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El fútbol y el asunto de las áreas funcionales

 

Profesor de Educación Física

Entrenador Nacional de Atletismo

(Argentina)

Jorge de Hegedüs

jhegedus@uolsinectis.com.ar

 

 

 

Resumen

          En los deportes cíclicos (correr, pedalear, nadar, remar, esquiar) se pueden determinar la ubicación de los mismos en distintas áreas funcionales. Ello dependerá de la duración e intensidad de los mismos. Pero este enfoque no puede utilizarse en el caso del fútbol, el cual consiste en una alternancia de distintos metabolismos energéticos los cuales se suceden en el transcurso del juego. Si bien cada uno de estos metabolismos se entrena en forma analítica de forma parecida a un atleta, en cambio, en el aspecto global del juego existe una dirección distinta con relación a los deportes cíclicos.  

          Palabras clave: Areas funcionales. Metabolismos y sustratos energéticos. Comparación entre deportes cíclicos y el fútbol.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 121 - Junio de 2008

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Introducción

    Desde hace unos años atrás el enfoque de las áreas funcionales en el deporte ha constituido un elemento sumamente importante, tema central en los distintos debates relacionados con la metodología del entrenamiento. El ubicar los trabajos sobre los metabolismos tan conocidos ―fosfágeno, glucólisis y oxidación― se han convertido en herramientas vitales dada las características del rendimiento a las cuales se las debe de aplicar. Pero las variadas características de los distintos deportes han determinado que es necesario tener en cuenta distintas subdivisiones funcionales aún dentro de un mismo proceso metabólico, caso de la oxidación o provisión de energía mitocondrial. En publicaciones efectuadas en estas mismas páginas hemos dado a conocer trabajos cuantificados como:

  • Potencia anaeróbica alactácida.

  • Potencia lactácida.

  • Tolerancia lactácida.

  • Nivel aeróbico alto o V02 max.

  • Nivel aeróbico medio o superaeróbico.

  • Nivel aeróbico bajo, o subaeróbico.

    Con relación a los tres primeros ítems no existe mayor dificultad en apreciar su estructura y/o alcances, se hacen muy evidentes: velocidad pura y prolongada.

    Pero teniendo en cuenta las áreas aeróbica – oxidativas, las normativas ya son más complejas. Nos tenemos que dar cuenta que no es lo mismo competir sobre una carrera pedestre de 1500 metros con relación a la media maratón o el triatlón del “Iron man”, por más que la fuente energética sea la misma: la mitocondria, con una prevalente combustión del oxígeno. ¿En qué estiba entonces la diferencia? En la utilización de los combustibles (Hollmann, 1990; Ästrand/ Rodhal, 1992). En el caso de esfuerzos de alta intensidad en el campo aeróbico, la energía se provee en forma prevalente desde el metabolismo de la glucosa, estando ello sustentado por los depósitos glucogénicos o desde la vía sanguínea. Pero a medida que la intensidad del esfuerzo en la unidad de tiempo se va lentificando y, la duración de la misma se va prolongando, obviamente el combustible de “alto octanaje” como el nombrado anteriormente tendrá menor participación e irá incrementándose la participación porcentual de los A.G.L. (ácidos grasos libres), situación evidente en el deportista del triatlón.

    Todo esto se hace sumamente evidente en los esfuerzos de índole cíclicos: correr, nadar, pedalear, patinar y remar.

    Por esta causa, los procesos metabólicos tendrán su respaldo de manera prevalente de la siguiente forma:

Duración de la carga

Metabolismo

Ejemplos atléticos

< 8 seg.

Fosfágenos

50 - 60 m.

~ 8 – 120 seg.

Anaeróbico lactácido

~ 200 - 800 m.

> 120 seg.

Oxidación

~ 800 m.

En cuanto al accionar de los “combustibles” el planteo básico es el siguiente:

Duración de las cargas

Combustibles prevalentes

Ejemplos deportivos

~ 8 seg. - ~ 70 min.

glucosa

200 m. - ½ maratón

> 70 min

A. G. L.

Maratón – Triatlón

    Planteo similar se pueden efectuar con relación a otras especialidades deportivas de orden cíclico: sea el deportista y/o entrenador deben saber sobre qué área funcional se desarrolla específicamente la disciplina que se practica y de esta manera efectuar la preparación o entrenamiento.

    Pero el problema se plantea cuando se quiere trasladar estos fundamentos metabólicos hacia los deportes de conjunto o acíclicos, caso del fútbol. En este aspecto es que se pretende encasillar esta actividad deportiva en determinado metabolismo. Ello se hace debido en que se hace una sumatoria de la intensidad, duración y número de acciones. Recordemos que en la biología no existen las matemáticas tal como las conocemos convencionalmente. En este campo 4 veces 100 metros no equivalen a 400. Si se recurre a esta metodología errónea, entonces una competencia de salto con garrocha (= pértiga) hay que ubicarla en el área del bajo nivel aeróbico, debido a que en ciertas circunstancias, caso de los Juegos Olímpicos, una competición de esta índole llega a durar hasta unas 8 horas. Por esta causa es que nos damos cuenta que ello constituye una gran falacia, puesto que un saltador atlético de esta especialidad nunca puede ser comparado con un triatleta, el cual recorre su distancia del “Iron Man” aunque su competición dure un lapso bastante similar al anteriormente mencionado. Pero mientras que en esta última disciplina deportiva el esfuerzo es continuo, en el caso del atleta saltador el resultado no estiba en la duración del esfuerzo, sino en quién es el que pasa la varilla a mayor altura. Como los competidores y los intentos son varios, la competición puede durar varias horas, con lapsos intermedios relativamente prolongados entre cada uno de ellos.

