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La lateralidad en la etapa infantil

   
Maestra, especialidad de Educación Primaria.
Opositora al cuerpo de maestros en la
Especialidad de Educación Infantil.
 
 
Elena Beatriz García Ramírez
elebeat79@hotmail.com
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
     A lo largo de la historia de la educación, el papel jugado por la psicomotricidad en su vinculación al terreno educativo ha sido variado, a veces disperso, en algunas ocasiones podríamos hablar, incluso, de desvinculación.
     La Reforma Educativa propone cambios y nuevas propuestas que no deben resultar ajenos a la psicomotricidad, sino al contrario, la obligan a adoptar un papel determinante, que vaya olvidando viejos moldes, desterrando el ya caduco dualismo mente-cuerpo. El mundo de la psicomotricidad debe ser, pues, el de las relaciones psiquismo-movimiento y movimiento-psiquismo. En la psicomotricidad hay unos componentes valorativos, relacionados con el calendario madurativo cerebral, y unos componentes relacionales, que tienen que ver con el hecho de que a través de su movimiento y sus acciones el niño entra en contacto con personas y objetos con los que se relacionan de manera constructiva. La psicomotricidad es a la vez fuente de conocimiento y expresión de los conocimientos que ya se tienen, medio de generar vivencias y emociones a través de la relación.
    Palabras clave: Lateralidad. Escolares. Eje corporal. Simetría corporal.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 108 - Mayo de 2007

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Introducción

1. Concepto de lateralidad

    La lateralización es la última etapa evolutiva filogenética del cerebro en sentido absoluto.

    La lateralidad corporal es la preferencia en razón del uso más frecuente y efectivo de una mitad lateral del cuerpo frente a la otra. Inevitablemente hemos de referirnos al eje corporal longitudinal que divide el cuerpo en dos mitades idénticas, en virtud de las cuales distinguimos dos lados derecho e izquierdo y los miembros repetidos se distinguen por razón del lado del eje en el que se encuentran (brazo, pierna, mano, pie... derecho o izquierdo). Igualmente, el cerebro queda dividido por ese eje en dos mitades o hemisferios que dada su diversificación de funciones (lateralización) imponen un funcionamiento lateralmente diferenciado.

    Es la lateralidad cerebral la que ocasiona la lateralidad corporal. Es decir, porque existe una especialización de hemisferios, y dado que cada uno rige a nivel motor el hemisferio contra -lateral, es por lo que existe una especialización mayor o más precisa para algunas acciones de una parte del cuerpo sobre la otra. Pero, aunque en líneas generales esto es así, no podemos despreciar el papel de los aprendizajes y la influencia ambiental en el proceso de lateralización que constituirá la lateralidad corporal.

    Efectivamente, la lateralización es un proceso dinámico que independientemente tiende a ponernos en relación con el ambiente; sería pues, una transformación o evolución de la lateralidad.

    La investigación sobre la literalidad cerebral ha tenido particular relevancia en el estudio de las funciones referidas al lenguaje, pudiéndose constatar que los dos hemisferios son funcional y anatómicamente asimétricos. Como resultados de tales estudios parece deducirse que el hemisferio de derecho se caracteriza por un tratamiento global y sintético de la información, mientras que el hemisferio izquierdo lo hace de modo secuencial y analítico. Estos estudios sitúan la lateralidad corporal, la mayor habilidad de una mano sobre la otra, en le marco de las asimetrías funcionales del cerebro.

    La lateralidad corporal parece, pues, una función consecuente del desarrollo cortical que mantiene un cierto grado de adaptabilidad a las influencias ambientales. En realidad la capacidad de modificación de la lateralidad neurológicamente determinada en procesos motrices complejos es bastante escasa (no supera el 10%), lo que nos lleva a proclamar la existencia de una lateralidad corporal morfológica, que se manifestaría en las respuestas espontáneas, y de una lateralidad funcional o instrumental que se construye en interacción con el ambiente y que habitualmente coincide con la lateralidad espontánea, aunque puede ser modificada por los aprendizajes sociales.

    La lateralidad corporal permite la organización de las referencias espaciales, orientando al propio cuerpo en el espacio y a los objetos con respecto al propio cuerpo. Facilita por tanto los procesos de integración perceptiva y la construcción del esquema corporal.

    La lateralidad se va desarrollando siguiendo un proceso que pasa por tres fases:

  1. Fase de identificación, de diferenciación clara (0-2 años)

  2. Fase de alternancia, de definición por contraste de rendimientos (2-4 años).

  3. Fase de automatización, de preferencia instrumental (4-7 años).

    En la educación infantil se debe estimular la actividad sobre ambas partes del cuerpo y sobre las dos manos, de manera que el niño o la niña tenga suficientes datos para elaborar su propia síntesis y efectuar la elección de la mano preferente.


