marca registrada el 17 de junio de 1937 ante 50 mil espectadores. Kovtun también era el récord de la Unión Soviética en el triple salto: 14.66 m. La marca de este atleta en el salto en altura no iba a ser superada hasta 1955, tal como se mencionó con anterioridad. Sin embargo esta marca no duró hasta 1955 por el simple hecho de que fue borrada de la lista de récords de la Unión Soviética. ¿Qué fue lo que pasó? Poco tiempo después de haber registrado su marca de 2.01 m. la NKVD llegó a la pista en donde Kovtun se estaba entrenando y se lo llevaron. Fue condenado y enviado a Siberia durante varios años y además de ellos se le quitaron de la lista de los récords tanto su marca de salto en altura como la de triple.

El historiador del atletismo Roberto L. Quercetani expresa en su "Historia del Atletismo Mundial" que "37 deportistas soviéticos sufrieron el destino de Kovtun durante la dictadura stalinista".

La intolerancia y la crueldad no se notaron solamente en el frente de batalla o en los campos de concentración, sino también en los escenarios deportivos. En 1956 estalla la revolución húngara contra el régimen stalinista de Mátiás Rákosi y en protesta por los tremendos excesos del gobierno autócrata que había en Hungría. La revolución fue sofocada por la intervención de los tanques soviéticos. Con este "espíritu deportivo" poco tiempo después se enfrentaron los húngaros y los soviéticos en su correspondiente match de water polo durante los Juegos Olímpicos de Melbourne. Los húngaros iban ganando el encuentro 4 - 0 cuando el árbitro no tuvo más remedio que detener el encuentro dado que más que un encuentro de water polo lo que estaba sucediendo era una verdadera batalla campal a puñetazos entre ambos equipos. Tuvo que intervenir además la policía dado que los 5500 espectadores que presenciaban el encuentro casi se le van encima y agreden a los jugadores de la Unión Soviética. Después de haber obtenido la medalla dorada, medio equipo húngaro defeccionó y no retornó a su país.

Sin embargo los hechos mas aberrantes dentro de los propios Juegos Olímpicos ocurrieron en Munich, en 1972. En esta ocasión un comando terrorista atacó literalmente el alojamiento de la delegación de Israel, tomaron varios rehenes a los cuales luego asesinaron. Los terroristas fueron detenidos y encarcelados pero luego, a los pocos años, liberados debido a un canje de prisioneros. A partir de todos estos hechos en los escenarios deportivos y las villas olímpicas existen guardias armados, perros amaestrados, control de armas en las entradas, detector de metales, y un sinfín de esfuerzos logísticos para detectar posibles actos terroristas.

Se reitera entonces que el enfoque inicial del deporte se ha desviado completamente y ha llegado a constituir un arma para propósitos completamente diferentes. Por ello, si los distintos organismos competentes, entre ellos el Comité Olímpico Internacional no toman las debidas medidas a este respecto, corre serio peligro la continuidad de este magno acontecimiento deportivo, puede llegar a ocurrir lo que ocurrió en 426 d.C. cuando el emperador Teodosio I ordenó la destrucción definitiva del templo de Zeus y la devastación de Olimpia por las llamas: desaparecieron los Juegos Olímpicos.

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Fotos tomadas del libro de David Wallechinsky. The Complete Book of the Olympics. 1992 edition. Little, Brown and Company. Boston.


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Revista Digital
Año 4. Nº 13. Buenos Aires, Marzo 1999.