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Metodología observacional en el deporte: diseño de un
instrumento de observación para la evaluación en kárate

   
*Profesora de la Facultad de Educación. Universidad de La Laguna.
**Alumna de la Diplomatura de Maestro Especialista en Educación Física.
Universidad de La Laguna. Entrenadora Regional y Segundo Dan de Kárate.
(España)
 
 
María Jesús Cuéllar Moreno*
mcuellar@ull.es  
María Sarai Javier González**
sarai14@hotmail.com
 

 

 

 

 
Resumen
     La práctica del kárate ha crecido considerablemente en los últimos tiempos sobre todo en la modalidad de niños. La necesidad de crear un instrumento de observación para el kárate toma su máximo significado, en tanto se trata de una modalidad deportiva cuya evolución y desarrollo depende de ella. La creación de registros que faciliten la observación sistemática de los katas, trabajos en pareja, etc. puede contribuir enormemente a la mejora y consecución de un mayor nivel de eficacia en los entrenamientos, competiciones y exhibiciones de este deporte. En este artículo, y partiendo de los antecedentes de la observación en el sistema educativo y de algunos ejemplos, se realiza un estudio de las principales características, tipos, requisitos y clasificaciones de la observación sistemática. Para finalizar, se hace una propuesta de elaboración de un instrumento de observación para el gesto técnico "Jodan Uke" (defensa alta) en el estilo shito ryu de kárate.
    Palabras clave: Kárate. Observación sistemática. Instrumento de evaluación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 121 - Junio de 2008

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Introducción

    La Metodología Observacional adquiere su máxima potencialidad en el estudio de las actividades deportivas (Gorospe, Hernández, Anguera y Martínez, 2005) abriendo las puertas a la descripción y análisis de las dinámicas sociomotrices desde la lógica de la investigación científica. Las numerosas variables que interactúan en la competencia motriz, así como la dificultad de controlarlas en contextos y situaciones diversas recomiendan cada vez más su empleo.

    Al plantearnos la idea de llevar a cabo esta investigación tomando como eje la enseñanza del kárate nuestros niveles de motivación e interés crecieron por momentos al comprobar la escasez de instrumentos de observación en esta disciplina. La falta de instrumentos de observación se hace aún más patente en el estilo de kárate analizado (estilo shito ryu).

    La necesidad de crear un instrumento de observación para el kárate toma su máximo significado en tanto se trata de una modalidad deportiva cuya evolución y desarrollo depende de ella, siendo conocida por todos la importancia de la observación de las técnicas, recorrido, fuerza, forma, distancias, direcciones, ejecuciones de cadera, tronco, coordinación entre extremidades, etc. La creación de registros que faciliten la observación sistemática de los katas, trabajos en pareja, etc., puede contribuir enormemente a la mejora y consecución de un mayor nivel de eficacia en los entrenamientos, competiciones, exhibiciones, etc.

    Actualmente son muchos los niños, jóvenes y adultos que practican kárate. En el año 2000 se registraron en España 65.000 licencias federativas (Pedro Landa, 2000). La práctica del kárate ha crecido considerablemente en los últimos tiempos, sobretodo en las categorías de los más pequeños. Tomando como punto de referencia el vertiginoso aumento del número de practicantes producido en este deporte y la práctica inexistencia de sistemas de observación específicos para sus distintas modalidades fundamentamos la importancia y beneficios de los resultados de esta investigación.

    En el presente artículo se realiza una fundamentación teórica sobre observación sistemática y definición de sus características principales. Se prosigue con la exposición de diversas clasificaciones de metodología observacional, se ofrecen algunos ejemplos de observaciones y analizan los distintos instrumentos de observación y su aplicación concreta al kárate. Para finalizar, se propone la aplicación de un modelo concreto de observación para este arte marcial, así como se destacan las principales conclusiones de este estudio.


Objetivo

    Con este estudio pretendemos elaborar un instrumento de observación de los pinan o katas básicos de kárate para el estilo shito ryu. La realización de este instrumento posibilitará una evaluación fiable y efectiva que aportará al maestro, entrenador o monitor de kárate la posibilidad de llevar a cabo un seguimiento minucioso del estado del proceso de enseñanza-aprendizaje tanto a nivel individual como grupal, la supervisión de la efectividad de los medios empleados, recursos y medios pedagógicos; así como el proporcionar un feedback continuo al profesorado.


