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El entrenamiento de la velocidad en el balonmano

*Doctor en Educación Física.
Universidad de Vigo
**Licenciada en Educación Física.
Doctorando en la Universidad de Vigo.

Carlos Lago Peñas*
pulgri@mundofree.com
Pilar López Graña**
(España)

    Resumen
    El trabajo que se presenta a continuación pretende desarrollar una orientación metodológica para el entrenamiento de la velocidad en el balonmano a partir del análisis de las exigencias energético-funcionales y lúdicas que plantea el propio juego.
    Palabras clave: Entrenamiento cognitivo. Velocidad. Balonmano.

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 28 - Diciembre de 2000

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1. Introducción

    El tiempo es uno de los parámetros que en mayor medida condiciona el desarrollo de la acción de juego en los Juegos Deportivos Colectivos (JDC). El reglamento de cada especialidad regula este parámetro en una doble dimensión: estructura formal y funcional (Hernández Moreno, 1996).

    En el caso del balonmano, las modificaciones reglamentarias han provocado un aumento progresivo de la velocidad en el juego debido a la mayor intensidad con la que los jugadores realizan sus acciones motrices. Este incremento de la velocidad, que se refleja en el mayor número de ataques que se suceden en cada encuentro, no ha hecho disminuir sin embargo la eficacia de las acciones realizadas por los jugadores sino que, por el contrario, se constata como el éxito de los ataques va en aumento: hay más ataques y se producen más goles.

    En el contexto de los juegos deportivos colectivos (JDC), el éxito en el alto rendimiento depende, en buena medida, de la rapidez, de la velocidad de respuesta o de movimiento y de la facultad del deportista para gestionar las aceleraciones segmentarias o globales, aumentando la velocidad si fuese necesario, en la ejecución de sus acciones motrices (Martín Acero, 1993).

    En este sentido, el balonmano moderno se caracteriza por sus elevados niveles de implicación bioenergética y el creciente incremento de los denominados esfuerzos de alta intensidad. El aumento de la velocidad del juego es un dato constatable: en 1994, el número de ataques por partido era de 47,8; en 1995 alcanzaba 52,6; siendo la tendencia ascendente en los años posteriores (Suter, 1996).

    Desde el punto de vista deportivo, la velocidad representa la capacidad de un sujeto para realizar distintos comportamientos motores en un tiempo mínimo y con el máximo de eficacia. Para Harre (1987), la velocidad es la capacidad psicofísica que se manifiesta por completo en las acciones motrices cuando el cansancio no limita su máxima expresión.

    En cualquier caso, esta definición, que bien podría ser adoptada por aquellas categorías de deportes en que las acciones veloces se caracterizan por su carácter cíclico y las situaciones de juego se construyen individualmente, precisa ser matizada dentro de los deportes de equipo. En efecto, los deportes colectivos presentan dos conceptos fundamentales que los diferencian de los individuales: la interacción grupal y la incertidumbre del espacio. Tales características determinan que los diferentes episodios lúdicos que conforman cada unidad de competición sean cambiantes e irrepetibles, razón por la cual las adaptaciones técnico-coordinativas que los jugadores realizan durante la ejecución de sus acciones motrices se manifiestan en el juego mediante respuestas espacio-temporales diversas e impredecibles: aceleraciones y desaceleraciones con o sin balón, cambios en la dirección de los movimientos, golpeos variados del balón,…

    Así, mientras en los movimientos cíclicos el acento en el rendimiento se sitúa en el desarrollo de las capacidades condicionales, en los movimientos acíclicos -movimientos diferentes encadenados y desarrollados con la máxima rapidez- los aspectos determinantes se encuentran vinculados con las capacidades coordinativas y la toma de decisión, tal y como se pretende reflejar en las Figuras 1 y 2.

Figura 1
Factores relacionados con la velocidad en deportes cíclicos


FUENTE: García Manso, Ruiz Caballero y Ruiz Gutiérrez (1996).


Figura 2
Factores relacionados con la velocidad en deportes acíclicos


FUENTE: García Manso, Ruiz Caballero y Ruiz Gutiérrez (1996).