2. Mecanismos de la lateralidad

    Como señalamos en el apartado anterior, la lateralización es la última etapa evolutiva filogenética y ontogenética del cerebro en sentido absoluto.

    El cerebro se desarrolla de manera asimétrica y tal asimetría hemisférica no se reduce sólo a la corteza, sino también a las estructuras que se encuentran por debajo de ella (a diferencia de los animales). Por ejemplo, en la memoria, el hipocampo parece tener un papel diferenciado: la parte derecha está preparada para las funciones propias de la memoria a corto plazo, mientras que la parte izquierda lo está para las funciones propias de la memoria a largo plazo. Hipocampo y tálamo, además, intervienen en el lenguaje. El nervio estriado y el hipotálamo regulan en modo diverso el funcionamiento hormonal endocrino, influyendo también en la emotividad. Igualmente, existen equivalencias derecha -izquierda también a nivel sensorial, a nivel de receptores sensoriales (nivel perceptivo).

    También la actividad cognitiva se encuentra diferenciada: el hemisferio menor utilizada procesos estrechamente ligados a la espacialidad y por tanto los primeros aprendizajes deben producirse, forzosamente, a través de la acción. Los siguientes aprendizajes pasan, sin embargo, a través de la verbalización y por tanto presuponen el uso del hemisferio dominante. Es lo que ocurre en la escuela donde los contenidos se transmiten mediante la verbalización y por tanto a través del hemisferio dominante, sin que haya habido posibilidad de provocar la integración s nivel subcortical.

    Si pensamos en los niños de Educación Infantil, nos damos inmediatamente cuenta de que algunos están habituados a utilizar el lenguaje verbal y consiguientemente el hemisferio dominante en el aprendizaje como estructura mental, aspecto éste derivado de la educación familiar; otros niños, sin embargo, utilizan un proceso de aprendizaje en términos de espacialidad utilizando el hemisferio menor. La lógica del hemisferio menor respecto otro es diferente, por lo que decimos que estos niños se caracterizan por una inteligencia práctica y, si en la escuela se parte de un plano verbal, corren el riesgo de no poder integrarse.


3. Tipos de lateralidad

    Existen varias teorías que intentan explicar porque determinados individuos son diestros o zurdos.

    Según Rizal en su obra "Motricidad humana", "ninguna de estas teorías van a ser absolutas, por lo que debemos aceptar que esta determinación de la lateralidad va a ser afectada por más de una causa".

    Este mismo autor clasifica las siguientes causas o factores:


    3.1. Factores neurológicos

    Basándose en la existencia de dos hemisferios cerebrales y la predominancia de uno sobre el otro, esto es lo que va a determinar la lateralidad del individuo. Esta dominancia de un hemisferio sobre el otro, según los investigadores, se puede deber a una mejor irrigación de sangre con uno u otro hemisferio.

    En la actualidad, numerosos neurólogos han demostrado que la relación entre predominio hemisférico y lateralidad, no es absoluta.


    3.2. Factores genéticos

    Esta teoría intenta explicar la transmisión hereditaria del predominio lateral alegando que la lateralidad de los padres debido a su predominancia hemisférica condicionará la de sus hijos.

    De este modo se ha comprobado que el porcentaje de zurdos cuando ambos padres lo son se dispersa (46%), sin embargo cuando ambos padres son diestros el por ciento de sus hijos zurdos disminuye enormemente (21%), 17% si uno de los padres es zurdo.

    Zazo, afirma que la lateralidad normal diestra o siniestra queda determinada al nacer y no es una cuestión de educación, a su vez, el hecho de encontrar lateralidades diferentes en gemelos idénticos (20%), tiende a probar que el factor hereditario no actúa solo.

    Sin embargo la dominancia no es total, es decir, que una gran mayoría, a pesar de tener claramente determinada la dominancia lateral, realizan acciones con la mano dominante.


    3.3. Factores sociales

    Numerosos son los factores sociales que pueden condicionar la lateralidad del niño, entre los más destacables citaremos los siguientes:

  • Significación religiosa. Hasta hace muy poco el simbolismo religioso ha influido enormemente en la lateralidad del individuo, tanto es así, que se ha pretendido reeducar al niño zurdo hacia la utilización de la derecha por las connotaciones que el ser zurdo, tenía para la iglesia.