Características de la observación sistemática

    Siguiendo a Hernández y Molina (2002), la observación debe ser sistemática, objetiva, válida y fiable, debiendo tener un objetivo determinado y estar planificada para el mismo. Su cometido concreto deberá relacionarse con un marco de conocimientos o proposiciones más generales. Del mismo modo, se deberá optimizar los datos recogidos y adecuar la estrategia de análisis en función del objetivo.

    Croll (1995) menciona varios aspectos importantes de la observación sistemática como procedimiento de investigación:

  1. Ser rotundo en el propósito. En tanto deberá estar claramente especificado antes de comenzar con la recogida de datos.

  2. Ser terminante y riguroso al definir las categorías y al establecer los criterios para clasificar las conductas en dichas categorías.

  3. Aportar datos (pueden presentarse en cantidades) pudiendo ser relacionados con otros datos a través de técnicas estadísticas.

  4. Ser riguroso en los procedimientos elaborados para que los sistemas de observación proporcionen una información lo más objetiva posible de la situación que describen. Una vez establecidos y definidos los criterios y los ítems para las categorías, el observador deberá seguir al pie de la letra todo lo acordado anteriormente para que los informes de los observadores difieran lo menos posible unos de otros.

    Según Anguera et al. (2000) se necesita cumplir unos requisitos fundamentales para la observación metodológica. Estos son: la espontaneidad del comportamiento, la realización de la observación en "contextos naturales", la prioridad de estudios ideográficos, la elaboración de instrumentos ad hoc y la continuidad temporal. Todo ello debidamente combinado con el respeto de los requisitos, características del objeto de estudio y tamaño de las unidades. A continuación, se realiza una pequeña explicación de cada uno de ellos:

  • La espontaneidad del comportamiento. El investigador no debe intervenir en la conducta del sujeto o sujetos observados, en tanto este comportamiento debe ser espontáneo, natural y no debe estar programado ni preparado.

  • Contextos naturales. El individuo debe realizar la conducta en condiciones cotidianas, no debiendo modificarse la metodología, contexto ni variables de ejecución. La acción deberá realizarse en las condiciones más "naturales" posibles.

  • Estudio idiográfico. La observación debe ser individualizada, atendiendo a un número reducido de sujetos (preferiblemente uno). Además, también conviene que el número de conductas a observar sea pequeño (preferiblemente una, como mucho dos o tres).

  • Instrumentos "ad hoc". El instrumento que engloba las categorías o sistema de categorías tendrá que adaptarse a la exhaustividad, exclusividad y contemplación distintos niveles de codificación.

  • Continuidad temporal. La observación deberá ser continua en el tiempo, pues de lo contrario podrán producirse errores a causa de factores influyentes. Por ejemplo, cambios madurativos.


Clasificaciones de la metodología observacional

    Anguera et al. (2000) clasifican la metodología observacional en función del grado de cientificidad, participación, perceptividad y niveles de respuesta. A continuación, se explicitan cada uno de ellos. Ver Esquema I.


    1. Grado de cientificidad. Se distinguen dos tipos: observación pasiva y observación activa

    La observación pasiva o precientífica se caracteriza por su extensa duración, su inexistente delimitación del problema, la falta de hipótesis y un deficiente control externo del procesamiento de datos.

    La observación activa o científica tiene lugar con posterioridad a la pasiva, partiendo de un problema ya determinado, con un alto grado de control externo y con hipótesis previamente definidas en función del carácter del estudio (inductivo o deductivo).


    2. Grado de participación

    Según el grado de participación se distinguen tres tipos: observador no participante, si participante, participación-observación y auto-observación.

    Observador no participante. Su papel es totalmente neutro. No se precisa conocer al observado (de ahí que la característica principal de los actos de este último sea la espontaneidad). El sujeto analizado desconoce en todo momento que está siendo observado.

    Observador si participante. Existe interrelación observador-observado. Se analiza la conducta por medio de un contacto directo con el observado, evitando cualquier influencia del punto de vista del observador en los resultados obtenidos.