    La velocidad en los deportes de equipo precisa de múltiples factores de naturaleza diversa, íntimamente interrelacionados y de importancia variable según las necesidades concretas que se desprenden de cada situación de juego. La expresión externa de la velocidad se manifiesta a través de la actividad motriz intencional comprometida por los deportistas en la competición (no instintiva ni refleja), y en la que se encuentran implicados tanto aspectos bioenergéticos como informacionales (Martín Acero, 1993). Las necesidades condicionales de las acciones veloces en el balonmano precisan de elevados niveles de resistencia específica (resistencia a la velocidad) y de fuerza rápida (capacidades neuromusculares) asociados a los diferentes elementos de técnica individual desarrollados por los deportistas (coordinación). Ahora bien, en la selección de la conducta motriz deseada y en su adecuación espacio-temporal a los objetivos perseguidos por los jugadores intervienen con una influencia esencial los estímulos provenientes del entorno lúdico donde el deportista realiza su actividad competitiva.

    La modificación constante de la organización de los acontecimientos y situaciones del juego, obliga al ejecutante a elaborar estrategias motrices singulares producto de la interpretación personal que realiza de los diferentes lances del encuentro. La acción de competición obliga al jugador a una continua percepción y anticipación compleja y diferencial del juego, a una toma de decisión original y adecuada a la situación que debe resolver y a una permanente solución motora que debe estar dotada de la precisión requerida en el momento oportuno (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1998b). De esta forma, las condiciones externas en las que el deportista desarrolla su participación suponen un aspecto determinante para la velocidad de los movimientos desarrollados por el jugador -ver Figura 3-. De esta forma, en los JDC es preciso sustituir el concepto de velocidad máxima por el de velocidad óptima (a veces máxima y a veces no) para poder resolver las variables demandas que reclaman los actos de competición. Así, siguiendo a Massafret (1998) consideramos que la velocidad constituye la capacidad que nos permite proponer respuestas motrices rápidas y correctas (óptimas) a los diferentes estímulos y distintas necesidades que se suceden en el desarrollo del juego.

Figura 3
Factores que determinan la velocidad de los movimientos del deportista


FUENTE: Martín Acero (1993).


2. Estudio de los esfuerzos en el balonmano

    Los esfuerzos en el balonmano se caracterizan por un predominio de los desplazamientos de baja intensidad ( marcha, carrera lenta y moderada ) frente a los de alta intensidad (carrera submáxima, “sprint” ). -ver Tabla1-. (Konzak y Schäke, 1996, en Bayer, 1987).

Tabla 1:
Porcentaje de tiempo utilizado a determinadas velocidades
0-2 78 80 76 82 83
2-4 15 12 17 15 11,5
4-6 3,8 5 4,5 2,3 3,6
6-8 2 1,5 1,5 0,8 1,2
8- 0,9 0,9 0,97 0 0,1
VELC.n/s EXT.IZD. EXT.DCH. LAT.IZD. LAT. DCH. PIVOTE
FUENTE: García Cuesta (1992).

    Desde un punto de vista bioenergético, el balonmano podría definirse como un juego que se desarrolla en dos partes de 30 minutos cada una, con 10 minutos de descanso entre cada parte, en donde los jugadores realizan una actividad motora, compleja y cambiante, en la que se alternan aleatoriamente períodos de trabajo y de pausa.

    Los períodos de actividad no son uniformes, sino que tanto el tiempo como las intensidades son variables en función de las necesidades que demanda el juego. Asimismo, las pausas no son de un valor constante (Álvaro, 1989). -ver tabla 2 -.

Tabla 2
Tiempos de participación y pausa en los deportes de equipo
  Tiempo de pausa Tiempo de participación
Baloncesto 25" 29"
Balonmano 15" 25"
Fútbol 17" 23"
Fútbol sala 14" 14"
Voleibol 12" 8"
FUENTE: Hernández Moreno(1996)

    En esta definición del balonmano podemos ver que existen:

  • Acciones relevantes de alta intensidad y corta duración (4-6 segundos) que abarcan todos los comportamientos que tienen repercusión en el resultado, tales como lanzamientos, fintas, penetraciones, blocajes, desplazamientos defensivos, paradas del portero...

  • Conductas de soporte o conexión entre las acciones relevantes, de duración variable e intensidad media o media baja. Comprenden todos los momentos de pausa o de actividad ligera que se producen en los partidos (COE, 1992: 299).

    La introducción de reglas de juego que penalizan la falta de ambición en el ataque (juego pasivo), la prohibición de que los jugadores mantengan el balón en su poder más de 3 segundos..., inciden en el aumento de la velocidad en el juego. Se producen más ataques, se suceden con mayor frecuencia acciones determinantes en el juego, decrece el tiempo de recuperación entre cada acción importante. Los jugadores tienen que estar en condiciones de intervenir muchas veces en el juego, realizando acciones relevantes y sin que disminuya su eficacia.

