FUTBOL E IDENTIDAD NACIONAL: EL CASO DE LA COPA DE 1938. Plínio José Labriola de C. Negreiros     
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Y la nación entraría en escena de las más diversas maneras. Luego de la partida del seleccionado brasileño en un largo viaje en barco a Europa, llegaba diariamente un informativo especial, ya sea por parte de los periodistas brasileños, como el caso del comentarista Thomaz Mazzoni de la Gazeta, como a través de las agencias de noticias. En uno de los primeros reportajes llegados desde Europa, aparecen más afinidades de autoridades brasileñas con el seleccionado nacional. Así se relató esa relación:

"Entre los mayores admiradores del equipo de fútbol brasileño que va a debutar el próximo 5 de junio contra los polacos en el campeonato del mundo, está s. excia. el sr. Souza Dantas, embajador brasileño junto al Quai d'Orsay.
El sr. Souza Dantas, que se ha mostrado enormemente interesado en los progresos del entrenamiento de sus compatriotas, ya se autoproclamó 'Hincha número uno' de los futbolistas brasileños. (...)"
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Si la dirección de la CDB ya había escogido a la Sra. Alzira Vargas, hija del presidente, como la madrina del seleccionado nacional, ahora el embajador brasileño en tierras francesas, manifestaba todo su amor por el fútbol nacional, a tal punto, de manera muy pretensiosa, se autoproclamó como el hincha número uno de los brasileños. Eran las autoridades brasileñas acercándose al seleccionado de fútbol, mostrándose atentos, como si fuesen simpatizantes tales como los que habían quedado en Brasil, acompañando las noticias de los periódicos y esperando, cada vez más ansiosos, las transmisiones de los partidos a través de la cadena nacional de radio. El embajador Souza Dantas, con el peso de su cargo, representaba un eslabón más de vinculación en la construcción de una nación lista para hacer de Brasil un vencedor, aunque sea a través del fútbol. Y como ya se examinó, el país se encontraba frente a una mera disputa deportiva.

En fin, la proximidad de la apertura de la Copa del Mundo de 1938, hacía que cada sector de la sociedad brasileña, articulado por la CBD y por los medios de comunicación, se comprometía cada vez más con el fútbol, pasando por el embajador brasileño en Francia, por las autoridades públicas que donaron dinero para la delegación, además de los empresarios, las actividades económicas privadas, nacionales o extranjeras, llegando hasta los más humildes simpatizantes. La nación, unida, se mostraba lista, atenta para combatir a los enemigos que se le enfrentaran; la unidad nacional construida a partir del fútbol, revelaba la fuerza de Brasil, que se manifestaba claramente en la total falta de temor frente a enemigos tan poderosos. Y esa unidad nacional había sido forjada de tal manera, que fue capaz de no dejar a ningún brasileño afuera, incluso a aquellos que poseían poco o ningún interés en el fútbol, deporte tan criticado por los sectores de la prensa y por los teóricos de la Educación Física, que lo asociaban a la deseducación popular, a la violencia y al desorden.

Los periódicos continuaban alimentando las expectativas de los lectores, ensalzando la importancia del momento que rápidamente se aproximaba. En la nota principal acerca de la Copa publicada en la víspera del debut del equipo brasileño encontramos:

"Todo Brasil, deportivo o no, estará con su atención concentrada, mañana, en el debut de los brasileños en la III 'Copa del Mundo'. Nunca antes el alma del pueblo brasileño vibró tanto en torno a la campaña de una representación nacional en una competencia deportiva en el extranjero, y la ansiedad está totalmente justificada, pues por primera vez nos comprometimos seriamente en dirigirnos al otro lado del Atlántico perfectamente organizados y contando con el apoyo moral y material de toda la nación (...)"10

El fútbol ya no era motivo de atención sólo para los amantes del fútbol y de otros deportes, y sí de todos los brasileños; y la selección fue constituida con la fuerzas de la nación como un todo. De esta manera, nadie podría estar distante del acontecimiento tan largamente esperado. Al contrario que las Copas del '30 y del '34, la nación se encontraba unida en torno al representativo nacional. Esa era la gran novedad: la Copa del Mundo de 1938 engendró una nación unida y disciplinada en torno a 22 jugadores, además del cuerpo técnico, los dirigentes del fútbol nacional, más la prensa y los simpatizantes.

El domingo 5 de junio de 1938 era finalmente el gran día del fútbol brasileño; la selección brasileña de fútbol entraría al campo de juego en pos de una victoria, que permitiría que el equipo avance rumbo al título. Fue una dramática victoria sobre el seleccionado polaco por 6 a 5.