    Participación-observación. Una acentuación de la observación participante. Hace referencia a la observación que realiza un miembro de un mismo grupo sobre el resto, como sucede en el grupo clase (profesor observa a alumnos) o en el grupo equipo (entrenador observa a jugadores). A diferencia de la observación participante, el observador en la participación-observación tiene un mayor grado de acceso al observado, mayor libertad de movimientos y la posibilidad de obtener una suma de información mayor.

    Auto-observación. Equivale a la participación máxima en la que observado y observador son una misma persona.


    3. Grado de perceptividad

    Se distinguen dos tipos: directa e indirecta.

    La observación directa implica la intervención inmediata de los órganos de los sentidos en la observación de las conductas que se muestran, de tal forma que éstas provoquen un estímulo en el sujeto que observa.

    La observación indirecta implica la existencia de algún tipo de material de registro (vídeos, fotografías, grabaciones, películas, diarios, documentos históricos, etc.). No requiere de la intervención inmediata de los órganos de los sentidos sobre la conducta a analizar.


    4. Nivel de respuesta

    Se encuentra referida al contenido de la conducta a observar. Se distinguen cuatro tipos:

    Conducta no verbal. Hace referencia a las expresiones faciales, conducta gestual y conducta postural del sujeto observado.

    Conducta espacial o proxémica. Puede ser de carácter estático o dinámico. Estático cuando lo relacionado con el lugar en que se localiza o sitúa el cuerpo en el espacio y su disposición en relación con lo demás. Dinámico cuando se encuentra referido a los distintos desplazamientos y movimientos de un sujeto. Éste último se diferencia de la conducta gestual por el traslado del centro de gravedad implicando un desplazamiento corporal que evite la caída.

    Conducta vocal o extralingüística. Referido a todos los aspectos relacionados con la vocalización sin prestar especial atención al mensaje.

    Conducta verbal o lingüística. Referido al contenido y significado del mensaje.


Tipos de instrumentos y su aplicación en kárate

    Pérez y García Hoz (1989) al tratar las técnicas de observación hacen referencia a las fichas anecdóticas, listas de control y escalas de observación como técnicas principales para el registro de datos. Con posterioridad Pérez y García Ramos (1995), empleando otros términos, señalan los beneficios de recoger información por medio de varios instrumentos. De este modo, se logra que se complementen entre ellos y la recogida de resultados con un mayor nivel de fiabilidad.


    1. La ficha anecdótica

    Recoge la información cuando se produce. Proporciona un registro, en condiciones de máxima objetividad, de conductas notables y adecuadas en la situación y el contexto en que adquieren valor. Con objeto de lograr una máxima objetividad se anotarán por detrás de la ficha los comentarios y reflexiones personales.

    La observación en este caso se orientará a observar una conducta predeterminada señalando en algunos casos su frecuencia. Un ejemplo de este instrumento en kárate podría ser que mientras los alumnos realizan trabajo de kijon en filas, el maestro detecta una conducta relevante (bien sea positiva o negativa) y la anota, añadiendo la situación o contexto en que esta se produce. Por ejemplo, anotar una conducta positiva cuando un alumno que no suele trabajar demasiada intensidad realiza los gestos técnicos con fuerza y concentración. Para realizar la observación será necesario considerar su contexto próximo, por ejemplo, cuando el alumno quiere impresionar a sus padres porque llegaron temprano a recogerle y están en el fondo de la sala observándole, cuando el profesor da feedback a otro niño que estaba realizando el gesto con un adecuado nivel de éxito y él también quiere ser recompensado llamando la atención. Es importante considerar si siempre reacciona de este modo en esta forma de trabajo o en este kata concreto, etc. Por ello, el maestro deberá anotar estas valoraciones por detrás de la ficha. Por ejemplo, habrá que darle más feedback, ser un poco más exigente con él, variar con más frecuencia el tipo de trabajo, etc.


    2. La lista de control

    Observación sistemática y extensiva. Cuando se registra la frecuencia, se orienta la observación con el "guión de observación". En este caso hay una relación entre el sujeto y el conjunto de conductas relevantes seleccionadas con anterioridad por el observador o grupo de observación.

