BUENOS AIRES Y LOS JUEGOS OLIMPICOS: SENSATEZ Y SENTIMIENTOS

El cóndor... no pasa
Una de las decisiones que tomó el COI en aquel verano europeo de 1894 fue que la sede de los Juegos Olímpicos sería otorgada a ciudades. Y digo ciudades y no países. Es una ciudad, con su gente, su historia, su cultura, la anfitriona del evento.

Es cierto que muchas ciudades parecen representar fielmente a los países en donde están geográfica ubicadas y con los cuales están políticamente vinculados en muchos casos. Quizás sea el caso de París con Francia o Berlín con Alemania. Pero no siempre es así, tal el caso de Barcelona con España.

logo del GCBAEs de esperar que los símbolos que adopten las ciudades iconicen en una breve pero contundente imagen aquello que las unifica y representa. El escudo del actual Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires representa nuestra crisis de identidad: un barco a vela nos sigue recordando sin tregua que todos nuestros abuelos llegaron como inmigrantes a estas tierras.

El tango, el fútbol, la enorme oferta de espectáculos culturales, se encuentran ausentes a la hora de definir nuestra simbología.

El emblema que se usó para mostrar la candidatura de Buenos Aires no escapó a esta crisis de identidad: un cóndor sobrevuela los cinco anillos.

El cóndor andino es nativo del oeste de América del Sur, es el ave de rapiña más pesada del mundo. El adulto llega a pesar de 9 a 11.25 kg. Tiene una longitud de 1.4 metros, y un amplitud con las alas extendidas de 3 m. Su color es normalmente negro y el macho tiene un cuello de color rojo.


Un cóndor, emblema de la zona andina fue trasladado del logo de la Secretaría de Turismo al símbolo de Buenos Aires candidata.

Jaula del CóndorUna pareja solitaria de cóndores vive en un promontorio rocoso artificial rodeado de una reja en forma de pagoda, que se eleva unos diez metros en un sector marginal del Zoológico de Buenos Aires. Son los únicos ejemplares que residen en Buenos Aires y están dedicados a un ambicioso proyecto de cría de pichones en cautiverio para su suelta posterior en su medio natural, como paliativo a su total extinsión. ¿El emblema de los Juegos?.

Allá lejos y hace tiempo
Una recorrida por el medallero puede brindar indicios para comprender lo ajeno que es para los argentinos en nuestros días los Juegos Olímpicos.

Hasta el momento y considerando los deportes oficiales, Argentina obtuvo 50 medallas (13 de oro, 21 de plata y 16 de bronce). El 48 % del total de las medallas son en boxeo (24); 5 en atletismo; 4 en remo; 3 en yachting; 2 en fútbol, levantamiento de pesas, natación, polo (Argentina ganó las dos veces la medalla de oro cuando este deporte fue parte del calendario olímpico) y tenis; y 1 en esgrima, hipismo, tiro y voleybol. De las 13 de oro, 7 son en boxeo.

De las 50 medallas, 38 (el 76 %) se obtuvieron en el período 1924-1960 (8 eventos), sólo 12 (24 %) en el período 1964-1996 (8 eventos sin contar Moscú).

Las 13 de oro se obtuvieron en este primer período. En Barcelona '92 Argentina obtuvo el oro en hóckey sobre patines y paleta, deportes considerados de exhibición. Para el año 2000 se van a cumplir 48 años de la última medalla de oro obtenida en un Juego Olímpico (el par de remos sin timonel Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero, en Helsinski 1952).

Más datos revelan el desconocimiento y el desinterés en estas playas acerca de este suceso: Atlanta '96 fueron los primeros Juegos que se televisan integralmente (TyC Sports, una cadena privada); los televidentes argentinos fueron de los pocos en el mundo que no pudieron ver en directo la carrera Ben Johnson vs Carl Lewis en Seúl '88, en su momento el evento deportivo que más espectadores que convocó a nivel mundial.