  • El lenguaje. Éste, también ha podido influir en la lateralidad del individuo, en cuanto al lenguaje hablado, el término diestro siempre se ha relacionado con algo bueno. Lo opuesto al término diestro es siniestro, calificativo con lo que la izquierda se ha venido a relacionar. En cuanto al lenguaje escrito, en nuestra altura, la escritura se realiza de la izquierda a la derecha, por lo que el zurdo tapará lo que va escribiendo, mientras que el diestro no lo hará.


    3.4. Causas ambientales

    Entre los que podemos citar:

  • Del ámbito familiar. Desde la posición de reposo de la madre embarazada hasta la manera de coger al bebe para amamantarlo, mecerlo, transportarlo, la forma de situarlo o de darle objetos..., etc. puede condicionar la futura lateralidad del niño. Del mismo modo las conductas modelo que los bebes imitan de sus padres también pueden influir en la lateralidad posterior.

  • Acerca del mobiliario y utensilios. Todos somos conscientes de que el mundo esta hecho para el diestro. Los zurdos o los mal lateralizados tropiezan con especiales dificultades de adaptación, esto se debe a que la mayor parte del instrumental, se ha fabricado sin tener en cuenta los zurdos. Para concluir este punto, podemos decir que el medio social actúa sobre la manualidad reforzando la utilización de una mano en casi todos los aprendizajes.

    En este sentido y centrando la dominancia lateral a manos, ojos, pies y oídos, principalmente a los dos primeros, podemos distinguir los siguientes tipos de lateralidad:

  1. Según la clase de gestos y movimientos a realizar:

    • De utilización o predominancia manual en las actitudes corrientes sociales.

    • Espontánea (tónico, gestual o neurológico), que es la que se manifiesta en la ejecución de los gestos espontáneos. Ambos generalmente coinciden y en caso de discordancia originan dificultades psicomotrices.


  2. Según su naturaleza:

    • Normal o predominio del hemisferio izquierdo o derecho.

    • Patología por lesión de un hemisferio, el otro se hace cargo de sus funciones.


  3. Por su intensidad: Totalmente diestros, zurdos o ambidiestros.

  4. Según el predominio de los cuatro elementos citados (manos, ojos, pies y oído): podemos establecer las siguientes formulas de lateralidad:

    • Destreza homogénea. Cuando se usan preferentemente los miembros del lado derecho.

    • Zurdería homogénea. Se usan los miembros del lado izquierdo.

    • Ambidextreza. Se usa prioritariamente un elemento del lado derecho (por ejemplo la mano) y el otro del lado izquierdo (por ejemplo el ojo).

    • Zurdera contrariada. Se da esta forma cuando un sujeto zurdo se le ha obligado por razones sociales usar el miembro homólogo diestro. La más clara es la de la mano.

    En definitiva, la lateralización puede entenderse como un conjunto de conductas, que se adquieren cada una de ellas de forma independientemente, por un proceso particular de entrenamiento y aprendizaje, en lugar de quedar determinadas por una supuesta facultad genérica neurológica innata.


