Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista Digital


EL PENSAMIENTO TACTICO EN EL JUDO: UN PROCESO GENERADO DESDE LA ETAPA INICIAL MEDIANTE EL JUEGO
Antonio Méndez Giménez

<< anterior


2. Estudio estratégico y táctico del Judo
En el deporte a menudo existe una confusión terminológica entre los conceptos de táctica y estrategia. En algunas ocasiones, ambos términos se utilizan como sinónimos o no se establecen diferencias entre ellos, mientras que en otros se aplica al término táctica el significado de estrategia. En otros casos no se discriminan las acotaciones de los conceptos de técnica individual y colectiva y de táctica individual y colectiva.

Riera (1995) realizó un estudio con objeto de precisar y clarificar estos términos y facilitar así el análisis funcional, la evaluación y la enseñanza de la táctica deportiva. Apuntó que la estrategia deportiva posee tres principios diferenciales: pretende el objetivo principal -la victoria en una competición, la clasificación, una medalla...-, planifica la actuación a corto, medio y a largo plazo, y aborda la globalidad de los aspectos que intervienen en el rendimiento deportivo -entrenamiento, motivación, alimentación, público, directiva, los otros competidores...- Además, sostiene que la estrategia está presente en todos los deportes y que si bien el entrenador y la directiva elaboran la estrategia, los deportistas pueden y deben elaborar durante la competición planteamientos estratégicos a corto plazo. Como ejemplos de actuaciones estratégicas podemos señalar la planificación del ritmo de combate o las técnicas que se utilizarán con cada contrincante y la presión que se ejercerá sobre el árbitro.

Por otro lado, la táctica deportiva está definida por otros tres rasgos: el objetivo parcial dentro de una estrategia global, la velocidad en la toma de decisiones para vencer en el combate, y la actuación en función del oponente. Por tanto, quienes actúan tácticamente son los deportistas durante la competición. Para Riera sólo se da la táctica en los deportes denominados de oposición. Algunos ejemplos de actuaciones tácticas son simular una acción y cambiarla en el último momento, aprovechar el ataque del contrario para desequilibrarle, etc.

En el judo, como en la mayoría de los deportes de combate, se dificulta la preparación de aspectos estratégicos y tácticos previos a la competición, debido al gran número de contrincantes con los que debe enfrentarse cualquier semifinalista de un campeonato regional o nacional, especialmente en los pesos bajos y medios. Sin embargo, el número de técnicas que se utilizan en una competición es bastante reducido. La mayor parte de los ataques en un combate se basan en la llamada técnica especial del judoka o tokui waza. Cada competidor suele tener uno o dos movimientos específicos, que por sus características psicosomáticas utiliza con mayor frecuencia y eficacia. El estudio preliminar, consistirá en general, en pensar, preparar y entrenar las estrategias de cada combate, en función del contrincante, para conseguir la victoria.

2.1. Factores determinantes de la táctica y estrategia en judo
2.1.1. Normas en la aplicación de fuerzas
1.1. Tirar cuando el adversario empuja. Si el adversario tiene más fuerza se debe tratar de aprovechar su impulso para sumarlo al ejercido por uno mismo en la misma dirección y poder derribarlo. La aplicación de fuerzas con sabiduría, empujando cuando el adversario tira y viceversa, nos permitirá derribarle con mayor facilidad.
El momento exacto en que se deben aplicar las fuerzas es clave. Si esperamos a que el contrario nos empuje para tirar, quizás ya sea demasiado tarde. De igual forma, si se intenta proyectar al contrario antes de efectuar el desequilibrio, no se hará más que mostrarle las intenciones. El fundamento para derribarle con facilidad es sentir la idea de empujar o tirar en la mente antes de que se produzca la acción en sí para que nuestra acción coincida con la suya en el tiempo. En caso contrario llegaremos tarde. Es necesario, por tanto, la anticipación para actuar en el momento idóneo.