    Se puede elaborar una lista de control en función del objetivo perseguido para, con posterioridad, establecer unidades temporales y registrar la frecuencia (presencia, ausencia, número de veces, etc.). Así por ejemplo, en kárate, podemos elaborar una lista de control donde registraremos la presencia o ausencia, así como frecuencia de la realización del hikite ("mano que recoge") durante la ejecución del pinan sodan (primer kata básico). Incluso podríamos anotar la frecuencia de aparición del mismo con ambas manos. Otro ejemplo, podría ser la observación en kumite de la ausencia, presencia y frecuencia de zanshin cada vez que se finaliza un ataque.


    3. La escala de estimación

    Observación sistemática y extensiva. Es un instrumento muy útil. Trata de un listado de comportamientos seleccionados por el grupo de observación y relacionados con los objetivos que se desean alcanzar. Permite añadir datos obtenidos del propio contexto y de otros factores no analizados anteriormente (como la intensidad, duración, etc.).

    Se puede presentar en varias modalidades, de lo más sencillo (escalas presentadas de forma numérica o gráfica) a lo más complejo (descripciones verbales). Las formas más sencillas pueden definir con mayor precisión los criterios para asignar rangos, además de facilitar la labor del observador y dar un tratamiento más objetivo y justo por parte del observador. Si se asigna para cada conducta tres o cinco rangos o grupos (muy hábiles, hábiles y no hábiles) el observador podrá clasificar a cada sujeto en cada grupo en función del éxito obtenido en la conducta observada. Estas escalas, a pesar de ser prácticamente iguales a las escalas verbales, se distinguen en que utilizan números o gráficas mientras que las verbales se usan palabras (nunca, pocas veces, casi siempre, siempre).

    En kárate nos valdremos de las escalas verbales para la observación de la ejecución, en tanto nos permitirán valorar y explicar con mayor precisión las características de ejecución propias a cada nivel o rango. Para ello, consideramos conveniente establecer cuatro niveles: Mal (M), Regular (R), Bien (B) y Muy bien (MB). Por ejemplo, podríamos observar el nivel de ejecución de una técnica básica como la defensa media o yoko uke en un número determinado de sujetos que compartan aproximadamente la misma edad, categoría y grado. En función de la descripción de cada escala y de la realización de la técnica, el sujeto estará situado a un nivel determinado.

    Pérez y García Ramos (1995) nos describen también de la observación de procesos, calificada de intensiva, y muy útil en el estudio de casos, particularmente para identificar las causas de determinados resultados.


Aplicación de un modelo de observación al kárate

    Tomando como referencia las escalas de estimación enunciadas por Pérez y García Ramos (1995) utilizaremos las descripciones verbales para la valoración de algunos gestos técnicos en kárate y estableceremos cuatro niveles en función de la realización de la conducta: mal, regular, bien y muy bien. Para ello, especificaremos las características que corresponden a cada nivel. En nuestra opinión, este método es el más adecuado por dos razones fundamentales. En primer lugar, permite que la muestra objeto de estudio sea bastante amplia por lo que se necesitará más de un observador y el establecimiento de un patrón previo bien definido y explicado para que el análisis y los resultados no difieran de un observador a otro. En segundo lugar, consideramos que aunque los tres instrumentos son de igual importancia las escalas de estimación se configuran como el instrumento más completo, preciso y fiable, en tanto precisa de una previa elaboración, atención y consideración hacia los objetivos perseguidos, así como de una aplicación organizada y rigurosa.

    A la hora de construir los instrumentos de observación procuraremos alejarnos en todo momento de cualquier interpretación o valoración subjetiva. Para ello y en primer lugar, describiremos paso a paso cada una de las conductas elegidas para continuar con la elaboración de las características propias de cada nivel. Por último, se realizarán las tablas con los ítems predeterminados.

    Según Pérez y García Ramos (1995) también jugará un papel importante la validación del instrumento, en este caso de la escala. Lo primero será la validez del contenido, es decir, comprobar que en la escala están incluidas todas las manifestaciones relevantes de la conducta o realidad a observar. Lo segundo, como bien apunta Bunge (1979), la confirmación de que el instrumento es factible y funciona adecuadamente. Para ello, debemos corroborar la coherencia y correspondencia de los resultados obtenidos con los que el maestro conoce y tiene de sus alumnos. Otras condiciones importantes a tener en cuenta según estos autores son:

  • Que el equipo de observación lo formen expertos o conocedores profundos de la realidad objeto de análisis para que su juicio cualificado cuente como voto de validez para el instrumento empleado.

