Lecturas: Educación Física y Deportes
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Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista Digital

EL EQUIPO DEPORTIVO
Francisco Enrique García Ucha (Cuba)


Los equipo deportivos se identifican como caracterizados por las mismas regularidades psicosociales que los grupos pequeños. Muchos de los atributos de los grupo pequeños se corresponden con los equipos deportivos. Podemos subrayar la dimensión del grupo, presencia de estructuras formales y no formales, etc. Una definición bastante precisa del grupo deportivo es la elaborada por Y. Hanin. Se puede considerar grupo deportivo a aquel grupo en cuya composición entren no menos de dos personas y no más de 25, que se agrupan por objetivos generales de una actividad deportiva que ejecutan bajo el control del entrenador, el instructor, el juez. Esta actividad se caracteriza tanto por los esfuerzos individuales como por los esfuerzos físicos conjuntos que van dirigidos lograr elevados resultados individuales y colectivos, los cuales se reglamentan por el tiempo, el sexo, la edad, las reglas y las normas. Además el objetivo de la actividad es lograr elevados resultados personales y colectivos que no deben contradecir a lo general de la organización deportiva o a la comunidad del objetivo.


El grupo deportivo presenta una estructura formal y no formal
Una serie de categorías participan de la dinámica del grupo deportivo: rango, jerarquía, desempeño de papeles, comunicación, interacción, subordinación en las relaciones interpersonales en forma vertical (entrenador-deportista) y en forma horizontal (deportista-deportista), cohesión y coordinación, etc. Al estudiar los grupos deportivos hay que tener en consideración estas categorías como formando parte de un sistema.

Cada una de estas categorías van a aparecer en los grupos deportivos tanto en su estructura formal como informal.

La estructura formal tiene lugar en la actividad de entrenamiento y en competencias, regulada por las disposiciones e indicaciones de las organizaciones deportivas y las exigencias de los entrenadores que reglamenta el proceso de interacción e interrelación de los miembros del equipo en esta actividad. Se presupone que una observación severa de las reglas y de las instrucciones a los miembros del equipo garantizan la satisfacción de éstos, sus necesidades personales, las necesidades del entrenador y de las organizaciones superiores. Sin embargo, para funcionar exitosamente, una organización formal, debe contemplar los grados de libertad de su estructura para desarrollar las relaciones que se fundamentan en la simpatía, en la subordinación recíproca de los intereses generales y de las necesidades. De las interrelaciones formales surgen de forma espontánea la estructura no formal del equipo. Ellas se refieren a las relaciones personales que se realizan por los miembros del grupo que no representan la estructura formal.

Una de las principales particularidades de los grupos en su organización formal es que ella contribuye a unir a los individuos del grupo creando una base para contactos extras de la tarea formal. Al mismo tiempo ella regula la frecuencia de estos contactos, la densidad y su esencia cualitativa. En esta situación se manifiesta la función de la organización formal a la que no lo es. En ocasiones la estructura no formal coincide con la formal o inclusive la supera y se vuelve superior. En tales casos se observa un desplazamiento de la estructura formal que se caracteriza por la alteración de las relaciones de subordinación entrenador-deportista, la disciplina, la reducción de la valoración crítica de la conducta, la responsabilidad personal por su acción. El grupo deja de responder a aquellas tareas para cuya solución fue creado, convirtiéndose en un medio de alcanzar los objetivos de un círculo estrecho de sus integrantes.

Si los miembros del grupo estructuran las relaciones solo sobre la base de las instrucciones y prescripciones con el cálculo de las acciones a desempeñar y de los estatutos formales, entonces las interacciones se vuelven tensas en un tiempo breve. La ausencia de relaciones emocionales conduce al desconocimiento y a la incomprensión de muchas cualidades personales y profesionales de unos y otros, el empeoramiento de las relaciones y a fin de cuentas de los conflictos.

Los dos tipos de estructura la formal y la no formal coexisten siempre, formando una correlación compleja entre si. En relación con esto la cuestión sobre la optimización de esta correlación esta dada, ya en las diferentes relaciones de las estructuras las que se vinculan de forma especifica para aumentar la calidad y productividad de la actividad.

La investigación de la función de las categorías mencionadas en la estructuración de las relaciones de los dos sistemas del grupo no están aun investigadas a fondo pero si podemos concluir que la formación de la estructura formal esta condicionada con:


En ocasiones los cambios en la estructura formal cobran una gran velocidad y no coinciden con transformaciones en la estructura no formal.

La diferencia en el tiempo de la asimilación de los cambios en las dos estructuras se produce por el proceso de dirección del entrenador y por ello es mas operativo que la estructura no formal cuyos cambios son de tipo espontáneo, condicional y mediatizado por la personalidad y características socio psicólogas de los miembros del grupo deportivo. Por ejemplo, las acciones del entrenador para cambiar la estructura del desempeño de los papeles del equipo y de las relaciones de juego con el objetivo de elevar la resultante de las acciones de determinados jugadores y del equipo en lo integral.