En el supercompetitivo mundo del deporte de alto rendimiento, obtener un resultado deportivo supone poner en juego un conjunto de saberes tecnológicos y científicos que intentan disminuir al mínimo lo azaroso e imprevisto. En nuestro medio, a lo magros resultados en este sentido, se agrega la ausencia del más mínimo sentido común: en 1968 en la ciudad de México el nadador Luis Alberto Nicolao llegó tarde a una semifinal "por culpa del tránsito" y no pudo participar; la pentatleta Ana María Comaschi se enteró al llegar a Barcelona el día del inicio de los Juegos de 1992 luego de una gira preparatoria por Europa, que su nombre no había sido incluido, no figuraba en la lista de la delegación argentina, se "olvidaron" de inscribirla y tuvo que volverse al país sin competir; el voleibol argentino estuvo escindido durante una década por conflicto de intereses entre los dirigentes, impidiendo la expansión del deporte en todos los niveles; el equipo de hóckey sobre césped femenino candidato a subir al podio en Atlanta '96, no contó con recursos suficientes para una estadía acorde con sus antecedentes, lo cual sin duda influyó en el bajo rendimiento final.

Entre datos y números, lo de Zubiaur -si bien valioso y meritorio- no pasa de ser una anécdota.

Datos y más datos
Un recorrido por las ciudades sede de los JJ.OO. de verano (no contabilizo los de invierno, los guarismos exhibirían aún más evidencia) muestra que, si consideramos las sedes designadas hasta el año 2000 inclusive, 14 veces (59 %) recayó la elección en Europa; 6 en América del Norte (4 de ellas en Estados Unidos); 2 en Asia y 2 en Oceanía. Es decir que estamos hablando de un evento que por historia es muy difícil que se realice fuera de Europa o Estados Unidos, casualmente los países que tuvieron representantes efectivos en el COI desde su origen.

Además, sólo en dos ocasiones se entregó la sede a una ciudad del hemisferio sur (Melbourne 1956 y Sidney 2000).

Sólo en dos ocasiones los JJ.OO. se llevaron a cabo en ciudades hispanoparlantes (considerando a Cataluña -con perdón de los catalanes- como una región bilingüe).

Sería un hecho extraordinario que una ciudad del hemisferio sur donde el español es el idioma oficial sea sede. Los dirigentes olímpicos a diferencia de los atletas, no producen hechos extraordinarios.

Cómo se consigue ser sede
Desde hace poco más de una década, el COI designa una comisión encargada de evaluar a las ciudades que se postulan para ser sede. De todas ellas se hace una selección de cinco finalistas. Quizás el gran mérito de Buenos Aires fue llegar a esta final superando a Río de Janeiro. El problema es que perder la sede en una final no da derecho a serlo la vez siguiente, tal como lo prueba el hecho de que "La Reina del Plata" ya se candidateó en 4 oportunidades, todas con resultado negativo. Esto es entonces -si uno se embarca en la empresa- a ganar o ganar. No nos engañemos, la distancia entre ser candidata y perder, y ser designada sede de los Juegos, es infinita.

Se es sede sencillamente, si se llega a la instancia final y se superan las sucesivas votaciones que eliminan a la menos favorecida. En esta final hay que obtener la mitad más uno de los votos. De 111 miembros en el COI, hay que obtener el voto favorable de 56. Así de sencillo. O de imposible.

Esto quiere decir que contando con el beneplácito de la mitad más uno de los miembros del COI, hasta Anillaco (pueblo en la Provincia de La Rioja, al NO de Argentina, de donde es oriundo el presidente Carlos Menem), podría convertirse en sede. Obviamente si se candidateara. Por lo menos la pista de aterrizaje (aunque cuestionada), ya está construida.

En los meses previos a la votación final, los inexpertos de la Comisión Pro Sede se ocuparon de divulgar por los medios un par de argumentos falsos y falaces: los miembros del COI elijen individualmente (no corporativamente) y votan (evaluando racionalmente) el mejor proyecto arquitectónico. Buenos Aires con el corredor olímpico se llevaría los laureles.

