LAS REGLAS DEL JUEGO Y LA ORGANIZACION DE LA COMPETENCIA
DEPORTIVA EN BUENOS AIRES ENTRE 1900 Y 1915
Julio Frydenberg (Arg.)
-"Liga Barracas: ... se llevó a cabo la reunión general de clubs afiliados a esta serie, en la clual se nombró la comisión de protestas 1 , que seguirá en la presente temporada, la cual quedó constituida en la siguiente forma: Presidente, Sol Recreativo; Vice, Albión Argentino; Secretario, Lázaro Roca; pro, Dos Luceros; vocales, San Martín de Quilmes, Talleres United, Cambrian AC, Leonardo Pereyra y Atlético Argentino. Despues se pasó a dividir las secciones, habiendo una moción para que se hicieran cuatro secciones y otra (para que se formaran) dos, triunfando esta última por mayoría de votos, quedando por lo tanto dos secciones, que son las siguientes ..." (La Argentina, 5 de septiembre de 1907, pg. 11)
La condición necesaria para la existencia de cualquier juego está dada por la aceptación de las reglas que lo constituyen por parte del universo de jugadores. Sólo si se cumple esta premisa es posible jugar un juego. Sin embargo en el deporte competitivo existen otro tipo de normas. Estas son las que establecen las condiciones que deben poseer los participantes para poder acceder a la competencia y la normativa que establece el marco organizativo necesario en los deportes modernos.

A partir del análisis del vínculo que establece cada sociedad con las reglas del juego propiamente dicho puede posicionarse el observador reflexivo para ver al fútbol como metáfora de la vida social. Operando de ese modo puede decirse que exite una raíz democrática en el juego que se vincula con un elemento central de su popularidad: la existencia de unas reglas que valen para todos por igual, lo que se vincula a su vez con nociones igualitaristas y de cierto valor de la justicia. Por ejemplo, la competencia legitima las posiciones del ganador y dictamina quién es el perdedor a través del desempeño deportivo.

A su vez ubica en un nuevo lugar a la individualidad, por ejemplo, destacando los méritos de quienes hayan demostrado poseerlos en el desarrollo de la competencia. 2

De la evolución del conocimiento, popularización y aceptación de las reglas del juego propiamente dicho no nos ocuparemos aquí. Sólo diremos que constituye un gran capítulo de la historia del deporte, y para dimensionar su amplitud puede pensarse en el lugar que ha ocupado y ocupa el fair play en el fútbol argentino.

En el desarrollo y difusión del deporte moderno, jugaron los dos tipos de normas. Como se vió, en las primeras todos son iguales ante las reglas, que a su vez son inmodificables en principio. Las segundas presentan un ámbito de aplicación más restringido, no universal, y además están ceñidas a la evolución de las instituciones que las idean y aplican.

¿Pero que sucedió y que sucede con ese segundo tipo de reglas? En Buenos Aires existió en las primeras décadas del siglo XX una permanene disputa por la construcción de ámbitos organizativos de la competencia futbolística, donde se pudieran objetivar las reglas del juego propiamente dicho. Esto se puede ver desde los obstáculos presentados a los aficionados para encontrar terrenos libres y aptos que pudieran hacer las veces de canchas; así como los problemas vinculados con la propia organización de los torneos, por ejemplo hallar los instrumentos legales adecuados para que la fuerza de los equipos que se enfrentaban sea lo más equilibrada y equitativa posible, también la administración de justicia deportiva, tal como puede verse en la cita del diario que encabeza este artículo.

Presentamos ahora un caso ilustrativo de los problemas y las soluciones que se dieron a la necesaria existencia y posible violación del segundo tipo de normas. El caso con el que ilustramos el tema es el de una de las tantas polémicas que aparecieron en el diario La Argentina hacia principios de siglo en la subsección correo de lectores de la sección deportiva del periódico. Aquí sólo tomaremos un caso en el que se discutió la formalización, el cumplimiento, la violación y por último la intención de incidir por parte de los participantes en la organización del certamen una vez que este ya había comenzado. El entredicho se desarrolló durante todo el mes de julio de 1906 y aparecíó en el diario bajo el siguiente título: Liga Central de Football vs Club Mariano Moreno.

Las líneas generales de la disputa fueron las siguientes: La Comisión de Protesta de la Liga acusa de abuso de confianza a los miembros del club Mariano Moreno debido a la siguiente sucesión de hechos: según la comisión este club hizo actuar a jugadores del team "B" en el "C" sin previo aviso. 3 Para subsanar la falta se apersonaron en la casa del presidente de la liga, Sr. Stange, y aprovechando un descuido de éste los miembros del club -según la acusación de los miembros de la liga- dejaron un sobre con una carta prefechada que incluía el pedido que debía haberse hecho en término. Esto fue descubierto en el momento, lo que dió lugar a una serie de debates que giraron en torno a la medida disciplinaria que debía corresponderle al club, la suspensión o la expulsión de la Liga.

El Mariano Moreno intentó una defensa. El Mariano Moreno acusa a la liga con el trillado y no menos creible -por lo menos para el que lo usa- argumento siguiente: los perjudican porque iban ganando la liga, son descalificados por lo que ellos llaman una falta menor. Acusan a Stange de mentir y también a su señora esposa, exigen poder defenderse. Y al ver que las razones no alcanzaban, amenazaron con el uso de la fuerza física a los miembros de la comisión de protesta.