    El planteo es bastante similar para el fútbol. Estudios de la actualidad han podido demostrar que un jugador ― con excepción del arquero ― se desplaza entre 6 y 10 kilómetros durante los aproximadamente 60 minutos que dura el juego efectivo. De acuerdo a estas investigaciones (Cometti, 1997) un jugador tiene un desplazamiento intenso cada 77 a 90 segundos. Los mismos son breves, y pueden consistir desde un salto, desplazamiento lateral, giro, una carrera que llega aproximadamente hasta los 10 a 15 metros, las cuales en ciertos casos se efectúan con intervalos muy variados, breves en algunos casos y prolongados en otros.

    De acuerdo a este hecho, lo que predomina en la actuación de un jugador es la situación repetitiva de cortas exigencias metabólicas del ATP–CP, con pausas casi completas de recuperación, con un abanico de su frecuencia cardiaca que oscila entre 110–120, y en algunos casos hasta 180-190 latidos por minuto. Por este motivo, en el jugador se presenta una alternancia irregular de varios procesos metabólicos con la finalidad de producir energía, los cuales se van alternando entre si de forma irregular. Estos son los cuales optimizan el juego, y por tal motivo no se puede determinar a cuál área metabólica pertenece específicamente, a la manera de un corredor atleta. Por esta causa, ¿en cuál área funcional se debe de ubicar al jugador de fútbol? Prácticamente en todas, las cuales salen a relucir en distintas situaciones del juego ―aunque la demanda anaeróbica lactácida es la menor de todas―.

Enfoque del entrenamiento para el jugador

    En este aspecto es necesario, ―teniendo en cuenta las circunstancias del juego anteriormente mencionadas― que el entrenamiento de estos deportistas debe ser polifacético desde el punto de vista tanto técnico como también con relación a las áreas funcionales. Aquí sí, existe similitud con los deportistas especializados en exigencias cíclicas. Pero mientras que el corredor de maratón ubica la prevalencia de su entrenamiento sobre el plano del bajo nivel aeróbico o subaeróbico, lo hará con un menor porcentual sobre el nivel medio, y aún más reducido en el plano del máximo consumo de oxígeno. Este planteo obviamente se invierte al tratarse de un corredor de 800 y 1500 metros.

    Pero en el caso específico del futbolista existe gran incidencia, además de los aspectos técnicos, del factor velocidad, resistencia de velocidad y resistencia aeróbica.

Entrenamiento de la velocidad

    Exigencia capital para todo jugador de fútbol, el cual debe ser aplicado también al arquero (= portero, golero). No se concibe el jugador lento actuando en el nivel profesional.

Guarismos en los 30 mts. con partida detenida

excelente

bueno

regular

malo

deficiente

4.10 - 4.20s.

4.20 - 4.40s.

4.40 - 4.60 s.

4.60 - 4.80 s.

> 4.80 s.

7.30 - 7.15 m/s

7.15 - 6.80 m/s

6.80 - 6.52 m/s

6.52 - 6.25 m/s

< 6.25 m/s.

(Hegedüs, 1998)

    También la mejor reacción de partida favorecerá en elevada magnitud al jugador dado que las distintas situaciones del juego se deben de resolver en plazos sumamente cortos, quizás en menos de 1 sec. (Bosco, 1995).

    ¿Qué hay con relación al entrenamiento de la resistencia de velocidad? Teniendo en consideración a un deporte acíclico como lo es el fútbol, las perspectivas son distintas a las de un corredor de 200 o 400 metros del deporte atlético. En nuestro deporte nacional la “resistencia” a la velocidad se da mediante la capacidad de mantener el mismo rendimiento en la sucesión de esfuerzos desplegados en un partido.

Potencia y tolerancia anaeróbica lactácida

    Se debe de evitar en los entrenamientos, lo que implica que en la glucólisis se evite en todo lo posible el pasaje piruvato al lactato. Esto es loable en un deportista cuya especialidad es la velocidad prolongada, caso de un corredor atleta, el cual realiza carreras en alta intensidad entre los 150 y 600 metros, con sensible y potente actividad del sistema glucolítico, y producción de alta lactacidemia, por encima de los 20 mMol • L – 1 (Hollmann, 1976, 1980, 1990).

Resistencia aeróbica

    Componente vital para el jugador de fútbol, pero con sensible diferencia con relación a un atleta. Sin embargo aquí también es necesario establecer diferencias con relación a los deportes cíclicos. En estos últimos la demanda energética desde fuente mitocondrial se establece “intraesfuerzo”, durante el propio desplazamiento y va creciendo porcentualmente a medida que se acrecienta la duración de la misma. Pero en el caso del jugador la demanda energética desde fuente oxidativa se da básicamente entre cada una de las jugadas, en donde éste apenas si trota, camina y aún puede estar sin desplazamiento alguno. Por esta causa ¿cuál es la razón del entrenamiento aeróbico? Debido a la necesidad de que en estos “espacios” entre los esfuerzos, las recuperaciones se hagan más rápido: la reposición de ATP desde fuente mitocondrial hacia el sistema del fosfágeno se hará más rápido y el deportista pueda acometer la siguiente exigencia con toda su capacidad.

    Por todos estos motivos es imprescindible efectuar una mezcla adecuada de los distintos métodos de entrenamiento con la finalidad de potenciar los variados recursos a través de los cuales debe de transitar el jugador para la eficiencia del juego. Sin embargo, el entrenador debe saber resolver las distintas consecuencias que podrían suscitarse cuando se tratan de mejorar estas capacidades, sin perjudicar a las restantes. Por dicha causa, y de acuerdo a las características prevalentes que asumen cada una de las especialidades deportivas acíclicas o de conjunto, se dará preferencia a las que en este caso tenga mayor valor. Obviamente en el fútbol, la velocidad tiene prevalencia.

Bibliografía

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