Dos antecedentes muy cercanos tiraban abajo estas dos creencias: la elección aplastante en favor de Barcelona (cuna de Juan Antonio Samaranch, presidente del COI), en contra del primer argumento; y el triunfo del plano arquitectónico (un papel) que presentó Nagano (Japón) postergando cuatro años los sueños de la muy bien equipada Salt Lake City en el centro-norte de los EE.UU., para los próximos Juegos de Invierno del año que viene. Buenos Aires no era la "ciudad a vencer".

Los miembros del Club
Los miembros son reclutados por tener una nebulosa "voluntad de colaborar con el ideal olímpico". El discurso de Pierre de Coubertin "Los depositarios de la idea olímpica" en Londres en 1908 no es muy claro sobre esta cualidad:

"La independencia y la estabilidad, he aquí, señores, lo que nos ha permitido realizar grandes cosas; lo que falta demasiado a menudo, preciso es confesarlo, en las agrupaciones de hoy y, particularmente, en las agrupaciones deportivas. En lo que nos concierne, esta independencia tendría indudables inconvenientes si se tratara, por ejemplo, de dictar reglamentos estrictos, destinados a ser obligatorios, pero no es ése nuestro papel. No nos colocamos por encima de los privilegios de las sociedades, no somos un consejo de policía técnica. Somos simplemente los depositarios de la idea olímpica..."
El COI comprende un colectivo de actores muy peculiar. No representan a ningún país, son elegidos entre ellos mismos y ocupan el cargo hasta los 80 años. Al retirarse siguen siendo miembros honorarios, por lo cual pierden el derecho a voto. A excepción de los miembros elegidos antes de 1966 que lo son de por vida tal cual Pierre de Coubertin, presidente entre 1986 y 1937 -por fallecimiento-, eligió originariamente a sus compañeros de ruta. La independencia de los integrantes respecto a naciones o movimientos deportivos representa una de las bases del movimiento olímpico moderno: los miembros del COI son representantes de éste en sus respectivos países y no delegados de sus países en el seno del COI.

Es un organismo que no rinde cuentas de nada a nadie. Es autárquico en todo el sentido de la palabra. Además, desde principios de los '80, con el ingreso de los patrocinadores a la "familia olímpica", está garantizada la continuidad del movimiento olímpico y el buen pasar de sus integrantes.

Los olímpicos, además organizan y tienen injerencia comercial en otros eventos "menores" como los JJ.OO. de invierno (se realizan en los años pares de la olimpíada), los Juegos Paraolímpicos y otros eventos locales (Juegos Panamericanos y Asiáticos, por ejemplo).

Los miembros del COI se consideran dirigentes amateurs (no rentados). Ninguno recibe remuneración alguna por su trabajo en el COI, la carta Olímpica lo impide. En su mayoría no viajan a ningún lugar si no es en first class y se alojan sólo en hoteles 5 estrellas. La suma por gastos de representación del presidente del "Club" supera los 800 mil dólares anuales.

Los miembros del COI tienen prohibido expresamente recibir dinero, prebendas o regalos en sus viajes de inspección. Pero esto es imposible de controlar, aunque en algunos casos groseros, hay que reconocer que el COI puede tomar medidas contra alguno de sus miembros: Robert H. Helmick fue 'invitado' a renunciar por corrupción flagrante.

De todas maneras, algún lector suspicaz puede sospechar que estoy dando a entender que se le puede ofrecer una cifra interesante a cada uno de los miembros y con esto "comprar" la sede. Y la cosa no es tan fácil.

Si se trata de conseguir votos detrás de una candidatura, lo primero que hay que saber es quiénes son los electores, a los efectos de generar una "campaña electoral" eficaz.

Podríamos clasificar a los miembros del COI en varias categorías.