1.2. Tirar-empujar. Las fuerzas vistas anteriormente se pueden dividir en tres sistemas:
1.2.1. Primero se empuja al contrario, luego se relaja y por último se tira de él. Si yo empujo primero, y el empuja también, entonces aprovecharé la situación para tirar de él y proyectarle. Veamos un ejemplo: Si tori (atacante) intenta una proyección de uke (defensa) hacia atrás, como o-uchi-gari, y éste para compensar su desequilibrio reacciona echando su cuerpo hacia adelante, se puede utilizar esa fuerza generada para desequilibrarle aún más y proyectarle con técnicas hacia atrás, como por ejemplo tomoe nague.
1.2.2. Primero se tira, luego se relaja y después se empuja. En este caso, la aplicación de las fuerzas va dirigida en sentido contrario. Por ejemplo, la combinación de seoie nague con ko-uchi gari, tras la reacción intermedia de uke.
1.2.3. Levantar al contrario. Cuando ambos competidores están agarrados y tan próximos que no se puede ni tirar ni empujar, se utiliza todo el cuerpo para levantar del tapiz al contrario y hacerle perder el equilibrio. En este aspecto se fundamentan muchas técnicas de contra ante una acción de tai sabaki que desvía la acción de uke y acerca al suelo los centros de gravedad. En ese momento, se precisa fuerza para levantar al adversario, y una vez elevado su centro de gravedad proyectarle.

2.1.2. Movimientos preparatorios y de esquiva
1. Agarre o kumikata. En el agarre no se deben poner los brazos rígidos, sino tan sueltos como sea posible sin correr riesgo de ser proyectado. Esto permite empezar los ataques de manera más rápida y evitará que el adversario adivine nuestras intenciones. La forma en que los combatientes se agarran debe cambiar según se vayan a aplicar unas técnicas u otras. Existen judokas que se aferran a una sola manera de coger al adversario, y no la modifican ni en los entrenamientos, ni mucho menos, en los combates. Como ya hemos apuntado, pensamos que en judo es esencial una variada gama de formas de agarre que proporcionen plasticidad en la ejecución. El agarre fundamental, en el que la mano derecha de tori va a la solapa del contrario y la mano izquierda coge de la manga, impide que el adversario proyectado, estire y apoye el brazo derecho durante la caída, evita posibles lesiones en el codo. Por ello, sugerimos la utilización de agarres por ambos lados a partir de edades que cuenten con el desarrollo de la lateralidad necesario para integrar ambos controles. A partir de ese momento, consideramos más educativo el entrenamiento bilateral que el enfocado únicamente a un tipo de agarre. En etapas posteriores, se introducirá al alumno en agarres especiales (agarre del cinturón, a dos mangas, a una manga y a la solapa del mismo lado, etc.), que si bien facilitan la realización de determinadas técnicas, requieren mayor control y precisión para no provocar lesiones por una incorrecta técnica de caída.

2. Posiciones del cuerpo.
La posición del cuerpo a la hora de recibir el ataque de un adversario es muy importante. En principio, nunca se debe estar tenso dado que ello impide la utilización del cien por cien de los centros receptores. Se aconseja que la mirada esté dirigida a la barbilla del adversario, manteniendo una visión periférica del resto del cuerpo del oponente. Cuando queramos realizar un ataque o evadirnos del contrario se deben emplear movimientos compuestos además de las adecuadas posturas, del correcto kumikata, de avances o retiradas oportunas, debemos coordinar nuestros esfuerzos en la dirección pertinente.

3. Tai sabaki o esquivos girando.
Tan importante como saber en qué momento se debe aplicar una fuerza u otra, es saber esquivar los ataques del oponente. El tai sabaki es una forma de evitar que estas ofensivas lleguen a buen término mediante el hábil desplazamiento circular de nuestro cuerpo, actuando justo en el momento en que el oponente comienza su ataque. Este movimiento de giro suele ir en la misma dirección en que se recibe el embate. 4. Movimientos preparatorios.
Si intentamos derribar al contrario sin que se encuentre desequilibrado, no solamente fracasaremos en nuestro empeño por proyectarle, sino que podríamos quedar en una posición comprometida, en la que fácilmente seremos nosotros los derribados. Para empezar un ataque hay que moverse a un lado y al otro con el contrario cogido, empujarle o tirar de él, hasta que le coloquemos en una posición en la que sea factible llevar a cabo nuestro ataque con éxito. Los puntos más importantes a tener en cuenta en las acciones preparatorias son los siguientes:

  1. Cuando se quiera desequilibrar al contrario, hay que procurar que nuestros movimientos sean restringidos y que los de él sean lo más amplios posible.
  2. Convertirse en el centro de acción y obligar al contrario, con un mínimo de esfuerzo, a girar alrededor nuestro, con un efecto máximo.