Y si la victoria de los brasileños fue dramática, la recepción de los simpatizantes no tendría que ser diferente. En las noticias sobre el partido, es posible percibir la importancia que los hinchas le daban a esa competencia. En un periódico carioca, se leía:

"Alentando por la victoria de los brasileños - Nos mató la emoción!
Campos, 6 (del corresponsal) - Toda la ciudad recibió desconsolada, después de la jubilosa noticia de la brillante victoria de los brasileños sobre los polacos en la competencia del Campeonato Mundial de Fútbol la noticia de que, fulminado por la emoción intensa, falleciera el jefe de la estación postal y telegráfica, el sr. Dario Balesden.
(...)
-Sexto gol de los brasileños!
Balesdent gritó vivas al Brasil. Se calla repentinamente y siente que se le obscurece la visión. Llama a su esposa, que al llegar presurosamente ve a su marido ya extendido, agonizando. Cuando llegó el médico, el sr. Dario Balesdent era cadáver.
Deja el extinto viuda a la sra. Maria Balesdent y huérfano al sr. Enéas Balesdent, médico. Tenía 49 años de edad y dirigía los servicios postales y telegráficos hacía muchos años."
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Al mismo tiempo, la prensa daba argumentos para mostrar que las manifestaciones llegaban desde todos los rincones del país; no era un asunto privativo de los hinchas más fanáticos. Era el brasileño común que estaba muy comprometido con los destinos del fútbol nacional. Además, el poder de la victoria también producía efectos mucho más complejos, que merecían una atención mayor de los periódicos. En ese sentido es de destacar un comentario acerca del comportamiento de los simpatizantes en la ciudad de Sao Paulo luego del enfrentamiento contra el equipo polaco, encerrado bajo un título inquietante: Extranjeros, pero brasileños:

"Mil, diez mil, docientos mil o un número mayor de personas, tal vez la población entera de Sao Paulo manifestó el domingo su enorme alegría por el triunfo de los brasileños en el primer partido de la 'Copa del Mundo'.
En ese momento, tuvimos la idea de lo que ocurrió en todo Brasil por el sentimiento de pesar que se apoderó de todos los que, aquí, en la GAZETA, acompañaban la transmisión del enfrentamiento de Strasburgo.
(...)
Era imposible que no venciésemos en tal partido, de ahí la desesperación indisimulable que se apoderó de todos, la atmósfera densa que envolvió a Sao Paulo que tendría envuelto al país entero.
(...)"
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La ciudad, como el resto del país, respiraba fútbol, sufriendo colectivamente, esperando la victoria del equipo de Brasil. De ahí que el periodista de la Gazeta, entendía que no era simplemente una victoria de los brasileños, cuando escribía:

"(...)
Millones de brasileños sufrieron, pero con ellos sufrieron también millares de extranjeros. Italianos, portugueses, húngaros, españoles, e hijos de otros países que se asociaron a nuestros sentimientos patrióticos y en eso residió nuestra mayor satisfacción.
No sólo los brasileños anhelaban la victoria de Brasil sobre Polonia, sino también los extranjeros radicados en Brasil que trabajan y colaboran por nuestra grandeza y nuestro progreso.
El domingo, en Sao Paulo, todos fueron brasileños y buenos brasileños, y una prueba la tenemos en las 'tabernas' de los portugueses, en las 'cantinas' de los italianos, en las residencias de los húngaros y en otros lugares habitados por extranjeros, donde enormes estandartes fueron colocados en las puertas, con el resultado del encuentro, y explotaron petardos festejando el triunfo.
Los sufrimientos y las alegrías fueron generales, Sao Paulo, la 'tierra extranjera' fue más brasileña que nunca, refutando lo que se dice de esa ciudad grandiosa y trabajadora (...)"
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El fútbol demostraba su capacidad de unir pueblos diferentes, todos en torno a la nación brasileña. Esos extranjeros, más que los brasileños, fueron buenos brasileros, al participar de las alegrías y de las tristeza conjuntamente, camino que permitió la victoria nacional. De esta manera, si por una parte, brasileño era quien apoyaba al seleccionado nacional -independientemente de su lugar de nacimiento-, por el otro, brasileño era quien trabajaba para el progreso de la nación. La victoria de Brasil, de esta manera, debía prestigiar a todos los hombres y las mujeres de esta ciudad y de este país. Y Sao Paulo no podría ser llamada nunca más la tierra de los extranjeros; el compromiso de los paulistanos mostraba que cada habitante de Sao Paulo quería construir una nación verdadera, además de una ciudad armoniosa.