1. Miembros de la nobleza europea, siguiendo la tradición noble de Pierre de Coubertin: tal el caso del príncipe Alexandr de Merode de Bélgica, la princesa Ana de Luxemburgo, el rey Constantino de Grecia (hoy exiliado de su país de origen) o el príncipe Alberto de Mónaco. Estamos hablando de personas cuya preocupación cotidiana no es el dinero. En esta categoría se agregan también jeques (o hijos de jeques) provenientes de los países de Medio Oriente que ingresaron al COI en los últimos años. Recordemos que los presupuestos anuales de los países europeos para sostenimiento de las castas reales alcanzan cifras millonarias.

2. Multimillonarios, que se vinculan a la dirigencia deportiva y acceden a estos cargos porque 'apoyan' al deporte. Como ejemplos: el mexicano Vázquez Raña, actual presidente del COPAN (organiza los Juegos Panamericanos) que es dueño de una de las cadenas de multimedios de mayor penetración en toda América hispanoparlante; y el brasileño Joao Havelange, quien detenta a la vez el cargo de presidente de la F.I.F.A., que tiene, entre otros emprendimientos comerciales, una empresa de transportes que "casualmente" obtiene las licitaciones en todos estos magnos eventos deportivos.

3. Dirigentes políticos, tal el caso del propio presidente del COI, Juan Antonio Samaranch quien fue funcionario de alto rango en la época del régimen franquista.

4. Militares. Miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad integraron el COI desde su origen. Hay deportes en el calendario olímpico que tienen origen militar como el tiro, el pentatlón y los deportes hípicos. Ejemplos de militares en el Comité: el surcoreano Kim, antiguo jefe de la policía secreta en la época de la dictadura en su país; y el coronel Antonio Rodríguez, actual presidente del Comité Olímpico Argentino quien ocupa este cargo desde la época del régimen militar.

5. También hay miembros vinculados directamente al hecho deportivo: dirigentes, árbitros, ex-deportistas. Tal el caso de Valery Borzov, vencedor en los 100 m en Munich y actualmente director de deportes en Ucrania; el francés Guy Drut, un extraordinario pasador de 110 m con vallas; Vera Cáslavská, una de las pocas mujeres que integran el COI, la maravillosa gimnasta de los años '60, marginada en su país durante muchos años por haber protestado públicamente contra la invasión de los tanques soviéticos a la Primavera de Praga de 1968, y que con la caída del régimen se convirtió en la presidenta del Comité Olímpico de la República Checa.

6. Miembros del COI que no entran en ninguna de las categorías anteriores. Hay hombres de negocios -no millonarios-, e intelectuales en el sentido más amplio de la palabra (escritores, profesores, editores, ingenieros, jueces, doctores).

Hay que influir entonces dentro de este colectivo hermético, elitista y heterogéneo, en especial sobre su presidente. No es tarea fácil. Para ello hay que realizar una sutil operación de relaciones públicas que consiste entre otras maniobras, en invitar a los miembros del comité al país, pagarles el pasaje en avión (recordar: no en clase turista), la estadía (hotel de lujo), ofrecerles fiestas y regalos acordes a su gusto y nivel. No es tarea menor, esto no es para improvisados ni oportunistas. Y todo cuesta dinero, tiempo y esfuerzo.

Buenos Aires, además, no figura dentro de los circuitos turísticos tradicionales lo que multiplica automáticamente las cifras. Para esta ocasión, apenas poco más de la mitad de los miembros del COI llegaron a la ciudad en visita "de inspección", lo que minimiza las posibilidades de éxito. ¿Vale la pena correr el riesgo?.

Los miembros votan en primer lugar, como cualquier otro ser humano, por intereses personales o grupales, por simpatía y amistad y en segunda instancia por el proyecto arquitectónico y los otros rubros. Inevitablemente, hay que hacer migas con personas muy, muy lejanas.

¿Y ahora, qué hacemos?
A esta altura del relato cualquiera estará pensando qué sentido tiene presentarse como ciudad candidata, hay muchas sospechas de corrupción, hay que tener una conducta casi servil con personas que viven en medio del privilegio. Es cierto, pero es así.