Se deben aprovechar las ocasiones que los desplazamientos nos brindan para iniciar los movimientos preparatorios. El mejor momento para poner al contrario en posición ventajosa para nosotros, es cuando el peso del cuerpo cambia de apoyo; en concreto en los siguientes casos:

2.1.3. Encadenamientos y combinaciones
En judo es frecuente recurrir a combinaciones de técnicas para intentar proyectar al adversario ya que con un movimiento aislado las posibilidades de sorprenderle se reducen. Podemos plantear los encadenamientos bajo dos puntos de vista:
  1. Como una continuación de otro movimiento. Tras un ataque que ha sido frenado y desde una nueva situación, podemos poner en marcha otra nueva técnica que nos permita poner al adversario sobre el tatami. La combinación ha de ser inmediata, sin dudar, más provocada por reacciones kinestésico-tactiles que visuales.
  2. Como un movimiento de engaño provocando una reacción en el contrario ya prevista por nosotros sobre la que actuar. Esta vez, es un engaño más un movimiento previsto; mientras que en el caso anterior, el movimiento final lo podíamos tener en mente, aunque en principio esperamos no tener que utilizarlo si la primera técnica fue eficaz. Es necesario que se produzca una combinación rápida y coordinada de ambas técnicas así como realizar las entradas con convicción, con la idea de que cada una sea la definitiva. Veamos algunos ejemplos:
    • Seoi nague combinado con o-soto gari.
    • O-uchi gari combinado con Uchimata.
    • Uchimata combinado con kouchi-gari.
    • Ippon-seoi-nague combinado con Kouchi-gari.

2.1.4. Contras
Son aquellas acciones en las que se aprovecha una iniciativa de nuestro oponente para realizar fuerzas en el sentido de su desequilibrio. Esta forma supondrá una acción instantánea, ya controlada por experiencias previas, pero no prevista antes. Existen contras asociadas a determinados movimientos. Algunos ejemplos:

2.1.5. Estudio del adversario como elemento táctico
La organización de los campeonatos de judo nos impide, muchas veces, conocer con suficiente antelación las características de nuestros adversarios, para poder componer con rigor un esquema táctico de combate. Ello nos obliga a un trabajo multifacético de anticipación, a un entrenamiento que baraje infinidad de posibilidades y que proporcione suficientes recursos al judoka para saber responder de manera precisa. Durante el transcurso de las competiciones, el entrenador se ve forzado a indicar a sus pupilos -sobre la marcha- continuos cambios de estrategia de ataque y defensa, en función de los puntos débiles del adversario, evitando la ejecución de sus técnicas especiales. Estos cambios redundan en observaciones sobre el tipo de agarre, desplazamientos en el sentido más perjudicial para el contrario, en aprovechar su complexión, estatura o carencias técnicas en una determinada dirección. Pongamos algunos ejemplos: la técnica de seoi nague se defiende bajando el centro de gravedad y conviene utilizarse contra adversarios más altos que uno. La técnica de tai otoshi puede defenderse saltando por encima de la pierna adelantada del atacante, suele realizarse cuando el adversario adelanta el pie derecho o retrasa el izquierdo. La técnica de harai goshi puede utilizarse ante adversarios inclinados hacia adelante y con una pierna adelantada. Para defendernos conviene sacar la pierna que intenta ser bloqueada.

2.1.6. El conocimiento del reglamento
Veamos algunos ejemplos de la influencia del reglamento en un planteamiento táctico y estratégico:

  1. El reglamento dice que ante un combate muy igualado, aquel individuo que lleve la iniciativa será el ganador. Si un judoka plantea el combate de manera activa, realizando ataques continuamente, obligando al contrario a adoptar una actitud defensiva, este obtendrá una amonestación que puntuará a favor del primero. Lógicamente, este planteamiento estratégico conlleva la seguridad de que el competidor sabrá dosificarse para no vaciarse antes del final. Su condición física debe ser óptima. Como contraprestación, el combate le supondrá un gran desgaste, factor a tener en cuenta para las luchas siguientes.
  2. El tatami de competición tiene una franja roja que lo delimita. Sobrepasar dicha área puede suponer una amonestación. Si el judoka A empuja hasta la línea a otro B, pueden ocurrir dos cosas:
    2.1. Que B se salga del espacio, siendo amonestado por el juez.
    2.2. Que B reaccione frenando el empuje de A, provocando así un desequilibrio de su cuerpo hacia adelante o a los lados, momento en el cual A podría proyectarlo.
  3. Cuando un judoka está siendo objeto de una inmovilización, luxación o estrangulación en el suelo, puede intentar rodar con el contrario para salirse del espacio de competición. En tal caso, se para el combate y se vuelve a la posición de pie.
  4. Si un judoka está combatiendo en el suelo a punto de ser luxado o estrangulado por otro judoka, puede intentar ponerse de pie, evitando su abandono y provocando mate o parada del combate. Esta estrategia suele ser utilizada por judokas que rehusan el trabajo en suelo sabedores de que su oponente es superior a ellos en este campo.
  5. Conociendo el tiempo de duración del combate y la condición física de ambos, un judoka puede plantear el ritmo de diversas formas:
    5.1. Si su preparación física es superior, puede adoptar una actitud más ofensiva, sin miedo a desfondarse, para provocar el cansancio y el descuido de su oponente. Una vez que se puntúe, podrá mantener una actitud más defensiva, esperando el ataque del adversario para obtener la victoria.
    5.2. Sin embargo, si su preparación física es inferior, se suele adoptar una actitud más defensiva a la espera de la oportunidad para realizar un contraataque efectivo.


2.1.7. El componente psicológico (autoestima, confianza...)
La tensión, la confusión y el miedo del cuerpo son sólo manifestaciones externas de una convicción de la mente de que estamos a punto de perder la estabilidad. Si durante un combate se temen los ataque más de lo debido, nuestro cuerpo se pondrá tenso, perdiendo la confianza en uno mismo y aumento el gasto energético de los músculos que se contraen innecesariamente. Si por el contrario, es a nuestro oponente al que le falta confianza, nos veremos más libres para aplicar nuestra técnica y nuestra táctica específica para hacerle perder el equilibrio.

2.2. Formas auxiliares de la táctica en judo

  1. Espionaje. Se refiere a la observación de las técnicas especiales y movimientos más efectivos del adversario en los combates. Se utiliza material audiovisual y observación directa. A partir de un análisis cuidadoso del comportamiento del adversario en combate, se elabora una estrategia de lucha para su posterior entrenamiento (tipo de desplazamientos, de agarres, de posiciones, técnicas que podrán ser utilizadas, contras, combinaciones...) Mediante el espionaje se pueden estudiar también los aspectos más débiles de la preparación física del adversario (falta de potencia en las entradas, niveles bajos de resistencia aeróbica, poca resistencia a la acumulación del ácido láctico, etc.) Igualmente descubriremos los pilares básicos del oponente en cuanto a su preparación física, lo que nos aportará datos para rehuir dichas armas con una correcta estrategia. Por ejemplo, si el contrario es un judoka muy musculado, evitaremos las acciones que demanden el uso de fuerza, como las defensas de estrangulaciones o luxaciones, las salidas de inmovilizaciones, y en general, el trabajo en suelo. De la misma manera nuestras acciones serán rápidas y combinadas, evitando que nos pueda trabar en alguna entrada y provocar una contra.
  2. La maniobra. Anteriormente ya mencionamos las dos maniobras más frecuentes en el judo: los encadenamientos y las combinaciones. Entendemos por encadenamiento pie-pie la realización de una técnica para que cuando el adversario la esquive, se coloque en una posición idónea para el intento de otra y su proyección. En los encadenamientos pie-suelo, se realiza una primera acción -generalmente una proyección de sacrificio- para llevar al contrario al suelo y, desde allí, inmovilizar, luxar o estrangular. Igualmente, encontramos la maniobra de las contras ya abordadas en otro apartado.
  3. El disimulo. Consiste en afrontar un combate de manera que el adversario desconozca las técnicas especiales y más eficaces que se van a emplear. También requiere un planteamiento táctico reservado y adaptado al nuevo contrincante. Es evidente que a mayor nivel técnico y mayores recursos para puntuar, más posibilidades de aplicar esta estrategia, ya que en combates previos se habrá podido mantener oculta la técnica que se va a utilizar.
  4. La sorpresa. Sería la continuación de la anterior, ya que va ligada a ella. Se requiere gran capacidad de aprendizaje y esfuerzo en el entrenamiento para sorprender a judokas de alto nivel que conocen nuestra trayectoria deportiva.


siguiente >>

Lecturas: Educación Física y Deportes
Revista Digital

http://www.efdeportes.com/
Año 3. Nº 11. Buenos Aires, Octubre 1998.