La Liga ante la polémica por la descalificación cita a una Asamblea de clubes y por 1 voto se decide descalificar al club (14 vs 13). Esta votación pone en evidencia la concepción que los clubes tenían de la falta cometida. Creo que la votación no es lo suficientemente contundente por que están en juego dos elementos: por un lado la identificacion con la víctima, en un doble sentido: es acusado quien está por ganar el trofeo, y es cuestionado por un delito considerado por muchos como menor, y que bien podría ser ejecutado por alguno de los jueces, pares del acusado. El final de la polémica fue una Asamblea de la Liga en la cual votaron los clubes miembros y en la que en ajustado resultado triunfo la postura oficialista: el Mariano Moreno, terminó expulsado de la Liga.

La descalificación parece un fusilamiento público. ¿Qué significa la picardía en este caso? ¿Se está juzgando el haberla cometido, y el rechazarla como tal? ¿Se trataba de erradicar ese tipo de conductas? Parece cierto que quienes votaron en contra de la desafiliación creyeron ver en la actitud del M. Moreno un mal pequeño, un desliz, una pidardía, un viveza -que si bien todos aceptaban violaba la legalidad- merecedora de una condena leve. Es decir, no merecía la exclusión de la competencia. Hasta aquí los hechos. Veremos ahora algunas de las consideraciones que pueden desprenderse inmediatamente de ellos.

Puede verse que los clubes participantes de la liga se muestran vivamente tocados por el caso y participan tomando partido, discutiéndolo junto a la dirección de la liga. Las decisiones se adoptan en asambleas y votaciones plenarias. Sin duda no siempre los problemas siguieron este curso. Pero fue una tendencia clara la presencia activa de los clubes en las desiciones de las ligas independientes, y si se tiene en cuenta que por entonces los clubes tenían una estructura más o menos demócrática de organización, puede pensarse en una serie de instituciones en las que las prácticas participativas fueron frecuentes.

En este caso y mediado por el diario La Argentina es evidente que en esta liga todos pueden expresarse y participar. Hay que tener presente que este fue un fenómeno acotado a las ligas independientes en las que participaban muchos de los que luego terminaron siendo clubes populares. Es decir, en el segundo tipo de normas la igualación y la participación sólo se pueden hallar en algunos momentos de la historia del deporte. En la liga oficial y en la propia evolución de los clubes este tipo de conductas no existió.

El eje que nos interesa destacar es el de la presencia sistemática de la lucha por ocupar un lugar destacado en la escenificación del drama competitivo representado por el desarrollo de un torneo futbolístico. Hacia principios de siglo el deseo de protagonismo y participación condujo con naturalidad a la acción a los socios en los clubes y a sus representantes en las ligas. Si bien es importante no generalizar, lo interesante es que lo que sí parece haber ocupado cierto espacio ampliado fue la temática acerca de lo reglamentario. Es decir, el protagonismo medido por la posibilidad de incidir en el establecimiento de las normas que reglamenten los torneos, así como de las actuaciones de quienes las aplicaron.

Si por un lado la existencia de reglas universalmente reconocidas implica una práctica en la que la igualación social emerge con claridad, la presencia -por lo menos en su génesis- de ciertos ámbitos de generación de las condiciones para la aparición de esas reglas también -aunque por otra vía- aportaron en la experiencia de la participación democrática. Por último este segundo tipo de normativa de índole organizativo son permanentemente revisadas tanto por quienes tienen el poder de hacerlo, se lo arrogan o fueron elegidos para ello. El costado universalmente igualador presenta el costado de la inmovilidad.

Aquí se abre una veta, una tensión permanente que aparece desde entonces: la creación de un consenso acerca de las reglas creadas para organizar la competencia futbolística. ¿Cómo hacer para que todos las hagan suyas y que las imaginen inmodificables? Especialmene cuando a lo largo de la historia del fútbol y en la actualidad vemos que quienes elaboran esas normativas -no sin cierta liviandad- a su vez, las deshacen con no menos ligereza.

Mientras que el jerárquico institucional presenta permanentes cambios y actualizaciones, o sea presenta siempre el riesgo de la presencia igualitarista en la toma de decisiones, lo que induce permanentemente a renovar el ejercicio del poder. Su propia existencia resulta una invitación al debate acerca de la conveniencia o no de las reglas de este segundo tipo. Y la naturaleza jerárquico-institucional de los entes que las dictan y las hacen cumplir, deja siempre abierta la posibilidad de la apertura de canales tanto para el choque de intereses, para sometimientos varios, y porque no para experiencias de renovada participación democrática.

NOTAS
1 . Las Comisiónes de Protestas de las ligas independientes de fútbol tenían como tarea la de dirimir las cuestiones generadas cuando uno de los competidores impugnaba un partido por cualquier razón. Generalmente para poder elevar la protesta a la comisión debían abonar un canon, que era devuelto si se consideraban justos los reclamos.

2 . La probemática de las reglas del juego y en especial del fútbol pueden seguirse en el admirable trabajo de Roberto Da Matta, 1982: Esporte na sociedade, un ensaio sobre o futebol bresileiro. En Universo do Futebol, Ed Pinakotheke, Rio de Janeiro.

3 . Las ligas abrían distintos torneos con diferentes categorías de equipos. Estas tenían que ver -aunque no necesariamente- con la edad de los integrantes de los teams. Los clubes podían inscribir varios equipos en otras tantas categorías.


Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 2, Nº 4. Buenos Aires. Abril 1997
http://www.efdeportes.com