Las noticias que llegaban desde Río de Janeiro eran tan prometedoras como en San Paulo. También los simpatizantes cariocas estuvieron acompañando de cerca la lucha de los atletas nacionales. A través de un relato emocionado, tenemos:

"Nunca Río asistió a tan elevada demostración de simpatía, y nunca los brasileños en general tuvieron la ocasión de comprobar la enorme utilidad del fútbol, como elemento de propaganda en el extranjero. Lo que nuestra diplomacia mal puede llevar a cabo, lo que nuestras misiones de expansión en el resto del mundo no consiguen hacer, el fútbol llevó a cabo en un abrir y cerrar de ojos. El equipo de nuestros compatriotas volvoó reconocible el nombre de Brasil entre los millones de europeos que acompañaron, allá, el partido, con el mismo interés con que acompañamos aquí.
(...) Vivimos minutos de emoción contenida. La posibilidad de victoria era admitida por todos. En Avenida y adyacencias, se veían grupos apiñados en torno a los alto-parlantes y de automóviles con radio. Cada 'goal' de los brasileños era anunciado por las bocinas de los autos y por el griterío de los presentes (...)
Al final de esa 'hinchada', conocidos los resultados, correspondiendo la victoria a los brasileños, no obstante las pésimas condiciones con que tuvieron que enfrentar a los polacos (...) toda la ciudad explotó de alegría.
(...)"
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En cierta forma, el mismo entusiasmo que se evidenció en Río, aconteció en los más importantes centros urbanos del país. La calles fueron ocupadas por la multitud, interesada en acompañar el partido del seleccionado de Brasil junto con otras personas, con la idea de participar de una fiesta, de celebrar. Y la emoción de los brasileños recién comenzaba.

Y los brasileños, que más podían hacer para ayudar al seleccionado brasileño en tierras europeas?. Aparte de alentar, festejar y celebrar ocupando las calles y avenidas de las ciudades, algo más se llevó a cabo. La Gazeta resolvió organizar el envío de un telegrama colectivo para los representantes de Brasil en Francia; y los términos del telegrama no podían ser más consecuentes con el momento que se vivía:

"Delegación Brasileña Campeonato Mundial -Burdeos- Vuestro brillante primer triunfo conmovió a los paulistas. Adelante, entréguennos otra victoria, honor para vosotros, gloria Brasil. Reciban a través de la GAZETA nuestros saludos. GAZETA."15

Y parecía que el estímulo, o incentivación -como los organizadores del telegrama preferían expresarse-, llegó en buen momento. El segundo partido de los brasileños trajo nuevas y fuertes emociones a los que acompañaron el evento. Efectivamente, fue un partido mucho más emocionante, siendo el resultado un empate. Daba lugar, así a un segundo partido, en el cual el seleccionado de Brasil, venció. Otra vez más, las fiestas tuvieron lugar en las ciudades. Pero otras manifestaciones también se llevaron a cabo, ahora con carácter oficial. De esta manera, podemos escuchar las palabras del ministro de Educación, Gustavo Capanema:

"El Ministro Gustavo Capanema, que acompañó el desarrollo del juego, desde su residencia, luego que fue anunciada la victoria de los brasileños, envió al entrenador del equipo nacional el siguiente telegrama:
'Adhemar Pimenta, delegación deportiva de Brasil -Marsella- La victoria de hoy tiene un sentido: todo por Brasil. Solicito envíe a nuestros invencibles luchadores mi palabra de entusiasmo y loas. Gustavo Capanema, ministro de Educación.'"
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Esta fue una de las primeras manifestaciones oficiales del gobierno federal en torno a la participación hasta entonces victoriosa de los futbolistas brasileños; y nuevamente la idea que que luchar dentro del campo de juego era traer la gloria para el país.

Ya la CBD continuaba con su trabajo de comprometer a los simpatizantes con los destinos de la selección, y más que nunca ligada a los destinos de Brasil. Bajo un título sugestivo, afirmaba la nota:

"Bravos Legionarios
La CBD patrocinó la iniciativa de que sea enviado un telegrama colectivo a la embajada brasileña de fútbol.
Cerca de trecientas personas firmaron el siguiente despacho:
'A los bravos legionarios de Estrasburgo y Burdeos la gratitud de todos los brasileños'"17

Merece destacarse el tono bélico del telegrama tanto como el hecho de mostrar que la victoria merecía el agradecimiento de todos los brasileños, y no era simplemente de los deportistas y de los apasionados al fútbol. Se trataba de un fenómeno de 'unidad nacional', forjado por las circunstancias y por acciones provenientes de varios sectores de la sociedad, que comenzaron con el apoyo oficial de las autoridades brasileñas, llegando a tener un papel importante los medios de comunicación, en especial la radio y los periódicos. Las felicitaciones continuaban, ahora por parte de la hija del presidente, Alzira Vargas:

"Confiada en la victoria en el Campeonato, les envío incondicionales congratulaciones por la extraordinaria afirmación deportiva de hoy."18

La presidencia de la República también se manifestaba:

"(...) El Gabinete Civil y Militar del presidente Getulio Vargas se congratula con la brillante victoria de los valientes y esforzados hidalgos jugadores. Luiz Vergara y general Francisco José Pinto."19

También otras autoridades se manifestaron, como el director del DIP, Lorival Fontes, con términos muy semejantes a los telegramas citados. Y el conjunto del poder público no se limitó a las congratulaciones, vinculadas en mostrar cómo una nueva victoria del seleccionado de fútbol sería importante para la nación como un todo. En un artículo del periódico, se explicaba todo el esfuerzo del Departamento de Propaganda del estado de Guanabara, para que los simpatizantes de Niteroi pudiesen escuchar las transmisiones radiofónicas, pues aquel organismo había ubicado innumerables altoparlantes en varios lugares de la ciudad. Y en ese artículo, que mostraba la acción del gobierno estatal de Guanabara, presentaba otras acciones gubernamentales en función de la Copa de Francia y afirmaba:

"(...) Ante al resultado del final de la lucha, ya conocida la actuación de los dos artilleros fluminenses, inmediatamente el interventor federal, el comandante Amaral Peixoto, determinó el ascenso de Roberto, el autor del gol del triunfo, a subjefe de la Policía Especial de Niteroi, corporación a la cual pertenece desde su fundación, y, en cuanto a Leónidas, oportunamente será premiado por sus compatriotas, tal como lo merece.
El gobierno del Estado, que contribuyó con una elevada suma para el cubrir el viaje de nuestro equipo, que dio una licencia a Roberto durante todo este tiempo, brinda su total apoyo a las manifestaciones de simpatía y aprecio que los fluminenses pretenden tributar a Leónidas y Roberto (...)"
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En este contexto de euforia, de descubrimiento y de encuentro nacional, parecían estar ausentes los análisis y explicaciones sobre lo que el país estaba viviendo. Entonces se preguntaba, por qué el éxito, en ese momento, del fútbol brasileño, contra formidables adversarios?. El éxito del seleccionado recibió un análisis ilustre:

"El profesor Gilberto Freire, hablando sobre la victoria del equipo brasileño, en Burdeos, dijo lo siguiente:

'Creo que una de las condiciones de la victoria de los brasileños en los encuentros europeos, se desprende del hecho de que hemos tenido el coraje de enviar a Europa esta vez un equipo francamente afro-brasileño. Tomen los simpatizantes de la raza aria nota de ésto'"21

De esta manera, era recurrente la relación que muchas de esas voces establecían con los buenos resultados obtenidos por la selección de fútbol y la nación como un todo. Se trataba de un éxito de la nación y no apenas del fútbol; éste se constituía en un mero instrumento de afirmación de la nacionalidad. Y la población brasileña, respaldada por todo el país también expresaba su alegría. En cortas notas en la Gazeta, que prentendían dar una idea de lo que pasaba en cada lugar de Brasil, se lee:

"El desarrollo del partido Brasil-Checoeslovaquia fue acompañado por la población de esa capital (Recife) con gran entusiasmo.
Al medio día, se suspendió la atención en las oficinas públicas y se cerró el comercio.
Después de la victoria de los jugadores brasileños, el pueblo recorrió las calles de la ciudad dando vivas a los jugadores. Hablaron varios oradores exaltando el mérito de los 'cracks' que, de manera tan brillante, clasificaron a Brasil a la semifinal de la Copa del Mundo."22
"La victoria de los jugadores brasileños en Burdeos fue recibida festivamente en esta capital (Belo Horizonte).
Toda la población acompañó con gran interés la transmisión del sensacional partido y cada acción de los brasileños era recibida con enorme entusiasmo. Después de la victoria explotaron millares de petardos y numerosas bombas de estruendo. El pueblo organizó un desfile que recorrió las calles céntricas dando vivas al Brasil y a los jugadores que tan brillantemente defendieron los colores sudamericanos en el campeonato mundial de fútbol."23
"Informan de Guaxupé que los habitantes de aquella ciudad van a ofrecer a Hércules, oriundo de allí, cuando regrese de Europa, una medalla conmemorativa por la participación del seleccionado brasileño en el campeonato mundial de fútbol."24
"La población (de Fortaleza) acompañó con gran entusiasmo el desarrollo del partido de fútbol entre brasileños y checos.
Al terminar el juego el pueblo ovacionó con entusiásticos gritos al Brasil y a los jugadores brasileños.


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Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
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