Aunque los cambios en la estructura formal contribuyen a cambios positivos en la actuación del equipo. No obstante ciertas partes (a veces todo el equipo) puede aspirar a mantener las correlaciones no formales anteriores o conservar la estructura jerárquica compleja no formal, etc. Todo ello va a caracterizar la no coincidencia de ambas estructuras.

Una correspondencia plena de ambas estructuras es un fenómeno no solo raro sino no deseable, ya que formula un círculo cerrado de comunicación y enlaces, conduce a la formación de una jerarquía única severamente forzada de los estatutos y normas y en lo integral a la osificación o rigidez del sistema. El círculo cerrado de la comunicación a su vez contribuye al surgimiento de tal fenómeno psicológico en las relaciones interpersonales como la saciedad de la comunicación que se caracteriza por la irritabilidad en los contactos verbales, la inconformidad de los actos y la conducta de los jugadores, conflictos parciales y tensión emocional, etc. Evidentemente que para una actividad exitosa del colectivo en unos casos son favorables las propias relaciones amistosas cercanas, en otros es suficiente la atención entre jugadores, la benevolencia, en terceros casos es necesario solo la comunidad de un objetivo.

En la práctica el tercer caso se puede observar en equipos, donde las personas están unidas por un objetivo general y por la actividad, que se comunican e interactúan sólo al ejecutar las tareas planteadas. Su tiempo libre se lleva a cabo con personas que no se relacionan con el equipo. A pesar de la no correspondencia de las estructuras, las actuaciones de estos equipos o sus eslabones no debe conducir irremediablemente al fracaso.

Conjuntamente con los problemas derivados de la correspondencia o no de las estructuras del equipo existen factores como la compatibilidad, el sistema de valores, la identidad de pensamiento del juego, la sintonía, la motivación, el nivel de entrenamiento, etc. Estos factores pueden nivelar o compensar la influencia negativa sobre el resultado de una acción del equipo.

A modo de conclusión se puede decir que los criterios existentes sobre la dependencia lineal entre la efectividad de la actividad del grupo, con el crecimiento de los resultados deportivos y con la coincidencia de las estructuras formales y no formales, todo lo cual es imprescindible estudiar cuidadosamente. Aquí se puede hablar sobre en que grupo concreto y en cuales etapas diferentes de su desarrollo debe estar su coeficiente óptimo de correspondencia con las estructuras formales y no formales.


Dimensiones de los grupos deportivos
La cuestión sobre los límites superiores, inferiores y óptimos de los grupos pequeños es una de las más discutidas en la actualidad. En lo que respecta a los límites inferiores, la mayoría de los investigadores considera, que en el grupo debe existir un mínimo de dos personas. Con respecto a los límites superiores no existe tal unidad de criterios. Según los datos de unos es de 10-15 personas, en opinión de otros es de 25-40 personas.

Las investigaciones de los psicólogos demostraron que la mayor estabilidad no se somete a caer en el grupo de 6-7 personas. esta cantidad puede considerarse óptima para un grupo pequeño no formal, ya que ello permite:


En lo que respecta el volumen del grupo formal el siempre se condiciona con las tareas y los objetivos que tienen presente. Las reglas de las competencias indican con precisión, cual es la composición principal del grupo, del equipo y las tareas presentadas dictan la cantidad óptima de las personas para su solución. Por ejemplo, en las reglas de competencias se plantea, que en aquellos deportes como el baloncesto, el polo acuático, el fútbol deben estar en la cancha, 5, 7, 6, 11 personas. Esta cantidad de deportistas se considera óptima para la resistencia efectiva sobre el contrario y para lograr el éxito. Si por cualquier causa uno de los equipos se queda con una composición inferior en el campo, esto puede dar lugar indudablemente a la derrota del equipo que juego en cantidad numérica inferior y con menor ventaja territorial.

De esta forma, la cantidad óptima del grupo deportivo o del equipo como una organización formal está prevista por las reglas de competencias y por las tareas que se plantean.


Signos de los grupos deportivos
Se refieren:


Algunos de estos signos (por ejemplo lo especifico de las acciones a desempeñar) pueden caracterizarse en otros equipos, tales como una tripulación de una nave espacial, de un avión, etc.


Interrelaciones de los sistemas deportista-deportista y entrenador-deportista
El deporte de alto rendimiento presenta exigencias elevadas en las cargas de entrenamiento y competencias lo que inevitablemente actúa sobre el estado emocional de cada deportista. Por ello para que en el grupo estas tensiones emocionales tengan una adecuada adaptación es necesario una atmósfera de confort psicológico, interrelaciones positivas entre los deportistas y el entrenador.

Esto no quiere plantear que no existan relaciones interpersonales sin conflictos. Ellos en el deporte son solo un fenómeno frecuente. están presentes de forma inevitable. La competición de los deportistas tanto en un deporte individual como por equipo crea siempre rivalidad, conflictos. Rivalizan el intelecto y la fuerza de los músculos, la estrategia y táctica, los diferentes puntos de vista y de convicciones, las opiniones de los entrenadores sobre los medios de realización de las posibilidades del deportista

Con frecuencia el conflicto desde el punto de vista y de las convicciones parte de la actividad competitiva y de entrenamiento y produce una esfera no formal, incrementando las relaciones negativas entre los deportistas, entre entrenadores y deportistas.