    Las exigencias fisiológicas máximas no suelen durar más de 4-5 segundos, justificándose la necesidad de trabajar la resistencia anaeróbica - aláctica. También son frecuentes las participaciones con un alto nivel de intensidad durante 15-20 segundos, que se repiten con pausas incompletas, por lo que se debe garantizar la capacidad del jugador de actuar con elevadas tasas de ácido láctico -ver tabla 3- (resistencia anaeróbica - láctica).

Tabla 3
Tiempos de juego (porcentual) en balonmano.
Tiempos 1"- 20" 21"- 40" 41"- 60" 61"- 90" 90"
 39% 38.8% 14.4% 5.9% 1.9%
FUENTE: Dal Monte (1987).

    Como la duración del partido alcanza los 60 minutos, las manifestaciones de los citados tipos de resistencia se fundamentan en la capacidad de soportar un trabajo constante durante ese tiempo, por ello se hace necesario trabajar la potencia aeróbica. En resumen, debemos desarrollar el sistema anaeróbico - aláctico, potencia y capacidad láctica y potencia aeróbica. (Seirul-lo, 1993a, 31-32).

    A modo de síntesis, podemos indicar que el balonmano se caracteriza por el desarrollo de acciones de juego breves y de intensidad máxima intercaladas con otras más largas de intensidad submáxima y ligera. El juego exige del deportista una constante disposición. En cualquier momento de la competición los jugadores deben de estar dispuestos para realizar las más diversas actuaciones: desplazamientos a la máxima intensidad con o sin balón ejecutadas con pausas variables, carreras con ritmo submáximo, diferentes acciones técnicas...


3. La lógica interna del juego

    Si bien la comprensión de las causas o mecanismos de tipo energético-funcional que posibilitan a los jugadores de balonmano la realización de sus movimientos y acciones a lo largo de un encuentro proporciona una orientación valiosa para el diseño del proceso de entrenamiento deportivo, el conocimiento de las condiciones lúdicas en las que dichos movimientos y acciones adquieren su significado estratégico resulta no menos importante. El entendimiento del contexto significativo en el que los deportistas desarrollan su participación permite a los preparadores modificar la organización de los acontecimientos y situaciones del entorno de juego, estimulando la construcción de situaciones pedagógicas de aprendizaje que favorezcan la optimización del rendimiento de los jugadores en el plano cognitivo, coordinativo y condicional (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998b). En esta tarea, la atención debe centrarse en el análisis de la estructura y la lógica interna del deporte en el que se trabaje.

    El balonmano pertenece a un grupo de modalidades con características comunes, habitualmente denominadas Juegos Deportivos Colectivos (JDC). Sin descartar la importancia de los demás elementos estructurales que conforman la lógica interna del juego, son las relaciones de cooperación que se suceden entre los miembros del mismo equipo y las relaciones de oposición entre los dos equipos en confrontación las condiciones que definen el marco de referencia de cada uno de los episodios de juego que integran un encuentro ludodeportivo, razón por la cual estas especialidades han sido clasificadas como juegos de oposición (Hernández Moreno, 1994; Parlebas, 1988, 1996) -ver Figura 4-.

Figura 4
La acción motriz en el Balonmano

FUENTE: Lago (2000).

    Esta relación de adversidad se manifiesta tanto en las acciones individuales (lucha entre el atacante y el defensor) como en las colectivas (lucha entre el ataque y la defensa). Así, podemos hablar de contracomunicación y oposición interindividual cuando nos referimos a las relaciones de antagonismo establecidas entre los participantes de equipos rivales, en el sentido de la superación individual para alcanzar el objetivo; y de contracomunicación y oposición del equipo cuando nos referimos de una forma más general a la integración de los conflictos individuales dentro de la organización colectiva del equipo (Moutinho, 1997). Las relaciones de contracomunicación y oposición interindividual se concretan en el juego a través de Episodios de Duelo (ED): situaciones de 1x1, conflictos diádicos, triádicos,... y las acciones de contracomunicación y oposición del equipo mediante Episodios de Conflicto Dual (ECD) -ver Figura 5-.

Figura 5
Las relaciones de oposición en los JDC

FUENTE: Martín Acero (1998)

    En el juego, los episodios de duelo descansan sobre una misma organización interna. Se produce una situación de conflicto entre un equipo y otro por acercarse a la meta contraria para alcanzarla con el móvil y evitar que el contrario haga lo propio, resolviéndose las tareas lúdicas decisorias a través de confrontaciones duales entre un jugador y otro. La disputa tiene lugar en la ocupación de los espacios y la posesión del móvil desde un punto de vista colectivo e individual, precisándose de una cooperación entre compañeros y una oposición a los adversarios de modo previsto e imprevisto.


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