  • Que la necesidad de observadores especializados se mantiene sólo hasta que se haya confirmado la validez del instrumento. Posteriormente, se podrá contar con personas menos cualificadas en la materia, siempre y cuando utilicen el mismo instrumento. Atendiendo a esto y en nuestra investigación, podremos trabajar con varios maestros de 2º dan o superior grado con bastante experiencia en este campo.

    Anguera et al. (1993) aporta un claro ejemplo de la importancia de la participación de observadores entendidos y expertos en el tema cuando hace hincapié en los pasos a seguir en la formación de los observadores. A continuación, se exponen los cuatro pasos enunciados por esta autora:

  1. Adiestramiento en el sistema de observación.

  2. Adiestramiento en el contexto de observación.

  3. Performance del observador después del adiestramiento inicial.

  4. Conservación de la performance del observador después del entrenamiento.

    Finalmente, sería recomendable dar una prueba de fiabilidad a esta validez. Para ello, se establece una relación de correspondencia entre los resultados obtenidos por varios observadores sobre los mismos alumnos y las mismas conductas.


Diseño de un instrumento para la evaluación de un gesto técnico en kárate

    En este epígrafe proponemos un instrumento de observación para la evaluación de un gesto técnico en kárate atendiendo al grado (representado por el color del cinturón), edad y categoría de los alumnos, así como al orden de aprendizaje de los pinan o katas básicos. Para ello, partiremos de las tres defensas básicas (alta, media y baja) sobre una base de sustentación (la posición Zenkutsu Dachi). El instrumento ha sido elaborado para alumnos de categoría alevín, de 8, 9 y 10 años de edad, considerando que estos han iniciado su práctica en kárate aproximadamente a los 6-7 años correspondiente a primer y segundo ciclo de Educación Primaria. Los cinturones con los que se corresponden son los intermedios (naranja, verde o azul) durante los entrenamientos ordinarios y extraordinarios (preselecciones, concentraciones, tecnificación, etc.). Con posterioridad, se compararán y organizarán los resultados de la observación para finalmente corroborar el nivel de fiabilidad y efectividad del instrumento. Se procurará llevar a cabo una observación lo más objetiva y precisa posible, evitando caer en la monotonía de la observación, logrando así resultados irrefutables, y con ello, una validación óptima del instrumento.

    A continuación, se expone el sistema de categorías y descripción de los niveles de evaluación para la técnica defensiva básica "Jodan Uke" en el estilo shito ryu.


    Defensa Alta ("Jodan Uke")

    Consistente en un gesto de defensa básico realizado con el cúbito. El antebrazo se sitúa por encima de la cabeza (aproximadamente a un puño de esta) y ligeramente por delante de la misma. El codo permanece en flexión, formando un ángulo superior a 90º (sin dejar de proteger la cabeza). El dorso de la mano hacia detrás y dedos hacia delante. El puño se mantiene en el mismo eje que el antebrazo (muñeca en posición neutra). Foto 1, 2, 3 y 4.


Foto 1. Cahora Vidina Molina Román (Cinturón negro 2º dan).


    Recorrido

    Sale desde la cintura con codo ya flexionado y el dorso de la mano hacia el suelo. El brazo sube realizando un barrido por delante del cuello y de la cara hasta su posición final. Durante el recorrido va girando el antebrazo para dar mayor fuerza/impacto a la ejecución (hasta el final de la defensa donde el dorso de la mano está mirando hacia detrás). Foto 5,6 y 7.


  • MAL: No existe defensa real, es decir, sale desde la cintura y se coloca la defensa directamente en su posición final sin el barrido por delante del cuerpo. El brazo va directo de la cintura a la cabeza. El antebrazo está por debajo de la frente, delante de ésta o apoyado en ella.

  • REGULAR: Sigue sin haber barrido. El brazo va de la cintura a la cabeza quedando separado de la frente, ligeramente por encima de ésta y con un ángulo en la flexión de codo de 90º ó inferior. El puño está con el dorso mirando hacia la frente.