Parafraseando una famoso párrafo de Coubertin: para que el COI siga existiendo, las imágenes de los JJ.OO. deben llegar a millones de ciudadanos, que cientos de ciudades sueñen con albergar los Juegos, que 10 se presenten a competir, que 5 lleguen a la final, y una y sólo una sea la elegida cada cuatro años.

Pero ni el gobierno ni los ciudadanos de ninguna urbe del mundo están obligados, ni mucho menos comprometidos a tener que sostener ésto. Pero para ingresar en la puja con intención real de ser sede, por lo menos conviene saber de qué se trata.

Algunos se podrán conformar con que "por lo menos durante 5 minutos el mundo estuvo pendiente y ya nos conocen más". La realidad es que el único y real mérito de Buenos Aires fue haber desplazado a Río de Janeiro en el área geográfica, en las preferencias de la comisión evaluadora. En la carrera final, el proyecto "a vencer", según las propias palabras del Presidente de la Comisión Pro Sede, quedó fuera de competencia en el primer corte de la votación. En términos futbolísticos, es como si la Selección Argentina de Fútbol no pasara la primera ronda en el Mundial Francia '98.

Si en este último caso sería obviamente fracaso, en el anterior, de ninguna manera es el trampolín para Buenos Aires 2008.

Y aunque muchos no lo crean me gustaría que los JJ.OO. se hagan algún día en Buenos Aires. Pero que sea un evento no de y para sectores elitistas sino que por sobre todo sea una fiesta popular, que permita desplegar nuestras potencialidades deportivas, turísticas, culturales y organizacionales. ¿Estamos hablando de una utopía?. ¿Por qué no se nos consultó a los porteños si queríamos que nuestra ciudad sea sede de los Juegos?. Un plebiscito, ¿no legitimaba con mayor fuerza la candidatura?.

Al abandono estructural del Estado de vastas áreas en educación, salud y seguridad, se suman el amiguismo, el clientelismo político, el bajo desarrollo académico, la sobrepoblación de empíricos en puestos clave de gestión y dirección, la desarticulación entre las áreas educativa, deportiva y la del tiempo libre a nivel de las administraciones central y municipales. Son éstas algunas de las causas del atraso y la ineficacia.

Entre aportes estatales y apoyo de patrocinadores, se gastaron más de 10 millones de dólares en la frustrada empresa. Es una cifra cercana a la mitad del presupuesto anual de la Secretaría de Deportes. Con ese dinero se podrían equipar a full las escuelas públicas con material deportivo y realizar una capacitación efectiva a los profesores de educación física en todo el país. ¿No será este último el genuino camino olímpico?.

El fútbol argentino tiene una larga historia de éxitos tanto deportivos como de presencia de dirigentes en los más altos niveles de los foros mundiales. Otros deportes locales tienen buenas gestiones y están dando espacio a profesionales de jerarquía, lo que redunda en una presencia nacional e internacional mundialmente reconocida, tal el caso del básquetbol, el hóckey sobre césped, el hóckey sobre patines, el voleibol y otros. Estas experiencias no deben ser desaprovechadas.

Concurrieron 17 voluntarios a la primera convocatoria cuando se inició la campaña por la candidatura. Días previos al 5 de setiembre, les hicieron llegar cinco pasajes para que sortearan quienes viajaban a Suiza. O todos o ninguno fue la consigna... y ningún voluntario participó en la presentación de Buenos Aires en Lausana. Estos chicos quizás estén marcando una luz que nos lleve hacia el camino correcto.

Es común que aparezcan graffittis en las paredes de Buenos Aires. Para pensar el futuro, nada mejor que uno que leí hace poco: "el mundo puede cambiar, el problema es que se tarda un poco más".


Bibliografía

Debo el asesoramiento y corrección de este trabajo a Cesar R. Torres, The Pennsylvania State University (USA) y la supervisión a María Graciela Rodríguez (U.B.A.).


Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 2, Nº 7. Buenos Aires. Octubre 1997
http://www.efdeportes.com