Una atención especial merecen los conflictos entre entrenador y deportista. Tales conflictos no se compensan. En casos semejantes los deportistas se paran ante la alternativa de: o me voy por el entrenador, abandono al equipo y a veces hasta el deporte o hago un esfuerzo por arreglar las relaciones. En el sistema entrenador-deportista un conflicto prolongado conduce a una insatisfacción emocional de la actividad, con una tensión psicológica, neurosis, insatisfacción en los casos y como consecuencia a la disminución constante de los resultados deportivos.

La alteración de las interrelaciones positivas entre los deportistas también influye de manera negativa en relación con la actividad principal del grupo. Sin embargo, el conflicto con los miembros del equipo se compensan con la comunicación con otras personas y se traslada fácilmente por muchas causas.

En primer termino debido a que el conflicto a veces se equipara entre si por la edad, el sexo, el nivel de entrenamiento, la instrucción de las personas.

En segundo termino, el conflicto con uno o dos compañeros obliga al deportista a buscar activamente correligionarios y nuevos amigos en el equipo. Como regla, ellos se encuentran y el deportista no soporta largamente la soledad severa, es decir, se inserta al efecto de depresión general.

En tercer término, el deportista que altera el equilibrio de comunicación con los compañeros tiene siempre una salida para evitar la soledad. Pasando el acento en la comunicación con el entrenador.

Las deliberaciones generales planteadas aquí sobre las formas de las correlaciones interpersonales en los grupos deportivos y equipos permiten pasar al análisis detallado de cada tipo de relación con respecto a la dinámica de los resultados deportivos.

Surgimiento y formación de las correlaciones interpersonales En el transcurso de la actividad del equipo tiene lugar la comunicación y se establecen, conservan y cambian las relaciones entre los participantes de una actividad conjunta.

Surgen así relaciones de simpatía, interés recíproco y relaciones no formales. Es necesario examinar además las motivaciones y necesidades de sus jugadores.


Tipos de interrelaciones
Se dividen en deportistas-deportistas y entrenador-deportista. Y cada uno de estos tipos puede dividirse en formal y no formal.

Las relaciones formales son programas con antelación y están condicionadas a las exigencias de la actividad, subordinadas con las tareas y lo escenarios, donde ellas se deben desarrollar para cada tipo de deporte. Es extremadamente difícil adivinar como estos sistemas se ubicarán en la esfera informal, ya que su desarrollo se produce espontáneamente sobre la base de simpatías o antipatías no reguladas, preferencias, interés comunes y entusiasmos.

Para ciertos entrenadores, especialmente los principiantes, las relaciones informales representan frecuentemente dificultades significativas que están condicionadas por el propio carácter de la actividad del entrenador al ocupar él una posición dual: por una parte él es dirigente, es la persona que determina y planifica la estrategia de las acciones del equipo; por otra parte él es miembro pleno del equipo. Esta circunstancia se hace más compleja, ya que a veces él es preceptor del equipo y tiene que actuar en el papel de entrenador. En esta situación la frontera entre entrenador y deportista puede resultar imprecisa, lo que reduce la disciplina, viola el régimen y lleva a responder ante un entrenador por sus actos. El entrenador, cuando se desempeña como tal debe poseer muchas cualidades morales y pedagógicas para conservar la subordinación y pasar a la relación que se manifiesta con el trato familiar. En tal situación al entrenador le es imprescindible seguir no sólo sus acciones (técnicas y táctica) sino también las acciones de sus subordinados para literalmente por cada uno de sus gestos, palabras, actos, etc., es decir, por todo aquello que formule las relaciones interpersonales.

Sin embargo, la severidad y la conservación de la disciplina en las relaciones no deben contribuir a aislar al entrenador del grupo, creando un modelo de persona inaccesible, sin sentimientos y emociones. La voluntariedad y la participación en el destino del deportista, la habilidad de comprender a su educando y prestarle ayuda con una palabra o con una acción, la justeza y la consecuencia en las exigencias personales del entrenador que se formulan y hacen que los deportistas sientan respeto por él.

Para concluir podemos decir, que el establecimiento de interrelaciones correctas en el sistema entrenador-deportista es una cuestión compleja y sutil que limita con el arte, donde mucho depende de las cualidades personales tanto del propio entrenador, como de los deportistas. Además de esto, las interrelaciones están sometidas a la influencia de factores objetivos (edad, sexo, nivel de entrenamiento, tiempo de entrenamiento de un entrenador dado) y subjetivos (nivel de desarrollo cultural e intelectual del entrenador y de los deportistas, estilo de dirección, comunidad psicológica e identidad del sistema de valores y de la concepción del mundo y del deporte, etc.).


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Año 3. Nº 12. Buenos Aires, Diciembre 1998.