  • BIEN: Antebrazo encima y delante de la cabeza con el dorso del puño mirando hacia detrás (defensa con el radio) y recorrido con barrido. El movimiento se inicia con el dorso hacia arriba y no hacia el suelo, impidiendo así cualquier giro del antebrazo. La fuerza de ejecución es menor.

  • MUY BIEN: Antebrazo encima y delante de la cabeza con el dorso del puño mirando hacia detrás (defensa con el radio) y recorrido con barrido. Inicia la defensa con el dorso del puño hacia abajo y existe giro del antebrazo durante el recorrido. Fuerza de ejecución mayor. Hay que tener en cuenta que los niveles de fuerza no serán muy elevados, debido a la temprana edad de los sujetos observados.


Conclusiones, reflexiones personales o epílogo

    Considerando la importancia que se ha dado al estudio de la observación sistemática a lo largo de los años esperamos que esta investigación aporte "un granito de arena" a este ámbito de conocimiento. Esperamos también que la novedad de este tema despierte la curiosidad de otros autores y lectores para proporcionar un avance mayor en esta área.

    Esta investigación puede suponer un gran paso para la observación en kárate, un aumento en la validez, efectividad y productividad de los resultados obtenidos. En el sentido de que día a día va aumentando el número de maestros y entrenadores de kárate y cuanto mayor es el número de observadores más difícil resulta mantener constantes unos mismos criterios, unas pautas de observación y un sistema evaluación común a un estilo concreto.

    El empleo de estas guías e instrumentos de observación sistemática descritos en distintas categorías, escalas o niveles pueden ser una forma de mantener este pacto y neutralidad al observar a nuestros alumnos. Ello resulta aplicable no sólo a los katas y a la parte técnica del kárate, sino también al resto de ámbitos de este arte, tanto en su faceta deportiva como no deportiva (trabajo en parejas, defensa personal, kumite, etc.).

    Esperamos que este estudio aporte beneficios para el maestro de kárate, así como ayude a valorar y evaluar de una forma más objetiva y fiable sus métodos y estrategias, descubriendo y cambiando posibles fallos en estos permitiendo conocer de una forma más específica y minuciosa el trabajo, los avances y las flaquezas de su alumnado.


Agradecimientos

    A mi maestro José Antonio Cabrera Ramos. Cinturón negro 4º dan, Juez Nacional de Grados, Árbitro Nacional, Entrenador Nacional de kárate y tutor de defensa personal.


Referencias bibliográficas

  • ANGUERA, M.T.; BLANCO, A.; LOSADA, J.L. y HERNÁNDEZ MENDO, A. (2000). La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos. Revista Digital EF y Deportes - Buenos Aires - Año 5 - Nº 24, http://www.efdeportes.com

  • ANGUERA, M. T.; BEHAR, J.; BLANCO, A.; CARRERAS, M.; LOSADA, J.; QUERA, V. y RIBA, C. (1993). Metodología observacional en la investigación psicológica (2ªEd.) (Vol. 2). Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias.

  • BUNGE, M (1979). La investigación científica. Barcelona: Ariel.

  • CROLL, P. (1995). La observación sistemática en el aula. Madrid: La Muralla (Traducción original 1986).

  • GOROSPE, G., HERNÁNDEZ MENDO, A., ANGUERA, M.T. y MARTÍNEZ, R. (2005). Desarrollo y optimización de una herramienta observacional en el tenis de individuales. Revista Psicothema, 17, 1, 123-127.

  • HERNÁNDEZ MENDO, A. y MOLINA, M. (2002). Cómo usar la observación en la psicología del deporte: principios metodológicos. Revista Digital EF y Deportes - Buenos Aires - Año 8 - N° 49, http://www.efdeportes.com.

  • LANDA, P. (2000). La Federación de kárate espera su inclusión como deporte olímpico en Atenas 2004. Periódico el Marca (07/06/00)

  • PÉREZ, R. y GARCÍA RAMOS, J.M. (1995). Diagnóstico, evaluación y toma de decisiones. Madrid: Rialp.

  • PÉREZ, R. y GARCÍA HOZ, V. (1989). La investigación del profesor en el aula. Madrid: Escuela Española.

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