4. Ejemplificación práctica

  1. Objetivos

    1. Conocer y diferenciar aspectos y partes fundamentales de nuestro propio cuerpo.

    2. Conocer e identificar las partes simétricas del cuerpo en nuestros compañeros/ as.

    3. Conocer el lado derecho y el lado izquierdo.

    4. Afianzar progresivamente la propia lateralidad ejercitándola libremente en variadas situaciones.

    5. Realizar desplazamientos en distintas posturas utilizando todo el espacio disponible.

    6. Utilizar los sentidos para ir de un lado a otro, favoreciendo así la dominancia lateral.

    7. Seguir las consignas de los compañeros/as de manera correcta.

    8. Establecer normas para que el aprendizaje de los conceptos de lateralidad sea el adecuado.

    9. Recoger y valorar todos los datos obtenidos.


  2. Contenidos


  3. Actividades tipo

    1. Rodamos y lanzamos una pelota con una mano, con un pie, ...

    2. Señalar partes del cuerpo en muñecos, en los compañeros/ as y en nosotros mismos mirándonos en un espejo.

    3. Señalar partes simétricas del cuerpo en los compañeros/ as.

    4. Por parejas, con los ojos vendados, nombramos las partes del cuerpo de nuestro compañero/a.

    5. Realizar juegos de puntería: dianas con pelotas adhesivas para observar la dominancia.

    6. Jugar a la pelota, con el pie acordado, según el color de la pelota, etc.

    7. Mirar por un telescopio o tubo de cartón (¡Piratas, al ataque!).


  4. Metodología
        Instrucción directa. Asignación de tareas. Permitir la participación y fomentar la interacción.

  5. Evaluación

    1. Observación directa.

    2. Fichas elaboradas para plasmar los conocimientos adquiridos.

    3. Actividades finales de evaluación.


  6. Recursos

    1. Aula -clase; patio; gimnasio.

    2. Fichas de clase.

    3. Pelotas, aros, bancos, cuerdas, pañuelos, catalejos, etc.


  7. Temas transversales
        En estas edades los niños y niñas aún no son autónomos en sus desplazamientos por los espacios urbanos, pare sí que utilizan los transportes públicos y los privados en el entorno familiar.
        Por ello es necesario iniciarlos en el conocimiento de unas normas establecidas, necesarias para su futura participación en el ambiente urbano como peatón, viajero o usuario de vehículos.
        De este modo, podemos decir que la formación vial debe estar presente en las primeras edades, ya que es en estos primeros años, en los que el niño/a graba sus primeras experiencias y descubrimientos de forma permanente, sirviendo de base para el desarrollo de una conducta que lo convierta en una persona razonable y positiva.
        Por último, debemos señalar que los contenidos que podemos desarrollar de educación vial relacionados con este tema que abordamos, y por consiguiente con el ámbito de identidad y autonomía personal del currículum, serían varios. Algunos de ellos son:

    • Control postural (andar, parar en diferentes direcciones).

    • Desplazarse de un punto a otro en línea recta (utilizando partes del cuerpo simétricas, etc.).

    • Percepción y estructuración espacial y temporal (saber lo que se está haciendo, dónde y cuánto tiempo podemos tardar).

    • Conocer los conceptos arriba y abajo; a un lado y a otro; izquierda y derecha; etc.

    • Desarrollo de la observación visual y auditiva.


5. Actividades

    5.1. Cuento y canción motriz



    5.2. Juegos

  1. A Caballito: Se desplazarán por todo el espacio en parejas, una será el caballo (a cuatro patas) y el otro será el jinete (sentado a horcajadas). El caballo irá con lo ojos vendados por lo que el jinete deberá indicarle por medio de distintos signos consignas hacia donde debe ir. Las consignas son:

    Tirón de la oreja derecha: caminar hacia la derecha.

    • Y viceversa para la izquierda.

    • Tocar la nuca: Caminar hacia detrás.

    • Tocar la frente: Caminar hacia delante.

    • Tocar el culo: Pararse donde se encuentren.


  2. La nariz del vecino: En corro. Uno en el centro dirige el juego.
        Cuando el del centro dice "izquierda" todos tocan con la mano izquierda la punta de la nariz de su compañero de la izquierda. Cuando dice "derecha", todos tocan con la mano derecha la punta de la nariz del compañero de la derecha. El que se equivoque pasa a dirigir el juego.


    5.3. Actividades con materiales tradicionales: Pelotas y aros

    Tiro y... encesto: Lanzar una pelota a un aro situado en el suelo a uno, dos o tres metros de distancia del lanzador, observando los aciertos de cada mano. ¿Con qué mano tengo más aciertos?


    5.4. Actividades con materiales reciclados: Catalejos de cartón y papel charol

    ¡Al ataque, piratas!: La clase se divide en dos grupos, unos son los piratas y los otros los turistas. Cada pirata tiene que mirar por el catalejo con un solo ojo y divisar un turista. A la voz de: ¡Al ataque, piratas!, cada uno deberá de coger al turista que divisó y luego cambiaran los papeles.


    5.5. Actividades con materiales alternativos: Frutas del Rincón de la casita

    Pera -Plátano: Sentados en el suelo. Los niños/as deben tener una pera en la mano izquierda. Cuando el profesor/a dice "pera", se han de llevar la mano izquierda a la boca (para comerse la pera), cuando dice "plátano" o cualquier otra fruta que no sea pera, se llevan la mano derecha a la boca. Cambio rápido y repeticiones.


Bibliografía

  • FERNÁNDEZ ARRIETA, J.A. (1991): Psicomotricidad y creatividad 3. Madrid. Bruño.

  • GARCÍA NUÑEZ, J.A. y FERNÁNDEZ VIDAL, F. (1994): Juego y psicomotricodad. Madrid. Cepe.

  • LE BOULCH, J. (1981): La educación por el movimiento en la edad escolar. Barcelona. Ed. Paidós.

  • MARTÍN, D. y SOTO ROSALES, A. (1997): Intervención psicomotriz y diseños curriculares en Educación Infantil. Universidad de Huelva.

  • STOKOE, P. y HARF, R. (1992): La expresión corporal en el jardín de infantes. Barcelona. Paidós.

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revista digital · Año 12 · N° 108 | Buenos Aires, Mayo 2007  
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